viernes, 31 de agosto de 2018

DRAMA GIOCOSO PER MUSICA (PARTE V DE VII)


"Ridere è una cosa seria non farlo con chiunque... Un giorno senza ridere è un giorno perso!"- Totò. 



La improvisación es un don visto casi como una religión en Nápoles. La capacidad de ser una persona creativa incluso en las circunstancias más apremiantes es un sello de genialidad que allí alcanza un rápido aplauso. A pesar del tiempo transcurrido, el Príncipe Totò sigue siendo uno di noi para toda la comunidad, un artista genial e irreverente que supo crearse un personaje que dio risa en tiempos muy duros. Si revisitan la magnífica Rufufú (1958), una obra dirigida por Mario Monicelli con un auténtico Dream Team de casting, se darán cuenta de que el célebre intérprete napolitano es tratado con una reverencia exquisita en cada una de sus apariciones, un reconocimiento a todo lo que significaba dentro de a comedia. 



En nuestra segunda entrada de esta semana, hablamos del magnífico Castel Nuovo, el cual también presta su lugar a distintas funciones teatrales. Por desgracia, el programa se toma descanso estival y no puede disfrutarse durante época veraniega. Un buen desquite se puede obtener en una de las visitas guiadas a poca distancia del anterior: el Teatro di San Carlo, fundado en el año de 1737 por Carlos III. 



En vísperas de la inauguración, todo estaba ideal para que el soberano pudiese inspeccionar la construcción, quedando complacido ante el fastuoso lugar donde surgiría la ópera bufa para que el doctor Cavadas pudiera dar una lección de humildad a La vida moderna siglos después. De cualquier modo, faltaba una cuestión que inquietaba al Borbón: ¿cuál era su pasillo para acceder al palco? Con gentiles modales los organizadores le dijeron que faltaban diminutos detalles pero que estarían finalizados al día siguiente. Entre otras pequeñeces estaba el hecho de haberlo olvidado y tuvieron que hacerse labores nocturnas, un improvisado túnel que fue iluminado con hermosas velas y antorchas, complaciendo en mucho al Mecenas por tan original entrada. Pura improvisación, puro Nápoles. 


"El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humano"- Federico García Lorca. 



Aunque anualmente recibe a algunas de las mejores sopranos y tenores del mundo, dentro de algunos de los espectáculos más destacados, el Teatro di San Carlo vive su propia espinita la mano de uno de los ciudadanos napolitanos más ilustres: Enrico Caruso. La culpa fue de L´elisir d´amore, obra que no fue acogida con el entusiasmo que el artista esperaba en 1901 por sus paisanos. La reacción de Caruso fue similar a la de Maradona con su primera suplencia. Prometió no volver a ese escenario sagrado como "castigo" a la afrenta recibida. 



Como tantos otros compatriotas, Caruso decidió cruzar el charco para probarse en la bulliciosa New York. Con su fino olfato, desafió los academicismos de la época y permitió que se grabase su voz para después ser vencida. Acababa de comenzar una de las industrias musicales más lucrativas de todos los tiempos. Entre otras leyendas del San Carlo debe hablarse de La dama de las Camelias, una de las obras fetiche, la cual garantiza el lleno. 



Otras de las facetas culturales donde más sobresale esta urbe es en su gusto por los libros. Particularmente de interés es un cruce de calles que se produce en la Strada de Santa Maria de Constantinopoli donde disponemos de toda una bajada plagada de librerías. Desafortunadamente, cerca de la mitad de las mismas se encuentran de vacaciones en agosto, aunque lo que hay basta para garantizar una buena variedad de obras variopintas que, además, nos ayudarán a entender mejor el lugar. 


"Siempre me imagino a Dante como una persona joven"- Roberto Benigni. 



