martes, 24 de noviembre de 2009

TOMB OF DRACULA: DESANGRADAS SECUELAS (PARTE IV DE IV)




A no pocos lectores/as sorprenderá la aparición de un nuevo magazine con el título de Tomb Of Dracula, poco después de la mítica despedida del último número de la saga original. La supuesta necesidad de Colan de otros frentes tarda poco en disiparse y Wolfmantambién retoma el personaje. Casi parece una necesidad ansiosa, esto se refleja desde un incierto primer número. Una excéntrica mujer dirige una macabra excursión donde un caballero llamado Quincy Harker y cierto vampiro se batieron. No es que esperemos que Rache, Frank, Taj y cía sean superdotados, pero ya que Quincy ha tenido la gentileza de eliminar a la amenaza, ¿qué menos que ir a darle buena sepultura y de paso asegurarse de que terminase bien el trabajo? Esta sensata pregunta es obviada y enseguida tenemos a Drácula resucitado y presto para dar por saco. Mientras nos frotamos los ojos, nos levantamos pensando que la historia debe mejorar en algún momento.



La gracia de la nueva Tomb of Drácula es que Vlad vague por el mundo haciendo lo que le salga de las narices sin que surja frente a él una oposición seria. Drake, Rachel, Blade, Taj y cía brillan por su ausencia. Hay un momento, una historia entre Lilith y Drácula que si que se puede decir que es tan buena como las de antaño. En ella se descubre un pasaje aterrador en Valaquia, Vlad, siendo hombre todavía pide a su esposa de muy malas maneras que le de a su hija para llevarla al balcón de palacio, ella, suplica por favor que no lo haga, pero el brutal marido lo hace y obliga a la niña que permanece muda toda la escena a ver la desoladora matanza del pueblo gitano. Que nunca olvide por qué su padre es Vlad El Empalador. La verdadera protagonista de la historia es Lilith, quien de la eficaz mano de Roger McKenzie está a punto de conseguir su venganza sobre su padre. Sólo para descubrir la maldición de la gitana, su fuerza es molestar y entorpecer todos los planes de su padre a través de las épocas, pero nunca eliminarlo, nunca matarlo, ellos dos son compañeros inmortales en perpetuas tablas. Una historia notablemente buena. Tampoco es nada desdeñable en ella su arranque inicial con Drácula aniquilando a una de sus sirvientas (que dan a entender que sirvió a Torgo durante su usurpación) para dar de comer al resto de sus lacayos. Ralph Macchio y Lynn Graeme se encargan de dirigir el desenlace.





Otra historia aparte es de Peter Gillis, John Buscema y Bob Mc Ledo. Cuenta una historia autoconclusiva de una bailarina que es mordida por Vlad tras ser seducida por él en una noche de pasión en un estanque. A partir de ese momento, en lo primero que piensa ella es en su función, la danza es la vida… su vida. Pero Drácula la quiere como vampiresa, como consorte. Es un duelo de voluntades, y cuando la sed la obligue a matar a uno de sus compañeros, parece que finalmente ha de renunciar al arte que ha considerado más importante que la vida misma. Su danza de despedida, antes de ser tomada por Vlad tiene una oscura puesta en escena, con Drácula observándolo todo con cara pétrea, el resto del público por su parte está impresionado. Nunca había bailado con esa intensidad, esa extraña melancolía fascinante. Cuando llegan los que serán sus últimos pasos embellece todavía más la cosa. Y al final cae dulcemente en la lona. La sala irrumpe en silencio. No se levanta. Y los demás bailarines se quedan mudos, una estaca… de madera… ha caído dulcemente sobre ella. Al final de todo… no ha sido una vampiro… sino una bailarina. Y muy lentamente… al finalizar la historia… Drácula aplaude impresionado. Pero es mal síntoma que sean agetes externor quienes hagan las historias más novedosas, atractivas y a la par que respetuosas con el pasado. Parece que a Wolfman y a Colan les queda poco por decir, también a Drácula en el Universo Marvel.




