El año de 1966 fue clave para el cómic norteamericano. Stan Lee y Jack Kirby se encontraban muy asentados en una colección muy especial, "Los Cuatro Fantásticas", creada unos pocos años antes y que había marcado la resurección del género súper-heroico.
La historia ha sido contada una y mil veces. Lee estaba frustrado en la antigua Timely, llegando a barajar abandonar el barco y dedicarse a otra ocupación, mientras trataba de desarrollar una carrera literaria. Sin embargo, la esposa del guionista, le propuso no tomar una decisión tan precipitada sin antes dar un canto de cisne, si pensaba que la industria estaba tan paralizada, que al menos intentase hacer la historia que le hubiera gustado contar.
Así lo hizo, contando con la increíble ventaja de tener a Jack "The King" Kirby como dibujante, Lee crearía una premisa muy tonta, aparentemente un torpe juego de palabras, "Súper-héroes con súper-problemas". Así surgieron en las viñetas cuatro individuos, Johny Storm, La Antorcha Humana, Reed Richards, modestamente llamado Mr.Fantástico, Sue Storm, La Chica Invisible y Ben Grimm, La Cosa. A pesar de tener vínculos familiares y de amistad, los protagonistas solían discutir, cuando no pelearse entre ellos, mostrando varias flaquezas que provocaban una mayor empatía de los lectores.
La colección se convirtió en un éxito de público y puso a los cómics Marvel en el ojo del huracán, prensa, radio e incluso universidades señalaban aquella nueva oleada como una especie de nueva mitología para los cómics. Lee, tenía una desventaja como guionistas, era un hombre de su tiempo, algunos de sus diálogos eran muy rimbonbantes, además de presentar un machismo paternalista que hoy los lectores/as solamente pueden leer arqueando la ceja; como fuere, todo palidecía ante su inteligencia a la hora de crear conceptos y su capacidad de superar errores (la evolución del personaje de Sue Storm demostró que podía adaptarse al devenir de los tiempos).
Como decíamos, la colección estaba asentada, además de contar con un correo de lectores que inter-actuaban con la propia editorial. Introduciendo personajes que luego fueron fundamentales para La autoproclada "Casa de las Ideas (Los Inhumanos, Los 4 Terribles, el Doctor Muerte...), uno hubiera podido pensar que Lee y Kirby irían dormirse en los laureles, con un merecido descanso del éxtasis creativo de unas musas que parecían empeñadas en llamarles todos los sábados por la noche.
Lee, que siempre ha sido reconocido por poder vender una nevera en tierra de los esquimales, llevaba mucho tiempo con una idea, hacer un tebeo sobre Dios. Por supuesto, sabía que no podía coger a una deidad de religión oficial para no levantar ampollas, pero sí le seducía mucho la idea de un personaje grandilocuente, con un código moral distinto al de sus protagonistas... Ni bueno ni malo, que simplemente estaba en otro plano.
Probablemente Kirby tuvo mucho que ver con el fascinante diseño de la criatura, Galactus. Con el aspecto de un titán, era una criatura espacial que surcaba el cosmos con su heraldo Estela Plateada (que venía a ser una especie de su Mesías y que luego fue tan bien representado por John Buscema), para abastecerse de la energía vital de los planetas de la galaxia. Esta premisa que es una joya para la ciencia ficción se remataba por el hecho de que Galactus no era un monstruoso villano, en realidad, simplemente actuaba por hambre, ¿quién dudaría en pisotear un hormiguero si su vida estuviera en juego?
Bajo el entintado elegantísimo de Joe Sinnot (que parecía tener el don de que todos los dibujos que pasarán por su mano cogieran una elegancia particular), Galactus y su heraldo fueron presentados durante tres números increíbles que sorprende que fueran editados hace tanto tiempo. Lo atractivo de la premisa es impresionante y realmente aún hoy levantaría expectación, además, en castellano tenemos la fortuna de contar con una reciente re-edición en Biblioteca Marvel Los Cuatro Fantásticos número 5.
En el deber de esta pionera pieza, afirmar que tanto Lee como Kirby cayeron en ese error tan frecuente de muchas obras centradas en esta temática, especialmente en el cine, vienen unos aliens y atacan New York, se produce el desembarco de unos extra-terrestres y alquilan un apartamento en Manhattan... Por supuesto, por momentos, parece que Galactus no tiene otra mejor ocurrencia que colocarse delante del edificio Baxter para personalizar una lucha que debería ser mundial, contra el cuarteto de Reed Richards, mientras la gente mira.
Superando falsas nostalgias y sin negar los defectos que posee, la trilogía de Galactus sigue siendo hoy un exponente de la imaginación al poder en el mundo de las viñetas.
2 comentarios:
Gran saga que más de uno de los que se preguntan por qué Galactus mola tanto debería leer. Galactus mola, leñem si hasta le dedicaron un papelito como jefe final en el Marvel Vs Capcom 3, con extra de honoris causa por colarse en un juego en el que había ausencias notorias (como el pobre Megaman).
Buena reseña.
Ah, y adoro esa protada de "la edad dorada". Juas, qué gran verdad según el punto de vista con que se mire.
Sí, efectivament,e fue distinguido como jefe final en dicho juego. Las portadas, súper-entrañables. 1 abrazo y gracias por comentar.
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