Título: Evelyn. El extraordinario caso del doctor Corman.
Autor: Andrés G. Leiva.
Editorial: Sinsentido.
Premios/galardones: Premio de cómic de la Diputación de Cuenca.
Autor: Andrés G. Leiva.
Editorial: Sinsentido.
Premios/galardones: Premio de cómic de la Diputación de Cuenca.
La objetividad no existe. Cuánto menos al existir lazos de afecto hacia el objeto de estudio a debatir. Sin ser íntimo suyo, si puedo jactarme de tener importantes vínculos de amistad con el círculo de alumnos del dibujante Andrés G. Leiva. Es más, gracias a ellos pude ir a la presentación de la obra en el instituto Góngora de Córdoba. En dicha visita, perfectamente ambientada y con un Salón de Actos a rebosar, pude tener la oportunidad de que Andrés me dedicase uno de los ejemplares, incluyendo un dibujo incorporado que hizo sobre la marcha para todos los presentes en cada uno de sus cómics.
Por estos motivos, espero que no me traicionen demasiado los colores y pueda recomendar esta pieza artística por lo que vale, sin dejarme llevar por sentimentalismos. En primer lugar, hay que decir que el título nos recuerda a viejos cuentos de terror de plumas tan celebradas como Poe, especialmente por el subtítulo. Asimismo, como el propio Andrés reveló, Evelyn fue finalmente una recomendación de su círculo familiar, pues estuvo a punto de terminar apareciendo con el nombre de Vlad (esta elección a mí personalmente no me gusta, porque está archi-explotada en todas las películas o cómics que tienen alguien con colmillos entre su casting) o incluso el de Cortman. Lo cierto es que son un triunvirato importante donde es muy difícil destacar a nadie, pero si hay un hilo conductor es Evelyn, quizás la más fascinante criatura dentro de la narración.
Hay que destacar también la notable edición y la buena promoción que hizo la editorial, a un precio razonable para los tiempos que corren, que es muy propicia para un ritmo muy positivo, ligero y ameno. Si acaso, es posible que determinados personajes exigiesen mayor desarrollo, el mentor de Corman bien hubiera merecido alguna línea más. No creo que teniendo en cuenta la buena capacidad de síntesis del aturo (recordemos su revisión del mito de Juana de Arco), no hubiera podido explayarse un poco más, sin llegar a ralentizar la trama.
En lo que se refiere al dibujo, hay que descubrirse ante el que quizás sea su mejor trabajo hasta la fecha. El trazo es dinámico, las escenas (especialmente en el tramo de Londres) parecen en muchas ocasiones estar orientadas con un efecto cinematográfico de película de vampiros en blanco y negro muy acertado. Le mezcla de blanco, gris y negro se logra con tino, ambientándonos en este marco impreciso de cualquier momento a finales del siglo XIX.
Bajo mi humilde prisma, la escena es la inocente canciocilla “1, 2, 3, el niño se quiere esconder…” infantil, encaja perfectamente con la atmósfera de cuento cruel que Leiva en bastantes momentos consigue. Llegas a preocuparte por ese niño desconocido mientras recibe el cebo, en un instante donde el alma de Evelyn empieza ya a flaquear entre la fidelidad a su amo salvador y su conciencia. Por supuesto, para todos aquellos que aún no lo hayan acabado, el desenlace queda reservado hasta que lo consigan, bajo un tupido velo.
En lo que se refiere a los amantes de la escrupulosidad, hay que decir que Leiva viajó a Inglaterra durante su búsqueda de inspiración de la obra, lo cual se refleja y muy bien, pues tuvo que recrear pasajes de las islas, incluyendo durante un tramo la zona irlandesa. El trasfondo histórico también está muy logrado, sobre todo por las víctimas escogidas de Vlad, los grandes oprimidos, las sombras que escondían el esplendor de la Revolución Industrial.