A pesar de estos y otros buenos momentos, la serie no cumple las expectativas y no dura más de un año, carece de la continuidad de antaño. Frank y Rachel aparecerán… pero como tiene por extraña costumbre en esta colección… Wolfman los hace aparecer de refilón y acelerados. También asoma nuestro querido inspector Chelm (de muy parecidas características al gran superintendente Battle de Agatha Christie), un personaje emblemático de los primeros tiempos, pero hace un cameo y se larga. ¿Cuál es el juego? La serie no vende especialmente bien y cierra con más pena que gloria, algo que no había pasado ni con su tocaya ni con Dracula Lives.




No pasaría mucho tiempo… tras su “resurrección” el Señor de los Vampiros seguía coleando por Marvel.... y sin colección fija, en el año 1982, Chris Claremont, responsable junto con John Byrne del resurgimiento de la Patrulla X. De una colección cancelada, de la mano de los dos autores, la Patrulla alcanzó un esplendor y popularidad que todavía hoy siguen en perfecta vigencia. Cuando Vlad se deje caer por la colección, Byrne ya habrá hecho las maletas para continuar su leyenda por su cuenta, pero Claremont si estaba para recibir al personaje de Stoker con las manos abiertas y las páginas en blanco. Lo acompañaban el siempre espectacular y plástico Bill Sienkiewicz y Bob Wiaceck a las tintas. La historia, contaría el intento de poseer en cuerpo y alma a Ororo, Tormenta, una de las personalidades clave del grupo. La líder del grupo pasará algunos de sus peores momentos de su vida y sólo la lealtad de los suyos y su propia fidelidad a sí misma salvan la tragedia. El final de la historia refleja la personalidad de Drácula a la perfección, tras piropear a Tormenta por su belleza y fuego interior se despide, pero ella le amenaza, y el conde ya transformado en murciélago concluye:




“No tientes tu suerte Ororo, el mundo es vasto y podrías buscar durantes cientos de años sin encontrar un rastro mío. Cuando nos volvamos a encontrar… si es que eso sucede… será cuándo y dónde yo elija. Pero te has ganado el respeto de Drácula… y por tanto la vida.” El propio Marv Wolfman no lo hubiese dicho mejor.




El duelo entre transilvano y mutantes vuelve a revivirse en el Annual 5 de los X Men, con el mismo equipo creativo que narró el primer enfrentamiento entre el súper-grupo y el monstruo. Claremont y compañía comienzan con la profesora universitaria Rachel Van Helsing, que acaba de romper su relación con Frank Drake y necesita un cambio de aires. Por desgracia para la mejor agente del desaparecido Quincy Haker alguien le espera en la puerta de su casa… un viejo conocido. Drácula tiene un nuevo y sorprendente destino para su enemiga, convertirla en su consorte, esclavizarla con su mordedura en cuerpo y alma. Con Rachel como forzosa voluntaria, Drácula utiliza su vínculo con Ororo para esclavizarla y obligarla a robar el libro Montesí, es la segunda referencia al mortífero libro de conjuros al que el propio Drácula teme en sobremanera. Se descubre que fue Rachel quien lo ocultó en un lugar seguro y secreto, de imposible entrada a Drácula y secuaces por su condición de sagrada. Aunque Drácula logrará también a Lobezno, no le basta para superar a Cíclope y compañía en una pelea subterránea. En un interesante desenlace, hace acto de presencia Lilith, quien ha conseguido como siempre estorbar los planes de su padre manifestándose en el cuerpo de una inocente, la joven mutante Kitty Pride. En lo más incierto, una estaca vuela y rompe el pecho de Vlad, todos se giran… ¡ha sido Rachel Van Helsing! Un moribundo Drácula balbucea “No puede ser… eres mía en cuerpo y alma…” “ Ya no… has matado ha todos los que quería… has sido una constate fuente de dolor en mi vida… pero hoy termina.” Justo cuando Drácula va a ser decapitado, los escombros del castillo caen y obligan a todos a huir. Rachel ha conseguido matar a Drácula pero no garantiza que no vuelva (y teniendo en cuenta lo que le hizo Marv Wolfman a Harker, aunque lo hubiese conseguido no se garantiza nada). Queda el asunto de Rachel convertida en vampiro, contempla la puesta de Sol, una muerte muy lenta y dolorosa para los de su condición. Lobezno comprende y la acerca con dulzura, es un golpe seco y mortal. Las últimas palabras de Rachel serán” Es tan hermoso…” Refiriéndose al Sol. Es una escena que se salva por su respeto en todo momento a un gran personaje, quitado de en medio demasiado pronto. Pero con todo es un cómic que raya a gran altura.



