"Nunca he conocido una fortaleza tan alta que no pueda llegar a ella un asno cargado de oro"- Filipo II de Macedonia.
Durante el final de la Edad Media y el comienzo del movimiento renacentista, la condición de conquistador o conquistado pivotaba de una forma constante. Caterina Sforza, César Borgia o Gonzalo Fernández de Córdoba podrían haberse extendido mucho sobre lo cambiante de la Fortuna, capaz de aupar con la misma facilidad que enterraba una gran trayectoria. Nápoles, objeto de codiciado deseo de franceses, castellanos, húngaros, aragoneses e incursiones corsarias tuvo que acostumbrarse a seducir a sus dominadores para mantener su esencia, dejándose influenciar de la misma forma por cada una de esas fuerzas.
De todos los monumentos, probablemente sea Castel Nuovo el que mejor ejemplifica esa versatilidad. En un principio conocida como Torreón Angevino en honor a la dinastía gala de idéntico nombre, fue testigo de constantes pulsos hasta la toma de Alfonso V de Aragón. Hombre fecundo en ardides, ideó un sistema de simbolismos para intentar asociar a su dinastía en el enclave y garantizarse un recuerdo perdurable entre sus nuevos súbditos. Asimismo quedó prendado de la inteligente respuesta de Lucrezia al conocerle.
Fruto de esa influencia mutua que había surgido incluso en tiempos belicosos, el nuevo soberano no dudó en asociar su figura con la de un apreciado mito de la literatura en las islas de Britania: el mismísimo rey Arturo. Leyenda fundamental en la Europa medieval y posterior, él y sus caballeros de la Mesa Cuadrada fueron el espejo en que el soberano aragonés intentó proyectar aquel nuevo castillo donde cumplió una de las máximas de todo buen secreto: debe ser puesto a simple vista de todos como algo banal.
La Porta di Bronzo
Una de las ventajas que ofrece hoy en día la visita a Castel Nuovo es la posibilidad de visitas guiadas en pequeños grupos, adecuándose a la lengua materna de los turistas. Realmente, el nivel de las guías que pudimos disfrutar era realmente notable y es un verdadero disfrute poder ir viendo razonados de forma ilustrativa todos los simbolismos que pueblan esta fortaleza esencial en la ruta marítima de la Italia meridional.
Por supuesto, pronto llegaron las dificultades para los aragoneses. El rey Ferrante decidió conmemorar sus éxitos frente a los barones levantiscos con una espectacular puerta de bronce cuyo original se puede admirar en el museo del castillo. Carlos VIII de Francia decidió llevárselo como propaganda del cambio de poder tras ocupar Nápoles con las poderosas tropas de artillería galas (un tránsito muy claro de la caballería feudal a la técnica bélica moderna), si bien un revés ante la flota enemiga genovesa le privó de ese éxito publicitario.
La puerta está copada por cinco símbolos que podemos admirar asimismo en los techos de la sala del trono. Uno de los más llamativos es el libro abierto, un truco que se hace particularmente impactante en solsticio por la habilidad a la hora de jugar con los rayos solares proyectados a través de las ventanas. Nuevamente, los romances caballerescos del siglo XII fueron la gran fuente de inspiración (y plagio) más evidente por parte de los inquilinos de Castel Nuovo.
"Mande Vuestra Señoría al Gran Capitán que se siente aquí; que a quien reyes vence con reyes merece sentarse y él es tan honrado como cualquier rey"- Leyenda atribuida al monarca francés Luis XII.
Con unas expectativas de éxito bastante menores a las obtenidas con posterioridad, Fernando el Católico mandó a Gonzalo Fernández de Córdoba a socorrer suelo napolitano del avance francés. Segundón de una importante familiar nobiliaria cordobesa, nada hacía augurar que aquel veterano de las guerras de Granada se revelase como un genio militar a la altura de los más célebres capitanes de épocas pasadas. Logró recibir la Rosa Dorada de las manos del papa Borgia, dirigió con éxito una campaña contra la flota otomana en Cefalonia e incluso sus adversarios reconocieron su caballerosidad en la victoria. Fiel reflejo de esa época de vaivenes, no volvería a tener un mando a la altura de sus capacidades.
En su biografía sobre el célebre montillano, un especialista en este protagonista como José Enrique Ruiz-Domènec ha destacado la influencia cortesana napolitana, especialmente de Sancha de Aragón, a la hora de refinar a aquel personaje que sirvió de metáfora perfecta de las contradicciones del Renacimiento. Historias como la suya ya bastarían para justificar al castillo, si bien bajo sus cimientos hay todavía más secretos que se remontan a la Antigüedad.
Y no es el único enclave defensivo notable. El próximo Castel dell´Ovo desde su islote recibe la reputación entre sus conciudadanos de albergar la última esperanza de Nápoles ante invasón (y no, no es fuego valyrio), construido como el perfecto burgo marinero. Observarlos desde los distintos miradores nos aproxima a la sensación de majestuosidad.
-Vistas desde el mirador desde el Hotel NH Napoli Ambassador con Castel Nuovo al fondo [Fotografía realizada por el autor de este blog]
-La Porta di Bronzo original en el Museo de Castel Nuovo [Fotografía realizada por el autor del blog]
-Entrada actual a Castel Nuovo [Fotografía realizada por el autor del blog]
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