sábado, 27 de abril de 2019

DEVOLVER LA MIRADA


Se decía que Ahab tenía una voluntad de hierro, la propia de los héroes del pasado. Otras versiones, igualmente válidas, hablaban de que su constancia a superar obstáculos era la propia de un psicópata deshumanizado. Acaso no sean realidades incompatibles. Desde que escribiese su obra maestra (La misteriosa obsesión), las páginas de Herman Melville han generado acalorados debates. Acaso fuera solamente la historia de un viejo capitán con una determinación fuera de lo común para cazar a una fiera ballena blanca. Sin embargo, para contar algo tan simple no habrían hecho falta tantas reflexiones. 



Juan Cavestany comenzó a releer aquella obra maestra extraña, Moby Dick, sin saber exactamente por qué. Anotaba cosas en su cuaderno, intentaba trasladar aquella densa narración, plagada de tecnicismos marinos, al lenguaje del escenario. Igual que el viejo capitán a quien la criatura marítima arrancó su pierna, el dramaturgo pensaba que tenía algo que decir de aquella nave condenada a vagar por los océanos en una terrible búsqueda. 



"Si no es necesario leer este libro, estamos perdidos", fue su conclusión al ver las desventuras de aquel a quien llamaron Ismael, otra figura misteriosa que decidió embarcarse en Nantucket rumbo a lo desconocido. Andrés Lima aceptó el reto de su colega Cavestany y se puso a dirigir un regreso de un mito que fascinó a actores de la talla de Gregory Peck. Para estar a la altura, los responsables consiguieron una presencia genial: José María Pou. Por edad, experiencia, registro de voz, carisma y presencia, la mejor elección posible para hacer de un líder condenado, plagado de contradicciones, capaz de inspirar admiración y odio a partes iguales. 


Desde el Cabo de Cod al lejano Japón, el recorrido en busca del mítico animal llevará a los tripulantes a la deriva. La escenografía y vestuario organizados por Beatriz San Juan es muy brillante, trasladando la angustia de los días bajo tempestades y el sufrimiento de unos hombres alejados de su familias y rodeados de tiburones. Jacob Torres y Oscar Kapoya logran la compleja tarea de dar la réplica a Pou, además de encarnar a los distintos integrantes del navío, consiguiendo la hazaña de que el público siempre sepa a quién se están refiriendo. 



Por su lado, Pou da una lección magistral bajo los tablados. Sin duda, es totalmente consciente del bombón de papel que es Ahab, un rol tan exigente como maravilloso para las personas tocadas con la varita de la actuación. A lo largo de más de hora y media será capaz de transmitir locura, firmeza, desesperación, humanidad, frialdad y todo ese torbellino de emociones de un mutilado a quien legiones de ensayistas han visto como uno de los primeros grandes deicidas, una figura que desafía a la naturaleza y osa bendecir su arpón de manera satánica. 



El episodio descrito de forma minuciosa por Melville transcurre en 1850. De cualquier modo, importa tan poco la fecha como saber el día en el que Jonathan Harker aceptó un curioso encargo notarial en Transilvania. Siempre funcionan esa clase de historias que logran apelar a los instintos y miedos que tenemos más arraigados. Incluso una roca como Ahab sufrirá frecuentes pesadillas con la sangre de su presa, la cual es asimismo su cazadora en un juego cuyo significado real muchas veces nos es esquivo.


El espacio sonoro generado por  Jaume Manresa y Jordi Ballbé acompaña a la perfección las pausas y sobresaltos que tendrán estas almas errantes, donde Ahab logrará que le comprendamos y apreciemos... justo para que inmediatamente después le veamos como alguien enloquecido y peligroso al máximo. Su vida es la de un cruzado que no tienen piedad con nadie, incluyéndose a sí mismo. 



Igual que Macbeth, una profecía sería interpretada por él mismo de forma arriesgada para su futuro. El convencimiento de una inmortalidad a la hora de enfrentarse a un destino aciago y que le exigiría hacer frente a una ola de proporciones bíblicas. Andrés Lima habla de fuerzas la naturaleza, recordando aquel enigma que proponía dilucidar qué ocurría cuando un objeto irresistible chocaba con otro inamovible. 



Un tipo listo, Friedrich Nietzsche, afirmó en una ocasión que cuando miramos al abismo sucedía una consecuencia inmediata: permitíamos a su vez que la profundidad nos devolviese a la mirada. Hace siglos que Ahab atravesó ese umbral. Y nosotros nos seguimos preguntando qué sucedió.