Pero Drácula sigue presto a ser utilizado, manipulado por Mefisto, el vampiro había sido uno de los monstruos invocados por el diablo y su secta de los Seis Dedos en unos tebeos donde tiene rango menor. Pero Drácula fue en esa aventura una mera comparsa… es más, su presencia fue borrada de la mente de los héroes tras recobrar el control de la situación. Ahora, uno de los guionistas más talentosos de los últimos tiempos, el prolífico Roger Stern tenía un nuevo proyecto para el malvado conde. Al igual que Wolfman y Claremont, Stern no ha tardado mucho tiempo en darse cuenta de una realidad, el personaje de las tinieblas no tiene mucha continuidad en un mundo plagado de mutantes, súper-musculosos atletas y dioses mitológicos. Sin embargo, casos como la posesión de Ororo o el retorno de Rachel y Vlad puede ser un cómic muy ameno. Siempre que no se abuse. El problema es que desde el final de Tomb of Drácula se está abusando de la gallina de los huevos de oro. Ahora, Drácula con perilla (en todos los números de la Patrulla X aparece con ella) volvía a las portadas.




Ahora, y ya sin la sombra de Mefisto, Drácula y sus ambiciones de conquista han vuelto. Bajo una serie de acólitos trabaja en secreto por encontrar el mil veces maldito libro de la fórmula de Montesí. Dan Green y Ferry Austin se encargan de las tintas. El guión es bastante bueno, un misterioso detective inquieta al Doctor Extraño, al final del primer capítulo reconocemos al viejo Hannibal King que sospecha que necesitará la ayuda de Extraño para acabar con un peligroso individuo… llamado Drácula. Drácula no sólo quiere evitar la temida Montesí sino que desea hacerse con un libro demoníaco llamado Darkhod. Con la ayuda de King y la Bruja Escarlata de los Vengadores, Extraño salva el día y el libro de las garras de Drácula. Inmediatamente después (pero con Rick Magyar en el entintado), Stern y Green narran la venganza de Drácula. Para terminar con las pretensiones del conde y sus sicarios, Extraño recluta a tres viejos conocidos: Blade y Fran Drake, el último descendiente de la estirpe de Vlad, que ansía vengar a Rachel, responsabilizándose injustamente por la muerte de Rachel a manos de su antepasado al poco de ir Rachel por su cuenta.




La última historia, sigue con Stern al comando de las operaciones, pero en vez de Green el dibujo y tintas están en los pinceles de Steve Leialoha y su estilo de claros-oscuros. Es la última batalla (y van…) definitiva… Blade, Drake y King ganan valiosos momentos para que Extraño prepare las defensas místicas y use el conjuro definitivo. No obstante, Stern peca de ser demasiado parcial con el personaje de cuya colección se ocupaba en aquellos momentos: Extraño es el encargado de dar el golpe de gracia, pero los que se llevan los palos y preparan el terreno son el resto. La lucha final carece de esplendor porque carece de la globalidad y los cambios de protagonista que solía brindar Wolfman. Al final, Drácula desaparece, Harold Harold, el querido personaje de Tomb of Drácula convertido en vampiro vuelve… sólo para desaparecer a los dos segundos por la fórmula. Stern hace una limpieza en toda regla. Lilith, se lo toma con alegría cuando sabe que su desaparición ha llegado justo con el momento que ella esperaba… la muerte de su padre. El único que se salva es el vampiro que no ha tomado sangre de una víctima, Hannibal King. Parecía que todo había acabado. Subestimas, querido lector/a, la capacidad de cambiar de rosca de los marvelianos (aunque no lo parezca, tengo un gran respeto por Marvel, pero he invertido tanto tiempo y pagas en sus cómics que me puedo permitir criticarlos).