Una de las mejores formas de hacerlo es a través de los cuentos, donde la tarea de Salvatore di Giacomo es fundamental. De su lectura podemos sacar muchas perspectivas de los distintos elementos que componen el imaginario popular y sus personajes principales. Por ejemplo, la figura de la bella molinera o campesina cargada de astucia, escenificada posteriormente por Sophia Loren en 1955, a través de una comedia de enredo ambientada en la ocupación española de Nápoles durante el siglo XVII. De hecho, la mescolanza es tal que el film se inspira en una obra de Alarcón: El sombrero de tres picos, otro ejemplo de equívocos amorosos que terminan culminando de forma positiva y en esa sensación de drama giocoso per musica



Y es que nada debe extrañarnos. Cada quartieri tiene sus secretos y misterios, dramas y milagros cotidianos. Marco Perillo los investigó a través de una guía bien curioso donde nos podemos explicar esas callejuelas donde una hermosa estatua de corte barroco se alterna con grafitis. Pocos han visto más que el busto de Polichinella, tributo a las artes teatrales napolitanas, ubicado en las cercanías al vico del Fico del Purgatorio, tributo a la obra de Dante y lugar donde tradicionalmente las mujeres públicas del lugar buscaban su clientela. 



No podemos despedir esta entrada sin una última recomendación, un pequeño tomito a cargo de Giacomo Furia y Michele Avitabile bajo el elocuente título Le Maggiorate, il Principe e l´ultimo degli onesti, plagado de anécdotas inéditas de Totò, la Loren, De Sica y otros iconos del celuloide en Nápoles.  



BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS: 



- AVITABILE, M. y FURIA, G., Le Maggiorate, il Principe e l´ultimo degli onesti: 30 Storie inedite su Totò, la Loren, la Lollo Tina Pica, i de Filippo, De Sica, Walter Chiari e..., Amico Vip Edizioni, Nápoles, 1995. 



-GIACOMO, S. D., Cuentos napolitanos, Austral, Madrid, 1973. 



-PERILLO, M., Misteri e segreti dei quartieri di Napoli, Newton Compton Editori, Roma, 2016. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



- Palco principal del Teatro di San Carlo [fotografía realizada por el autor del blog]



-Cruce de Via Portalba y la Strada S. Maria Costantinopoli [fotografía realizada por el autor del blog]



-Vico del Fico del Purgatorio [fotografía realizada por el autor del blog]

jueves, 30 de agosto de 2018

L´ORO DI NAPOLI (PARTE IV DE VII)



Pizze a Credito



Era una torre de fuego que, sin embargo, tardó años en ser descubierta. Criada en Pozzuoli, a poca distancia de Nápoles, nadie podía imaginar que Sofia Scicolone Villani iba a ser conocida por el mundo entero como Sophia Loren. Una actriz galardonada con los más prestigiosos premios y un mito erótico a través de las décadas. No obstante, tuvo que ser un genio de olfato fino, Vittorio de Sica, quien se diese cuenta de que no había ningún problema con aquella chica tan alta que eludía la preceptiva y que era bastante más que un rostro bonito para folletines de culebrón. Había un pasado de privaciones y una relación repleta de altibajos con su madre, una herencia y esencia que él iba a explotar, especialmente cuando le encontró a la pareja de baile perfecta: Marcello Mastroianni. 



Uno de los primeros papeles que De Sica le encomendó fue el de una hermosa pizzera en una obra coral conocida como El oro de Nápoles (1954), un film que retrata como muy pocos las singularidades de la ciudad. La cinta es divertida, trágica, terrible y, ante todo, profundamente humana. La Loren se encarga, con su desprevenido esposo, de vender pizza frita a los convecinos. Una comida fácil de preparar y deliciosa, una ingeniosa solución de la cocina local al drama alimenticio de la posguerra. 



Hoy en día, sigue siendo uno de los productos estrellas por esos lares. Uno de los locales más renombrados es el de Zia Esterina Sorbillo. Fácilmente reconocible por la inhumana cola a sus alrededores, lo mejor es solicitar número, pagar el encargo y hacer un poco de callejeo durante más de una hora hasta que llegue el turno. Ideal para ir degustando su masa mientras se anda, sigue siendo asimismo un alivio para el bolsillo. 


