Título: Alfredo El Grande: Memoria de un cómico.
Pocos personajes han estado tan identificados con un nombre como nuestro protagonista como "el landismo". Dotado de una fisonomía muy concreta, durante mucho tiempo perfil del españolito medio, con sus anhelos y mediocridades, leer su biografía ha sido un incierto viaje que pude realizar gracias a la generosidad de un buen amigo que me la brindó para uso y disfrute. Conocedor de la legendaria falta de tacto del navarro, sabía que me iba a encontrar con no pocos momentos duros y comentarios quizás políticamente incorrectos. Ordóñez, buen escritor y sabedor de que así se vende más, no parece interesado en cortarle la lengua.
En primer lugar decir que hay momentos que realmente le dejan a uno anonadado. Pondría el acento en las polémicas con Pilar Bardem, su enjuiciamiento a la trayectoria final de Gracita Morales, su valoración de Mariano Ozores como director, sus discusiones... Con todo, leyendo otros análisis de Landa, me quiero rebelar contra un estereotipo, que es infravalorarle como un actor sobrevalorado en una época de boom pero rápido fiasco de nuestro cine. No estoy de acuerdo, el señor Alfredo ha sido un actor que ha pensado como actor y vivido como actor. Eso dice mucho, citaré un ejemplo que me dejó impresionado.
En "Los Santos Inocentes", Landa, a esta maravillosa obra de Miguel Delibes, perfectamente adaptada por Mario Camus, creo que Landa ha demostrado que todo es mejorable, incluso esta joya. Hablando del personaje del señorito Iván (soberbio Juan Diego) y de Paco El Bajo (Landa), nuestro actor dice que aunque estaba muy bien, se habían omitido unos detalles que hubieran dignificado aún más la película. Se refería a la relación de infancia de los dos, como quizás, hubo un momento en el que Iván de verdad fue amigo de Paco, que no siempre fue un hijo de su madre... que quizás eso ponía en un debate con tratar de salvar a su pobre hijo de esa quema y su fidelidad mal entendida a Iván. Tras demostrarnos que es un tipo minucioso trabajando su perfil psicológico con sus encarnaciones en pantalla, vuelve a ganarme el recelo por su falta de fair play, en vez de disfrutar de compartir el Oso de Oro con Paco Rabal, tiene que poner sus puntillas.
De todas maneras hay cosas que no se le pueden negar. Es cierto que su célebre pájara en la entrega de los premos Goya, conmovió a mucha gente, quizás con aquella metedura de pata le vimos su faceta más entrañable, lejos del altivo porte que a veces toma. Ese carácter le ha metido en muchos problemas, también cosas extra-artísticas que le restan puntos, desde luego, creo que en "Lleno, por favor", jamás tuvo que prepararse el papel, creo sinceramente que él tendría un credo: "Yo solamente creo en tres cosas: Dios, Franco y Santiago Bernabeu". Desde luego a mí personalmente el discurso político tradicional que desprende Landa no me seduce para nada, sí lo ha hecho, eso sí, su capacidad de cabrearse en una escena y alguna metamorfosis increíble (el trabajo que hizo en "El crack" fue para quitarse el sombrero, pasar de ser un perseguidor de suecas piscneras a un introductor con Garci en el cine negro nacional, faceta que tenemos muy discutida).
Lo que sí me parece es que su capacidad de rencor no le ayuda. Por ejemplo, su discusión con José Luis López Vázquez, "El Morito (como le apodan entre los colegas de profesión). No quiero destripar la obra, resumamos en que (siempre si la versión de Landa es totalmente cierta) López Vázquez pretendió robarle un papel. Al parecer, mucho tiempo después, coincidiendo en un rodaje, El Morito le pide perdon y Landa lo acepta, pero muy curioso, pese a haber sido camaradas en tantas batallas, apenas se le menciona en esos renglones, solamente un lacónico "me parece un actor estupendo".
Pero López Vázquez e incluso el añorado Fernando Fernán Gómez, pueden darse por contentos, puesto que la imagen de Gracita Morales o del productor Dibildos queda muy, muy dañada... De Gracita, una actriz cómica básica del panorama nacional, hablaremos en el futuro cuando toquemos una biografía muy interesante de Mariano Ozores, pero lo de Dibildos hará creer al lector/a que se encuentra en una trama de cine negro, donde Dibildos (con algo de ayuda de Tony Leblanc, que merece un monumento por las carcajadas que nos ha provocado y una multa por alguna peliculita como "Los hippies" o "Los subdesarrollados"), hizo morder a Landa un contrato espantoso. Para más IMRI, Landa tuvo que aguantar en esas cintas a Manolo Gómez Bur, quien a pesar de que también le pidió disculpas, no se libra de haberle querido robar cámara.
¿Momentos tiernos? Muchos, conmueven los momentos que le dedica al legendario José Isbert, me gusta como humaniza y a la vez elogia a figuras como José Bódalo, Paco Martínez Soria o L. Somoza. Asimismo hay mucha gratitud a su familia o a eternas compañeras como Concha Velasco. Quizás lo que siempre le hemos juzgado como un producto conservador prefabricado debamos leer esta obra y conocerle en otros puntos. Porque guste o no, a la supuesta gente experta de la crítica, Landa no tuvo ningún problema en el rodaje de una producción en el peligroso barrio chino de Barcelona (donde transcurrían también las desventuras de Makinavaja de IVA), por la simple adoración y cariño que despertaban sus andanzas a la gente común. "Vente a Alemania, Pepe" no me parece la mejor película de la historia de España, ni de lejos, pero fue el reflejo de una época, ojo.
En último sentido destacar como la causa de su éxito y asimismo de sus problemas, la ambición. Le duele no haber podido estar disponible para Plácido, se le remueve el orgullo por el sencillo pero sincero piropo que le dedicó Berlanga (a pesar de p...los literalmente en el rodaje de "La vaquilla")... Una especie de orgullo enfermizo que le obligaba a echar pulsos con gente a la que aprecia tanto como José Sacristán por ser la cabeza de cártel en los créditos y sobre todo... José Luis Garci. Se deben mucho, pero también es cierto que la deuda es mutua.
De hecho, es uno de los grandes atractivos del libro, si quieren saber más, lean, lean... y sí, por supuesto, algunas cosas les parecen barbaridades, pero eso sí, admitamos que... otras no está mal, pero que nada mal
2 comentarios:
Certero anílisis, compañero.
Yo destacaría, como tú has sugerido, su notable conciencia como actor y su interés por dignificar una profesión que lo hizo surcar las pantallas en calzoncillos persiguiendo suecas.
Eso sí, demasiado rencoroso, este señor.
Desde luego como muy bien apuntas, limitar la trayectoria de Landa a decir que perseguía sucecas (cosa que hizo en no pocas películas) essubestimar una trayectoria como poco de notable alto. Tiene una sensibilidd certera y ha sabido conmovr a varias generaciones de espectadores.
Y sí, dentro del terreno subjetivo, yo también lo veo demasiado amigo de revanchas.
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