Iba camino de ser una de esas historias que las gentes del barrio repetían una y otra vez. ¿Te acuerdas de aque chico?Ah, sí, qué pena... lo que hubiera llegdo a ser de no haber sido por, bueno, ya sabes...
Efectivamente, las malas circunstancias de Alan al nacer y su propio pasado, donde amigos poco recomendables le salpicaban, le exoneraban de tener que rendir cuentas de su talento desperdiciado. ¿Qué más daba que ese muchacho de orígenes modestos pasase tanto tiempo en la biblioteca? Lenguas maliciosas afirmarían que era sin duda un escondrijo de sus trapicheos con las drogas y una nueva nota de arrogancia para con sus profesores, una demostración de que él no tenía nada por aprender allí. Sí, era cuestión de tiempo que apareciera muerto en un callejón oscuro o dejase preñada a alguna golfilla y al final tuviera que sentar la cabeza y adquirir algún oscuro trabajo para malvivir mes tras mes.
Mas a veces, pese a viento y marea, surgen espíritus tan fuertes que sabrían abrire camino hasta en los campos más adversos. Napoleón tardó pero finalmente comprendió que Córcega le quedaba chica, Ramanujan al fin encontró ese pequeño libro básico con el que hacer volar su formidabe imaginación matemática, Cleopatra apenas necesitó una alfombra para dejar de ser una reina de bandidos alejada del Nilo por su hermano... Alan Moore por su lado sería consciente de su vena literaria, que él había nacido por y para narrar con un estilo único las aventuras y las desventuras de unos personajes dibujados, para desafiar a toda una industria y grabar su nombre con letras de oro dentro del almanaque de la heterodoxia.
Este libro me vino recomendado por mi buen amigo Chespiro, llamándome la atención de que (tras mucho tiempo) se diera una biografía en castellano del autor inglés, a la par que, su autor fuera un joven escritor cordobés, nacido en 1.981 (lo cual no puede suscitar en mí otra cosa que la más sana de las envidias). J.J Vargas coloca un atinado subtítulo "La Autopsia del héroe", terriblemente acertado, bajo mi modesto juicio. Efectivamente, Moore ha redefinido un tipo de hacer cómics, Sabina cantaba que las niñas ya no quieren ser princesas y a los niños les daba por perseguir el mar dentro de un vaso de Ginebra, Alan nos demostró que los héroes no lo son bajo la capucha y que persiguen en capas blancas sus viejas frusraciones en un océano de complejos.
Muchos me matarían (probablemente con razón) por establecer semejante símil, pero me gustaría decir que Watchmen es el equivalente en el ámbito de los súper-héroes a El Quijote. No quiero moverme en bosques oscuros, pero admitiremos que las dos piezas ahondan, se burlan y finalmente empatizan con un universo al que ridiculizan para, a través de un espejo deformado, reflejar una realidad social y política turbia, no sin sentido del humor (más en el caso de Cervantes que en el de Moore en este último factor). Al igual que el camino al Toboso, los que se adentran en este tomo denso y grueso (Muchachada Nui lo ha parodiado con muchísima gracia), no pueden hacerlo a pecho descubierto, pues si no se conoce el mundo ficcional precedente, se pierde ese gigantesco test de Roscharc, que Gibbons y Moore brindan. Por cirto, que acabó fatal por los derechos con DC y es que, los bardos también comen y saben que poderoso caballero es don dinero.
El exhaustivo análisis a las circunstancias de Watchmen y su buen manejo de la bibliografía (incluso está el no tan lejano libro monográfico de R. Marín, que comentamos en nuestro primer mes de andadura), muestran un buen aprecio por la obra de Moore por parte de Vargas. Pero no solamente con esta pieza tan conocida y manoseada, sino con V de Vendetta (no es tan descabellado lo que propone allí y es probablemente la mejor manera de explicar lo que es el fascismo a una persona joven) y otros trabajos clásicos, como pueda ser La Cosa del Pantano, donde firmó una etapa irregular pero brillante. Y es que sus momentos de sequía y frustración no deben ser abandonados, se nota que Vargas ha hecho un esfuerzo de biógrafo admirable, tratando de distanciarse del objeto de estudio, aunque es evidente, como muestra el epílogo, que en el fondo sigue siendo ese niño (un niño que sabe escribir muy bien, la verdad sea dicha) que buscaba entre tebeos, no por el disfraz más espectacular o la heroína con más generosas caderas, sino porque el guión llevará cierta firma.