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



- Escenario del Gran Teatro de Córdoba, función de Moby Dick, representación del día 27 de abril de 2019 [Fotografía realizada por el autor del blog]



- Mapa con la ruta del ballenero Pequod [Programa representación Moby Dick, día 27 de abril de 2019, Gran Teatro de Córdoba] 



- Final función de Moby Dick, representación del día 27 de abril de 2019 [Fotografía realizada por el autor del blog]

domingo, 21 de abril de 2019

STAN & OLLIE




Tocaron el cielo con las manos. Si la risa es uno de los regalos que nos dejaron las caprichosas deidades, Stan Laurel y Oliver Hardy tuvieron siempre las llaves de esa caja de Pandora en positivo. Durante años, fueron la pareja cómica que se convirtió en el ojito derecho de todo el globo, en una época más ingenua y donde las salas cinematográficas se llenaban en cada sesión. El Gordo y El Flaco perduran, hoy y siempre, al perturbador paso del tiempo, del que solamente se salvaguardan los verdaderos clásicos. 



Jon S. Baird dirige un biopic sobre ellos que evita caer en los peores vicios que, en ocasiones, acompañan a este género. Su reconstrucción de la época de declive de los célebres artistas está presentada con infinita ternura pero ninguna ñoñería. No estamos ante una hagiografía y tampoco ante una morbosa mirilla. Cada uno de los integrantes del dueto, así como su círculo familiar más cercano, son explicados tras toda una vida al servicio de las pantallas grandes, circos y tablados de escenario. Pensemos que eran unos días donde temas como los derechos de imagen o la autoría de las creaciones artísticas ni siquiera resultaban esbozados, por lo que ni Laurel ni Hardy vieron porcentaje de las constantes reposiciones de sus productoras. 



El guión que firma Jeff Pope es lúcido y humanista. Comprende el desgaste que se produce tras tantos años trabajando codo con codo, las cuitas personales que van asociadas a estos esfuerzos (quién firmó con otra compañía, cuáles eran los méritos de uno y otro en las ideas para los gags, cómo gestionar los contratos con los promotores, etc.). La hazaña es lograr algo tan balanceado, salimos de la sala comprendiendo muy bien a cada uno de ellos, empatizando con sus victorias y derrotas, comprendiendo que, tema tabú en estos días que corren, la amistad puede sobrevivir incluso a varios naufragios. 


Su impronta en futuros comediantes ha resultado constante. Roberto Gómez Bolaños y Édgar Vivar, entre capítulo de programas tan exitosos como El Chavo del 8 o El Chapulín Colorado, rodaban pequeños sketches imitando de forma más que acertada a sus dos ídolos que tanto les hicieron disfrutar de pequeños. Por eso resulta tan encomiable la carga que han llevado con gracia sobre sus hombros John C. Reilly y Steve Coogan, perfectamente caracterizados desde el minuto uno y logrando que olvidemos que estamos ante una emulación, casi pareciera que tenemos, otra vez, a El Gordo y El Flaco en plenas facultades. 



Si hay un momento donde la cinta está iluminada es para explicar algo tan complejo como la creación artística. No obstante, lo logra de una forma sutil y medida, aprovechando los momentos más cotidianos del mundo, desde la llegada a la recepción de un hotel pasando por la recogida en auto de sus respectivas parejas. Precisamente en ellas nos vamos a detener en este punto. 



Dos actrices de talento como Shirley Henderson y Nina Arianda dan su presencia a Lucille Hardy y a Ida Kitaeva Laurel, dos figuras imprescindibles para entender estas vidas paralelas (que fueron secantes en muchos casos). Al igual que en todas las cuestiones anteriores, Stan & Ollie explica a la perfección la dinámica de los dos matrimonios, sin paños calientes, pero evitando caer en el sensacionalismo barato. 


Bastantes críticas han incidido en que esta obra parece sacada de otro tiempo. Sin duda, algo de eso hay. Se trata de una forma de narrar tranquila, pausada, todo es un recorrido que se anda con calma y buena letra. Evoca a los sentimientos nostálgicos pero sin ser tramposa, tampoco de lágrima fácil, sabe tocar la fibra con apenas un gesto o mirada de sus protagonistas. 



Un encanto discreto donde radica buena parte de su éxito. Stan & Ollie nunca cae en la auto-parodia o la copia forzada, todo es natural, como si sus intérpretes hubieran logrado absoluta química con los personajes reales, permitiendo la magia de que pensemos, durante poco más de una hora y media (metraje perfecto para la historia que se quiere contar) que se nos ha devuelto a Stan y Ollie para disfrutarlos un poco más. 