Marv Wolfman y Gene Colan volvían a principios de los años noventa. Querían, a petición de editores, colegas y cartas de aficionados como eran las cosas en la vieja colección de Tomb of Drácula. Pero, se debe recordar una cosa: donde fuiste grande, muy grande… no se debe volver.Y pocos habían sido tan grandes como Wolfman y Colan en aquella colección.

El comienzo es tenebroso, una impresionante oleada de murciélagos… y las palabras infernales de Asmodeo ordenando recomponer la carne muerta del príncipe Vlad. El sueño sigue, la historia se convierte, Drácula sobrevive a la muerte e incita a una mujer (que resulta ser la esposa de Frank Drake) con lascivia y sangre a ser su consorte. Las pesadillas son más y más intensas para horro de su marido, quien… sorprende a propios y extraños con sus recuerdos de su pasado. El grupo de Harker fue, según esta saga, un grupo obsesionado con matar y venganza. ¡Pero bueno! ¿Qué demonios está haciendo Marv Wolfman? ¿Nadie recuerda las últimas palabras de Haker a Rachel y Frank recomendándoles que no consagren su vida al rencor? ¡Desde luego el hombre que acuñó tan hermosas frases (Wolfman) no las recuerda! El recuerdo de Rachel no es tampoco mucho mejor, Frank habla de una mujer que lo utilizó para vengarse de Drácula, una castradora absolutista incapaz de amar. Entonces… nos preguntamos nosotros… ¿por qué la había vengado con esa melancolía en la saga del Darkhold? Las sagas de Drácula se van pisoteando unas a otras en la continuidad.




Los problemas de esta saga de cuatro prestigios surgen cuando el espíritu de la desaparecida Rachel empieza a absorber a la mujer de Frank. Los numeritos que la buena señora le arma en plan Piscosis hay que reconoer que están muy bien. Frank cuenta con la ayuda de un psicólogo prestigioso, un tal profesor Smirnoff. Aunque Frank le ha contado toda su vida y milagros, nosotros nos preguntamos como un hombre que anteriormente ha sobrevivido con todo talento a sus enfrentamientos con su antepasado es tan ingenuo y se deja mangonear por ese Smirnoff, a quien Wolfman se saca de la manga. ¡Efectivamente si lo habéis sospechado Smirnoff está más podrido que una leche del siglo XIX! En secreto, se nos cuenta un flashback donde Smirnoff revela su fascinación por Drácula y su inmortalidad. Se nos cuenta también como Smirnoff sedujo a Rachel en el pasado. Como semejante baboso consiguió a una mujer como Rachel es algo que sólo Wolfman y Colan saben. La Rachel de la que se nos habla es una mujer alcoholizada, amargada y obsesionada con Drácula. ¿No recuerdan la paz y la tranquilidad que tuvo cuando mató al conde? Desde luego en esta historia se nos presenta un nuevo personaje. Al final, para rematar aprisa y corriendo el flashback, se dice que Rachel murió emboscada por vampiros… ni siquiera le dan la dignidad de relatar su última batalla con Drácula. Rachel murió y eso basta.




Con bastante más sangre de la que sería necesario, usando los recuerdos de Rachel en el cuerpo de la esposa de Frank, Smirnoff desentierra a Drácula de entre los escombros y la silla de Harker. Drake no consigue evitarlo y se enfrenta a Drácula renacido y más prepotente que nunca, quien entre otras lindezas recuerda como violó a Rachel… a su manera de contarlo claro. Lo cierto es que la tensión sexual existente entre la última de los Van Helsing y Vlad había sido un filón en Tomb of Drácula. Especialmente conseguido es un recuerdo de Rachel en mitad de la colección donde relataba a Aurora su cumpleaños con quince años. Drácula apareció de la nada y la sedujo con la más tierna de las sonrisas y las más cálidas palabras. “ ¡Quítate esa chuchería mi preciosa niña!” Dice Drácula haciendo que ella se desprenda del crucifijo. El regalo que Drácula traía al cumpleaños era un beso… el beso de los malditos… y de no haber sido por un miserable mortal (como lo llama Asmodeo) llamado Quincy Harker, Drácula la hubiera poseído ese día. Como ya apuntamos antes, Wolfman jugó con habilidad la relación entre los dos dejándolos solos y dependientes el uno del otro en plenos Alpes.

