domingo, 9 de octubre de 2011

TAN GUAPOS DE UNIFORME

Un repaso, aunque sea apresurado, a la producción televisiva, cinematográfica, literaria, de video-juegos y cómics sobre la II Guerra Mundial, mostrará una impresionante montaña de información; y eso, sin contar los libros propiamente históricos, biografía de sus grandes personajes, póster y hemerotecas de prensa.
La I Guerra Mundial, más conocida como la Gran Guerra para quienes la vivieron, no produce el mismo efecto. Aunque hay alguna buena y honorable excepción como la magnífica "Senderos de gloria" de Stanley Kubrick, vibrante recreación del infierno de una guerra de trincheras, por lo general, ha sido más desatendida por los autores de ficción a la hora de emplear su contexto para ambientar sus relatos.
Gracias a un buen amigo, tuve recientemente prestado un cómic de curioso título, "Arrowsmith: Tan guapos de uniforme", obra de un tándem de autores verdaderamente notable, el veterano y siempre fiable Kurt Busiek y el dibujante español Carlos Pacheco, hoy por hoy, uno de los mejores artistas de las viñetas en lengua castellana que han cruzado el charco del Atlántico. A pesar del peculiar título, la atractiva propuesta de recrear el poco tratado conflicto en un marco que es una mezcla de la más clásica tradición súper-heroica con elementos fantásticos con cierto toque al gran maestro Tolkien, el trabajo prometía.

Pese a ello, lo cierto es que salvo por su buen nivel gráfico, el arranque hace que uno piensa que se ha colocado en una especie de "Pearl Harbor" (2001), donde hay un idealista muchacho llamado Fletcher que desobedeciendo la autoridad paterna se incorpora a un peculiar grupo volador para ir a Europa, un fiel camarada, una hermosa enfermera que luego resulta ser de excelente familia, el chulo de la compañía que luego no es tan mal tipo...
Afortunadamente, Busiek está a cargo del guión y aprovecha estos estereotipos para narrar una guerra con muy poco glamour, pese a los elementos sobre-naturales que la rodean. En este sentido, el hecho de que sea la I Guerra Mundial es estupendo, ya que existía una mayor complejidad a la hora de ver quiénes eran los "buenos" y quiénes "los malos". Ese relativismo moral sería imposible con el espectro del nazismo y sus derivados.
De cualquier modo, el fresco que va mejorando a pasos agigantados conforme avanzan las páginas, parece haber quedado muy desaprovechado, aunque es elogiable cómo se introduce al lector/a en el infierno de la contienda, en tincheras muy peculiares, repletas de nigramancia y donde los soldados caen a puñados ante dirigentes que, a fin de cuentas, son como crueles dioses nórdicos inconmovibles ante la sangre y fuego que han invocado.

Un perfecto exponente de la imaginación de Pacheco, el mundo de la propaganda y la caricatura encontraron su máximo exponente a partir de los terribles conflictos de principios del siglo XX y que hallaron la máxima hipérbole de la barbarie y la destrucción en la década de los 40.
Un proyecto curioso que desgraciadamente no encontró continuidad y tiene la mala fortuna de arrancar más tarde de la cuenta, más que explotar los tópicos y pervertirlos, tal vez Busiek y Pacheco debieron apostar por tirar la casa por la ventana desde el inicio.
Con todo, una pequeña joya por originalidad y capacidad de andar caminos no trillados.

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