domingo, 13 de mayo de 2012

THREE IS COMPANY





Costará pensar a cualquier espectador de nuestro tiempo, que vea "Apartamento para 3" hoy en día, pensar que hubo un momento en la década de los 70 en que fue un paradigma de la provocación. La idea de que hoy en día puedan convivir en un piso de alquiler dos muchachas y un chico, o a la inversa, o tres chicos, un gato, una chica y un perro, no tiene nada de extraño, pero, hubo un momento, en que consiguió sacar una sonrisa picarona a la sociedad norteamericana, tan puritana ella en algunos aspectos.





Efectivamente, el punto de partida de esta mítica sitcom familiar, fue la ocurrencia de dos muchachas (Joyce DeWitt y Suzanne Somers) solteras avecindadas en California, de cubrir el hueco dejado por su antigua compañera de piso, ofreciéndoselo a un estudiante de cocina que había acabado la fiesta de despedida durmiendo ebrio en la bañera (efectivamente, no eran muy rigurosas con el proceso de selección). Así, John Ritter, un estupendo actor cómico muy dotado para el slapstick, lograba poner los cimientos de su carrera dentro del género, que le llevaron a ser el padre de un endemoniado muchacho y un intérprete de contrastada solvencia que siguió trabajando en series más modernas (por ejemplo: Scrubs) hasta su desgraciada y prematura muerte.




Por supuesto, aunque todo aconteciese en Los Ángeles, tierra de paganos de moral laxa, aunque pese a sus escasos emolumentos, Jack pudiera permitirse ir a ver algún partido de Kareem y Magic en el Forum de Inglewood, ni todo el oro del mundo le hubiera permitido ahorrarse complicaciones con el casero de las muchachas, el señor Roper (un divertidísimo Norman Fell), cuya moral no le permitiría mantener a un inquilino con sus dos muchachas.




Igual que en la serie inglesa original en la que se basa esta versión norteamericana, no habrá otro pretexto más "puro" que fingir que el chico en cuestión es homosexual, lo cual salvaguarda la pureza de las alquiladas por el señor Ropper. En este momento, los lectores deben retroceder a los tiempos a los que se remonta el guión y simplemente congratularse de que las cosas hayan ido evolucionando. Por ende, pese al shock que pudiera suponer en su momento, no deja de ser visto con cierta inocencia y candidez casi infatil por parte de un público actual.





Con todo, alguna explicación tiene que existir para que el programa se mantuviera con excelentes números de audiencia hasta 1984. La principal, indudablemente, es la buena química entre los actores. Tras los primeros intentos de cortaje por parte de él y ellas, la versión norteamericana terminó oscilando (muy acertadamente) y desmarcándose de la inglesa, en no dar mucho peso a un supuesto interés romántico en el triunvirato, apostando más porque surgiera entre ellos una complicidad basada en la amistad y juegos de malentendidos que hoy ya son muy recurrentes y emulados en muchas comedias de situación.




Otro punto muy positivo de "Apartamento para 3" es la buena utilización de secundarios, algunos usuales como Larry, el amiguete fanfarrón de Jack, u omnipresentes, como los Roper. Si ya hemos ensalzado la labor de Norman Fell, no hay que dejar de hacer lo propio con su inefable esposa, caracterizada por Audra Lindley. Eternamente insatisfecha, la señora Roper completa el tándem de uno de esos matrimonios estancados y a los que ya hasta les gusta odiarse. Debiendo buena parte de su encanto a los actores, la ausencia de este matrimonio cascarrabias tras la tercera temporada, fue un hándicap que se resintió para los siguientes capítulos.




Aunque es una serie por la que los años han pasado (quizás eso haya influido en que no haya sido tan repuesta como otras igualmente populares), cuenta con una simpatía natural difícil de igualar, un estupendo actor protagonista y una buena química en pantalla entre sus integrantes.

2 comentarios:

Chespiro dijo...

¡Qué sorpresa con esta entrada, Marcos!
¿Qué te voy a decir? Que esta serie escandalosamente inocua es un magnífico pasatiempo para ratos de aburrimiento.
Punto extra por la foto de Norman Fell.

El Viejo dijo...

Norman Fell estaría gracioso en casi cualquier foto, la verdad es que tenía un don para la comedia. Una serie simpatiquísima, sin duda.