"Qui 100 anni fa nacque la pizza Margherita"



Así reza el orgulloso letrero junto al restaurante Brandi. Llamada Margarita en honor de su regia tocaya perteneciente a la dinastía Saboya, se trata de una pizza de una simplicidad tan grande como deliciosa en su sabor, un recurso que miles de turistas agradecen cada verano para cenar bien sin tener que irse pesados a la cama. Su calle de nacimiento tiene motivos para presumir de la creación gastronómica. 



Si la cocina local se caracteriza por la sencillez y el sabor, en la sobremesa se encuentra una gran heterogeneidad en Nápoles. A través de cada quartieri se pueden observar muchos locales con el pastel que más abunda en la ciudad, de raíces rústicas, cuyo consumo empezó siendo exclusivo de la fiesta de Pascua. Su sabor al paladar recuerda mucho al estupendo arroz con leche que las personas que han estado en Asturias bien conocen, siendo muy importante dar unos días de reposo al pastel desde su confección hasta que llegue a la mesa.



Otro dulce típico y renombrado lo podemos disfrutar en la Via San Biagio Dei Librai, donde se encuentra una de las tiendas más famosas de Taralleria. La idea en su fundación era simple y eficaz: permitir a la gente elegir dentro de una gran variedad de rosquillas, tal como lo concibió décadas atrás Leopoldo Infante. Suele ser uno de los souvenirs que más aprecian los parientes y amigos de los turistas que los meten en sus maletas. 


- ¿Una taza de café, coronel? 

- Si es café sí, si es lo del otro día... 

Il generale Della Rovere (1959)



El café no es una cuestión baladí entre la comunidad napolitana. Generalmente servido en taza pequeña e intensa, suele tener una calidad media muy alta. Si hay una cafetería de referencia indudable es Gambrinus, ubicada en la Piazza Trieste, muy céntrica. Se trata de un sitio delicioso cuyos salones tienen vistas al precioso palacio de la plaza contigua. Deja la sensación de trasladar a otra época, además de ser de coste aceptable para la ubicación verdaderamente excepcional del lugar. 



Su abanico de dulces y batidos es excelente, pudiendo recomendarse las millefoglie alla marmellata o al cioccolato, justa recompensa si a lo mejor han decidido hacer una mañana de senderismo en el camino hacia la cima del Vesubio. Se respira una atmósfera de calma de otro tiempo, de tertulia decimonónica y donde leer el periódico mientras se desayuna casi parece un ritual. Entre muchos ilustres visitantes, por allí pasaron Oscar Wilde, Jean Paul Sartre, Hemingway, etc. Tal vez se fijen en el retrato de otro ilustre visitante con barba un poco a modo de chivo, con expresión de refinado sibarita y mirada inquieta. Quizás estén ante el poeta Gabriele D´Annunzio, un personaje que casa bien con el perfil que imaginamos en este sitio hace décadas. 



Aventurero inquieto, fue el impulsor de alguna extraña acción durante la I Guerra Mundial, incluyendo aquel exceso (que incomprensiblemente no tiene todavía una película o novela como merecería) que fue Fiume. Aquella personalidad sería, paradojas de la Historia, uno de los impulsores de lo que luego seria la trágica experiencia fascista italiana. Incluso Mussolini, quien recelaba de él por poder rivalizar con su liderazgo, tuvo que hacer uso de algunas de las consignas de D´Annunzio, encargándose posteriormente de sepultarle en el olvido. Pensamos en camisas negras, aceite de ricino y violencia en las calles, si bien algunas de las manifestaciones más violentas de la civilización tienen su origen en los entornos más cultos y en las mentes más afiladas. 



Existe un libro rico y repleto de fotografías valiosas a cargo de Sergio Lambiase y G. Battista Nazzaro sobre Nápoles entre 1940-1945. El triunfo de Mussolini llevó a la alianza con Hitler y el caos de la II Guerra Mundial que se tradujo en mil penurias. Si alguna vez pueden hojearlo, no se priven de ello, tal vez puedan llevarlo a la cafetería Gambrinus para analizarlo con calma mientras sorben un chocolate caliente... 



BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS: 



-LAMBIASE, S. y NAZZARO, G. B., Napoli (1940-1945), Longanesi & C., Milán, 1978. 



