Son la tribu más numerosa y pesada, unos verdaderos hunos que no dejan nada a su paso, que casi buscan monopolizar todas las conversaciones y no admitirían ni bajo hierro candente que su afición es el deporte del rey. Es un tema tan banal como universal, pan y circo denuncian sus detractores con razón, aunque, cuanto menos, ahora no hay leones (salvo en el Bilbao) y se perdona la vida, algo hemos progresado.
No deja de ser curioso que con la que está cayendo, siga habiendo tantos espacios en los informativos para el espacio deportivo, aunque en verdad, quien ordena y manda es el fútbol dentro de ese marco, quedando el resto de las disciplinas en fuera de juego y teniendo que presentarse en el descuento. Motivo de reflexión debería ser, aunque algo tendrá el agua cuando tanto la bendicen y no deja de ser cierto que si bien es algo absolutamente sobrevalorado, tampoco es adecuada la trivialización al que algunos lo someten, quienes, como diría el magistral Sabina: "Comprendí que era algo impropio de caballeros".
John Carlin, periodista de origen inglés y ya prácticamente de doble nacionalidad, columnista del diario "El País" y autor de libros como "El factor Humano", que inspiró la película de Clint Eastwood, "Invictus", que explicaba la fórmula que Nelson Mandela utilizó con maestría con el rugby para unir las divisiones de su país, ha visto recopilados algunos de sus mejores artículos en los últimos años, en una edición curiosa que quizás venga bien a algunos amantes de pegar patadas a un balón... y tal, vez, solamente tal vez, logre por unos instantes, que quienes lo aborrecen, se interesen un poquito por él.
Este tipo de recopilaciones (se ha hecho algo muy similar con otro periodista de
muy buena pluma, Santiago Segurola, también recientemente editado), son una pequeña delicia, aunque desgraciadamente no abundan porque las páginas (a todas luces excesivas) que se dedican 24 horas al día al balompié, son de rápido consumo. No obstante, igual que ocurría con las crónicas del Calcio de Enric González, algunas de las pequeñas crónicas de Carlin van un poquito más allá, aunque como bien advierte Eduardo Mendoza, cuando se habla de algo, se tiene que hablar de esa cosa y no buscar la hipérbole.
Explicar la rivalidad del tiqui-taca con el modelo de Mourinho a través de "Amadeus", sus apreciaciones sobre el reparto de los derechos de televisión como una de las claves del éxito de la Premier o ciertas connotaciones políticas que envuelven algunos de los campeonatos del globo. Por supuesto, toda selección tiene sus vacas menos grodas y hay algún artículo repetitivo y que insiste en lo mismo, aunque Carlin se muestra como un periodista solvente y de calidad.
Quizás el aspecto más curioso que se pueda resaltar es su perfil sobre algunos de estos dioses, tan acaudalados como efímeros en este Coliseo de hierba. Sorprenden los datos que aporta sobre un Cristiano Ronaldo más humano que ese Adonis distante que a veces trasmite, siendo el crack luso presentado bajo otro prisma más interesante. De la misma forma, Carlin cae en algunos tópicos del etnocentrismo deportivo que tiene el fútbol con otros deportes, considerándose la única fuente de injusticias y emoción, como si el baloncesto, el balonmano o el hockey, entre muchísimos otros, no tuvieran ese componente de justicia que alimenta las semanas con este violín de Sherlock, pequeñas frustraciones y grandes alegrías, en un ritual dominguero (que a mí, por lo menos, como hábito, me resulta menos desagradable que el arroz que se impone en tantos hogares españoles).
Libro curioso, con anécdotas ricas, los seguidores del popular espectáculo de las porterías, deberían hacerse con una copia. Los que no, como diría Jorge Valdano, tal vez, como curiosidad científica, cuanto menos, para examinar la orina del informe.
More than a game less than life.