domingo, 26 de julio de 2020

EL JUEGO DE LA SOSPECHA


Mansión victoriana. Singulares y extravagantes invitados, casi surgidos de las páginas de una novela de Agatha Christie, se reúnen para una velada plagada de misterio. Ahora que Puñales por la espalda (2019) ha recibido tan buena acogida de público, no está de más recordar El juego de la sospecha (Cluedo), dirigida por Jonathan Lynn en 1985. 



John Landis y el propio Lynn aunaron esfuerzos para desarrollar un libreto que tenía una misión complicada: mostrar la esencia del célebre juego de tablero del mismo nombre. Aunque llega hasta nuestros días, no está de más recordar que la primera versión de Cluedo se encuentra en circulación desde el año de 1948, cuando Waddington Games le dio luz verde para que distintas generaciones discutieran y conjeturasen en qué lugar de la misteriosa casa se produjo el crimen a resolver. 



Existe un precedente muy importante para ver la atmósfera que quiere lograr esta cinta: Un cadáver a los postres (1976), delirante comedia con reparto espectacular y que parodiaba a algunas de las grandes creaciones detectivescas de la ficción. No solamente supuso una simpática pieza para ver con una sonrisa perenne, también incluía un juego metaficcional notable sobre el género, algo que aquí también ocurre. 


Dentro del casting, sobresalen nombres como el de Tim  Curry o Christopher Lloyd, quienes estaban destinados a ser rostros muy reconocibles durante los siguiente años en la cartelera. Una de las ventajas de este tipo de experimentos es que los personajes con muy arquetipos y se tarda poco en conocerlos, puesto que hay una cantidad de obras previas que nos predisponen a conocerlos sin problemas (el mayordomo, la mujer fatal, etc.). 



Reflejando su hermanamiento con la ya citada Un cadáver a los postres, hallamos a una actriz que da presencia y fuerza a ambas obras: Eileen Brenan. La mansión está bien amortizada por la cámara, no dudando nunca en explotar las escaleras, puertas que dan acceso a lugares misteriosos y todo con un tono gótico que viene como anillo al dedo a lo que se quiere narrar. 



Un hecho que se suele subestimar de su libreto es lo difícil que resulta transmitir el estilo de partida de un juego como Cluedo para el séptimo arte. A través de una hábil combinación de posibles finales alternativas y conjeturas, la audiencia puede sentir que ha estado formando parte del duelo, siendo una característica infravalorada. 


Con acierto, Priscilla Frank considera que la pieza tiene elementos suficientes para que podamos hablar incluso de pequeño objeto de culto; más allá de la broma, las hipérboles y juegos de palabras, hay un verdadero y sentido homenaje al tablero que vertebra todo y nos invita a un honesto entretenimiento que nunca comete el error de tomarse excesivamente en serio. 



Otro truco efectivo es su metraje, un total de cien minutos. Verdaderamente, cuesta pensar que se precisen dos horas o más para conseguir los objetivos que se plantea Lynn, siendo una duración precisa para poner el mantel, hacer disfrutar a los comensales y abandonar la fiesta antes de que la gente comience a aburrirse. 



Si nunca la han visto, les invito a darle una oportunidad de tarde de domingo. No se arrepentirán. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



https://www.filmaffinity.com/es/film120242.html [Propiedad de la fotografía: Filmaffinity] [Consultada el 26/07/2020] 



-https://cmonmurcia.com/el-juego-de-la-sospecha-siete-sospechosos-seis-armas-y-tres-finales/ [Propiedad de la fotografía: C`mon! Murcia] [Consultada el 26/07/2020]



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