Parece un guión de ensueño pero es una trampa mortal. Ninguna persona con aspiraciones a guionista querría este encargo en cuanto lo pensase un poco. Juntar a dos de las series más emblemáticas de la animación. Por un lado, el sentimiento de fan hace pensar que es una oportunidad única. Bien mirado, supondría una manera de enfadar, como mínimo, a una de las dos hinchadas. Family Guy y The Simpsons se parecen en el formato, pese a ello, en lo fundamental son bastante diferentes. Sin embargo, el ejercicio de orfebrería por el equipo encabezado por Peter Shin (dirección) y Patrick Meighan (guión) resulta tan brillante y ecléctico que termina logrando lo que se antojaba imposible.
Aunque se enmarca dentro de la serie de los Griffin, la premisa comienza con un recurso muy propio de los argumentos de la familia amarilla. Es decir, un breve primer acto que trata un tema que no tiene, en apariencia, nada que ver con el prometido crossover. Pero no desesperen, hay un método en la locura y las tiras cómicas que empieza a dibujar Peter para el diario local van a terminar desembocando en el desembarco del clan de Seth MacFarlane en Springfield.
No es que las relaciones siempre fueran fluidas entre los dos shows pero el hecho de compartir cadena (FOX) y el poderoso caballero con el símbolo del dólar influyeron a esta convergencia. No obstante, al César lo que es del César, se trata de un experimento de más de cuarenta minutos que en ningún momento se hace pesado. Nada resulta especialmente forzado y hay un sentimiento metaficcional que hará muy felices a los fans de uno y otro estilo de humor.
Y es que se trata de un especial realizado con mimo para las personas seguidoras de ambos espectáculos desde sus inicios. Una armonía que destaca en el apartado gráfico, situándose el punto de inflexión en la colaboración entre los animadores de Family Guy con David Silverman para ajustar las particulares características de unos y otros. Una onda en la que también se movió Walter Murphy para realizar una banda sonora que juntase cada repertorio para complementarse mutuamente.
Es decir, un envase atractivo y que podía complacer. No sin gracia, en varias entrevistas posteriores los implicados se enorgullecían de que su propuesta había recibido el máximo elogio posible de la crítica en internet, siempre comprensiva y constructiva: "No es terrible". Acaso ellos mismos eran conscientes de que no iba a ser posible complacer a todos cuando el dueño de La Mazmorra del Androide sentencia: "La peor pelea de gallos de la historia".
Al Jean, miembro de algunas de las mejores etapas de Homer y cía (también de otras bastante más cuestionables), encabezó la buena acogida que Springfield dio a Quahog. Simpatías que evitan ser de masaje mutuo cuando se trata un tema espinoso y que siempre ha estado ahí: la influencia simpsoniana que algunos maliciosos llamarían plagio cara a la creación de las criaturas de Seth MacFarlane.
Esta confrontación es, bajo mi modesto juicio, es uno de los regalos de la caja tonta a 2014. Se trata de una reflexión más atinada de lo que pudiera parecer a simple vista. Por un lado, tenemos un capítulo bien hecho y entretenido, si bien los cerebros de sus responsables se han estrujado bastante más de lo que pudiera pensarse. Padre de familia suele suponer una incómoda mezcla de lo sublime y lo grotesco, pero aquí se muestra generosa y, sin perder su sello de identidad, se pone al servicio de la familia amarilla sin caer en la servidumbre.
Obviamente, habrá cuestiones que puedan levantar ampollas en los más radicales de uno y otro show, pero, en líneas generales, ambos productos pueden darse por complacidos de haber sabido reírse de sí mismos con gracia. Aquí los creativos de los habitantes de Springfield no dudan en mirarse el ómbligo y comprender el efecto de hartazgo que puede haber provocado un programa que es historia de la televisión, aunque se ha eternizado como toda gallina de los huevos de oro que se precie.
Esta confrontación es, bajo mi modesto juicio, es uno de los regalos de la caja tonta a 2014. Se trata de una reflexión más atinada de lo que pudiera parecer a simple vista. Por un lado, tenemos un capítulo bien hecho y entretenido, si bien los cerebros de sus responsables se han estrujado bastante más de lo que pudiera pensarse. Padre de familia suele suponer una incómoda mezcla de lo sublime y lo grotesco, pero aquí se muestra generosa y, sin perder su sello de identidad, se pone al servicio de la familia amarilla sin caer en la servidumbre.
Obviamente, habrá cuestiones que puedan levantar ampollas en los más radicales de uno y otro show, pero, en líneas generales, ambos productos pueden darse por complacidos de haber sabido reírse de sí mismos con gracia. Aquí los creativos de los habitantes de Springfield no dudan en mirarse el ómbligo y comprender el efecto de hartazgo que puede haber provocado un programa que es historia de la televisión, aunque se ha eternizado como toda gallina de los huevos de oro que se precie.
No se dejen llevar por los prejuicios y vean The Simpsons Guy con un puntito de relajación, como quien es capaz de disfrutar de algo sin decir, como magistralmente hizo South Park, aquello de: "Eso ya los hicieron en Los Simpsons".
-http://familyguy.wikia.com/wiki/The_Simpsons_Guy
-http://www.eldiario.es/cultura/seriefilos/Peter-Griffin-encontro-Homer-Simpson_6_301379881.html
-http://www.tv.com/shows/family-guy/community/post/family-guy-simpsons-crossover-the-simpsons-guy-review-season-13-episode-1-141167627198/
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