Para los que reclamen extras, decir que se incluyen bocetos e ilustraciones que harán las delicias de los aficionados. En definitiva, un trabajo muy recomendable, aunque el margen de mejora de Leiva es todavía muy grande cara al futuro. Lo mejor está por venir para el artista cordobés.
Por estos motivos, espero que no me traicionen demasiado los colores y pueda recomendar esta pieza artística por lo que vale, sin dejarme llevar por sentimentalismos. En primer lugar, hay que decir que el título nos recuerda a viejos cuentos de terror de plumas tan celebradas como Poe, especialmente por el subtítulo. Asimismo, como el propio Andrés reveló, Evelyn fue finalmente una recomendación de su círculo familiar, pues estuvo a punto de terminar apareciendo con el nombre de Vlad (esta elección a mí personalmente no me gusta, porque está archi-explotada en todas las películas o cómics que tienen alguien con colmillos entre su casting) o incluso el de Cortman. Lo cierto es que son un triunvirato importante donde es muy difícil destacar a nadie, pero si hay un hilo conductor es Evelyn, quizás la más fascinante criatura dentro de la narración.
Hay que destacar también la notable edición y la buena promoción que hizo la editorial, a un precio razonable para los tiempos que corren, que es muy propicia para un ritmo muy positivo, ligero y ameno. Si acaso, es posible que determinados personajes exigiesen mayor desarrollo, el mentor de Corman bien hubiera merecido alguna línea más. No creo que teniendo en cuenta la buena capacidad de síntesis del aturo (recordemos su revisión del mito de Juana de Arco), no hubiera podido explayarse un poco más, sin llegar a ralentizar la trama.
En lo que se refiere al dibujo, hay que descubrirse ante el que quizás sea su mejor trabajo hasta la fecha. El trazo es dinámico, las escenas (especialmente en el tramo de Londres) parecen en muchas ocasiones estar orientadas con un efecto cinematográfico de película de vampiros en blanco y negro muy acertado. Le mezcla de blanco, gris y negro se logra con tino, ambientándonos en este marco impreciso de cualquier momento a finales del siglo XIX.
Bajo mi humilde prisma, la escena es la inocente canciocilla “1, 2, 3, el niño se quiere esconder…” infantil, encaja perfectamente con la atmósfera de cuento cruel que Leiva en bastantes momentos consigue. Llegas a preocuparte por ese niño desconocido mientras recibe el cebo, en un instante donde el alma de Evelyn empieza ya a flaquear entre la fidelidad a su amo salvador y su conciencia. Por supuesto, para todos aquellos que aún no lo hayan acabado, el desenlace queda reservado hasta que lo consigan, bajo un tupido velo.
En lo que se refiere a los amantes de la escrupulosidad, hay que decir que Leiva viajó a Inglaterra durante su búsqueda de inspiración de la obra, lo cual se refleja y muy bien, pues tuvo que recrear pasajes de las islas, incluyendo durante un tramo la zona irlandesa. El trasfondo histórico también está muy logrado, sobre todo por las víctimas escogidas de Vlad, los grandes oprimidos, las sombras que escondían el esplendor de la Revolución Industrial.
Para los que reclamen extras, decir que se incluyen bocetos e ilustraciones que harán las delicias de los aficionados. En definitiva, un trabajo muy recomendable, aunque el margen de mejora de Leiva es todavía muy grande cara al futuro. Lo mejor está por venir para el artista cordobés.
2 comentarios:
Jeje, buena reseña. No tengo nada en especial que comentar dado que aún no me lo he leído (espero que Andrés no se mosquee conmigo XD) pero siemrpe es bueno que hagas campaña de lo menos conocido, reivindicando el cómic Cordobés, como debe ser.
Gracias Easmo, aunque creo que Andrés bien merece los elogios. Hay que valorar lo de fuera, siempre enriquecedor, pero precisamente, este conocimiento debe servirnos para valorar lo que tenemos, incluyendo pequeñas joyas como ésta.
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