Desde siempre, si algo se nos ha dado bien es criticar, no precisamente para bien, en la mayoría de los casos. Cómodo y fácil es torear desde la barrera, añade el refranero español, famoso por jugar con dos barajas para nunca errar en su diagnóstico.
Dentro del campo de la crítica de televisión y cine, el crítico del prestigioso diario El País, Carlos Boyero, es sin duda, una de las voces más polémicas y siempre, duende de palacio en los diversos festivales.
"Boyero y cía", que tiene en su haber varias temporadas en Canal Plus, ha sido el principal programa, con la excepción de sus artículos y la página web, donde ha proyectado sus opiniones. Sin ser precisamente un seguidor, se debe reconocer que es un producto interesante, un tipo de caja tonta mucho menos tonta, donde se hacen interesantes reflexiones, casi tertulias, sobre lo que a fin de cuentas, no deja de ser otra manifestación artística y de cultura accesible a todos los públicos. Aunque este muy de moda, en el 90% de los casos con razón, lapidar a este come-tiempos, hay cosas que de vez en cuando están muy bien y es de justicia reconocerlo.
Su presentador y principal responsable del mismo, el ya citado Carlos Boyero, es un individuo muy interesante y, para que nos vamos a engañar, un personaje en sí mismo. Desde que salió de un entorno bastante represivo en Salamanca, no ha dejado de correr en otra dirección, en un mundo de productores, actores y con el único objetivo de ir a salas con el propósito de pasárselo bien... y hacer saber si no le ha gustado.
En el caso de que alguien tenga predilección por personas sin pelos en la lengua, probablemente le agradará esta figura (menos cuando toque a las pelis o series que a él le gusten). Del mismo modo que puede deshacerse en elogios (por otra parte merecidos) a shows como Los Soprano o Los Simpson, tiene cierto aire hard que diría un amigo mío, que puede espantar al espíritu libre más pintado.
Se está extendiendo la idea de que en el cine, como ya ha pasado en muchos otros movimientos culturales, se está produciendo un gran salto generacional, de un tipo de directores que en base a sus propias experiencias hacían sus películas o guiones (el caso de Rafael Azona, uno de los más brillantes, es solamente la muesca del revólver) a otro donde las principales personalidades buscan un cine por el cine, con una serie de referencias y notas a pie de página con homenajes que puede enfurecer a la vieja escuela (el caso de Quentin Tarantino, uno de los artistas más peculiares e interesantes de la última década en la pantalla, serviría para el caso). Boyero comulgaría totalmente con la primera idea, lo cual me parece muy legítimo, la preferencia de cada cual es la preferencia, pero hacia el otro tipo de movimiento muestra un comportamiento muy visceral.
Uno de los grandes méritos de sus acotaciones es que se sabe rodear de muy buenos colaboradores y excelentes invitados (Elvira Lindo, el mismísimo Alex de la Iglesia, Santiago Roncagliolo, su colega de diario Enric González, etc), aunque en ocasiones se le acuse de caer en el cotilleo y la rumorología (su manera de llevar el escandaloso caso de R. Polanski, puede que no le convierta en persona grata para los más devotos del director polaco). El caso es que algo tendrá el agua cuando la bendicen tanto y a su manera, el estilo funciona. Como señalaron en una de las entrevistas más personales que ha concedido en el programa "El Reservado", de alguna manera tiene el crédito de que aunque diga barbaridades, da la sensación de creerlas sinceramente y eso, no deja de resultar interesante.
Por el otro lado, no deja de ser en ocasiones divertido verle en el otro lado. Fue uno de los que mejor habló de un cineasta que no necesita presentación, Woody Allen, por una pieza menor pero realmente entrañable, "Conocerás al hombre de tus sueños", donde declaraba que un Woody Allen en horas bajas seguía superando al 90% del resto en activo (hipérbole a todas luces exagerada, pero un buen capote al genio judío de New York al que el mundo parece querer estancar en la soberbia Match Point sin motivo).
En otros casos, creo que como le sucedería a cualquier especialista, es imposible opinar bien de todo y con conocimiento de causa. Por ejemplo, en "Fraiser", me parece que él y el escritor Santiago Roncagliolo estuvieron especialmente poco inspirados, comentado únicamente superficialidades de la serie y sin ninguna profundidad, incapaces de ver más allá. Asimismo se acompaña de un aire fatalista a la hora de comparar series norteamericanas VS. el resto del mundo. Es innegable que han venido muchas cosas de tremenda calidad y que, aquí hay que ir cargando pilas cuanto antes, pero no suena a la mejor tirita el meter el puñal en la herida hasta que la hemos removido del todo.
En conclusión, un espacio que hay que tomar con prudencias, no obstante, un estilo de programa que no abunda y que invita a fin de cuentas a que uno vea, elija, y lo que no le guste... le haga apagar el botón.
2 comentarios:
Vaya, no conocia este programa. Me suena a una Ristada pero con otro hard haciendo el mismo papel, aunque por lo que comentas habría que echarle un ojo...
Más allá de los esnobismos, se comentan cosas muy interesantes. Te lo recomiendo y es fácil de rastrear por youtube, amigo Easmo.
Publicar un comentario