domingo, 28 de mayo de 2017

UN RECORRIDO POLÍTICO


Julio Anguita es un caso excepcional dentro de los antiguos dirigentes políticos de España. Pero no debería serlo. Tras ser una de las voces representativas del partido Izquierda Unida, este protagonista de la vida pública volvió a su labor docente en Córdoba, siguiendo hoy en día disfrutando de la pensión correspondiente a dicha actividad. No hay consejos de administración ni otras prebendas que tanto han abundado en el panorama actual. Ahí radica lo excepcional, irónicamente por haber hecho lo normal. Probablemente debido a ello, hoy en día tenga incluso más popularidad y predicamento que en su época de alcalde o portavoz. En el contexto de la crisis socio-económica que golpea el tablero, esta reciente y exhaustiva entrevista que hizo Juan Andrade sobre su trayectoria resulta de sumo interés.  



El hecho de que ambos interlocutores tengan una formación humanística propicia el entendimiento, siendo una batería de preguntas sin tregua pero sin crispación, generándose un clima de repaso, de un delicado "atraco" a la memoria que posee una persona que vivió en el ayuntamiento la intentona de golpe de estado cierto 23F, dando una versión del mismo muy alejada de lo que dicen las crónicas oficiales. Esta capacidad de no tener pelos en la lengua pero educación en las formas ha sido una de las grandes bazas a favor de Anguita, pues, se comparta o no su ideología, siempre suele presentar una coherencia en su discurso. 



Miembro de una familia de militares, económicamente acomodada y de posiciones conservadoras, esta obra es una ocasión de profundizar un poco en su infancia y primeros años. Hermético en todo lo relativo a su esfera privada, Andrade por lo menos nos ayuda a trazar un fresco de la Córdoba de aquellos días. Su decisión de convertirse en comunista marcó un Rubicón sin el que no se explicaría a este personaje, algo que se desprende en el corpus de lecturas que da a lo largo de estas páginas. ¿Qué conclusiones podemos sacar tras este recorrido? 


En primer lugar, que se trata de un estudio que permite entender mejor los engranajes de los partidos, útil desde el punto de vista de quienes somos profanos en la materia. Para la ciudadanía en general, los tecnicismos económicos y políticos parecen escritos en copto, por lo que aquí hay una oportunidad de ahondar más en cuestiones de las disciplinas desde el punto de vista interno, funcionamiento, etc. Célebre por su frase "Programa, programa, programa...", en esos detalles también se desprende uno de los talones de Aquiles que algunos han creído presenta este dirigente: una marcada carácter terco en ciertos procedimientos, capacidad de enrocarse sin flexibilidad. 



No solamente por el frívolo anecdotario, resultan sugestivas sus opiniones sobre otras personas de su organización, así como de los rivales que tuvo en la arena política. Particularmente en los casos de Felipe González y José María Aznar, argumenta con detalle sus críticas a sendas figuras y por motivaciones diferentes. Su panorama es menos idílico del habitual, censurando el período más turbio del gobierno socialista y despertando letargos de quienes todavía afirman que la época del segundo fue la del gran auge económico, sin observar que se estaban colocando los cimientos del futuro descalabro (exceso de inversión en el ladrillo, especulación, etc.). 



Una sagacidad de análisis medido que él mismo se evita para hablar de otras etapas del mundo contemporáneo (y, en su caso no es por lagunas históricas) cuando afectan a su ideología. Sobre las aristas más oscuras de la URSS, sin negar su existencia, corre un tupido velo, mientras que también establece una serie de generosos matices para algunos dirigentes de la izquierda, especialmente en el contexto de América Latina. Argumentando que él haría esos reproches pero desde la misma trinchera y no en público, personalmente me parece una cuestión impropia de una persona de su inteligencia, pues no alteraría su discurso ser capaz de señalar los desmanes que puede terminar generando cualquier ideología en determinadas aplicaciones.  



