domingo, 26 de noviembre de 2017

BEAUTIFUL PEOPLE


Fue la época del jazz. La gente bien y de posición cruzaba el océano Atlántico para veranear en la Riviera francesa. Vestían con gusto, sus modales eran refinados y combinaban con encanto esa felicidad inconsciente que parece provenir de la vacuidad. Algunos, además, eran artistas. Entre ese grupo, pocos sobresalieron más dentro del improvisado club intelectual norteamericano de París que Francis Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway. El segundo llegó a afirmar del primero que su talento fluía tan natural como la marca de polvo en las alas de una mariposa. 



Efectivamente, así era. Al final, dejó cuatro novelas prodigiosas que hoy siguen siendo básicas para comprender buena parte de los llamados "felices años veinte" en sus grandezas y miserias. También otra narración larga inconclusa e infinidad de relatos cortos. Con todo, quizás el acontecimiento clave de su periplo vital fue ir con su uniforme de alférez a un club de campo en Alabama. Fue una noche de julio de 1918 cuando conoció a Zelda Sayre. Por aquel entonces, ella ya era una pequeña celebridad en la localidad, una inquieta y atractiva personalidad que acababa de cumplir los dieciocho años. De la relación entre ambos surgiría una pasión y expectativas que únicamente podían culminar en desesperados reproches mutuos. 



Esa ruta emocional poco apta para la salud mental que ambos siguieron quedó reflejada en la correspondencia que mantuvieron y que se recopiló recientemente. Ella era una artista, alguien condenada a brillar incluso sin esfuerzo en cualquier evento social de la pujante New York. Él, un escritor de inmenso futuro que agotaba las tiradas de su primera novela sin parpadear. El mundo era de la pareja y únicamente les esperaba paciente para ser devorado. Esa ilusión incandescente queda reflejada en muchas de las páginas de una de las novelas más personales de Fitzgerald: Suave es la noche



Cuando la estaba redactando, ya hacía tiempo que había dejado de ser aquel niño prodigio de las letras. Los apuros económicos le apretaban y fue el último de sus trabajos que pudo culminar. Su camino se encontraba separado del de Zelda, la cual atravesaba su propio via crucis con graves problemas de ezquizofrenia. Ella seguía pintando, si bien abandonó las letras por el malestar que le causaron las tibias acogidas de su novela, a pesar del rico y ornamentado estilo del que la imbuyó. Suave es la noche encarna a Zelda como Nicole, mientras que el propio Scott da sus características al otro gran protagonista del asunto, Dick Diver, un joven psicoanalista. 



Igual que sucede en El Gran Gatsby, el autor recurre a la fascinación de un tercer personaje para presentar al matrimonio formado por Dick y Nicole (la cual había sido previamente paciente del primero): Rosemary, una joven actriz norteamericana en pleno ascenso al estrellato y que va a fascinarse por el magnetismo y encanto de sus refinados anfitriones. Ese sentimiento del arribista que cae rendido ante aquello a lo que aspira rara vez ha sido mejor reflejado que en la prosa de Fitzgerald. 



Con muchos años de gestación a sus espaldas, Suave es la noche no resulta una lectura fácil o ligera. Hay una línea temporal que se altera al caprichoso antojo, unos vaivenes emocionales e intimidades en la conciencia de los personajes que los lleva a sus rincones más sublimes y oscuros. Nuevamente, vuelve el tema central de la existencia compartida de Zelda y Scott: por un momento, tocaron con la yema de los dedos eso que se define como felicidad. Tras acariciarla, el único paso factible era iniciar la autodestrucción. 



Igual que sucede con Tennesse Williams, Fitzgerald es un autor con el don de insinuar mucho en muy pocas líneas. Temas fuertes, tensos, dramáticos y sensuales que se deslizan de una manera fluida, nunca aparatosa o forzada. Y alcohol. Litros de él a lo largo de sus páginas. Una adicción ante la que nuestra pareja pagó un peaje terrible. Aquí es omnipresente, un dulce placer que se va tornando en otra pieza más desencajada del idílico paraíso que durante algunas noches de verano han sabido crearse los Diver, envidiados por todos, pero incapaces de dejar de envidiarse a sí mismos. 