-LOREN, S., Ayer, hoy y mañana: Mis memorias, Lumen, Madrid, 2014. 



-LOZANO, A., Mussolini y el fascismo italiano, Marcial Pons, Madrid, 2012. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



- Local de Pizza Fritta da zia Esterina Sorbillo [fotografía del autor del blog]



- Calle de la Pizzeria Brandi en Nápoles [fotografía del autor del blog]



- Vitrina de dulces en la cafetería napolitana Gambrinus [fotografía del autor del blog]





miércoles, 29 de agosto de 2018

HISTORIA DE DOS CIUDADES: POMPEYA Y HERCULANO (PARTE III DE VII)


Los últimos días de Pompeya



Uno de los debates bizantinos que se originan entre las visitas a Nápoles al final del viaje es decidir si ha gustado más Pompeya o Herculano. Cuestión interesante aunque un poco absurda, puesto que es imposible disfrutar de una sin apreciar la otra. De cualquier modo, es irrebatible que existen diferencias entre ambas. La primera es un entramado complejo, los restos diezmados de un gran núcleo urbano que recibió una puñalada por parte de la erupción del Vesubio en el 79 a.C. Lo que ha quedado resulta bastante para espolear la imaginación, particularmente en el campo de la Arqueología, siendo infrecuente el año en que un nuevo hallazgo arqueológico no enriquece nuestra perspectiva sobre ese escenario que ha fomentado novelas, películas, series de televisión, etc. 



Por su lado, Herculano ejercía una función distinta. Se trataba de un lugar residencial para las familias patricias y caballeros más pudientes, un lugar donde poder alejarse del ajetreo de Roma. La ferocidad natural golpeó de una forma terrorífica a sus pescadores y gentes, impidiéndoles en muchos casos escapar a tiempo de la tragedia. El grado de conservación es tan increíble que pareciéramos haber viajado en el tiempo para encontrarnos con la estampa de aquel lugar escogido por uno de los amigos personales de Augusto para ejercer de evergeta. 



Desde Nápoles son varias las agencias que ofertan sus servicios para hacer el recorrido en un día de sendas opciones. Por supuesto, una selección de la mejor parte de cada una de ellas. Para ver Pompeya en completo detalle deberían emplearse un par de días y no es ninguna hipérbole. El nivel medio de los/as guías es francamente notable y saben transmitir e entusiasmo por aquel episodio que conmocionó a la Península Itálica. 



"Festina lente"- Augusto. 



Son paseos repletos de detalles que quizás te hallas perdido. Desde lo más refinado a lo vulgar todo se combina en las aceras pompeyanas, donde podemos apreciar que los antiguos romanos ya tenían el sistema de paso de cebra y sus propios locales de comida rápida. Asimismo, pinturas en Herculano ya dejaban claro que se servían vinos de distinta calidad para adecuarse al poder adquisitivo de marineros, comerciantes y ricos aristócratas. 



Obviamente, la litología ocupa un lugar destacado en ese recorrido, fiel reflejo de los particulares condicionantes de esta tierra de volcanes. Desafortunadamente, junto con el espíritu también hay que alimentar el cuerpo en algún momento de este recorrido, lo cual, probablemente, les obligará a recurrir a alguno de los restaurantes circundantes que, fieles seguidores de Sexto Pompeyo y sus aliados corsarios, aprovechan la posición geoestratégica de oferta y demanda para cometer verdaderos atropellos en calidad-precio. 



"Apresúrate despacio" parece sugerirnos la propia atmósfera de estos lugares. Ante tanta información es fácil perderse. Pese a los siglos transcurridos, los restos nos hablan de escasas diferencias. En Herculano podemos observar la falsa columna de mármol (en realidad, rellena de estuco) que un comerciante que quería prosperar mandó construir en su casa para, sin duda, aparentar un estatus superior con el que soñaba. De igual forma, una primitiva farmacia ya advierte de nuestros intentos de intentar un poco paliar nuestros males. 


"Ha sido posible excavar el terreno y encontrar los residuos orgánicos de las plantas. Así con el análisis del polen sabemos con precisión dónde estaban y sobre todo de qué planta se trataba"- Grete Stefani. 



