miércoles, 17 de junio de 2009

LOS SIMPSONS, APERTURA A UN NUEVO ESTILO



Título: The Simpsons.





Fecha de emisión: 1.987- Actualidad.





Género: Animación, Comedia familiar.





Palmarés/galardones: Más de dos decenas de premios Emmy, un Peabody, 24 premios Annie, considerada por la revista Time como la serie de televisión más influyente del siglo XX, etc... 20 temporadas en emisión, superando a vacas sagradas como Cheers.

Las mejores cosas suceden de forma inesperada en ocasiones. Coppola no sabía que aceptando una obra por encargo iba a dar una nueva dimensión a una gran saga de Mario Puzzo, Cervantes no tiene ni idea de la caja de los truenos que ha abierto al criticar las novelas de caballerías... del mismo modo, Matt Groening solamente pensaba en ahorrarse dinero mientras escribía en un vestíbulo. En concreto, un vestíbulo propiedad de James L. Brooks, uno de los productores ejectuvos claves de la serie, probablemente solamente tuteado por Sam Simon, que abandona la serie en 1.993, no así los generosos dividendos que deja esta gallina de los huevos de oro.
Avalada por crítica y público durante mucho tiempo, ¿dónde radica el truco de este fenómeno que tantos millones de dólares -no es ninguna hipérbole, sumen audiencia, publicidad, derechos de taquilla por la película, juegos de mesa, videojuegos, cómics-books, libros sobre la serie...- que sigue manteniéndose? Probablemente, creo que si nos paramos un momento a reflexionar, la animación tiene sus ventajas. Las comedias familiares, incluso las de peores guiones, juegan a veces con maestría con la simpatía que da ver a alguien real... un niño pequeño, el público adolescente que se proyecta en el chico/a de la serie... Los Simpson nunca han podido hacer eso, pero tienen algo que esas comedias no tienen... los personajes no tienen por qué envejecer. Sí, habrá que hacer cambios de dobladores - por cierto, el nivel global ha sido fantástico de los que han tenido-, cambios de diseño... pero los protagonistas son los dibujos, no hay necesidad de una representación real. Una serie como Malcolm tiene que ir adelante conforme suben en edad sus intérpretes, los Simpsons pueden concentrarse, adelantar y ponerse en el punto que les salga de las narices, porque no habrá problemas para flashbacks y saltos en el tiempo. Cuando tienes buenos guionistas - y esta serie los ha tenido- todo se convierte en mucho más fácil.
Como ya dije en la anterior entrada, con los "amarillos" tampoco me va a permitir ser objetivo. Para mí son de mi misma época, ha sido la televisión que más he consumido, y espero, de la que más sentido del humor he aprendido. De repente, en un vacío, los Simpsons supusieron un cambio, una sonrisa elegante, inteligente e irónica. ¿Qué no me creen? Antes de los Simpsons no existía ni American Dad ni Family Guy, tampoco South Park, y recordemos que esta última serie, también muy interesante, titula uno de sus capítulos "Ya se hizo en los Simpsons".
Es más, aquí creo que me meto en camisa de once varas, pero hay una generación de alumnos y profesores que se entiende mejor porque han "bebido" de este estilo. Y es que, creo que aquí hay que puntualizar, esta serie es un ejemplo de la importancia del guión. No en vano, veamos uno de los puestos clave del desarrollo de la obra, el jefe de guionistas, quien conjuga ideas brillantes - y no tan brillantes- durante una temporada, para que exista cierto sentido en el conjunto de una temporada. Uno de ellos es J. Stewart Burns, el amigo es Licenciado en Matemáticas por la Universidad de Harvard y tiene su Máster en la no menos prestigiosa Berkeley. Con ello no estoy diciendo que haya que ir a la universidad - Woody Allen es el mejor, pero no único ejemplo de lo contrario- para hacer reír, ni mucho menos, pero tampoco es casualidad que un tipo como Stewart Burns sea uno de los guionistas de otra serie tan original como Futurama no debe de ser casualidad.
Basado en esa fuerza - y en una evolución de dibujo que por mucho que nos pongamos nostálgicos siempre ha ido para mejor, las primeras temporadas tenían unos colores espantosos, sobre todo Lisa y Bart han ido ganando en presencia con los años-, han ido mostrando muchas virtudes. La principal creo que es saber homenajear - en ocasiones rozando incluso la frontera del plagio, pero, ¿qué mejor forma de admiración- gran cantidad de fuentes. Desde libros de Edgar Allan Poe, a películas de toda clase y pasando por musicales, los Simpsons es un constante "referencia a". ¿Quién puede resistirse a la versión de Troy McClure del Planeta de los Simios? La primera vez que vi este capítulo de crío no entendía nada, me pareció de los peores de la serie, ahora cada vez que lo ponen me gusta más.
Otra cuestión es el carisma per se de los protagonistas. Todos sabemos cuando Homer va a decir "Ouh", nos cabreamos como él por lo pesado y perfecto que es su vecino Flanders, nos alegramos de la infinita paciencia de Marge- el único nudo que explica porque esta familia no se hunde en el caos-, a todos nos cae bien Maggie - por cierto, preciosos los capítulos de su primera palabra y de su nacimiento- , quien más y quien menos se ha topado alguna vez con Lisa- una mezcla de Annie Hall con algo de Virginia Wolf y de Madame Curie- y por supuesto, a todos nos gusta que Bart tenga nueve puntas y a sus creadores no le asuste reconocer que es Daniel El Travieso- tirachinas incluído- pero a escala mundial y con más picardía práctica.
Luego, no podemos extendernos porque esta critica se convertiría en infumable- bueno, más infumable todavía-, pero por favor, si algún día tenéis tiempo y ganas, averiguad cómo se le ocurrrió a Matt Groening la idea de Krusty El Payaso, está en Bongo Cómics, os prometo que merece cada una de las líneas robaros algo de vuestro valioso tiempo. Es decir, personajes redondos, diálogos inmortales- aquí parece ser que el gran "culpable" es George Meyer, el alma del Bullpen creativos y aclamado por muchos cómo uno de los mejores y más agudos responsables del éxito de la serie, eso es decir mucho"-, Halloweens que los quieres o los odias, pero nunca te dejan indiferente, etc.



