Víctor Santos pertenece a una especie en peligro de extinción en España: un autor de cómics que ha logrado fraguarse una posición por méritos propios y sobrevive con prestigio dentro del mundillo. Recientemente, el artista valenciano ha vuelto a la carga con la publicación de Polar: Sin piedad para la hermana María. Una historia hiperbólica, violenta y trepidante que va en consonancia con los derroteros tomados por este trota-mundos de las viñetas que ha trabajado, entre otros, con guionistas de la talla de Brian Azarello. Y se nota que ha aprendido de los maestros en el género para sumergirnos en una historia puramente noire.
La trama se corresponde con el modelo clásico de venganza que se va complicando. Un jefe mafioso recibe la noticia de que su joven esposa al fin ha sido localizada tras haberse fugado de su casa, con la pretensión de abandonar el imperio criminal de su cónyuge. María de Cagliostro busca ahora la redención en los muros de un escondido convento europeo. La noticia será aprovechada por mercenarios de todos los rincones para ofrecer sus servicios, mientras que agentes infiltrados del FBI ven que la susodicha podría ser el testigo clave para tumbar la organización delictiva de su marido.
No tiene nada de extraño que, en los primeros compases para su webcómic, Santos considerase que la aventura podía contarse totalmente muda. Evidentemente, al salir al mercado por Norma Editorial e irse desarrollando la idea, los diálogos han terminado siendo inevitables, si bien hay muchos compases de la narración donde solamente con las imágenes ya tenemos una impresión certera de qué es exactamente lo que está sucediendo a nuestro tarantinianos protagonistas.
Los responsables hacen aquí una edición cuidada, aunque sospecho que su formato no va a agradar a todo el público. Quizás un mayor tamaño hubiera encarecido el producto, pero, a título personal, habría provocado una lectura más cómoda. Eso sí, desde la cuidada portada podemos apreciar el talento del artista para representar las siluetas de las principales espadas de esta guerra coral, la viveza de los colores, junto con el esmero que desprende cada composición de las páginas.
Diego García Rouco ha firmado recientemente una excelente crítica sobre la obra que hoy nos ocupa donde la cataloga, por encima de todas las cosas, como un western. Efectivamente, así es, a pesar de las mafias, o precisamente por ellas, al final todo termina siendo el pulso de unos cazarrecompensas en un gélido y remoto lugar.
Los responsables hacen aquí una edición cuidada, aunque sospecho que su formato no va a agradar a todo el público. Quizás un mayor tamaño hubiera encarecido el producto, pero, a título personal, habría provocado una lectura más cómoda. Eso sí, desde la cuidada portada podemos apreciar el talento del artista para representar las siluetas de las principales espadas de esta guerra coral, la viveza de los colores, junto con el esmero que desprende cada composición de las páginas.
Diego García Rouco ha firmado recientemente una excelente crítica sobre la obra que hoy nos ocupa donde la cataloga, por encima de todas las cosas, como un western. Efectivamente, así es, a pesar de las mafias, o precisamente por ellas, al final todo termina siendo el pulso de unos cazarrecompensas en un gélido y remoto lugar.
La violencia de la historia es extrema, si bien también muy comiquera. Es decir, realmente tiene un cierto aroma de irrealidad, ante tantos disparos sin recargar, piruetas imposibles, agentes capaces de abatir a ejércitos enemigos sin despeinarse y, en definitiva, todo en una atmósfera de leyenda. El aislado convento se convierte en un personaje más.
Uno de los grandes piropos que podemos lanzar a esta tercera entrega de la saga es que puede leerse sin problemas de un tirón. La puesta en situación es rápida, el ritmo resulta ágil y siempre están ocurriendo cosas para que no nos detengamos a pensar en ningún momento. Afortunadamente, también hay reservado algún giro de guión que deparara alguna interesante sorpresa.
Black Kaiser es el motor de este mini-universo visceral de espionaje y trapos sucios de los poderosos, un veterano guerrero que sirve como excusa a su autor para explorar todo tipo de recónditos paisajes, llevando a su audiencia a una montaña rusa de emociones donde la palabra pausa está vetada. No en vano, a veces se ha considerado que una de sus grandes fuentes de inspiración deben haber sido aquellas impresionantes aventuras de Nick Furia durante la gloriosa etapa de Jim Steranko con el director de Shield.
Uno de los grandes piropos que podemos lanzar a esta tercera entrega de la saga es que puede leerse sin problemas de un tirón. La puesta en situación es rápida, el ritmo resulta ágil y siempre están ocurriendo cosas para que no nos detengamos a pensar en ningún momento. Afortunadamente, también hay reservado algún giro de guión que deparara alguna interesante sorpresa.
Black Kaiser es el motor de este mini-universo visceral de espionaje y trapos sucios de los poderosos, un veterano guerrero que sirve como excusa a su autor para explorar todo tipo de recónditos paisajes, llevando a su audiencia a una montaña rusa de emociones donde la palabra pausa está vetada. No en vano, a veces se ha considerado que una de sus grandes fuentes de inspiración deben haber sido aquellas impresionantes aventuras de Nick Furia durante la gloriosa etapa de Jim Steranko con el director de Shield.
Quedamos a la espera de nuevos tomos para seguir disfrutándolos.
-CRÍTICA DE DIEGO GARCÍA ROUCO (ZONA NEGATIVA)
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-http://www.normaeditorial.com/ficha/9788467926361/polar-3-sin-piedad-para-la-hermana-maria/
-http://www.zonanegativa.com/polar-sin-piedad-la-hermana-maria/
-http://www.zonanegativa.com/polar-sin-piedad-la-hermana-maria/
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