Cae el telón mientras ahogamos un agridulce suspiro. Seguimos echado de menos a estos tipos. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.imdb.com/title/tt3385524/mediaviewer/rm4265886976



https://www.thestage.co.uk/features/2019/laurel-and-hardys-tour-uk-theatres-film-stan-and-ollie-steve-coogan-and-john-c-reilly/?login_to=https%3A%2F%2Fwww.thestage.co.uk%2Faccounts%2Fusers%2Fsign_up.popup



http://www.curzonblog.com/all-posts/stan-and-ollie-interview-with-shirely-henderson-and-nina-arianda-laurel-and-hardy

domingo, 14 de abril de 2019

VERGÜENZA PROPIA (PARTE II DE II)


Álvaro Fernández Armero y Juan Cavestany habían devuelto la fórmula a su esencia. En el complicado panorama actual de las series, donde la demanda es alta y la oferta todavía mayor, cuesta hacerse un hueco en el corazón del público. Sin embargo, la primera temporada de Vergüenza (Reseña primera temporada) logró ese objetivo volviendo a la comedia situación de toda la vida, aunque aplicando con eficacia las necesarias actualizaciones. 



En primer lugar, con un acierto de casting tremendo, juntar a dos talentos como el de Malena Alterio y Javier Gutiérrez. Dos intérpretes que juegan de memoria y tienen un don para lo cómico que está al alcance de las personas tocadas por la varita. No tiene nada de extraño que Movistar + se inclinase ante la evidencia y renovase el show para una inmediata secuela que volviera a destapar los reveses cotidianos de una pareja de mediana edad. 



Al estilo del reciente programa de Berto Romero, la segunda parte del show se centra en los problemas del dueto para conciliar su día a día con la responsabilidad paternal doble (por un lado, un hijo adoptado y un recién nacido). No suena a lo más apasionante del mundo en una época donde en la televisión por cable tenemos dragones, espías y mundos apocalípticos. Pero sí se cuenta con gracia y una dosis de ternura, se logra una gran empatía del público, quien se ríe pero también se pone en la piel de las derrotas diarias que sufren Jesús y Nuria. 


Se consigue asimismo que repitan los magníficos secundarios de los capítulos iniciales. Mención aparte para Miguel Rellán, un actor todoterreno que da un plus a cualquier personaje que se ponga en sus manos. Como padre de Nuria y detractor número uno de su yerno, varios misterios rodearán a su figura debido a una serie de cambios que sufrirá en su vida. 



De la misma forma se dan nuevas perspectivas para Óscar (estupendo Vito Sanz), quien había sido el sufrido compañero de Jesús en bodas, bautizos y comuniones. Los guionistas le darán ahora la oportunidad de desarrollar su afición cinematográfica con homenaje incluido a un clásico: El graduado (1967), lo cual implica el debut en Vergüenza de una estupenda María Casal. 



Quizás el capítulo más inspirado resulte Black Santa, y es que las festividades navideñas provocan no pocos momentos embarazosos por esa imposición social de mezclar familias políticas más que divergentes y que quedan forzadas a convivir en momentos incómodos. Nuevamente, una situación muchas veces contada, pero Cavestany y Armero tienen oficio para agitar la coctelera y lograr momento sarcásticos inspirados. 


De igual forma, el popular término acuñado de cuñadismo dará mucho juego esta temporada, especialmente por el tema de las vacaciones. Ello resulta visible a través del matrimonio encarnado por Pol López y Teresa Cuesta, quienes elevan el significado de esa expresión y suponen un atinado contraste con Nuria-Jesús. 



En resumidas cuentas, sin descubrir ninguna pólvora, Vergüenza se mueve con facilidad justo en el terreno que se dejó abonado en la primera temporada. Manteniéndose en el nivel sobresaliente de las interpretaciones, se garantiza satisfacer a su audiencia y logra varios gags que, importante acierto, tienen muchos guiños a lo ya visto, puesto que hay repeticiones de antiguos conocidos de los protagonistas. 



Eso, sumado a su bendito metraje, hace que estemos ansiosos de esa posible tercera parte de dos personas que sentimos muy reales. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://verguenza.movistarplus.es/novedades/verguenza-segunda-temporada



https://www.eldiario.es/cultura/seriefilos/Verguenza-Black-Santa-compartir-bochorno_6_848025191.html



https://www.diariosur.es/culturas/tv/verguenza-temporada-clave-20181210191129-nt.html

domingo, 7 de abril de 2019

SIR TIM O´THEO


En ocasiones, es un nombre un tanto olvidado cuando se revisan las generaciones de autores del tebeo español en los años dorados de la editorial Bruguera. La constancia y gran producción de Ibáñez o la genialidad azarosa de Vázquez, sumada a los tintes de compromiso político de Escobar pueden provocar el efecto indirecto de que Raf tarde en salir cara a la conversación de lo más grandes hacedores de historieta por estos lares. Una auténtica injusticia en cuanto se trata de un artista que dejó páginas de sumo interés. 



