A pesar de que se ha convertido en un evento prácticamente anual, la llegada de un nuevo cómic de Pafman a las estanterías de las tiendas de cómics siempre es una noticia recibida con mucho agrado.
Junto con Juan Carlos Ramis, Joaquín Cera, creador de Pafman, es el último exponente de la época Bruguera. En definitiva, dos herederos que tuvieron la mala fortuna de nacer más tarde de la cuenta o, quién sabe, de no haber hallado continuadores o compañeros de generación con los que desarrollar hasta cotas más altas sus considerables talentos.
De todos los personajes que creó Cera durante su adandura en revistas como "Súper-Mortadelo" o "Zipi y Zape", Ediciones B le ofertó la oportunidad de darle un retorno a Pafman, el súper-héroe más tonto de Logroño, quien en vez de Robin, cuenta con un gato parlanchín, mezcla de científico con ideas de bombero. La apuesta editorial de momento ha permitido que sigamos disfrutando de las andanzas de este personaje, no del todo conocido a nivel nacional, pero de culto para quienes siguen sus viñetas, debido a un humor absurdo descabellado que viene a ser un giro más de tuerca a lo ya postulado por maestros como Vázquez o el propio Ibáñez, aún en activo.
Algunos de los nuevos albumes, como "Pafdark" o "1945" bien pueden haber sido algunos de los mejores tebeos que haya leído en los últimos tiempos. Esta nueva aventura, "En la Tierra Mediocre", ha supuesto un cambio de formato con el que no estoy de acuerdo. Cera es un dibujante muy detallista a quien el color ayuda, especialmente en esta obra, las escenas de multitudinarias batallas y los homenajes al universo de Tolkien, merecían todo el apoyo posible, no un blanco y negro que verdaderamente deja la sensación de desmerecer el verdadero resultado que se podía alcanzar.
Con todo, esta nueva numeración en la azarosa trayectoria editorial del personaje, tiene también una ventaja innegable, igual que sucedía con las Bibliotecas Marvel hace unos años, te puedes llevar muchas páginas a muy buen precio. En concreto, 90 páginas inéditas, lo cual no está nada mal, la verdad sea dicha. El argumento de Cera aquí es menos original de lo que acostumbra, centrándose en una parodia del universo de la Fantasía Heroica, muy al estilo de lo que hizo Futurama con "El gran juego de Bender".
Pese a lo dicho, Cera tiene la gran ventaja de que, contando lo que cuente, tiene una gran virtud, un gancho demoledor, su capacidad para gags ágiles y diálogos estupendos, en muchas ocasiones sin sentido. Asimismo, demuestra su perspicacia al brindar una resolución ingeniosa del desaguisado y tomando un sendero propio, no limitándose a hacer desfilar a su protagonista por su parodia de la Tierra Media (que también).
En definitiva, como algún día tendremos que morir vivos, hay que darle una oportunidad a Cera para seguir divirtiéndonos con ese paladín, un Sir Pafman que sigue tratando, hoy y siempre, de resistir al invasor que quiere quitarle de su merecido asiento como heredero brugueriano de pro. Que no tengamos que esperar otro año para gozar de cosas inéditas de Pafman.
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