Las posibilidades que siguen brindando estos destinos son increíbles. Una tienda de nudos marineros en Herculano nos advierte del sentido de oportunismo empresarial más agudo. El trasiego por Pompeya fue todavía mayor, tornándola en una bulliciosa capital donde se alternaba el refinamiento poético más agudo con espectaculares juegos de gladiadores, dioses de la sangre y la arena, cuya leyenda se nutre de mitos como el de aquella dama de la aristocracia fallecida por la erupción en las cercanías de la Escuela de un prestigioso lanista mientras portaba una suma considerable de dinero. 



En otras fechas del año lejanas al calor estival, las voces de cada guía turístico pugnan con el llamamiento de la ranas, en este caso, no la de Aristófanes. Obras del segundo eran más fáciles de encontrar en los dos teatros pompeyanos, donde una de las artes más apreciadas era la pureza del canto y donde, con certeza, hunden sus raíces las simpatías del pueblo napolitano ante los ejercicios de canto. 



Se abandonan Pompeya y Herculano con la percepción de que a nuestra nueva visita estarán algo cambiadas, habrán surgido nuevas cosas, en permanente mutación como siempre sucede con los verdaderos monumentos históricos. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: 



-Estatua de centauro por Igor Mitoraj, ubicada en el centro de Pompeya [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Cruce de calles en Pompeya [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Precio en ases de distintos vinos en Herculano [Fotografía realizada por el autor del blog]

martes, 28 de agosto de 2018

CASTEL NUOVO (PARTE II DE VII)


"Nunca he conocido una fortaleza tan alta que no pueda llegar a ella un asno cargado de oro"- Filipo II de Macedonia. 



Durante el final de la Edad Media y el comienzo del movimiento renacentista, la condición de conquistador o conquistado pivotaba de una forma constante. Caterina Sforza, César Borgia o Gonzalo Fernández de Córdoba podrían haberse extendido mucho sobre lo cambiante de la Fortuna, capaz de aupar con la misma facilidad que enterraba una gran trayectoria. Nápoles, objeto de codiciado deseo de franceses, castellanos, húngaros, aragoneses e incursiones corsarias tuvo que acostumbrarse a seducir a sus dominadores para mantener su esencia, dejándose influenciar de la misma forma por cada una de esas fuerzas. 



De todos los monumentos, probablemente sea Castel Nuovo el que mejor ejemplifica esa versatilidad. En un principio conocida como Torreón Angevino en honor a la dinastía gala de idéntico nombre, fue testigo de constantes pulsos hasta la toma de Alfonso V de Aragón. Hombre fecundo en ardides, ideó un sistema de simbolismos para intentar asociar a su dinastía en el enclave y garantizarse un recuerdo perdurable entre sus nuevos súbditos.  Asimismo quedó prendado de la inteligente respuesta de Lucrezia al conocerle. 



Fruto de esa influencia mutua que había surgido incluso en tiempos belicosos, el nuevo soberano no dudó en asociar su figura con la de un apreciado mito de la literatura en las islas de Britania: el mismísimo rey Arturo. Leyenda fundamental en la Europa medieval y posterior, él y sus caballeros de la Mesa Cuadrada fueron el espejo en que el soberano aragonés intentó proyectar aquel nuevo castillo donde cumplió una de las máximas de todo buen secreto: debe ser puesto a simple vista de todos como algo banal. 


La Porta di Bronzo



Una de las ventajas que ofrece hoy en día la visita a Castel Nuovo es la posibilidad de visitas guiadas en pequeños grupos, adecuándose a la lengua materna de los turistas. Realmente, el nivel de las guías que pudimos disfrutar era realmente notable y es un verdadero disfrute poder ir viendo razonados de forma ilustrativa todos los simbolismos que pueblan esta fortaleza esencial en la ruta marítima de la Italia meridional. 