Suave es la noche nos recuerda asimismo que siempre tenemos un rincón reservado para nuestras pesadillas. Por las heridas infligidas y recibidas, todo deja su marca. Un paso particularmente severo en el caso de Nicole, un reflejo de la realidad que nos empeñamos en ocultar pero es palpable incluso en la sociedades más "civilizadas": el abuso, los maltratos de diversa índole, la creación de la falsa sensación de culpa, la necesidad de manipular, el juego de dominar o ser dominado. 



Cuando cerramos sus páginas, cabe preguntarse cómo pudo pasar. Qué podía salir mal aquella espléndida noche donde un alférez conoció a una sofisticada y encantadora dama en Alabama... El mundo era para ellos y solamente era cuestión de tiempo. 



BIBLIOGRAFÍA: 



-FITZGERALD, S., Suave es la noche, Debolsillo, Barcelona, 2015. 



-BRYER, J., Querido Scott, querida Zelda, Lumen, Editorial Lumen, Barcelona, 2013. 



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domingo, 19 de noviembre de 2017

A LA TERCERA, LOS HIJOS DE ODÍN


Ha sido un largo camino pero al fin encajaron las piezas. Cuando Stan Lee y Jack Kirby, dos de las cabezas pensantes más importantes para la creación del universo Marvel, plasmaron su propia versión del dios nórdico Thor para las viñetas no sabían qué estaban haciendo realmente. Con constantes y sagaces improvisaciones, el personaje pronto consiguió colección y cabecera propia, siendo una mezcla audaz de mitología, ciencia ficción y aventuras. Con Thor Ragnarok (2017), de repente, toda esa esencia es llevada a la gran pantalla por Taika Waititi de manera íntegra, superando en bastante a las dos entregas anteriores. 



Dentro de la proliferación excesiva del mercado superheroico para las carteleras, Ragnarok encuentra su originalidad, un acomodo para ser algo distinto, sin renunciar a las convenciones más palomiteras. Entra por los ojos, es fresca, divertida y tiene la dosis necesaria de épica. El apocalipsis de Asgard podía verse de muchas maneras, si bien Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher Yost entienden en su guión que la clave humorística es fundamental. Durante un poco más de horas, se nos lleva en volandas en un relato que no da tregua ni la pide. 



Admito que siempre he tenido mis reticencias sobre Chris Hemsworth como la deidad del trueno. Nombres como Charlie Hunnam o Travis Fimmel quizás tenían más toque norteño para reflejar la nobleza, en ocasiones brutal, del primogénito de Odín. No obstante, es en esta tercera parte donde más cómodo se le ve con su papel. Como si el corte de pelo hubiera quitado tibiezas, aquí tenemos a un Thor muy parecido al de sus primeros cómics, lanzándose guiños constantes a aquellos míticos relatos de Asgard y, muy especialmente, a la famosa etapa de Walter Simonson al frente de la colección. 


También hay que decir que es una de las ocasiones en que mejor rodeado se ha encontrado. La clave de su química fraternal con Loki es que el segundo no debe ser el villano, el personaje de Tom Hiddleston funciona a las mil maravillas cuando es el compañero forzado y traicionero de su pariente. Es un antihéroe y competidor antes que la amenaza fatal. De su complicidad surge una de las grandes fortalezas del asunto, un improvisado buddy film donde estarán condenados a entenderse les guste o no. 



Otro temor para esta saga de películas es el tema de Anthony Hopkins. Que es un intérprete de calibre legendario nunca se ha dudado. No es menos cierto que esta clase de estrellas pueden verse en la muy humana tentación de hacer estos encargos con poca motivación y buscando un sustancioso cheque. Y aquí se produce la paradoja de esta tercera parte. Quizás salga menos minutos que en cualquiera de las anteriores, pero es una presencia mucho más constante, que marca a su prole. Cuando Hopkins se lo propone, es capaz de darle mil matices al pasado del Padre de Todos, volviendo a confirmar que todos los reinos tienen sus cadáveres bajo la alfombra en su forja. Antes que el emperador que cerró el templo de Jano, el princeps Augusto fue el cruel Octavio en la lucha por el poder de Roma. El ojo cerrado de Odín oculta asimismo secretos en las salas doradas. 