En el apartado cultural se revelan gustos que pudieran parecer sorprendentes en él a simple vista, desde la zarzuela a una juventud muy vinculada al teatro. En corpus teóricos muestra su fascinación por Antonio Gramsci, estando también al día en la disciplina que estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de Córdoba, desde estudios clásicos a los últimos trabajos que ha sacado Josep Fontana, entre otros. Es una pena, uno ignora si por carácter intimista o porque su obsesión socio-política le hace orientar su ocio a esas cuestiones también, que no sea así de detallista para el terreno de la ficción en las letras o la filmografía, siendo más parco al describir esos aspectos. 



Se nota en esta biografía que Andrade está en una gran armonía de pensamiento con su entrevistado, siendo probablemente el único tema puntilloso tratado el del fallecimiento de uno de los hijos de Anguita mientras actuaba como corresponsal de guerra en Irak. Aunque nunca ha dado excesivos detalles del asunto, es sabido que condenó vivamente la política española por haber apoyado esa intervención armada y los intereses que se ocultaban. 



Al terminar de leerlo, Atraco a la memoria nos tienta a que otras personas formadas en periodismo y el campo humanístico se atrevan a hacer este tipo de recorridos con otros dirigentes de esos años. Una charla profunda y sin prisa en la época de youtube y el titular raudo en las agencias de información. No se trata de asentir ante todo, pero sí de comprender por qué se tomaron determinadas decisiones y cómo las sintieron sus protagonistas directos. 
  


BIBLIOGRAFÍA: 



-ANDRADE, J., Atraco a la memoria. Un recorrido histórico por la vida política de Julio Anguita, Akal, Madrid, 2015. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTE ENLACES: 






-http://contandolossesenta.blogspot.com.es/2015/11/julio-anguita-atraco-la-memoria.html



-http://www.diariocordoba.com/noticias/cordobalocal/anguita-andrade-construyen-juntos-una-memoria-incomoda_1019875.html

domingo, 21 de mayo de 2017

PROMESAS INCUMPLIDAS



Llegamos a creerlo al pie de letra, probablemente porque una mentira hermosa siempre es más apetecible que la cruda realidad. Hollywood hizo surgir un imperio de fantasía de la nada, una marca registrada de palomitas y derecho a final feliz. Dentro de la utopía, el género musical era la evasión máxima, el rincón donde Fred Astaire y Ginger Rogers hacían levitar a la audiencia. Nunca se podría fallar. El chico bueno y la mujer adecuada se cruzaban en el momento preciso. Ninguna estrofa hablaría de la hipoteca, los problemas para encontrar un buen colegio para la prole y el precio del seguro médico. 



La La Land (2016) es un film que se niega a ser acomodaticio, aunque le hubiera ido muy bien de habérselo permitido. Y es que este giro de tuerca al género del pasado curso cinematográfico tiene el don de la oportunidad. En primer lugar, un acierto de casting incuestionable, pocas parejas existirán ahora en la industria con la química en pantalla que pueden generar Emma Stone y Ryan Gosling. Los intérpretes idóneos para hacer una historia de amor clásica sin que el sonido pareciera cursi. No serían ya pocos méritos para reventar en taquilla, pero hay algo más, un embrujo muy particular en la historia que ha creado la mente detrás de todo, Damien Chazelle. 



El romance se nos cuenta para las cuatro estaciones, sin atajos ni soluciones fáciles. Mia aspira a ser una actriz de cine mientras se gana el jornal como camarera en la ciudad de Los Ángeles; por su lado, Sebastian, un músico de jazz, afronta algunos de sus retos más acuciantes en un momento de grave crisis personal. El kismet diría que no les conviene cruzarse en ese momento, sin embargo, las cosas no salen precisamente cómo las teníamos planteadas en la hoja de ruta. 


Y en ese trazado hay un envoltorio espléndido. Como cabe esperar en una industria con recursos, desde a primera y original coreografía creada en algo tan rutinario y pesado como un atasco en hora punta, cada movimiento y canción están pensados para un propósito. La factura es magnífica, pero lo que lleva a La ciudad de las estrellas a ser algo aparte es que, cuando abrimos el regalo, podemos observar que lo que hay dentro es todavía más valioso que le simple bella factura de venta y embalaje. 



