domingo, 23 de octubre de 2016

EL PESO DE LA LEYENDA


Decían los antiguos que el nombre amenaza, es decir, proporciona un anticipo de lo que podemos encontrar ante la persona que lo porta. Eso acontece también con los títulos. Cualquier amante del western disimulará una sonrisa de satisfacción cuando escuché la coletilla El hombre que mató a...Matthieu Bonhomme gusta de ese género y por ello era perfectamente consciente de que esta nueva aventura de Lucky Luke iba a evocar a El hombre que mayó a Liberty Valance (1962). No obstante, tras su lectura, como público, es lícito que abramos el interrogante: ¿realmente ha desaparecido la leyenda del legendario pistolero más rápido que su propia sombra? 



En primer lugar, hay que hablar de las muy particulares circunstancias de esta aventura, El hombre que mató a Lucky Luke surge para festejar el setenta aniversario de uno de los emblemas de las viñetas, un pobre cowboy solitario que está lejos de su hogar. Admirador rendido de Morris, Bonhomme no duda en homenajear varios momentos de la etapa clásica de la colección, lo cual dará una gran satisfacción a los puristas. De hecho, se resuelven algunos misterios relativos al viejo hábito de fumar de Luke, tan políticamente incorrecto hoy en día. 



La ambientación sucede en el pueblo perdido de Froggy Town. Lugar remoto sí, pero uno de esos parajes donde se ha inoculado el virus de la fiebre del oro; eso sí, ningún rincón en los incipientes Estados Unidos es tan remoto para que no se haya oído hablar de la leyenda de Luke, el único vaquero al que temen forajidos como los hermanos Dalton o el mismísimo Billy El Niño. Igual que Wild Bill Hickok o Jesse James, el Luke que muestra Bonhomme está en la plenitud de su fama y tiene admiradores por doquier, pero también el grave riesgo de que cualquier buscador de gloria ajena intente ganarla a su costa con un disparo por la espalda en cualquier saloon de mala muerte. Quien logre acabar con él, tendrá asegurado su nombre en el recuerdo del Salvaje Oeste.  


Y este es el punto que da más atractivo a este homenaje. A lo largo de excepcionales aventuras, uno de los pocos problemas del carismático Luke y su inseparable Jolly Jumper es el aura de invulnerabilidad que les rodea. Dan igual los riesgos o los ataques, el pistolero es un héroe prácticamente infalible. Bonhomme se encarga por ello de sacar al jinete pálido de su zona más segura para volver a acariciarle con un sutil toque de miedo y duda. ¿Cómo responderían sus excepcionales reflejos ante duelos donde no tenga la certeza de salir indemne? 



Con todo, esta más que agradable lectura tiene también sus fallas. Las pistas para descubrir los posibles trucos de la premisa no son difíciles de desentrañar a poco que se preste atención. Y, aunque tenga sus compases de pausa, se echa en falta ese toque humorístico que con tanta sabiduría supo darle René Goscinny a su etapa junto a Morris. Colaboración difícil por el carácter y talento de ambos artistas, ahora que está tan de moda dar justo tributo al segundo, parece de justicia revindicar asimismo la fase del guionista con Luke, sin duda, los años más dorados del personaje y que definieron su esencia ante el imaginario popular. 



Fernando Ariel García ha dejado una de las más sagaces reseñas en castellano de este álbum, dando constancia de la inusitada libertad creativa con la que ha podido moverse el autor. Cierto es, la atmósfera es distinta, aunque también es un gran mérito que, pese a estar fuera de la cronología oficial de la serie, no desentonaría en demasía si se hubiera insertado. 


Como cabía esperar, la popularidad del caballero, pese a sus muy bien llevadas siete décadas, han aupado a este cómic a ocupar un lugar preferente en la lista de los más vendidos en la cuna franco-belga, una de las mejores escuelas para el arte de las viñetas. Simplemente por eso y haber resucitado con tanta originalidad a la leyenda, hay que darle las gracias a Bonhomme, quien, ante todo, se erige con sus lápices y guión como un declarado fan de Morris y su legado. 



En el debe, quizás, como han señalado otras críticas previamente, se echa en falta que se juegue más con la memoria de las vivencias que, a esas alturas, ya tendría Luke. Una mitología tan rica y variada (desde Calamity Jane al emperador Smith) podría haber sido propicio para un flashback o algún tributo al excelso abanico de secundarios e interesantes villanos que ha dado este singular periplo. 



Con todo, si algún día leyese esto, que no se lo tomé a mal Bonhomme. Simplemente, el blog le está dando una excusa para volver a cabalgar en el ochenta aniversario y contarnos otra historia jamás narrada de la leyenda... 



ENLACE A RESEÑAS DE INTERÉS:



-RESEÑA ANTONIO MARVAS



-BLOG OFICIAL REVISTA SONASTE MANECO: EL HOMBRE QUE MATÓ A LUCKY LUKE



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.actualidadliteratura.com/asi-lucira-el-lucky-luke-de-bonhomme/



-http://labitacorademaneco.blogspot.com.es/2016/04/lhomme-qui-tua-lucky-luke-el-regreso.html



-http://www.lacasadeel.net/2016/04/mateo-bonhomme-mata-lucky-luke-70-aniversario.html

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