Por supuesto, pronto llegaron las dificultades para los aragoneses. El rey Ferrante decidió conmemorar sus éxitos frente a los barones levantiscos con una espectacular puerta de bronce cuyo original se puede admirar en el museo del castillo. Carlos VIII de Francia decidió llevárselo como propaganda del cambio de poder tras ocupar Nápoles con las poderosas tropas de artillería galas (un tránsito muy claro de la caballería feudal a la técnica bélica moderna), si bien un revés ante la flota enemiga genovesa le privó de ese éxito publicitario. 



La puerta está copada por cinco símbolos que podemos admirar asimismo en los techos de la sala del trono. Uno de los más llamativos es el libro abierto, un truco que se hace particularmente impactante en solsticio por la habilidad a la hora de jugar con los rayos solares proyectados a través de las ventanas. Nuevamente, los romances caballerescos del siglo XII fueron la gran fuente de inspiración (y plagio) más evidente por parte de los inquilinos de Castel Nuovo. 


"Mande Vuestra Señoría al Gran Capitán que se siente aquí; que a quien reyes vence con reyes merece sentarse y él es tan honrado como cualquier rey"- Leyenda atribuida al monarca francés Luis XII. 



Con unas expectativas de éxito bastante menores a las obtenidas con posterioridad, Fernando el Católico mandó a Gonzalo Fernández de Córdoba a socorrer suelo napolitano del avance francés. Segundón de una importante familiar nobiliaria cordobesa, nada hacía augurar que aquel veterano de las guerras de Granada se revelase como un genio militar a la altura de los más célebres capitanes de épocas pasadas. Logró recibir la Rosa Dorada de las manos del papa Borgia, dirigió con éxito una campaña contra la flota otomana en Cefalonia e incluso sus adversarios reconocieron su caballerosidad en la victoria. Fiel reflejo de esa época de vaivenes, no volvería a tener un mando a la altura de sus capacidades. 



En su biografía sobre el célebre montillano, un especialista en este protagonista como José Enrique Ruiz-Domènec ha destacado la influencia cortesana napolitana, especialmente de Sancha de Aragón, a la hora de refinar a aquel personaje que sirvió de metáfora perfecta de las contradicciones del Renacimiento. Historias como la suya ya bastarían para justificar al castillo, si bien bajo sus cimientos hay todavía más secretos que se remontan a la Antigüedad. 



Y no es el único enclave defensivo notable. El próximo Castel dell´Ovo desde su islote recibe la reputación entre sus conciudadanos de albergar la última esperanza de Nápoles ante invasón (y no, no es fuego valyrio), construido como el perfecto burgo marinero. Observarlos desde los distintos miradores nos aproxima a la sensación de majestuosidad. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-Vistas desde el mirador desde el Hotel NH Napoli Ambassador con Castel Nuovo al fondo [Fotografía realizada por el autor de este blog]



-La Porta di Bronzo original en el Museo de Castel Nuovo [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Entrada actual a Castel Nuovo [Fotografía realizada por el autor del blog]

lunes, 27 de agosto de 2018

NEL CUORE DI NAPOLI: EL DIEGO (PARTE I DE VII)


"Maradona es napolitano. El hecho de que haya nacido en Argentina, no significa nada. Quien ha conocido a Maradona, sabe que nació en Nápoles" - Luciano de Crescenzo. 



Sigue siendo una estampa reconocible. Un código que toda la ciudad de Nápoles reconoce. Ilustra los muros de sus barrios, la entrada de tiendas de deportes, también de pequeños comercios, y es un souvenir tan típico como una imagen de Pompeya en las tiendas para turistas. Es la camiseta más vendida con el azul celeste, ya sea la oficial o hecha por fans, portando la célebre Buitoni o celebrando aquella copa UEFA donde fue estrella de la función en 1989. Diego Armando Maradona es parte de la urbe transalpina desde su fichaje salpicado de rumores hace ya más de tres décadas.  