Sebastian y Mia son interesantes. Reflexionen por un instante en las últimas comedias románticas que hayan visto recientemente. ¿Cuántas veces podrían decir que les cayó bien la pareja protagonista, que se tomarían con agrado un café con cualquiera de los dos? Ojo, no habló de que no parecieran atractivos, encantadores o idílicos. En este caso, es algo más. Son reales, seres de carne y hueso con inquietudes, dudas en su esfera laboral y con miedo ante el vértigo que se siente en ese estado etéreo que es caer bajo las flechas de Cupido. 



Chazelle y su equipo lo consiguen. Una vez se obtiene esa renta, ni importa el metraje, se puede contar lo que venga en gana, porque el público lo va a sentir como propio. Los amantes del jazz se sentirán complacidos por esa oda a un género muy especial que corre los riesgos del desuso, una carta de homenaje a algunos de los nombres claves de esa música repleta de mística. Si no, tampoco se alarmen. No hay que ser erudito en la materia para comprender la pasión que despierta el jazz en Sebastian. 


A medida que la melodía avanza, vamos intuyendo que esta cinta no va a ser el uso, que la hermosa sinfonía que está mezclando los sueños con la cruda realidad no va a traicionarse a sí misma al final. Y es que esta apuesta tiene un toque que no abunda, la capacidad de recordar que en la ficción también debe haber un lugar reservado para la tristeza y la melancolía. 



Aunque sean diferentes, en muchos sentidos, Café Society (2016) y la obra que hoy nos ocupa son primas-hermanas. Ambas logran la nada despreciable alquimia del encanto sin caer en lo cursi, son el reflejo mejorado de un espejo, pero que no ocultan la verdad de las contradicciones que tiene toda relación en pareja. 



Premio arriba o premio abajo, creo que La ciudad de las estrellas consigue algo más que un elocuente palmares. Al final del día, un rincón destacado en Sunset Boulevard, como una de esas extrañas joyas donde Hollywood habla de las promesas incumplidas de la vida, precisamente de aquellas que han fraguado en buena medida su fortuna, sin negarse por ello la fascinación al amor, la música y la belleza. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.breezejmu.org/life/reviewing-the-films-at-the-virginia-film-festival/article_dc4c0966-a8f9-11e6-9b8c-8b0d86b98b53.html



-http://www.imdb.com/title/tt3783958/mediaviewer/rm909193984



-http://submergemag.com/tv-and-film/la-la-land/

domingo, 14 de mayo de 2017

LA ESPADA QUE GUARDA EL CAUDAL (NARCOS, PRIMERA TEMPORADA)


"There is a reason magical realism was born in Colombia"-Narcos (2015), opening episodio piloto. 



Esta es una historia que comienza por debajo del suelo, justo donde las cucarachas y las ratas, eternas supervivientes, establecen sus dominios. Pero llega hasta exuberantes selvas con laboratorios bien equipados y guerrillas clandestinas, donde se fraguan alianzas y grandes negocios. Desde la dictadura de Pinochet en Chile hasta los Estados Unidos de Ronald Reagan, un amplio mapa geográfico y político donde Pablo Escobar Gaviria grabó su nombre en letras de sangre. Hay una razón para que el realismo mágico literario tuviera su cuna en la fabulosa mente del colombiano Gabriel García Márquez; también la hubo para que el Cartel de Medellín impusiera durante mucho tiempo un imperio de terror y grandes ganancias. Narcos nos sitúa bajo la óptica del DEA y las autoridades colombianas para sumergirnos en una biografía fascinante y terrible. 



Por supuesto, estamos ante una obra de ficción con una gran cantidad de licencias. También hemos de considerar que la serie da un punto de vista estadounidense del asunto. Un ejercicio muy recomendable es alternar el visionado de Narcos con Pablo Escobar, el patrón del mal (2012), versión libre de La parábola de Pablo, en la que se profundiza mucho en la biografía y contexto socioeconómico de la Colombia de Pablo Escobar. Ambos shows televisivos se complementan y enriquecen mutuamente. 



