domingo, 3 de junio de 2012

RENÉ, ALBERT Y EL BUEN SALVAJE


Antes que Astérix existió él. Los cimientos del éxito, la fórmula infalible, se encontró desde aquel inicio. Las aventuras y desventuras del indio Umpa-Pá, fueron la primera participación sería con mayúsculas de un tándem legendario, la medalla de honor de la colaboración, los Stockton-Malone de las viñetas, hoy me complemento contigo mejor que ayer, pero menos que mañana, René Goscinny y Albert Uderzo.



Merced a la generosidad bibliotecaria de mi buen amigo Chespiro, al fin pude acceder a este personaje al que, honestamente, conocía, pero exclusivamente a través de diccionarios del cómics y citas a pie de página en biografías de dos autores a los que admiro profundamente. Aparecido y editado por primera vez en 1958 Umpa-Pá es un personaje carismático que quizás haya sido injustamente eclipsado por la fortuna de sus dos creadores.





Así, pareciera que Lucky Luke y Astérix hayan oscurecido sin pretenderlo a este gran antecedente, brillante boceto que ya ofrecía muchos de los elementos que los dos personajes punteros llevaron magistralmente a buen puerto. Ambientada con sus irónicas licencias en la colonización francesa, René y Albert, tanto monta, monta tanto, ya encontramos muchos de los rasgos que definirán la trayectoria de ambos y la esencia de sus series.




Umpa-pá viene a ser el reflejo de lo que Rosseau hubiera definido indiscutiblemente como "buen salvaje", un guerrero piel roja de buen corazón, gran habilidad física, campechanía (en ese sentido muy Óbelix) y poco corrompido por la civilización de la pérfida Albión (aunque en este caso sería con acento galo). No obstante, eso no le impide conocer y hacerse amigo de Pasta de Hojaldre, un estirado joven oficial de Su Majestad Versallesca (confiamos en que el nombre francés original fuera más serio) de "doble cabellera" que también se sorprende al encontrar un gran amigo en este supuesto enemigo.



Con su fino sentido del humor, Goscinny aprovecha esta extraña pareja y el tamiz inocente de las viñetas para narrar con brillantes muchos de los estereotipos de la época. Especialmente debe resaltarse su manera de burlarse de la caballeresca forma de hacer la guerra de las dinastías europeas, con los ejércitos prusiano y francés invitando al otro a empezar la carga y los balazos, mientras alianzas y pactos en El Viejo Continente van resolviéndose entre partidas de cartas.





En otro fino antecedente con el pequeño Odiseo de la Galia, también habrá una aventura contra los piratas, en la cual, los buenos seguidores de los irreductibles, verán muchos de los clichés que se hicieron célebres. Desgraciadamente acabada antes de tiempo, los cinco cómics de tapa dura se antojan escasos para este interesante personaje y ese tono aventurero y desenfadado.





A nivel artístico, es digno de lamento que los brillantes lápices de Uderzo no hayan encontrado más huecos en la agenda para narrar westerns, porque su capacidad para recrear fuertes, campamentos indios y desiertos, es digna de los grandes maestros, a la altura de Morris y los mejores dentro del género.




En definitiva, la enésima demostración de una de las mejores parejas artísticas de este medio.



2 comentarios:

Chespiro dijo...

Un estupendo boceto que, en ocasiones, supera esta catalogación.

El Viejo dijo...

Totalmente amigo Chespiro, entiéndase boceto porque no tuvo la continuidad de otros personajes de esta creación.

Con todo, un cómic estupendo.