Nada está exonerado de la presencia del 10 argentino, incluso en el célebre camino plagado de Belenes y adornos navideños en la Via San Gregorio. Junto con otros símbolos, sirve de diagnóstico de la pasión que mueve la escuadra local. Gonzalo Higuaín pasó de aplaudido artillero en San Paolo a traidor por su movimiento hacia la Juventus de Turín, el odiado y temido rival del norte. Porque, y esta es una de las primeras trampas de este relato, durante mucho tiempo se quiso vender que El Diego había llegado como bandera del sur para abatir en el césped a los gigantes norteños (Milán, Verona, Inter, etc.). 



John Ludden, quien durante tiempo se dedicó a estudiar la trayectoria de El Pelusa en el Viejo Continente, recuerda aquel aterrizaje en 1984, el cual involucró no pocos agentes, incluyendo a la temible Camorra para lograr la adquisición de una estrella que había dejado pinceladas de genialidad en Barcelona pero también sombras. Indudablemente, Napoli y su talentoso desorden eran la decisión perfecta que, en aquellos momentos, muchas personas vieron como un paso atrás. El Pibe de Oro en un club que vivía de nostalgias del pasado con nombres como Omar Sívori, aunque alejados en potencial a los verdaderos candidatos al título. Pero hasta 1990 se vivió un matrimonio a la italiana de extraña perfección, un idilio entre jugador y afición representando algo cercano a la magia y el caos, a los vicios y las virtudes dándose la mano bajo la mirada compasiva de San Gennaro. 


"Più napoletano dei napoletani"-Claudio Botti. 



Nápoles es la capital del sur italiana. Frías estadísticas en mano, es el tercer complejo urbano en cuanto a total de habitantes. No obstante, añadiendo la variable de densidad de población, resulta ocupar la posición top. En la década de los ochenta del pasado siglo, el proceso de retroceso industrial golpeaba sin piedad su entramado económico. En ese sentido, podríamos ver al presidente Ferlaino como un moderno lanista, un Léntulo Batiato en el Coliseo de San Paolo, mientras que Maradona habría ejercido el papel de gladiador estrella para entretener a la masa. Algo de eso hay, sin duda, de cualquier modo, no es menos cierto que rara vez una estrella deportiva se ha identificado más con la causa de la camiseta celeste. 



A pesar de la abundancia de librerías napolitanas, algunas de ellas a precios excelentes, el Diego afirmó que el destino le dio una patada para hacerle pasar del barrio privado (de luz, de agua...) de Villa Fiorito para colocar en el foco principal de los medios. Con cierta humildad para la arrogancia que suele caracterizar un porcentaje significativo de sus declaraciones públicas, lamentaba que nunca halló una obra titulada Cómo se Maradona para paliar su desconocimiento de muchas cuestiones. Lástima que estuviese agotado, aunque sí supo por una notable inteligencia natural ver que tenía miles de anfitriones dispuestos a montarse en camiones para verle jugar contra el modesto Aventino. Con noches de insomnio a cuestas, las amistades más peligrosas posibles y sus propios demonios, siempre intentó recompensarles con un show único. 



Con una sensibilidad que lo alejaba del divismo que se pregonaba desde la curva y en el cancionero de los tifosi, nunca reclamó el brazalete espiritual de capitán hasta la retirada de Giuseppe Bruscolotti, "el más napolitano de los napolitanos", el forastero de estilo tosco pero que se metió en el bolsillo al mismo Vesubio por su entrega y corazón en cada acción. O en la verdadera causa terrenal para su look barbado en una época concreta de este período cual rey pirata, con la intención de ocultar los estragos que dejaban los excesos en su físico. Durante 90 minutos cada dos semanas, San Paolo al completo se convencía por el mago de que todo estaba en orden, fruto de su zurda mágica y desprecio incluido a los cantos de sirena de un hombre de negocios llamado a salpicar asimismo de escándalo la política italiana: Silvio Berlusconi, por aquel entonces Mecenas indiscutible del Milán. 


"Estábamos apretados dentro del coche de mi amigo, haciendo por superstición siempre el mismo recorrido, aparcando de cualquier manera y sintiendo el ruido del estadio desde la distancia"- Paolo Sorrentino. 