La inminencia de la caída lleva al surgimiento de Hela. Para la ocasión, Marvel tira la casa por la ventana y trae nada menos que a Cate Blanchett, quien desde el principio roba todos los focos. Una adecuada mezcla de la Maléfica de Disney con la parca griega, además con más ricos matices que el simple villano de turno que busca la destrucción. En un sistema tan monárquico y atávico, la buena de la deidad de muerte tiene aspiraciones genealógicas correctamente cimentadas para ambicionar el trono y recuperar la gloria que le fue arrebatada. Blanchett podría hacer el papel con los ojos cerrados y es un acierto de casting innegable. 


Ese núcleo épico está bien aderezado con subtramas propias de road movie y que van bien orientadas a terminar convergiendo. En el trailer podía haber recelos con aspectos relativos a los cameos. De cualquier modo, se ubican bien en la historia y tanto Doc Strange (Benedict Cumberbatch) y Hulk (Mark Ruffalo) no está solamente como reclamo, sino que tienen su importancia para dar la sensación, al igual que en los cómics, de universo compartido dentro de este Panteón. 



Por su lado, Tessa Thompson y Jeff Goldbum desembarcan en el proyecto con todos los honores, desempeñando un papel decisivo en el nudo de la trama. Casi pareciera que la coctelera se agita para combinar el aroma de un buen episodio de Futurama con otro de Stark Trek. Lo sorprendente es que el sabor resultante es delicioso. Y cuando se tiene el cuidado de respetar el particular arco de Skurge (Karl Urban), las verdaderas personas creyentes desempolvan sus viejas bibliotecas Marvel con alegría. Lástima que no se haya encontrado acomodo en esta adaptación para la gran pantalla a la Encantadora, elemento clave para entender al primer personaje. 



El Ragnarok podía haber sido un desastre, pero termina siendo la gran oportunidad para reconstruirse. Tenemos al Heimdall leal y heroico de siempre, la nobleza y la astucia de los asgardianos, una villana reclamando lo que es suyo y secundarios que siempre están a la altura. Entretenimiento del bueno, una oportunidad de evadirse de lo cotidiano en una cinta que, al fin, nos ha traído a los hijos de Odín tal y como los recordábamos. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://www.popsugar.co.uk/celebrity/Doctor-Strange-Thor-Ragnarok-44171895



-http://www.refinery29.com/2017/03/146391/cate-blanchett-thor-ragnarok-first-female-villain



-http://www.denofgeek.com/uk/movies/thor-ragnarok/52826/thor-ragnarok-14-spoiler-filled-questions-answered

domingo, 12 de noviembre de 2017

LAWYERS ROAD (SEGUNDA TEMPORADA DE BETTER CALL SAUL)


Continuamos este domingo el repaso a una de las series más en boga de la actualidad, Better Call Saul. Tras una exitosa primera temporada (Suerte de un letrado), Vince Gilligan, Peter Gould y su sagaz equipo continúan narrando las andanzas que llevaron al pícaro Jimmy a convertirse en el más legendario abogado de Alburquerque. Tras haber asentado un universo propio (aunque con inevitables y necesarias conexiones con Breaking Bad), estos diez nuevos capítulos permiten profundizar en diferentes subtramas que apenas se habían olfateado en el arranque. 



Desde Caín y Abel, el tema de dos hermanos enfrentados ha dado mucho juego. En el caso de Chuck McGill (espléndido Michael McKean) y Jimmy, observaremos que hay muchos colores grises en esta historia del hijo responsable y el bala perdida. Iremos observando mediante algunos flashbacks cómo fue deteriorándose un vínculo que, pese a todo, pervive hasta el momento de la historia de una forma malsana. Además, del duelo entre ambos en los juzgados irán dándose muchas víctimas colaterales. 



