domingo, 17 de marzo de 2013

EL EMBRUJO DE LA ACTUACIÓN

La pasada semana, Córdoba pudo disfrutar del talento de Rafael Álvarez El Bujo, quien visitó El Gran Teatro con su monólogo Las mujeres de Shakespeare



Actor de método heterodoxo e innegable talento, muy recordado por su fecunda asociación con Paco Rabal en Juncal, fecundo Lazarillo, ha optado esta temporada por recurrir a El Bardo

Paralelamente, hemos tenido otra noticia vinculada a los tablados, en esta caso, mucho menos agradable. La reciente desaparición de Pepe Sancho priva de uno de los actores más veteranos y de mayor calidad que hemos visto en los últimos tiempos dentro de la esfera nacional. Los espectadores más jóvenes le recordarán por ser miembro del Big Three (Juan Echanove, Imanol Arias y Sancho como el rufianesco don Pablo) en Cuéntame, aunque es solamente la punta del iceberg de una fecunda carrera que comenzó como el único camarada letrado de Curro Jiménez (su amigo Sancho Gracia). 




       Álvarez y Sancho son esa clase de individuos con voces singulares, estilo propio que siempre justifican la entrada a un escenario. Su forma de abordar con un sello siempre muy marcado todas sus empresas, hace que suspiremos también por los papeles que se han quedado en el tintero. Tras conseguirse finalmente la fumata blanca, uno no podía evitar recordar que Sancho (quien además de intérprete fue director de compañías teatrales) estuvo a punto de encarnar al mismísimo Alejandro VI, su paisano, el Papa Borgia. 




         El recientemente premiado en los Goya (Cómo te has hecho esperar, don Francisco...), otro grande entre los actores, José Sacristán, resumía mejor que nadie la extraña alquimia que poseen estos duendes tras el telón....


"Actuar es volver a ser niño. Jugar a ser otro. Como cuando de niño querías convencer a tu abuela de que eras un piel roja atacando un fuerte... Y siempre está ahí esa fascinación"



       No sabemos la suerte, de poder contar con esos magos.  






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