En la que hoy nos ocupa, Wagner Moura tarda poco en cogerle el pulso a su personaje, quedando claro desde la célebre escena de los camiones de contrabando y la manera de reaccionar del protagonista ante las autoridades que controlan el paso hasta dónde pretende llegar. Una ambición en la que le acompaña su pariente Gustavo (Juan Pablo Raba), si bien todo el núcleo familiar de este supuesto propietario de una compañía de taxis respalda unos propósitos que le permitirían usar el monopolio de las drogas que entran a Miami para financiarse su propia carrera política en su país natal. 


"Inteligentemente se centra en contar la historia desde distintas perspectivas, pero con una atención primordial a no representar a los estadounidenses como los héroes"-Tim Goodman, The Hollywood Reporter



La sombra del patrón más poderosos que hasta ese momento se había conocido en el mundo del narcotráfico es alargada, pero el equipo de guionistas tiene un gran acierto a este respecto: los personajes que llevan el hilo narrativo de la trama se reparten, especialmente gracias a la pareja que formarán el agente norteamericano Murphy (Boyd Holbrook) y Javier Peña (Pedro Pascal). Ambos actores se encuentran en estado de gracia con dos policías complejos, con fortalezas y debilidades que permiten conectar fácilmente con ellos. 



Cada episodio va añadiendo más piezas al rompecabezas de la meteórica carrera de quien, pese a la lista de crímenes sin resolver que se iban acumulando, fue reconocido en las zonas más desfavorecidas de su tierra como el Robin Hood paisa. No en vano, Escobar supo encontrar un aparato de propaganda importante, donde la violencia se alternaba con un cuidado de los más marginados por un sistema implacable. Una barriada de Medellín obligada a vivir en un basurero se vio reformada por el supuesto benefactor. Narcos advierte, sin moralinas, de las fallas e hipocresías de un sistema que desatiende a los más necesitados y los pone a merced de hábiles oportunistas. 



Stephanie Sigma encarnará en estos compases iniciales a Valeria Velez, una periodista hermosa y sin escrúpulos que ayudará a Escobar a orquestar todo su aparato de propaganda. Al más puro estilo cine noir, vamos adentrándonos en una personalidad tortuosa, a veces, un padre de familia con problemas comunes a cualquier persona corriente. Sin embargo, Moura sabe transmitir, igual que el gran James Gandolfini, que ese entrañable paterfamilias enamorado de su esposa (Paulina Gaitan, actriz más que interesante, la cual va creciendo a la par que su personaje cada capítulo) puede pasar de la afabilidad a la crueldad más extrema en una décima de segundo. 


"Soy la espada que guarda el caudal"-Rodrigo Amarante, Tuyo



La espada de Simón Bolívar es uno de los símbolos más reconocibles en América Latina, una evocadora imagen en el recuerdo popular del inicio de los movimientos de independencia con respecto a la metrópoli que se dieron en el continente durante el siglo XIX. Con habilidad, el arma libertadora es empleada en Narcos para firmar una metáfora elocuente.



Otro elemento que va gestándose, aunque es más bien el plato fuerte de la segunda temporada, es un fenómeno paralelo a Medellín. Si Miami era uno de los grandes trozos del pastel, New York era el otro dulce que más apetecía. El Cartel de Cali será la otra gran organización que empieza a enriquecerse sobremanera gracias a su implacable gestión. De cualquier modo, su estilo es bien diferente al del sistema de Pablo Escobar. Profundizaremos en ello para la segunda temporada, la cual desmenuzaremos en el blog dentro de cuatro semanas. 



Todo un conglomerado de sensaciones para llevarnos a días turbulentos, donde hubo heroicidades, villanías, codicia, etc. El casting es muy cuidado hasta el punto de permitirse la presencia de secundarios de la talla de Luis Guzmán (Atrapado por su pasado) para hacer de uno de los implacables socios de Pablo Escobar. Firmes cimientos para alcanzar el clímax prometido en la siguiente parte de la parábola. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://biiinge.konbini.com/series/narcos-5-scenes-qui-illustrent-la-vie-incroyable-de-pablo-escobar/



-http://www.miaminewtimes.com/news/dea-agent-behind-narcos-spent-years-busting-coke-dealers-in-miami-8053143