Junto con otros factores, ese terremoto en el bufete permite al cuerpo de guionistas lanzar a Kim (Rhea Seehorn) a una evolución en su arco. Si el personaje apuntaba maneras desde el inicio para ser algo más que la pareja romántica del protagonista, aquí queda claro que posee sobrados argumentos para ser una pieza esencia de este peculiar tragicomedia. Pese a la innegable química, parece que una espada de Damocles de mal karma rodease sus carreras. 


Paralelamente, el mundo de la droga avanza lenta pero firmemente para inundar esta fase del show. Por ejemplo, en "Fifi" (episodio 8, segunda temporada) tenemos el ejemplo perfecto de cómo hacer un gran opening y decir mucho en escasas escenas. A medida que oteamos el horizonte, los "Pollos Hermanos" van siendo un establecimiento en el que sabemos que vamos a terminar entrando. 



Un nexo fundamental para ello será Mike (Jonathan Banks), quien es tan indispensable aquí como lo terminó siendo para la trayectoria de míster White y Jesse. Una figura antiheroica, repleta de sombras y luces, difícil de definir de una manera clara. De sus relaciones con Nacho Varga (Michael Mando) se irán fraguando inesperadas rivalidades y alianzas. 



Resulta curioso que tantas líneas puedan converger de una manera fluida sin que alguna resulte menos interesante que las otras. Sin duda, aquí el pegamento es Bob Odenkirk, capaz de interpretar al letrado con los ojos cerrados a estas alturas. Particularmente melancólicos son los viajes a ese futuro en blanco y negro donde observamos las dudas que le quedan tras sus actos pasados. 


Hay una apuesta arriesgada que sale muy bien en esta temporada. Se trata de hacer derivar los casos de Jimmy a una especialización en la tercera edad. A priori, esta temática sería nefasta bajo criterios de marketing y en el ultra-competitivo mercado de las series de televisión hoy en día. De cualquier modo, aquí hay cabezas que saben muy bien el potencial que pueden tener esas historias, lo cual además nos hace disfrutar de unos actores y actrices veteranos que son sencillamente excelentes, que a buen seguro habrían sido desaprovechados en programas de otro corte. 



No hay tampoco rubor a la hora de representar el tema de la publicidad y la venta de imagen, tan de molde en la versión norteamericana del capitalismo más salvaje, a medida que Jimmy intenta granjearse un nombre para atraer potenciales clientes. Para la persona aficionada a Breaking Bad es la oportunidad de ver los primeros "bocetos" de Saul Goodman antes de tornarse en uno de los encantadores de serpiente más exitosos de la sala. 



Al finalizar esta decena de nuevas pequeñas historias, deja la sensación de ese tono agridulce de los busca-vidas que jugaban en los billares de carreteras a ninguna parte o el melancólico andar de Willy Loman al volver tras un día sin vender nada. Better Call Saul había venido para quedarse. Y nos queda todavía por hablar de su tercera entrega.  



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://collider.com/better-call-saul-season-2-review/



-http://www.imdb.com/title/tt4462686/mediaviewer/rm1648434176



-http://www.imdb.com/title/tt4462676/mediaviewer/rm992680704

domingo, 5 de noviembre de 2017

WACKY ITALIC RACES


Sigue siendo una gran noticia. Uno de esos buenos hábitos que nos quedan. Ver en las noticias que ha salido un nuevo álbum de Astérix y Obélix significa que no todo está perdido. De hecho, es síntoma de que los dos irreductibles galos se mantienen, hoy y siempre, cómodos con la pareja artística responsable de plasmar sus aventuras en las viñetas. Primero con el dueto sagrado, bendecido por Tutatis, los inigualables René Goscinny y Albert Uderzo. Ahora, Jean-Yves Ferri y Didier Conrad siguen ampliando ese rico universo galo, cada vez más sueltos son su nuevo papel de herederos de tan grandes druidas.



