TOM OF DRACULA: BLADE (PARTE II)
(continuación) Wolfman quizás en ocasiones tenga sus lagunas, pero es un enamorado de la psicología de sus personajes (va haciendo anidar una difícil relación entre Rachel y Frank, da pinceladas del pasado de Taj para evitar que simplemente sea el forzudo y va haciendo que Quincy Harker lleve el peso de los cazadores, a pesar de su silla de ruedas y su aspecto de senectud, escondiendo el corazón de un león) y hay diálogos que sobrepasan el formato serie B con el que han comenzado.
Wolfman lo tendrá claro, mientras Gene Colan mantenga su inspiración, la serie venderá, pero para llegar a otro nivel, será necesario recurrir a nuevas premisas que cazadores se pelean con vampiro y al final llegan a tablas. Stan Lee, el gran arquitecto de la Casa de las Ideas, había dado un clinic de lo que era una Némesis en la mítica Fantastic Four, creando al Doctor Muerte (aunque el poderosísimo talento de Jack Kirby tuvo mucho que decir, a buen seguro). Wolfman quiere hacer lo mismo pero al revés. Un antihéroe que salga mucho menos que los cazadores habituales, que vaya por libre, que sea todo lo contrario del conde y además impacte a los lectores. Ha nacido Blade, que ha llegado hasta nuestros días ha protagonizar una trilogía y ha estado hasta en series de dibujos animados. Si el duelo de Rachel y sus compañeros con Drácula es al más puro estilo Stoker, Blade es una nueva dimensión. Es jugar con la lucha de un afroamericano individualista con un aristócrata europeo de finales del siglo XV, célebre por su racismo con colectivos como el zíngaro.
Cada aparición de Blade confirma a los lectores que esto va en serio. La muerte de la hija de Quincy Harker en dramática batalla, llevará al chico de los puñales de madera a jurar que algún día va a atravesar ese pecho y evitar que el malévolo conde se levante. A distancia, Colan dibuja un inquieto murciélago que de repente siente un escalofrío. El macabro juramento se ha iniciado. No sabemos cuándo, pero esta Historia tiene un nudo. Y ahora que ha dejado claro los enemigos y la Némesis, Wolfman se dedicará a jugar, con la calma de que si algún número flojea, Colan y Palmer lo subsanan con su oficio, en estado de gracia permanente. La serie pinta tan bien que Marvel le sacará Gigant-Size, pero el ritmo de trabajo es agotador y los autores de la serie regular no aparecen, eso y un infame cameo de Spiderman hacen que pierda puntos, aunque tengan algún momento interesante.
Sin darnos cuenta, nuestro triunvirato vuelve a desafiar la norma. Ya han puesto a Drácula contra el Hombre-Lobo y sus perseguidores humanos, incluso le buscarán desafíos tecnológicos (Doctor Sol), pero quien proponer otro reto a sus lectores… hace una historia sin nada de sangre, simplemente un soliloquio. El resultado es todo menos aburrido, Drácula se sienta en una cueva a reflexionar, como nosotros que llevamos ya varios meses siguiendo la serie. A pesar de su orgullo casi inhumano, el transilvano dedica una época del año a rememorar sus derrotas, a guardarla en una serie de relatos privados donde busca aprender para el futuro. Entre dichos momentos, destaca su vergonzosa primera muerte ante Blade, a quien admite haber subestimado en su primer encuentro. Vlad quedará ya desde entonces como el dueño de la serie, estamos no ante un villano de opereta, sino frente a una criatura amoral, ambiciosa, inteligentísima y peligrosa hasta el extremo cuyas miras para dominar su espacio y jugar como el titiritero contra sus víctimas. El tiempo es su aliado y su paciencia tan dura como su crueldad. Esto no quita que como Hannibal Lecter, pueda sentir debilidad por algunas personas. Es sorprendente su duelo de mentes y voluntades con el paralítico y anciano Quincy Harker. Han batallado durante buena parte del siglo XX, Drácula le ha privado de todo cuanto le era amado, pero ha aprendido a admirar y hasta respetar, el estilo de su rival. Incluso le pondera por encima del resto de cazadores por su estilo, casi aplaude los retos que le plantea a su inteligencia y protagonizará un duelo impensable, cuando las trampas del anciano logren dar el coup de grace al vampiro, pero finalmente tenga que aceptar no hacerlo por un cambio de rehenes.
Otra cosa que mejora en la serie son las técnicas de seducción de nuestro noble protagonista. Se acabo aquello de raptar gente a la primera de cambio y poner cara de no haber conocido seductoras sonrisas en cinco eones, Drácula va mostrándose más cómodo y seguro. La tensión sexual cuando se vea obligado a colaborar con Rachel Van Helsing en los Alpes, algo que se irá revelando por qué es en futuros números. Casi un cuentecillo macabro, una manzana envenenada para Blancanieves, en pleno paso a la adolescencia, una adorable Rachel de pequeña celebra su cumpleaños, cuando se encuentra con que falta un último regalo… un misterioso y atractivo desconocido aparece de la nada en su ventana. Instintivamente abandona sus precauciones y símbolos, la muchacha se va acercando con el único propósito de besar a su primer enamorado… hasta que aparece Quincy Harker (evidentemente más joven) para evitar que Drácula dé el temido beso de los malditos a la hija de sus antiguos cazadores. Desde ese momento, sabemos que hubo una vez en la que Rachel estuvo a punto de caer en las redes del transilvano, algo que es doloroso y la va asilando de todos, incluso de Frank.