-https://paneladeseries.wordpress.com/2015/08/31/narcos-s01e2-the-sword-of-simon-bolivar/

domingo, 7 de mayo de 2017

SIN PIEDAD

Víctor Santos pertenece a una especie en peligro de extinción en España: un autor de cómics que ha logrado fraguarse una posición por méritos propios y sobrevive con prestigio dentro del mundillo. Recientemente, el artista valenciano ha vuelto a la carga con la publicación de Polar: Sin piedad para la hermana María. Una historia hiperbólica, violenta y trepidante que va en consonancia con los derroteros tomados por este trota-mundos de las viñetas que ha trabajado, entre otros, con guionistas de la talla de Brian Azarello. Y se nota que ha aprendido de los maestros en el género para sumergirnos en una historia puramente noire



La trama se corresponde con el modelo clásico de venganza que se va complicando. Un jefe mafioso recibe la noticia de que su joven esposa al fin ha sido localizada tras haberse fugado de su casa, con la pretensión de abandonar el imperio criminal de su cónyuge. María de Cagliostro busca ahora la redención en los muros de un escondido convento europeo. La noticia será aprovechada por mercenarios de todos los rincones para ofrecer sus servicios, mientras que agentes infiltrados del FBI ven que la susodicha podría ser el testigo clave para tumbar la organización delictiva de su marido. 



No tiene nada de extraño que, en los primeros compases para su webcómic, Santos considerase que la aventura podía contarse totalmente muda. Evidentemente, al salir al mercado por Norma Editorial e irse desarrollando la idea, los diálogos han terminado siendo inevitables, si bien hay muchos compases de la narración donde solamente con las imágenes ya tenemos una impresión certera de qué es exactamente lo que está sucediendo a nuestro tarantinianos protagonistas.


Los responsables hacen aquí una edición cuidada, aunque sospecho que su formato no va a agradar a todo el público. Quizás un mayor tamaño hubiera encarecido el producto, pero, a título personal, habría provocado una lectura más cómoda. Eso sí, desde la cuidada portada podemos apreciar el talento del artista para representar las siluetas de las principales espadas de esta guerra coral, la viveza de los colores, junto con el esmero que desprende cada composición de las páginas.



Diego García Rouco ha firmado recientemente una excelente crítica sobre la obra que hoy nos ocupa donde la cataloga, por encima de todas las cosas, como un western. Efectivamente, así es, a pesar de las mafias, o precisamente por ellas, al final todo termina siendo el pulso de unos cazarrecompensas en un gélido y remoto lugar.  



La violencia de la historia es extrema, si bien también muy comiquera. Es decir, realmente tiene un cierto aroma de irrealidad, ante tantos disparos sin recargar, piruetas imposibles, agentes capaces de abatir a ejércitos enemigos sin despeinarse y, en definitiva, todo en una atmósfera de leyenda. El aislado convento se convierte en un personaje más.

Uno de los grandes piropos que podemos lanzar a esta tercera entrega de la saga es que puede leerse sin problemas de un tirón. La puesta en situación es rápida, el ritmo resulta ágil y siempre están ocurriendo cosas para que no nos detengamos a pensar en ningún momento. Afortunadamente, también hay reservado algún giro de guión que deparara alguna interesante sorpresa.



Black Kaiser es el motor de este mini-universo visceral de espionaje y trapos sucios de los poderosos, un veterano guerrero que sirve como excusa a su autor para explorar todo tipo de recónditos paisajes, llevando a su audiencia a una montaña rusa de emociones donde la palabra pausa está vetada. No en vano, a veces se ha considerado que una de sus grandes fuentes de inspiración deben haber sido aquellas impresionantes aventuras de Nick Furia durante la gloriosa etapa de Jim Steranko con el director de Shield. 



Quedamos a la espera de nuevos tomos para seguir disfrutándolos.



ENLACES DE INTERÉS:



-CRÍTICA DE DIEGO GARCÍA ROUCO (ZONA NEGATIVA)



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.normaeditorial.com/ficha/9788467926361/polar-3-sin-piedad-para-la-hermana-maria/



-http://www.zonanegativa.com/polar-sin-piedad-la-hermana-maria/



-http://www.zonanegativa.com/polar-sin-piedad-la-hermana-maria/