Este blog se despide dibujando Dieguitos y Mafaldas, rindiendo homenaje al personaje estrella de un autor tan clave como Quino, aquel hijo de inmigrantes andaluces que desarrolló su infancia, talento y arte, en la siempre fecunda Argentina. Él mismo confesó que uno de sus dibujos más entrañables, el atribulado Felipín, se parece un poco a él en la Escuela, tímido, reservado, amigo de la última hora... pero a fin de cuentas, de los que cumplen a la hora de la verdad y con un buen corazón. Además, quien demonios no le ha plagiado alguna vez con la pregunta "¿Por qué diantres a mí me tuvo que tocar ser yo? "
La vida de Quino distó de ser tan humorística como la que reflejó en sus tiras, perdió demasiado pronto a sus padres y debe abrirse camino en el díficil mundo de las revistas y los suplementos de prensa. Cuesta pensar cómo llevará aquella agencia publicitaria y la empresa de lavadoras que lo contrató, no haber utilizado el boceto del personaje presentado por Quino, ya que poco después, sería una de las niñas más reconocida de los años 60 y 70 del siglo XX, un icono que tiene el mérito de permanecer en la memoria colectiva, pese al reseñable inconveniente de no ser de carne y hueso.
Teniendo en cuenta que no hay súper-amenazas ni súper héroes, tampoco villanas neumáticas, ¿dónde radica el encanto de esas pequeñas tiras? Probablemente en que pocas cosas hay más hermosas que la vida cotidiana en el arte si se logra plasmar con certeza, ironía y sentido del humor. Mafalda es un poco precursora de Lisa Simpson, salvo que en vez del jazz, la mentora tomó la senda de aquellos melenudos que fueron más conocidos que Jesús, The Beatles, algo, que por otra parte, le dio no pocas discusiones con su buen amigo Manolito, un muchacho de clase baja que se veía obligado a trabajar los veranos y con sus problemas en la escuela, pero bajo la fachada de bruto, de nobles intenciones (aunque está muy influenciado por su padre en el sentido de valorar la plata por encima de todas las cosas).
Conforme Quino, que no las tenía todas consigo, se fue dando cuenta del potencial del personaje, la fue rodeando de interesates añadidos, le daría incluso un hermanito. Pero me gustaría subayar su relación con la madre, y es que, aunque Homer dijera con muy mal gusto "Por ti seré más soso que Mafalda", hay una clara deuda de la relación Lisa-Marge con la que la precoz Mafalda (creo que salvo en el día de Reyes, no se toma nunca un respiro) tiene una tensión latente con la mujer que le dio el ser. No pocas veces discuten (sopa mediante), a la par que a la niña le lama mucho la atención la falta de inquietudes que en ocasiones la buena señora parece tener en comparación con ella, aunque a veces tiene intuiciones reveladoras (el sueño en que ella se le aparece con las cadens de la familia) que la hacen ser más agradecida y menos pedante, dándose cuenta de que a ella se le han aberto posibilidades que antes no tenían.
De su padre poco que decir, salvo que es Felipe de mayor. Tiene aires de buena persona y preocupaciones muy materiales y superfluas (es capaz de levantarse a las tres de la mañana e ir a ver si efectivamente su coche nuevo no ha sufrido un rasguño). Quiere a sus hijas y se aleja del estereotipo de padre descerebrado que hoy día tenemos por ejemplo con el gran Peter Griffin y quiere a su esposa, aunque puede ser muy pesado con las anécdotas militares. A veces parece que sus progenitores querrian que Mafalda fuera un poco más niña, más persona y menos cerebral. Pero eso sería traicionar demasiado su esencia. Quino no se casa con nadie, ni siquiera con la niña de sus ojos, aunque muchas veces la defiende como la voz del sabio profeta en el desierto, otras veces ridiculiza su feminismo a ultranza (llama a Felipe machista por jugar a un juego donde la reina puede pavonearse como un objeto por las casillas).