Para finalizar, hablar de la consabida decadencia. Esto me ha generado muchas discusiones- amistosas eso sí- , sobre todo si los amigos somos españoles. Y es que la prostitución que Antena 3 ha hecho con los antiguos capítulos de esta serie raya lo machacón, haciendo que caiga el mismo una vez, y otra, y otra... hasta que te sabes de memoria todas las bromas telefónicas a la taberna de Moe. Criticando esta postura de la cadena, incapaz de darle un respiro a la frescura de la serie,
mi pregunta malévola es, ¿se alegra la 2 de Televisión Española de haber renunciado a esta serie a cambio de no ser acusada de cansina? Mi respuesta es que solamente hay dos momentos comparables: cuando los troyanos vieron un caballo muy bonito y lo dejaron pasar y cuando unos "avispados" General Managers dejaron escapar a un tal Michael Jordan en el Draft.
Sobre-explotación aparte, los Simpsons ya no son lo que eran. El abuso de actores famosos es en ocasiones cargante. Pero me gustaría matizar que no siempre ha sido así. Hay veces - sobre todo en el pasado- que no han sido meros cameos, sino auténticas comuniones, especialmente los referidos al Actor Secundario Bob, que para muchos son la unión totalmente necesaria de dos de las mejores comedias de su tiempo, "Los Simpsons" invitando a cenar a la familia de "Frasier".
No obstante, el agotamiento de ideas, ha ido lentamente notándose, no tan dramáticamente como creo que muchos pregonan, pero cierto es (y creo que ellos mismos lo saben cuando firman un delicioso episodio firmado: "Los Simpsons: detrás de las risas"). Siguen teniendo muy buenas espadas, John Vitti casi siempre firma buenos argumentos, Mike Scully es otro de los "culpables" de la gallina, etc. Pero creo que esto se acaba. Sobre todo porque últimamente los Simpsons viajan a demasiados sitios, hay demasiadas bodas y como bien piensa el señor Simpson, cuando Bart te dice que quiere conocer una fábrica de persianas en otro Estado: "Es la última temporada". O quizás no, no es la primera vez que hacen una puesta arriesgada, pregunta, ¿Qué diferencia Cheers, Matrimonio con hijos y los Simpsons? Las tres son muy buenas, pero la tercera es la única que se ha atrevido a funcionar sin risas enlatadas. También han osado cargarse personajes, eso es muy importante, especialmente el capítulo de Maude Flanders es uno que bajo las risitas tiene un transfondo bastante más desagarradoramente real del esperado en inocentes dibujitos.

Creo que la serie habla a sus aficionados con la discusión de Bart y el dueño de la tienda de cómics. Dice el segundo "Como seguidor fiel, están deuda conmigo. Puse una queja por el capítulo de Poochie. El peor de toda la historia del show de Rasca y Pica". A estos, contesta el pequeño Simpson, digno heredero de su padre, Homer- dijo Meyer en una ocasión que todos querríamos ser Homer como muchos quieren ser Bugs Bunny, porque no es alguien real y le puedes poner en cualquier pose- "Un momento, te han dado miles de horas de entretenimiento, en cualquier caso, estarás tú en deuda con ellos". Touché.
Por ello, aunque algunos lo vean como un concort en llamas cuyas plegarias han sido escuchadas... por el diablo, hay que decir simplemente chapeau y hasta lueguito, porque hay cosas que a veces sobrepasan las fronteras de "bueno" y "malo"... simplemente están allí para siempre. Como el rock and roll, como la Coca-Cola, la tarta de manzana, Naranjito... como los Simpsons, iconos de nuestro tiempo para bien y para mal.
Toma ya, y este artículo sin poner gags del sofá... ¿cómo? ¿Qué lo he puesto? ¡Ouch!

2 comentarios:

Chespiro dijo...

Has condensado lo mejor y lo peor de la serie en un artículo. Enhorabuena, amiguete.

El Viejo dijo...

Gracias amigo Chespiro. Never stop The Simpsons.