sábado, 25 de abril de 2020

BACK IN THE `90s I WAS IN A VERY FAMOUS TV SHOW (BOJACK, PARTE I DE VI)



Hay un momento donde algunas series consiguen hacer click consigo mismas. Es un instante donde encuentran el tono, un estilo que les va particularmente bien, casi su esencia. Hace unas pocas semanas hablábamos de que un programa con potencial como (Des)encanto, la cual todavía lo está buscando (segunda temporada). En BoJack Horseman, se halla en "Zoës and Zeldas", la cuarta entrega de su primera temporada, incluyendo un desenlace que ya marca para siempre el humor amargo que va a tener el show. 



¿De qué trata el personaje creado por Raphael Bob-Waksberg? Todo transcurre en un universo donde los animales son antropomórficos e interactúan con los humanos sin problema ninguno. De hecho, BoJack es un caballo parlante y que camina erguido, un comediante que obtuvo una notoria popularidad en la década de los 90 por el show Horsin`Around. Conforme transcurran los episodios y veamos flahback del producto televisivo que le aúpo al candelero, descubriremos que Horsin`Around es una clara parodia de iconos del género en aquel contexto: Cosas de casa, El príncipe de Bel-Air, etc.



Los días de éxito de audiencia quedan lejanos para BoJack, bastante recluido en una vida irreal en Los Ángeles, donde su único verdadero amigo es Todd Chavez, una especie de okupa que parece una metáfora de la inocencia perdida por el antiguo astro televisivo. El motor de arranque del cambio se le presenta cuando llegue la oferta de hacer una autobiografía de los tiempos de gloria, contando con la ayuda de una escritora fantasma, Diane Nguyen, con quien pronto siente una conexión especial.


Aunque comienza tomándose el asunto con poca seriedad y procrastinando todo lo posible su realización, BoJack irá re-descubriendo cosas de su pasado que explican perfectamente su situación actual. En un principio, la serie precisa de unos pocos compases para encontrar su ritmo, parece incluso emular a Padre de familia en una cierta proliferación de flasbacks que llevan al humor absurdo. En "BoJack Hates the Troops" ya se percibe que hay un ingenio punzante en su libreto, aunque todavía necesita dar un salto más que pronto realiza.



Irónicamente, reconozco que la estética de BoJack no me gusta especialmente. Tiene un estilo y voz propia, aunque mi paladar personal me lleva a sentirse mucho más cómodo con los diseños de Los Simpson o Futurama. De cualquier modo, tiene ventajas inherentes en que no comete el error de otras colegas que se han metido en este género que tanto debe a cierta familia amarilla. Este caballo va por un sendero propio, muchas veces melancólico, y logra captar nuestra atención.



También se ve bendecida con un doblaje a la altura de sus propósitos. Will Arnett da un gran tono a un tipo cínico y desengañado, alguien en cuyo opening vemos casi hacer un homenaje al personaje de Joe Gillis en El crepúsculo de los dioses (1950). Otras voces son espectaculares, como la de Amy Sedaris, quien da voz a la gata que es Princess Carolyn, la esforzada agente (y ocasional amante) de BoJack, lo cual casi les conecta también con la pieza de Woody Allen Broadway Danny Rose (1984).


La necesidad de ir recolectando testimonios sobre BoJack llevará a Diane a momentos tan tensos como el de "The Telescope", un viaje para ver a Herb, el gran valedor del equino en su salto a la fama y con quien se portó miserablemente. Pese a su heterodoxia y variedad de temas (especialmente en las subtramas de Todd) o el humor absurdo (véase el peculiar novio que se echa Princess Carolyne), uno de los denominadores comunes del show es la búsqueda de la redención... o si esa es posible llegada determinada frontera.



Con mucho tino, un amigo de olfato fino para estas cuestiones definió los argumentos del programa como si, al fin, pudiéramos ver las consecuencias de lo que provocaría Homer Simpson en el mundo real. El egoísmo descerebrado tiene muchísima gracia en la ficción y ha dejado escenas memorables, pero puede llegar a causar verdaderos seísmos en las vidas de alrededor.



El estilo del protagonista contrasta fuertemente con Míster Peanutbutter, un perro antropomorfo que tuvo una sitcon muy parecida a BoJack, aunque su forma de enfocar la vida es bien distinta. Rival amoroso encubierto del protagonista, puesto que Diane es su prometida, en algo fiel al estilo del equipo guionista, en la segunda temporada mostrará su verdadero potencial.



Y a hablar de eso, y otras cosas en los exteriores de Malibu, les emplazamos dentro de cuatro semanas.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



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