Si buscáis esa calidad de la relación entre los dos en los cuatro prestigios que se olvide de ella por favor. La historia sigue con la lucha de Frank por recuperar a su esposa y romper los planes de Smirnoff y Drácula. Llama a uno de sus viejos camaradas, ni más ni menos que Blade, quien accede a colaborar con Drake, a pesar de que… de buenas a primeras los dos se llevan como un tiro. La unidad de los cazadores de vampiros a pesar de sus diferencias es otra seña de identidad perdida. Cuando Drake y Blade no se enfrentan a tortazo limpio, hacen cosas sensatas y complican la vida al conde, quien por otra parte, parece más dedicado al ligoteo que a maquinar sus usuales planes de batalla. Drácula hace un favor a todos borrando del mapa a Smirnoff, quien no es un buen sustituto de Harker y por tanto un rival digno de los perversos métodos de Vlad.




Todo se complica cuando surge una nueva figura, Katinka, una misteriosa luchadora contra vampiros que sería interesante de no ser porque viene a tratar de tapar el hueco que Rachel ha dejado tan tontamente en la serio con menos gloria de la que merecía. En medias de sus investigaciones, un misterioso agente de policía llamado Gollem sigue el rastro de los cazavampiros para ayudarles. Pero Drácula ya no es el de antaño… se habla de que ya no se adapta a los tiempos modernos, que está asustado… y nos preguntamos nosotros, si tiene problemas para entender un mundo que ha tenido abandonado durante años… ¿ cómo demonios se ha adaptado también a retornos de más de un siglo? Desde luego no es normal, en lo absoluto.

La batalla final del todo por el todo en el último de los prestigios es cuanto menos vibrante, Drácula enloquecido se enfrenta a sus cazadores por última (y van…) vez, pero no es el duelo que se esperaba. Drake, consigue superar sus temores y ayuda en sobremanera a derrotar al conde y sobre todo, a recuperar a su esposa endemoniada por ese supuesto atractivo (que en Tomb of Drácula y demás era plausible) que tiene el conde para sus devotas siervas, aunque dudamos que cuando lo que uno tiene es una calavera y chorrea sangre se puede ejercitar mucho el arte de la seducción. El golpe final corresponde a Blade quien logra cumplir su juramento del modo más malamente rematado posible, con un diálogo que no tiene ni pies ni cabeza donde Drácula y Blade hablan como si éste hubiera matado a su madre, cuando Wolfman y sucesores siempre nos han hablado de que fue Deacon Frost. Pero nada, aunque el primer enfrentamiento entre Drácula y Blade fue cuando éste tenía casi veinte años aquí son medio parientes y los dos saben perfectamente los detalles, cuando uno de los mayores atractivos de sus enfrentamientos es que Drácula no sabe que Blade es inmune a su mordedura. Así van las cosas y sobrealimentado del alma de sus acólitas, Drácula explota, nos gustaría decir que es el final, pero tras la muerte con el radial de plata de Harker parece que las normas no cuentan para nuestro protagonista que vuelve siempre que venga en gana. De momento, es el enfrentamiento definitivo, una lástima que sea algo deslucido. Sin querer sacar la moraleja de “Cualquier tiempo pasado fue mejor…” en mi humilde opinión, aunque entretenida como cómic aparte, no llega a la altura de lo anterior.





Aunque Blade se vuelve loco cuando mata a Drácula (aunque en teoría y conociendo al personaje la muerte de su Némesis hubiera debido dotarle de tranquilidad), los editores pronto recobran el buen juicio y lo rescatan en las páginas del Doctor Extraño. El buen Strange reúne de nuevo a Drake, Hannibal King y Blade para enfrentarse a Lilith y sus siervos. Una buena idea de continuidad que debió haberse tomado en un principio.