Paralelamente y consciente de que Blade es un personaje demasiado bueno para explotarlo indefinidamente como mero sparring de Drácula, Wolfman le va dando cancha, le permite protagonizar pequeñas historias independientes y hasta una saga más larga contra una misteriosa organización llamada Legión. El personaje además de incansable como los otros cazadores, tiene unos diálogos de mucha chispa gracias a su sentido del humor (algo que muy desafortunadamente han ido perdiendo muchos personajes, él incluido, por la moda americana de tipos sombríos que disparan primero y luego preguntan, con cara de no haber podido ir al servicio en tres días), si la presencia del Doctor Muerte en Fantastic Four es sinónimo de inquietud, la aparición de Blade significa que “los buenos” tienen algo que decir. Blade va a alcanzar tanta popularidad que se codeará con otros personajes del universo Marvel y en el futuro protagonizará una trilogía de películas (con estética futurista, eso sí) de considerable éxito. Precisamente la trama de la primera película se basa en una de las subtramas que Tomb of Dracula lleva con maestría, la persecución de Blade del asesino de su madre, Deacon Frost, un peligroso vampiro que podría incluso competir con Drácula. El cómic de la captura de Frost que se lee conteniendo la respiración ha perdido algo de peso por la santa y bendita manía de los marvelianos de resucitar a todo personaje interesante cuyo clímax se haya alcanzado al morir.
Divertidísimos con la gamberrada que están creando él y sus compañeros, Wolfman propone otro juego, cuando crea una novela pulp con todos los tópicos del género. Chica morena de contoneantes curvas viene a cutre detective privado que inicia una investigación en los bajos fondos para verificar qué le pasó al prometido de la muchacha. El detective se llama Hannibal King y con las hábiles pistas que nos deja del bueno de Colan, descubrimos al final que es también un no-muerto, aunque su caso que controla sus bajos instintos y es la antítesis de los otros no muertos. Los editores están tan contentos con cómo marcha la cosa que quieren que las dos series más esotéricas (Tomb of Dracula y Doctor Strange) hagan un crossover. Por fortuna, Colan y Palmer dibujan en las dos colecciones, así que el encuentro entre el mago y el conde tiene unidad gráfica, mientras que dos de los guionistas más hábiles de Marvel, nuestro archi-mencionado Marv y Steve Englehart (el hombre que mejor reflejó la sociedad de Watergate en los cómics estadounidenses) proponen un viaje sin frenos y de emociones fuertes, donde magia y alucinaciones se dan la mano. En el duelo aprenderemos también a ver uno de los pocos puntos débiles de Vlad, su antigua segunda esposa, María, asesinada durante la invasión otomana a su país. Rico precedente para Dracula Lives (en Marvel piensan que si algo vende hay que duplicarlo).
Otro viejo relato al uso, el objeto poderoso tipo los que salen en Indiana Jones se da con un misterioso anticuario judío (que además sirve a Wolfman para lucirse con su conocimiento de la cultura hebraica). Por manos heterogénas se va sucediendo, pero misteriosamente, al menos cuando está en manos de Drácula, sabe perfectamente qué hacer con ese poder. Sus órdenes de buscar las partes que faltan del poderoso sortilegio a sus legiones (poderosísimas imágenes de campos santos y de criaturas surgidas de la nada) son precisas y eficaces. Sus otros competidores se muestran vacilantes... La conclusión es inesperada, aunque es el mejor jugador sobre el tablero, Drácula perderá la calma por una mujer, que finalmente le traicionará hasta su trágico final. Las sorpresas y las reflexiones morales vuelven a elevar la categoría de la serie más allá de historias de fantasía donde hay gente que tiene los colmillos muy largos. Del mismo modo hay una reflexión sobre la obsesión con los personajes irreales, cuando una mujer recluída en un manicomio que vive rodeada de alucinaciones como Robin Hood, DÁrtagnan, caballeros medievales , logra invocar al verdadero Drácula, para verse decepcionada con la realidad.
Mención aparte otra maravillosa broma macabra cuando se da una particular versión de cuento navideño, las tres visitas que ahora vuelven a estar de moda por la película de inminente estreno. Una mujer amargada por los hombres que truncaron su carrera, logra que Drácula ejecute sus venganzas mediante un ingenioso chantaje... pero cuidado, el conde es astuto y siempre cobra precio por sus servicios. Inesperado desenlace que cumple todas la premisas de las narraciones de los extraordinarios desenlaces de Poe.
Dejamos ahora la saga en su punto intermedio. Mañana conoceremos el famoso desenlace y daremos pinceladas de la serie Dracula Lives, heredera de ésta. Ya como cuarta y última entrega, revisaremos las irregulares continuaciones de la saga, donde esta serie de culto terminará degenerando (al menos bajo mi subjetivo juicio), intentaremos, explicar el por qué.
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