Conócete a ti mismo. Así rezaba el gran lema del oráculo de Delfos, al que miles de personas viajaban en la Antigüedad buscando que les adivinase el porvenir. Frase fácil de pronunciar y complicada de llevar a cabo. Entender cómo somos es un ejercicio de objetividad que cuesta, más que nada por aquello de ser jueces y partes interesadas del asunto. Sébastien Thiéry, heterodoxo y provocador autor teatral, se preguntó sobre ello en ¿Quién es el señor Schmitt?
No parece nada casual que un actor como Sergio Peris-Mencheta se haya animado a la compleja tarea de adaptar y llevar al tablado la idea de Thiéry. Habiendo sido él mismo Marco Antonio en el Festival de Mérida o un peculiar Rodrigo Díaz de Vivar en El Ministerio del Tiempo, Mencheta habrá tenido muchas veces a sensación de los protagonistas acerca de vivir existencias que no son las suyas. La apacible rutina del matrimonio Carnero se ve alterada con una simple llamada telefónica que pone en tela de juicio todo lo que creían saber.
Marido y mujer son dos intérpretes de primera fila en el panorama nacional. Nada menos que Javier Gutiérrez, quien se halla en un estado de forma muy dulce tras sus últimos papeles, Cristina Castaño, actriz con un don natural para la comedia (baste recordarla en La que se avecina). Ambos tienen química y se siguen maravillosamente el juego para lograr diálogos chispeantes y reacciones ante el hiperbólico absurdo en que va degenerando todo.
Ese original arranque genera unas expectativas francamente altas en el público, quedando la audiencia con el interrogante de cómo se resolverá el embrollo de la crisis de identidad y si la representación podrá mantener el ritmo de gags que se van sucediendo con solvencia en un escenario tan limitado como el salón de los Carnero/Schmitt/vaya usted a saber su apellido real.
Curt Allen Wilmer exhibe dominio de la escenografía para que ese hogareño lugar en algún punto de Andorra vaya amoldándose a las dudas de los protagonistas, quienes, al igual que Hamlet, se van a ver abocados a considerar que no hay certezas que les salven. Para aliviar el peso que recae sobre sus hombros durante más de hora y media, cuentan con el apoyo de Quique Fernández (quien hace papel doble), Xabier Murua (el portero del edificio) y Armando Buika (cuyo rol no es conveniente revelar en esta reseña por evitar el spoiler).
Las vicisitudes por las que pasen y el talento para la comedia del elenco ya garantizarían una agradable velada. Gente como Castaño o Gutiérrez necesitan apenas un leve gesto para conseguir la complicidad, quedando la carcajada casi asegurada. No obstante, a medida que se tira de la madeja se aprecia una complejidad más dramática de lo que dictaba la primera media hora.
Quizás aquí radique la grandeza y parte más polémica del libreto. De la ligera comedia de enredo que comienza siendo, busca una reflexión más aguda de lo que cabría esperarse acerca de la identidad. Siguiendo las pautas de maestros como Lovecraft u Oscar Wilder, los personajes se van sumiendo en una crisis de auto-percepción que deja momentos de intenso dramatismo. En sí, bien ejecutados, aunque, personalmente, no percibo el eclecticismo que me lleve a conectarlo con el planteamiento del inicio.
Incluso podríamos pensar que tenemos dos obras en una, independientes respectivamente. Individualmente, cada una de ellas funciona con la fiabilidad de un reloj suizo. Pero comparando las notas que afloran en ambas podemos incluso albergar la sensación de argumento que no es del todo honesto con el auditorio.
Se disfruta mucho, gracias a su elenco y dirección. Probablemente, no terminemos sabiendo quién era el señor Schmitt, lo cual no impide que hallamos disfrutado del viaje.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
- Portada programa de la obra teatral ¿Quién es el señor Schmitt?, función del día 16 de marzo de 2019. Gran Teatro de Córdoba.
- Escenario antes de la obra teatral ¿Quién es el señor Schmitt?, función del día 16 de marzo de 2019. Gran Teatro de Córdoba.
- Escenario después de la obra teatral ¿Quién es el señor Schmitt?, función del día 16 de marzo de 2019. Gran Teatro de Córdoba.
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