Título: Qué grande es el cine.
Director: José Luis Garci.
Productor: Ricardo Iznaola.
Productor ejecutivo: César Gil.
Realizador: Juan Luis Bustos.
Documentación: Isabel Samper.
Contertulios: Juan Manuel de Prada, Juan Miguel Lamet, José Sacristán, Miguel de Marías, Eduardo Torres Dulce, Oti Rodríguez Marchante, Fernando Sánchez Dragó, Antonio Giménez Rojo, Juan José Plans, Beatriz Pérez de Aranda,
Fecha de emisión: 1995-6 de diciembre 2005. TV2.
Director: José Luis Garci.
Productor: Ricardo Iznaola.
Productor ejecutivo: César Gil.
Realizador: Juan Luis Bustos.
Documentación: Isabel Samper.
Contertulios: Juan Manuel de Prada, Juan Miguel Lamet, José Sacristán, Miguel de Marías, Eduardo Torres Dulce, Oti Rodríguez Marchante, Fernando Sánchez Dragó, Antonio Giménez Rojo, Juan José Plans, Beatriz Pérez de Aranda,
Fecha de emisión: 1995-6 de diciembre 2005. TV2.
Dicen que el distanciamiento da objetividad. En ocasiones, estar demasiado involucrado en un proyecto o situación, nos priva de poder ser justos en nuestra valoración, mezclando sentimientos con razones. Así pues, lo que antes parecía blanco o negro, empieza a tornarse grisáceo, se ven mejor las aristas, se comprenden virtudes y defectos… Ya hace tiempo que un programa televisivo, Qué grande es el cine, dejó de emitirse. Puede ser, aunque es una quimera, que ahora podamos empezar a valorar mejor este intento de acercamiento al arte cinematográfico que fue dirigido por un equipo magnífico, con el director español José Luis Garci, a la cabeza.
Este espacio se inicia en la década de los 90, la idea es acercar a los espectadores de la televisión pública a determinadas piezas que merecen ser descubiertas, o re-descubiertas. Como toda elección, muchas ausencias serán lamentadas, pero haciendo un repaso, no hubo malas elecciones. Lawrence de Arabia, Amadeus, El empleo, My fair lady, Con faldas y a lo loco, El apartamento, Casablanca, Ed Wood, Fort Apache… Básicamente, no estaban todas las que eran- se añora más presencia de cine oriental, por ejemplo-, pero si eran todas las que estaban.
La película constaría de una presentación breve, en una especie de mesa redonda donde determinados contertulios, darían unas pinceladas antes de presentarla. Teniendo en cuenta que algunas de ellas tenían un metraje muy prolongado –me viene a la cabeza Doctor Zhivago-, junto con los inevitables anuncios que por aquel entonces poblaban televisión española, a la par que un inicio en horario de noche, ya hacía ver que podía llegarse a las altas horas de la madrugada. Bajo una atmósfera de humo y tabaco –que por ejemplo, ha sido muy bien parodiado por algunos humoristas, como en el pasado Cruz y Raya- , una vez pasada la proyección, Garci y los invitados de aquella jornada dirimían algunas curiosidades, aspectos… En un ejemplo poco frecuente, había un apartado de bibliografía y hasta un contexto histórico. Desde luego, aunque tenía sus defectos, no era desde luego carente de rigor.
Empecemos con un problema que fue básico, estar establecido ese día maldito que las Parcas osaron llamar lunes. Acabar a semejantes horas un lunes, era una clara provocación, teniendo en cuenta que por su cierta cota cultural no iba a ser tampoco un producto vorazmente consumido, la fecha parecía contemplar que iban a reducir aún más el mercado. Fuimos varios los de la generación del vídeo y hasta los que, como me comentó en alguna ocasión Chespiro, disfrutaban mucho cuando el martes había puente. Se producía entonces un combo fantástico, volvías a casa tarde de pasarlo bien y en vez de anuncios de teletienda tenías un cine casero.
Si bien nadie puede decir que las obras escogidas fueron malas –de hecho, les estaré eternamente agradecido por haberme hecho descubrir El general de la Rovere-, no es complicado encontrar mucha gente que les reprochó pedantería en los comentarios, arrogancia en sus afirmaciones y esnobismo. A veces, pienso que la gente tiene una memoria tan prodigiosa como maliciosa y que a Garci nunca se le va a perdonar aquella frase que, evidentemente, fue muy desafortunada: “Para que sepan de cine casi tanto como yo”. No me parece el momento oportuno, para hablar de él como cineasta, aunque su filmografía y su trayectoria serán conocidas por todos, con un Oscar en el camino y varias nominaciones, que no están al alcance de todo el mundo, la verdad sea dicha. En esta reseña nos limitaremos a hablar de él como cinéfilo y presentador.
Parece casi inútil, querer discutir a Garci su amor por este arte. Apasionado en sus comentarios, bastante más respetuoso de lo que suelen ser otros colegas suyos a la hora de hablar de competidores, no quepa duda de que le dio su seño propio a la emisión. No pocas veces, veías con agrado como se finalizaba el programa mientras él y sus correligionarios continuaban insistiendo en tal o cual momento, en determinada escena o un polémico final.