El superviviente de más rango de la Tomb of Drácula, Blade, sigue su camino por su cuenta, y pasa por manos de demasiados guionistas y dibujantes sin rumbo fijo. Es un personaje conocido por todo el mundo, y por lo general suele suscitar interés. Pero no tiene un equipo creativo sólido a la altura del que formaron Wolfman/Colan/Palmer y suelen ser colecciones que cierran pasada la veintena de números. El dibujante Ron Garney, en la serie Nightstakers, lo cambia totalmente de look, adiós a su novia formal de toda la vida, Blade es un solitario, sus cuchillas pasan a ser una katana que prevendría a un vampiro a tres kilómetros de distancia y tiene menos sentido del humor que Terminator. Es la moda del estilo de los noventa, tipos agresivos y poco amigos de explicar sus motivaciones.



¡Cómo no! Tenemos una nueva Tomb of Drácula, firmada por Robert Rodi y Jaime Tolagson, con vampiresas muy malas, discotecas nocturnas y ambiente lúgubre y dibujos espectaculares. Blade, sorpresa, está rapado al cero, y su enfrentamiento con Drácula tiene muy poco o nada que ver con lo de antaño.

En las series regulares, en un cúmulo de despropósitos, la verdad sea dicha, se reitera en lo de siempre, vuelve Drácula, se da la pana con Blade y al final todo vuelve a la normalidad… parece que el único recurso argumental posible con el lanza-cuchillas es enfrentarlo a Drácula. ¿Por qué no saber más cosas de su padre, del que nada se dice? ¿Por qué no devolverlo a su Inglaterra natal? ¿Por qué no enfrentarse con los lugartenientes del señor de los vampiros? Nada, Blade contra Drácula y punto en boca.

Drake, que vuelve de la nada a su actividad tras haberse retirado muere… aparentemente… para volver con Hannibal King entre los no-muertos y fastidiarle un poco la vida al pobre Blade. Vivir para ver. Al menos, el personaje se da a conocer con la trilogía de Snipes y cía. Aunque le cambien la indumentaria y el tiempo (es un Blade futurista) no están mal, son acción trepidante sin mucho pensar y reflejan el extraño carácter del cazador imberbe pero más seguro que nadie. En la tercera entrega, curiosamente, Blade se alía con un grupo de cazadores, quienes actúan movidos por su admiración a Harker (¡un hurra por Quincy). A partir de eso, las cosas se desvinculan mucho, y la pregunta es, ¿por qué un personaje del tirón de Blade no cuaja? ¿Va a sobrevivir a Drácula y no a la tiranía del mercado de la oferta y la demanda? Pues bien, Blade es un gran personaje, y los autores que han pasado por sus colecciones tras Wolfman y Colan no han sido malos, ni siquiera descuidados, solamente se ha observado poca continuidad y muchas vueltas de tuerca a lo mismo. Blade espera, y al igual que el Doctor Muerte, es mucho más que el gran oponente que el protagonista de la serie. Por cierto, que ahora en plenas Guerras Secretas y macro-sagas, Drácula hasta se entrevista con el Doctor Muerte (que da a entender que ha sido adiestrado o por Harker o por Van Helsing para esos enfrentamientos), vivir para ver. ¿Alguien puede hacer el favor de quedarse muerto en estos cómics?




Ya son mayorcitos los secundarios de la serie, ¿por qué no dejar ya al conde en su tumba? Pues tememos que este juego de resucitarlo y devolverlo más mortífero que nunca acabe por cansar a propios y extraños. La gallina de los huevos de oro no puede más, está agotada. Drácula ha dado mucho a los cómics de ese género, pero en especial Marvel, deberían cuidarse de reiterarlo hasta la saciedad, porque desde la primera vez que volvió de la muerte definitiva (en su torreón a manos de Harker) parecía algo sacado de la manga. Si bien las primeras veces puede parecer inesperado o sorprendente ya parece menospreciar la capacidad del lector.

