"No huí, sino que retrocedí como los carneros, para hacer de nuevo más fuerte la embestida"- Filipo II de Macedonia.
El becerro de oro actual está en realidad fabricado en bronce, con un peso aproximado de 3.200 kilos. La representación escultórica de un toro bravo preside orgullosa el parque de Browling Green, muy próxima al centro financiero de Wall Street. A todas horas del día, turistas se le aproximan para tocarlo en búsqueda de suerte económica. Habidas cuentas de los precedentes desde 2008, apañados vamos si hay que depender de ese eje gravitatorio, de un oráculo de Delfos pagano que, a juzgar por lo que se intuye en películas como Margin call (2011) o La gran apuesta (2015), se preocupa poco por algo que no sea que la banca siempre gane. No obstante, para gustos los colores y ojalá la cábala ayude a quienes acaricien al carnero.
La zona de Wall Street tiene una fauna de lo más variopinta, aunque los lobos trajeados abundan, tanto en manada como individualmente pegados al manos libres. Da que pensar hallarse en esa zona donde empezó a formarse la gran burbuja de codicia. Un ejercicio que no invita al optimismo sobre la cuestión es mirar los diferentes staff económicos que han tenido los diferentes presidentes estadounidenses, independientemente de si son republicanos o demócratas. Asusta ver que el roster no varía demasiado. Metáfora elocuente es un vehículo que viaja con la representación de una rata gigante a gran tamaño. Se estaciona a las puertas de aquellos negocios que no destacan por pagar puntualmente o dar satisfacción de aumento a sus empleados.
Cuesta pensar que una estrecha calle en el bajo Manhattan pueda condicionar tanto lo que pase en el resto del mundo. Pasear por la Quinta Avenida es una sucesión de negocios de alto postín, desde ropa de primera calidad (New York marca tendencia en muchas cosas), a joyerías (algunas de ellas parecen sacadas directamente de Snatch: Cerdos y diamantes (2000). Y, merced al encanto de Audrey Hepburn, Tiffanys tiene un lugar privado en ese santoral de alto coste de admisión.
"Cuando estoy triste, abro un libro y me olvido del mundo"- Lisa Simpson.
Entre tanto negocio ofertándose en ribetes dorados, resultan llamativas las tres plantas que ocupa Barnes & Noble. En una demostración de que, a veces, Dios no juega a los dados con el universo, el establecimiento está muy próximo a la tienda oficial de la NBA. Así que las personas amantes de la lectura y el basket saben que tienen perfectamente solucionada la tarde si se encuentran por esa zona durante la visita a New York.
Ha sido José Luis Garci uno de los españoles que más y mejor ha escrito sobre algunas de las librerías imperdibles en la ciudad norteamericana. Por desgracia, algunas de las que debieron de ser más míticas ya han desaparecido. Barnes & Noble ofrece tres cuidadas plantas organizadas por secciones donde es muy fácil perderse. Hay también estanterías reservadas a libros escritos en castellano. El rango de variedad incluye un amplio catálogo de revistas y una prolija parte orientada a los cómics (aunque para este menester recomendaría de manera entusiasta Midtown Comics, ideal para quienes sigan el género súper-heroico).
Por supuesto, en un enclave así hay también librerías de viejo, así como mercadillos directos, donde se pueden hallar verdaderas gangas y joyas. Eso sí, es una tarea que consume un tiempo que, si su estancia en NY no es muy prolongada, quizás quieran emplear en otras cuestiones. Parada obligatoria, eso sí, es la Biblioteca Pública de la ciudad, la cual es de acceso gratuito y, eso después de haber estado por Wall Street, no tiene precio.
-Calles y sueños- Federico García Lorca, Poeta en Nueva York.
Todavía hoy, la crítica literaria analiza de manera minuciosa el estado anímico en el que un genial artista llamado Federico García Lorca se encontró cuando firmó una de sus obras más singulares, Poeta en Nueva York. Añorando su tierra, con cuentas pendientes en el terreno amoroso y nostalgia de sus amistades, Lorca dejó de manera hermosa un reflejo de soledad, una sensación de desasosiego en una ciudad frenética y extraña. Muchas décadas después, Enric González advertía sobre una idea parecida: pocas veces se puede sentir uno más radiante que en New York cuando se está feliz; pero, amigos, cuando tu estado anímico tiene dudas, pocos lugares pueden hacerte sentir más solo que este conglomerado.
A lo largo de esta semana, el blog ha mostrado siete pequeños reflejos de lo muchísimo que puede ofrecer esta visita. Se podrían hacer dos mil más y de mucha más calidad. Simplemente, se espera que el experimento haya servido para interesar un poco más a la Roma o Constantinopla de nuestro tiempo, un lugar singular y que es reflejo de infinidad de realidades.
A partir de la próxima semana, Amarcord volverá a su periodicidad normal, aunque, convendremos en que NY bien valía una misa.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-Captura del parque Browling Green por parte del autor del blog [agosto de 2016]
-Captura de la entrada de la librería Barnes & Noble por parte del autor del blog [agosto de 2016]
-Captura de la entrada a la Biblioteca Pública de New York por parte del autor del blog [agosto de 2016]
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