En cuanto a Némesis, si salvamos a Libertad que es muy parecida a ella (por cierto, no creo que sea casualidad que no conozcamos a su padre y viva en ese pequeño apartamento de su madre), no se puede obviar a Susanita, que si cobra un cariz opuesto a Mafalda. Entre el dilema de ser una gran diva o una señora de casa acomodada como su mamá, con alguna misteriosa pesadilla de matrimonio con Manolito (se detestan, pero como el perro y el gato, se necesitan) y un claro enamoramiento con Felipín (que me parece a mí que se hace más el sueco, ya que no es para nada tonto, simplemente vago, de hecho, es mejor jugando al ajedrez que cualquiera de las dos muchachas y por supuesto, que Manolito, que sí que es un hacha haciendo cuentas, sobre todo si son cestas).
En un elenco que es menos amplio de lo que parece, no podemos obviar a Miguelito, ese niño de pelo lechuga, salvando al adorable Guille, el más pequeño del grupo y que, como a todos nos gustaría, puede pedir un minuto de silencio en una alegre reunión para darse un abrazo: "Lo siento, pero añoraba tanto estar un rato conmigo". Además, es deslenguado en el buen sentido,puede llamar "antipátida" a la maestra por retarle injustamente. A veces me pregunto, ya que en sí la Historia de Mafalda no ha terminado, aunque Quino parece poco dispuesto a retomarla, pero ha dejado bien claro en entrevistas que mientras un personaje sigue vivo en la comunidad de lectores/as, su llama siempre prevalecerá. Además tiene su merchandasing, que no es monopolio de sagas norteamericanas, incluyéndose una serie de animación.
Imagino que al final a Manolito le va bien, que sacó sus buenos réditos y ha ampliado el mercado familiar, Mafalda de vez en cuando, entre café y café, le recuerda que ha abandonado su faceta espiritual, a lo que Manolito responde mirando el reloj y diciendo que las tres y cuarto. Actualmente tiene familia, aunque tuvo una noche loca con Susanita que los dos han disimulado ate sus amigos, aunque Felipe y Mafalda siempre sospecharon algo. Precisamente ellos dos también tuvieron su affaire, el chico siempre le estuvo agradecido por ello ya que gracias a sus enseñanzas aprendió al fin a hablar a las mujeres, aunque la cosa no acabó del todo bien, Mafalda sacrificó la relación por un trabajo en Europa, volvió pero no hubiera sido lo mismo, aunque le añora, es demasiado orgullosa para admitir nada, Felipe también la echa de menos pero ahora prefiere la amistad, y Susanita le sigue rondando desde su último divorcio, del que sacó sustancisos pisos. Guille sigue vivendo en casas de sus padres, que pondrían más presión para que se vaya, pero a fin de cuentas es agradable compañía y Mafalda es tan independiente que casi se agradece que alguien quede en casa. La única discusión es que a Guille le piden nietos, pero él se hace loco. Miguelito anda un poco perdido, sigue gritando "Mentira" cuando en su mente aparecen imágenes de su envejecimiento inevitable, aunque apenas se le han caído rubios cabellos y es un poco bohemio, se le han conocido ligues pero no novias, de vez en cuando se pierde pero luego temina volviendo al redil de sus amigos, sobre todo Mafalda, que le aconseja mucho y bien. Libertad se metió como Bogart en varias causas perdidas, en el bando de los perdedores, su activismo le costó muchas oportunidades, pero aupada en un taburete, puede mirarse todas las mañanas en el espejo, recompensa suficiente. Tiene también una hija, solamente su íntima, Mafalda, conoce el nombre del padre, pero no se lo ha contado ni siquiera a la chismosa de Susanita.
Feliz entrada de año a todos, aunque suene ñoño y como ya he puesto en mis otros blogs y espacios personales, que los mejores momentos de vuestro 2.009, apenas sean los peores del 2.010 que os va a llegar. Gracias especiales a Easmo, Elizabeth, Chespiro, Franchesk y a compañeros/as de mi clase que amablemente han seguido este modesto blog. Nos leemos a partir del año que viene.
Para los enamorados del personaje recomendamos el mítico (y voluminoso) tomo recopilatorio de todas sus aventuras y por supuesto, el magnífico sitio web http://mafalda.dreamers.com/, que además ha permitido hacer más completa esta entrada. Con admiración a Quino,