No obstante, a poco que indaguemos en la hemeroteca y los testimonios de quienes le trataron comprendemos la magnitud de lo logrado y el recuerdo que dejó en la industria. No en vano, Jordi Canyissà tituló de forma elocuente una espléndida biografía sobre nuestro protagonista de hoy: Raf: El "gentleman" de Bruguera, mientras que algunos de los blogs más precisos sobre Mortadelo y Filemón (Corra, jefe, corra) subrayaba la amistad y respeto que el mismísimo Ibáñez tenía por su ilustre colega. 



Por ello ha sido tan grata la noticia de la edición de Los mejor de Sir Tim O´Theo, probablemente su creación más inspirada, una atinada parodia de Sherlock Holmes y de la que ya se iba precisando de un recopilatorio. Se incluyen en él las aventuras largas El secuestro del burgomaestre, La "verruga de Sivah", El sarcófago de Thuru-Rut, Contra Blackiss Black y Reunión de fantasmas


Enamorado absoluto de la cultura inglesa, habiendo tenido experiencia laboral en esas tierras, Sir Tim fue uno de los ojitos derechos del artista barcelonés, quien ponía mimo en el simple (pero muy eficaz) diseño de un flemático y veterano sabueso con acento británico, si bien en muchos de los casos le ayudaba notablemente a resolverlo su fiel ayudante Patson (nuevo guiño a la obra de Conan Doyle). 



Firma el prólogo de la edición el novelista Andreu Martín, guionista de estas aventuras largas de Sir Tim, quien también demostraría una importante pericia en el género de misterio e investigación policíaca. Combinando distintos elementos (incluyendo robos de joyas, fantasmas familiares, viajes a la India, etc.) logran crear una eficaz parodia cuyo corazón se encuentra en Bellota Village, lugar de residencia de los protagonistas. 



Si Holmes tiene que lidiar con Lestrade, Sir Tim O´Theo tendría sus tensiones con sargento Blops, figura de autoridad que no veía con simpatía al investigador, teniendo varios encontronazos entre pinta y pita. Pronto se incorporó un ayudante a Blops, Pitts, una pareja cómica pertinente y que combinaba bien con Patson. 



Se nota de igual manera la fase de experimentación hasta que el equipo creativo coge pleno pulso al estilo que debe tener la serie. Me atrevería a pensar que el punto de inflexión está en el duelo de Sir Tim con Blackiss Black, donde las viñetas iniciales ya marcan de forma brillante el tempo que tendrá el caso y presenta un villano carismático que da no pocos problemas al protagonista, derivando en una sucesión de gags con ágil ritmo. 



Articuladas en capítulos y con rocambolescos giros, estas aventuras, inocentonas de una forma encantadora, garantizan un tiempo de lectura muy agradable. Hay también guiñitos al género del terror con criaturas tales como vampiros o fantasmas en recónditos castillos (por ejemplo, Pavoroso Pavor) y que encima provocan que gente de la villa (incluyendo su sagaz ayudante) piensen que Sir Tim ha perdido la cabeza. 



Un humor blanco y una cucharadita de deducción que resultan ideales para encender la lámpara en la hora del té. 



BIBLIOGRAFÍA:



- CANYISSÀ BACH, J., Raf: el "gentleman" de Bruguera, Amaníaco Ediciones, Barcelona, 2016.



- RAF, Lo mejor de Sir Tim O´Theo, Bruguera Clásica, Barcelona, 2018.



ENLACES DE INTERÉS:



Corra, jefe, corra: Dibujante, electricista y decorador



Corra, jefe, corra: Raf sí lo entendió



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.amazon.es/mejor-Sir-Tim-Otheo-aventuras/dp/8402421547/ref=asc_df_8402421547/?tag=googshopes-21&linkCode=df0&hvadid=300782696631&hvpos=1o1&hvnetw=g&hvrand=10090249725120320252&hvpone=&hvptwo=&hvqmt=&hvdev=c&hvdvcmdl=&hvlocint=&hvlocphy=1005411&hvtargid=pla-550313955078&psc=1



https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20160227/4035870299/raf-padre-sir-tim-o-theo-bruguera-biografia.html



https://www.tebeosfera.com/sagas_y_arcos/sir_tim_otheo_1971_raf.html