domingo, 19 de febrero de 2012

LA LEY DE LA CALLE, UN SCARFACE MEJORADO

Brian de Palma es un directo polémico, que genera tan fuertes simpatías como odios. No obstante, siempre me ha llamado la atención que, pese a ser un cineasta que me suscita gran interés, parezco ir a contracorriente a la hora de hablar de sus mejores trabajos.
Así, hay un acuerdo casi general en que sus mejores películas serían "Scarface" y "Los intocables". Si bien la primera, salvo que es exageradamente ochentera en algunos aspectos, es una gran montaña rusa y un espléndido remake de un clásico con interesantes aportes de Oliver Stone, la segunda, siendo buena, me parece un film muy valorado, quizás hasta el exceso, en detrimento de otros proyectos de este autor, que considero bastante por encima del mismo. En concreto, "Carlito´s Way, me parece superior a ambas citas.
Basada en la segunda parte de las novelas de un juez de origen portorriqueño que trasmitía con gran intensidad las vivencias de sus compatriotas que buscaban el dinero fácil metiéndose en el mundo de la delicuencia, los locales y las drogas, sumando varios personajes con los que se cruzó, dibujaría el perfil de Carlito Brigante. Si en el primero de los relatos (que terminó pasando también a la gran pantalla, en una reciente pre-cuela) se narraba su ascenso, el segundo se enmarcaba tras su salida de la cárcel tras quince años, buscando reformarse. Elegir esta fase es el acierto más mayúsculo de Brian de Palma, ya que permite explorar un territorio casi desconocido en el cine negro.

Con una diferencia del 80% del resto de protagonistas de estos relatos, Carlito no es una personaje joven que quiere meterse en el mundillo, en un rápido ascenso e igualmente precipitada caída. Los años de presidio y la experiencia acumulada en el "negocio" le han enseñado todo lo que debería aprender para sobrevivir y no se cuestiona volver a las andadas, menos aún cuando en su antiguo barrio hay una oleada de nuevos matones, agresivos y codiciosos, dispuestos a repartirse el pástel.
El actor escogido no podía ser mejor. Al Pacino no necesita presentación para los amantes del séptimo arte, sin embargo, convendremos en que pocas veces ha estado tan contenido a la hora de abordar un personaje. Salvando la primera escena en el tribunal cuando proclama su rehabilitación (aunque en realidad solamente sale liberado gracias a una triquiñuela técnica encontrada por su abogado), estamos ante uno de los registros más sobrios de Al, tranquilo, ligera y oportunamente cansado. Lleva la cinta a cuestas y no parece notarlo, llegando a hacer que tengamos empatía por este cansado antiguo criminal, que solamente busca encontrar su propio camino para salir de la miseria a la que ha visto sucumbir a muchos camaradas. De hecho, en criterios de generación, Carlito es el último morriqueño, alguien que, a pesar de lo absurdo que pudiera parecer, ha sobrepasado con holgura la esperanza de vida de la gente de su profesión.
La habilidad del director es lograr que la trama no caiga en el tópico, cualquiera podría pensar en que a pesar de sus buenas intenciones, Carlito terminaría cayendo en la tentación de volver a las andadas, en realidad, eso no pasa en "Atrapado por su pasado" (a pesar de las críticas que le cayeron, aunque como traducción deja mucho que decir, el título de la versión española es terriblemente certero), donde es el círculo y el entorno el que todo lo rodea, la presunción que tanto amigos como enemigos tienen de que Charlie volverá a las andadas.
El resto del reparto acompaña a las mil maravillas esta carrera contra-reloj, donde se permiten varios homenajes a Alfred Hitchcock, indudablemente, uno de los ídolos de De Palma. Se incluye una curiosa historia de amor entre el reinsertado y una antigua amante que tuvo en el pasado, muy bien interpretada por Penélope Ann Miller (aunque, según dicen las malas lenguas, tuvo sus más y sus menos con el equipo creativo durante el rodaje), en un idilio que podría acabar siendo pasteloso o excesivamente comercial, pero que tiene su punto justo y no se vende a efectismos.

Mención aparte merece un secundario de lujo de la trama, nada menos que un Sean Penn que llevaba demasiado tiempo sin trabajar para alguien de su talento, encargándose de encarnar al letrado de Carlito, un individuo que podría ser un crack de la abogacía, pero que cada día que pasa está más cerca del mundo de sus protegidos, incluyendo el abuso de la coca.
El duelo interpretativo de Penn y Pacino es de altura, brillando también otros interesantísimos secundarios como un joven Viggo Mortensen que ya empezaba a apuntar lo buen actor que llegaría a ser.

Con todo el respeto para la saga de Tony Montana, para un servidor, la mejor epopeya negra de Brian de Palma ha sido y será la última intentona de Carlito Brigante, el último morriqueño...Bueno, quizás no el último.

1 comentario:

Easmo dijo...

Lo que Scarface hubiese sido sin esas idas de olla. Lo mejor detoda la peli, es sin duda, la caracterización del propio Carlitos, ayudado por la genial actuación de Pacino.