Sobre los tertulianos podríamos tener mucha tela que rasgar. Hay que señalar que algunos de ellos fueron esporádicos, me viene a la cabeza el actor José Sacristán, por cierto, sublime, tanto en los debates de Viaje a ninguna parte y My fair lady. Además, tenía muy buen feeling con Garci, con quien ha estado en algunos rodajes. Otros, fueron más frecuentes, pero han sido tantos (y tantas, aunque es verdad que tal vez Garci no invitó a tantas féminas como debiera en sus centenares de programas, ¿tal vez caballerosidad en semejante tráfico de humo?), que es casi imposible tener una visión de conjunto, cada uno podría de por sí, ocupar varios párrafos.
Eduardo Torres Dulce, sin ir más lejos, fue uno de los más frecuentes. Haciendo honor a su apellido, tengo un excelente recuerdo de él, siempre recatado y amigo de su afición, fue un excelente contra-peso de Garci y se le notaba sobrado en la materia, como el alumno que no solamente lleva los deberes, sino que los tienen en la cabeza por si se los come el perro. Compañero en no pocos debates, con pipa sacada de La vida privada de Sherlock Holmes, era la calma dentro de la tormenta. Otros por ejemplo, me dan emociones bipolares, Juan Manuel de Prada, agradable por su erudición literaria (excelente encontrando las referencias homéricas a Fort Apache) y cinematográfica, pero menos agradable –a mí modesto juicio-, por su clara parcialidad política en su intervención en programas de actualidad política. Doctores tiene la Iglesia.
Precisamente la política tiene más que ver en nuestra historia de lo que parece. No son pocas las veces en las se ha dicho que ciertas elecciones condicionaron también para que desapareciera el programa televisivo de Garci, debido a su ideología (que todos sabemos cuál es, estemos de acuerdo o no, pero me repatea tener que dar este tipo de datos, porque no me gustan los híbridos que tantas veces se dan, pero bueno…). El parte oficial fue que se trató de un retiro de mancomún acuerdo, además, la audiencia era bastante fiel pero nunca abundante. Me gustaría creer por una vez la versión oficial. Pero, desgraciadamente, en España, y en muchos más lugares, la fuerza dominante coloca a sus adeptos. Sea derecha, izquierda o centro, y me temo que hasta los que votamos en blanco nos pondríamos a colocar a dedo a nuestros más afines.
Hoy en día, gracias a la generosidad de algunos cautos conservadores de VHS (hablar de ellos ahora parece que se trata de habar del Neolítico, pero estuvieron hasta antesdeayer), mediante el programa de Internet Youtube, se han colgado algunas de esas reuniones. Hay joyas como El Hombre tranquilo o El cartero siempre llama dos veces, viendo los comentarios, no me deja de producir una sonrisa irónica que ahora sean ellos los protagonistas. Tras años aguantando aquello de “Lo único bueno de aquello era la peli en sí, con aquellos plastas pedantes nadie se tragaba nada”, pero ahora resulta que lo extraño se torna bello, lo rebuscado tiene traducción y la gente no busca tanto Ciudadano Kane como las reflexiones de aquellos eruditos/as, a veces sesudos, otras desenfadados, prepotentes y humildes y acertados o errados, sobre la misma. No obstante, un programa distinto y con sabor a tabaco amargo, aunque agradable, como salido de La reina de África.
Se han cambiado las tornas, ¿acaso el show se modificó tras ver bailar a Gilda? Probablemente sean los espectadores/as quienes lo hayamos hechos, a horas más decentes, empezamos a intuir lo que significaban aquellas mesas redondas, a aprender a apreciar este arte. Incluso cuando discrepamos con ellos es un hallazgo del programa, porque te has metido en la piel de una obra de ficción y estás discrepando con lo que te quieren vender otros, tienes criterio propio, eso es lo máximo que creo que se puede conseguir en la caja tonta…a la cual yo quiero mucho y por favor no me la quiten. Qué grande es el cine tuvo virtudes y defectos, pero con sus valores negativos en la ecuación seguía siendo positivo… Empieza a haber nostalgia.
Siempre nos quedará youtube.
Fuentes consultadas en la red:
www.blogdecine.com/.../que-grande-es-el-cine-desaparece-de-la-parrilla - Muy recomendable, porque además veremos valoraciones no tan positivas del programa. Es bueno no quedarse con una única versión.
www.ucm.es/info/multidoc/.../grande/grande.htm- Repaso al programa. Muy medido y con datos sumamente interesantes.
http://www.ciao.es/Que_grande_es_el_cine_TVE_1__Opinion_948863- Reflexiones maravillosas y muy recomendables de algunos usuarios de dicho sitio web sobre las emociones que les suscitaba aquel programa. Alta calidad media, con alguna verdaderamente emotiva.
2 comentarios:
Gran programa, aunque ya no lo emitan. Muchos aprendimos de él, efectivamente.
¡Gracias por los links!
Pura honestidad amigo Chespiro. Me parecieon sumamente interesantes y creo que nos ayudarán a saber más del tema.
Efectivamente, un gran programa. Gracias por el comentario.
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