Hay obras artísticas que cuentan con nuestra Bula. Es inevitable, quizás tengas fallos argumentales, no sean el mejor trabajo de su autor/a....pero, la vimos en el momento justo, con la persona apropiada y en la situación idónea. Ello permite que perdonemos todo. Que el tomo 1 de recopilación de las detectivescas aventuras de Gil Pupila, sea un generoso regalo de un apreciado amigo, otorga al héroe de Maurice Tillieux, una ventaja subjetiva importante...
No obstante, tal vez sea el justo karma el que ha permitido que dejase saldada mi deuda con aquel personaje originario de la revista Spirou. Para muchos lectores, Jourdan (su verdadero nombre en el francés original) y sus desentuertos, eran unas páginas de Súper-Mortadelo, aquella mítica publicación, donde, debo admitirlo, nunca reparé en demasía en el arte de Tillieux. Me gustaba su forma de retratar la atmósfera de relato noir de bajos fondos, pero, quizás intuyendo lo interesante de su argumento, no me placía verme con algún engorroso continuará que, en aquella época, se podía traducir en muchos meses, cuando no años, hasta tener la fortuna de conocer el desenlace.
Cita pospuesta pero finalmente encontrada, para gran satisfacción del ávido lector, he de añadir. Tillieux fue uno de los exponentes más excelsos de una Escuela franco-belga única en su especie, influyentes en las futuras generaciones, tanto de sus compatriotas (anécdota deliciosa con François Schuiten incluida en el prólogo del primer tomo) como en el extranjero (entre otros, el maestro Ibáñez, nada menos).
Compartiendo cierto rasgo con el mítico Tintín, resulta curioso como algunos de los secundarios que rodean al idealizado héroe, parecen estar revestidos incluso de mayor carisma que él mismo (en este caso, nuestra referencia es clara a Libélula y, evidentemente, al inefable inspector Corrusco, quien fue evolucionando de competidor de los investigadores a firme apoyo de la pareja investigadora, siempre con la presencia de su secretaria, con el adorable nombre de Cerecita, desafortunadamente, no muy explotada, quizás pecados de la época). Como fuere, son los misterios y la ingeniosa forma de solucionarlos los que mayor atractivo dan a la saga, verdadero exponente de cómo narrar.
Con una gran experiencia en las tiras humorísticas, el fino sentido del ingenio del autor, permite dar una ligereza muy necesaria, incluso en las situaciones más oscuras, con una pausa elegante y siempre perfectamente insertada. Una cierta burla a la autoridad, diálogos buscando juegos de palabras (aunque la traducción, involuntariamente, a veces mutila tal connotación) y mantener todos los ganchos que una aventura larga exige.
A pesar de su maestría dibujando persecuciones automovilísticas o generando ese humo en un contexto donde todavía era políticamente correcto fumar tabaco (que le pregunten al bueno de Lucky Luke, quien, el por qué dirán, pasó a tener hábitos más saludables entre aventura y aventura en el Far West), la trayectoria de Tillieux, marinero vocacional y con sueños de tierras exóticas, fue una carrera de fondo, antes que el descubrimiento de un talento precoz. Y es que, hubo borradores previos, antes de encontrar en Pupila, a la voz que había estado buscando para exocizar sus influencias (literarias y cinematográficas) en algo nuevo...
Alguna poción mágica debió de existir más allá de los Pirineos y atravesando el Benelux, para traer aquella hornada de autores que revolucionaron el medio, dándole esa capacidad para el eclecticismo, entre lo infantil, juvenil y para todas las edades (incluyendo la de piedra, como decían en los TBO). Es una lástima que este extraordinario pionero no dispusiera de más préstamos de Cronos para dejar aún más enigmas a su personaje predilecto... Queda la obra firmada, que no es poca...
Por ello, hemos de congratularnos por esta iniciativa de Planeta DeAgostini que nos ha traído la mejor edición hasta la fecha de uno de los clásicos básicos de una de las mejores Escuelas.
Nuff said.
1 comentario:
Muy acertadas observaciones. Por dicho, y perdóneseme el amiguismo, cada vez escribe usted mejor.
Un saludo.
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