La estructura de la obra es muy coherente y cronológica, aunque nos gustría saber más de sus primeros y oscuros años, donde debe ser muy complejo descubrir algo, debido a lo poco que ha dicho de la misma en entrevistas y a sus tenebrosas pistas de salida. No obstante, sospecho que cuando alguien consiga acercarse más a ella, una vez tengamos esta entrada, muchas cosas podremos explicarnos de este aprendiz de mago, el más freak de todos los genios, el más genio de todos los freak... El tipo que con una simple historietilla hizo que un tipo con calzones rojos y capa no fuera ridículo, sino emotivo y un alegato por la nostalgia, con el final más redondo que en mucho tiempo hemos podido leer.
Después le han venido fases típicas de los niños prodigio. Es fácil tacharles de quemarse antes de tiempo, como meteoros tan violentos como efímeros, al entrar en contacto con la atmósfera. Pero no se derrumbó, como algún tópico romántico nos quisó hacer creer, siguió dando piezas. No parece aquí el lugar adecuado para hablar de "La broma asesina", tan ponderada como denostada. Simplemente diré, que incluso sus más acérrimos detractores afirman que en sí no es en absoluto una mala historia, solamente que de Moore se esperaba mucho más... Es la paradoja, el amor y el odio que van conjntos.
Con todo, pese a los altibajos, siguió siendo el objeto de atención de la industria, mimado y apedreado por todos, en un claro never walk alone. De vez en cuando escribía aquellas pequeñas introducciones, para seguir con unos diálogos integentísimos que inventaron un nuevo término que yo particularmente aborrezco, novela gráfica. A pesar de retiros más o menos prolongados siempre se quisó saber su opinión, a pesar de sus barbas, su peculiar matrimonio y su manera de vestir... Moore es tan grande como talento creativo que en Image poco importaba su humor casi gore, la gente seguía comprando lo que él emitía, como también venderá (no les quepa duda) su vesión para adultos de Alicia, en un ejemplo de su auténtica chaladura... ¿o tal vez volverá a callar a todos con su chispa?
Desde la batalla íntima (JJ Vargas tiene un talento nato para los títulos de los capítulos)de Un pequeño asesinato hasta la compleja construcción que fue From Hell (sí, es pretenciosa, sí, es sangrienta, sí, es muy desagradable y... sí, es un cómic muy recomendable de leer y con una erudición filosófica, histórica y política, que deslumbra, a la par que va de la mano de un gran dibujante), este libro editado por Dolmen este presente curso es un buen regalo para los seguidores de las viñetas y los curiosos de las personalidades excéntricas.
Ahora, el destino de Alan continúa, igual que Jack Kirby tiene en su cabeza mil historias que avanzan mas deprisa de las que él puede anotarlas. A diferencia del genial norteamericano no sabe dibujar, lo suyo sigue siendo el teclado (recientemente publicó su primera novela, original pero excesivamente abstracta para mí gusto, aunque no es el espacio oportuno para tratarla), pero si es consciente de que su mensaje se ha malinterpretado, que su drama humano (antes de Moore y Miller no se hablaba de política, intorencia religiosa, homofobia y psicología) ha sido desvirtuado por tipos de western taciturnos que no hablan y disparan.
Probablemente el viejo maestro tenga que dejarse de trucos y perversiones al más puro estilo Sila en Cumas, para volver a hacer lo que mejor se le da... y por el bien del cómic, crucemos los dedos par que sea pronto. Y nosotros, ecantados como la serpiente del hindú, seguimos deseando que nos hipnotice.
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