domingo, 1 de marzo de 2015

EL ESPÍRITU ECLÉCTICO



Sombras negras de tinta china, calzadas cubiertas de nieve, periódicos con redondeles que huelen a café intenso, ascensores que esconden misterio y crimen... Cuesta pensar que hubiera una época en la que Spirit no fuera un clásico, sino una novedad, las tiras recién impresas donde un artista llamado Will Eisner logró configurar un hito en la historia de las viñetas del cómic. Desde 1940 hasta ahora, sigue costando descifrar de forma clara el innegable encanto de esas tramas auto-conclusivas, del todo y nada que son estas aventuras. 




Todo comenzó en las habitaciones alquiladas de un quinto piso en un barrio de Manhattan. Inspirándose en la figura y estilo de Cary Grant, Eisner logró encontrar a un detective, supuestamente vuelto de entre los muertos, el cual lucía el clásico antifaz de los héroes de la época, así como la indumentaria de rigor de un detective privado al más puro estilo Bogart. Y es que el género noir tiene mucho que ver con la atmósfera que creada en torno a este personaje. 



Denny Colt (nombre verdadero del antiguo policía) había retornado del otro lado, razón por la que Eisner situó su guarida en el corazón del cementerio de Wildwood. Un toque gótico que ayudó al diseño tan particular del héroe, el cual parecía satisfacer por igual al público juvenil que al adulto, al combinar con habilidad una gran cantidad de elementos, alguno, quizás, tópico, pero todos ellos muy bien utilizados.



De igual forma, mujeres, muchas damas oscuras que podían esconder un revólver o navaja tras sus ligueros. Las farolas sin luz de los relatos callejeros de Eisner le permitieron jugar con los diseños de unas señoras que se alejaban del modelo de ángeles del hogar o abnegadas y sufridoras novias del heroico protagonista. P´Gell, viuda negra por excelencia de la colección, merece una mención aparte en este recordatorio.



Y villanos, muchos bad guys, aunque ninguno como The Octopus, el misterioso enemigo con guantes que maneja con la precisión de un Moriarty los bajos fondos, sin mostrar nunca su verdadero rostro. Un archi-rival con pasado poco claro, igual que el propio Spirit, aunque debe reseñarse que, en no pocas ocasiones, Eisner utiliza a su creación como mero vehículo para adentrarse en las frías callejuelas, y es que el autor de Contrato con Dios (ya reseñado en este blog) maneja con maestría la vida cotidiana y el relato corto, las miserias y alegrías del ciudadano de a pie.



Curiosamente, muchos de esos elementos intentaron ser trasladados a la gran pantalla con un reparto espectacular (Gabriel Macht, Samuel L. Jackson, Scarlett Johansson, Eva Mendes, Paz Vega, etc.), contando como director con todo un guionista-dibujante de la talla de Frank Miller, amigo personal de Eisner. Desafortunadamente, la alquimia no se encontró y lo que pudo ser un espaldarazo para resucitar la popularidad del personaje para las nuevas generaciones pasó sin pena ni gloria.


Con todo, este hijo de su tiempo también mostró los pecados del mismo, como el propio Eisner reconoció a la hora de tirar del tópico para buscar un ayudante al ex policía. Hacemos referencia a Ebony White, estereotipo muy mejorable del colaborador del paladín, aunque con el transcurrir de los años fue mejorando en dicho sentido.



Es de justicia destacar los dibujos de Bob Powell, Tex Blaisdell, Fred Kida y David Berg, quienes ayudaron con sus lápices para la sustitución de Eisner, así como en tareas tan ingratas como necesarias (especialmente, el tema de los fondos). De igual forma, Marilyn Mercer, Jules Feiffer y un distinguido etcétera respaldaron con sus guiones el trabajo del creador, quien tuvo diferentes intermitencias, abandonos y regresos a la serie.



Aún a día de hoy, The Spirit sigue suscitando una sonrisa de complicidad a los amantes del género negro de las viñetas. 

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