El encontronazo con los pictos fue una toma de contacto necesaria (Astérix y los pictos), mientras que la segunda incursión fue una clase magistral (El papiro del César). Las expectativas con respecto a Astérix en Italia (si bien la traducción más correcta para esta aventura habría sido Transitálica) estaban por todo lo alto. Eso sí, habría que hacer una apreciación, el título puede resultar engañoso en cuanto que cierto tallador de menhires es quien reclama el protagonismo en esta carrera por todos los pueblos itálicos donde está el juego el prestigio del mismísimo Julio César.  



Casi evocando el entrañable espíritu de Los Autos Locos Hanna-Barbera, en esta ocasión, Ferri y Conrad nos embarcan sin frenos a un tour donde se mantiene vivo el espíritu con el que Goscinny y Uderzo embarcaban a sus creaciones. Y es que, si todavía hoy algunos napolitanos celebran con pasión los goles del Madrid a la Juventus en una final de Champions, no pocos aliados itálicos verían con agrado que la orgullosa urbe se viera derrotada por alguno de los pueblos que compiten frente a ella (lusitanos, cimbros, etc.). 


Jugando con habilidad en la inversión de roles, un Astérix en un papel más secundario funciona a las mil maravillas como auriga al servicio de un Obélix convencido de la importancia de su participación en la carrera al más puro estilo premonición oráculo de Delfos. Las muy bien organizadas vías romanas (como nos enseñó la Monty Python, debemos mucho de organización a administración a ese imperio opresor) sirven a los artistas para lanzar múltiples guiños a la cultura popular y símbolos transalpinos. 



Gráficamente, el lápiz de Conrad se muestra espectacular. No era fácil su tarea. Albert Uderzo es uno de los mejores dibujantes franco-belgas de todos los tiempos. Sin embargo, está más que a la altura de ese reto, conociendo perfectamente la anatomía de los personajes, su lenguaje corporal, gestos, expresiones, miradas, etc. Además, su guionista no se le pone fácil, hay muchos decorados y detalles a los que atender en cada viñeta. La excusa perfecta para garantizar el interés en las futuras relecturas. 



Naturalmente, a medida que los carros avanzan, las rivalidades crecen. El competidor con más apoyo mediático (haciendo un curioso paralelismo con la publicidad salvaje del mundo del deporte profesional actual) va apuntándose tanto tras tanto, siendo una figura enmascarada de nombre Coronavirus, quien goza de varias ventajas en la contienda. Con todo, no subestimen a este personaje al que uno se resiste a llamar villano, puesto que tendrá más aristas el asunto del que se pudiera intuir en el arranque de la historia. 


El propio carácter festivo y casi turístico que preside el asunto aleja a esta historia de lo épico del trabajo anterior, puesto que El papiro de César se constituyó casi como un clásico instantáneo de todas las esencias del dueto galo con una adecuada actualización. Pese a ello, no caigamos en el error de subestimar esta tercera entrega, excelente conformación de que estos iconos de la historieta gozan de su mejor salud en décadas, con un futuro más que prometedor. 



Como siempre suele suceder, Obélix y Astérix son la demostración de lo que la buena persona viajera debería ser. Abiertos a novedades gastronómicas, curiosos ante el paisaje que les rodea y ansiosos de conocer nuevas gentes. Eso sí, también como los turistas perfectos, siempre vuelven con ganas de reencontrarse con el banquete de jabalíes y sus antiguos camaradas para narrarles sus andanzas. Una fórmula que funciona con precisión de cirujano desde que la ideó el gran maestro Goscinny. 



Cerramos sus páginas con la agradable sensación que deja el hasta luego. Habrá una cuarta entrega y estaremos allí para contarla. Por Belenos. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.zonanegativa.com/asterix-en-italia/



-https://issuu.com/grupoanayasa/docs/st00181401_dosier_asterix37_alta



-https://issuu.com/grupoanayasa/docs/st00181401_dosier_asterix37_alta