Es una tentación tan infantil como inevitable. Dentro del género de la épica, cuanto más profundiza una persona, se ve tentada a hacerse preguntas de cómo competirían diferentes campeones en un mismo escenario. El propio Néstor de Pilos, si hemos de creer el gran Homero, se jactaba en el campamento de los aqueos de que los héroes de su niñez hubieran podido incluso con guerreros de la talla de Aquiles o Áyax. A pesar del tiempo transcurrido, las legiones de fans del cómic súper-heroico se mueven en esos mismos parámetros. Dentro de esos what if...? imposibles, el duelo entre Los Vengadores, la escuadra con algunos de los seres más poderosos del universo Marvel, y la Liga de la Justicia, agrupación que incluye a los personajes insignias de DC Cómics, ocupaba una de las plazas más propicias para la discusión.
Desde el frustrado intento de hacer dicho crossver en 1979, los aficionados se habían rendido a la evidencia de que semejante choque de proporciones cósmicas solamente se produciría en su imaginación. Sin embargo, entre 2003 y 2004 apareció publicada por primera vez una mini-serie que, de manera canónica, fijaba que dicho encuentro se produciría, enlazándose dos de las ficciones de las viñetas norteamericanas que más habían competido por las ventas, para solaz de los fans. Probablemente, los editores, sin dudar de que compartieran tan navideño sentimiento, se sorprendieron al ver en sus cálculos el espectro de público que podrían llegar a tener.
Curiosamente, se rescató al dibujante seleccionado para el frustrado experimento del 79, George Pérez. Sin duda, era la elección más idónea, debido a su gran veteranía y capacidad única de narrar con maestría escenas con demasiadas heroínas y semi-dioses por metro cuadrado. La mano maestra de este artista garantizaba un fuerte conocimiento de cómo debían moverse y combatir cada uno de los muchos protagonistas (Wonder Woman, Thor, Superman, Capitán América, Bruja Escarlata, Batman...). Tras negociaciones y exigencias de una y otra compañía, quedó claro desde 2002 que ambas empresas confiaban en Kurt Busiek como el guionista capaz de llevar el barco a buen puerto, con un argumento que hiciera que ninguno de los dos súper-grupos quedase por detrás del otro.
Más allá del aspecto relativo al marketing, juntar a Busiek y Pérez era una fórmula muy ganadora. Ambos habían dado muestras de su talento en Marvel y DC, pero también garantizaban que no tenían ningún problema en trabajar juntos; concretamente, habían teniendo una larga y muy notable andadura en Los Vengadores de comienzos del nuevo milenio, etapa que tiene visos de elevarse a la categoría de clásico y que rescató a los héroes más poderosos de la Tierra (como modestamente se hacían llamar) a la palestra de las estanterías que se habían abandonado tras Onslaught y la fiebre de clones con universos paralelos que obsesionó a los responsables de las colecciones marvelitas.
Las cuatro piezas que componen esta mini-serie son algo más que el savoir faire de unos artesanos para sacar decentemente los cuartos a la hinchada y evitar que Jim Shooter o sus herederos espirituales protestaren porque se había primado más a un personaje que otro. No, JLA/Avengers es una montaña rusa muy idónea dentro del género, con un guión inteligente de Busiek, quien explota con habilidad los protocolos de este tipo de encuentros. En primer lugar, el malentendido que hace que gente que está en el mismo lado del bien piense que los otros son malvado. Hay entran los combates entre campeones y, como efecto posterior, la necesidad de aliarse contra un enemigo mayor.
Hasta ahí, Busiek habría cumplido sin alardes con el cometido, con más experiencia que imaginación. De cualquier modo, ese esquema tan básico se cumple únicamente en los dos primeros números, donde Pérez y su guionista juegan con las premisas de cómo quedaría en papel las premisas que Marvel y DC barajaron en los albores de la década de los 80. Incluso, de forma metaficcional, se burlan un poco de ella. Es la plataforma que los catapulta a lo que quieren contar.
El amplio conocimiento de esta pareja de autores permite lanzar viñetas repletas de guiños y detalles que es muy fácil que pasen desapercibidos en una primera lectura. En verdad, se trata de un cuarteto de cómics que una vez al año siempre da gusto desempolvar. Pérez rara vez se toma un respiro en su narración y es muy difícil que un decorado o algún objeto de fondo no tenga una verdadera razón de ser. Nunca puede subestimarse el tremendo talento de los lápices de este hombre, no puede ser casual que, misteriosamente, aparezca en muchas de las obras maestras de este marco (Jóvenes Titanes, Crisis en Tierras Infinitas, Los Vengadores, Wonder Woman...).
Sin desvelar detalles de la trama, por poner un punto negativo a tan delicioso postre dominical, señalar que siempre he pensado que al JLA/Avengers le falta un gran enemigo, una Némesis realmente significativa. No hay un Doctor Muerte o un Lex Luthor en los planes entre bambalinas y eso, y es raro que un guionista de olfato tan fino como Kurt Busiek no lo sepa en el fondo, ni reparase más en ello. Con todo, la fusión propuesta cumple con todas las expectativas posibles. No en vano, en la primera intentona, se barajó a otro hábil escrito como Gerry Conway, lo cual da una idea de la criba que debe existir para estar en las ternas que permitan jugar con unos personajes que son verdaderos iconos del imaginario popular.
Si ahora estamos en plena fiebre de súper-héroes, tanto en cines como mercados como el del video-juego, es, en buena medida, por culpa de talentos como el de Busiek, Pérez y su equipo. Vengadores, reuníos; y, Liga de la Justicia... esto, dales duro.
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