Hubo una colección a mitad de los setenta llamada Tomb of Drácula, que fue un sonado éxito en su tiempo, y que con lecturas y relecturas ha ganado en calidad y reconocimiento. Sus autores han pasado con todo derecho como auténticos maestros del género. Querer volver a repetir lo mismo (incluso aunque lo hagan los mismo autores) sería un error… un lamentable error, tirar piedras sobre el propio tejado. Hay muchas cosas y cabos que atar, pero no ya con el conde sino con lo que no se nos ha contado (el futuro de Taj, las verdaderas circunstancias de la muerte de Rachel, el futuro de Blade en solitario…) y esa debería ser la piedra angular de esos nuevos cómics aún por venir. Y entonces, si después de todo eso se decide hacer que el conde regrese cuando nadie lo esperaba… al menos será algo poco esperado. Pero recuerden, lo dijo Marv Wolfman, incluso una leyenda ha de morir algún día. Y para este servidor de ustedes Drácula murió en una noche de lluvia a manos de un viejo caballero en silla de ruedas. Aquello fue lindo. Una hermosa mentira que nos contaron tres señores muy inspirados, y nosotros quisimos creerlo. Suele suceder. Y a eso se lo llama magia. La magia de Wolfman y Colan/Palmer.




Por último, resaltar otras dos obras. Una en otra editorial aparte donde Wolfman y Colan retoman el mito (pero sin licencia para usar a los viejos cazadores), que sirve para que el anciano Gene Colan vuelva a callarnos la boca con sus maravillosos lápices, pero sin continuidad. Finalmente, Glenn Greenberg y Pat Oliffe nos invitan a una situación divertida, cuando Vlad se encuentre con su castillo desvalijado y deba tomar venganza, mientras el guionista saca a un descendiente del doctor Seward, otro personaje de la saga origina de Stoker. La serie tiene un adorable toque añejo que se embellece por volver a traernos la oscuridad fascinante de Tom Palmer. Además trae un inisual brindis entre Lilith y su padre.

Como conclusión, decir que gente del talento de Wolfman-Colan demuestra que no hay mito que no pueda ser revisado, a la par que trasladarlo a otro medio de expresión artística con las más altas cotas de calidad, a la par que hay que saber cuando detenerse en un final redondo. En otro orden de cosas, perdón por el recurrente tema de Tomb Of Dracula, pero he terminado convencido de que para hacer más completas de determinadas sagas (ya sea una trilogía de películas, un repaso a los libros de un mismo autor o una serie de muchas temporadas), es mejor compartimentarla en entregas. Pido perdón si he aburrido a alguien (probablemente a bastantes), pero considero que es un completo repaso, si bien pesado, nunca superficial de una de las obras puntales del cómic book norteamericano. Cordiales saludos.
Próxima entrada: House, un genio frustrado en la televisión.



2 comentarios:

Easmo dijo...

Joder, ya conocia que estiraron la saga, pero no sabia de esa ultima etapa, aun mas denigrante que los ultimos tomos denigrantes. Lo de la absorcion de la esposa de Frank por el espiritu de Rachel es... aaaargh.

Mira que suelo ser permisivo, pero es que esto es intragable: para mi, Tomb of Dracula acaba en el epico combate entre el señor de los vampiros y su nemesis, Quincy Harker.

El Viejo dijo...

Easmo, deja que te diga que estoy completamente de acuerdo. No quiero ser hard, pero ablar de Tomb of Dracula en los 70 y en épocas posteriores (con importantes obras puntuales excepcionales) son como hablar de una final de la Copa de Europa y una pachanga solteros contra casados.

Y me encanta tu prouesta, yo creo que el genial Marv Wolfman, a quien admiro mucho, debió acabar con Harker matando a Drácula y a la inversa. Círculo cerrado. ¿Qué querían más? Pues para eso tienes a Lilith, a Hannibal King, a Blade libre y sin compromiso... y a Rachael y Frank ni no les da por hacer absurdeces con ellos.

Siempre nos quedará la imborrable serie original. Saludos.