El espectro de personas aficionadas al club del Nápoles es muy heterogéneo, un abanico que pasa de una mega-estrella del celuloide tan icónica como Sophia Loren a humildes y muy esforzadas clases trabajadoras que se desloman en los muelles napolitanos, pasando por sensibles artistas como Paolo Sorrentino y llegando hasta temibles curvas de ultras, camorristas y carroñeros de los eventos deportivos para incitar violencia en el extremo. Enric González, en sus apasionantes crónicas sobre el Calcio transalpino, recordaba las anécdotas, a veces entrañables y otras escalofriantes, de cómo cada club reflejaba algunos de los contrastes y tensiones del país. 



Guido Trombetti, fiel seguidor y admirador del 10 en el césped, advertía de las incoherencias del seguimiento del ídolo a cualquier coste. Si una ciudad que ha acogido a Giotto, Maria Grazia Schiavo o Enrico Caruso depende en su estado de ánimo de lo que ocurra al intentar meter una pelota entre los tres palos, ni siquiera serviría como honesto entretenimiento ese equipo al que tanto quiere. El problema de las pasiones es dejarse arrastrar por ellas. Pocos lo han escenificado mejor que el propio Sorrentino en esa joya llamada La giovinezza (2015), donde una especie de alter ego del propio Diego aparece contado con una mezcla de realismo y ternura, parodia y admiración. 



Tampoco ganó nunca solo como algún épico romance quiso hacer creer. Tras el primo girone de su debut, tuvo que colaborar con el cuerpo técnico para mejorar la predisposición defensiva, además de usar su aura para traer a cracks hasta entonces prohibido como los brasileños Careca y Alemâo. "Todo cuanto sé, se lo debo a Diego", afirmó en una ocasión Gianfranco Zola, un pequeño prodigio nacido en Oliena a quien la estrella consagrado acogió bajo su protección cuando un sector del entorno intentó enfrentarlos. O Ferrara, un esforzado defensa que buscaba a su admirado compañero cuando la noche y le engullían, buscando compartir una pizza y convencerle de que debía volver a hacer lo que mejor sabía.  



Una historia rara, extraña y no por ello menos hermosa nel cuore di Napoli, cuyas huellas todavía se advierten en cada esquina ofrecida a las visitas curiosas. 



BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES DE INTERÉS:



-AA.VV., Napoli: La città, la squadra, gli eroi: dai primi idoli a Maradona, Bradipo Libri, Nápoles, 2016. 



-GONZÁLEZ, E., Historias del calcio: una crónica de Italia a través del fútbol, RBA Libros, Barcelona, 2007. 



-LUDDEN, J., La aventura de Maradona en Europa: Una década de gloria, pasión y drama, T & B Editores, Barcelona, 2011. 



-MONOGRÁFICO "Nápoles, una ciudad a la sombra del mito", Panenka, 41 (mayo 2015). 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-Mural de Diego Armando Maradona en el Quartieri Spagnoli [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Escaparate tienda Yamamay en Nápoles [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Tienda oficial del Nápoles en la Via B. Croce, 14 [Fotografía realizada por el autor del blog]

domingo, 12 de agosto de 2018

EL JOVEN EURÍPIDES


¿Debe ser el arte moral? Durante bastante tiempo, parecía una pregunta superada. No en vano, Tomás de Aquino ya afirmaba que eran las personas quienes debían ser buenas, eximiendo de tal responsabilidad a las piezas artísticas. Oscar Wilde, con su fina ironía, afirmaba que su caída en desgracia se debía a escribir cosas inmorales y comportarse decentemente cuando la sociedad de su tiempo hacía justamente lo contrario. Siglos atrás, Eurípides se dio cuenta de ese dilema al estrenar Fedra. Convencido del potencial de este mito, el escritor la presentó a concurso, recibiendo abucheos por atreverse a llevar a escena a una protagonista femenina que rompía con las barreras de su tiempo y aceptaba una pasión amorosa desenfrenada por su hijastro. 



El público tardó en poco en darle la espalda. Como le habría dicho Lope de Vega, era justo hablar en la lengua que más entendía la turba del certamen. Volvió a presentar un texto retocado donde Fedra cedía a los postulados sociales y terminaba arrepentida por completo de su acción. Por supuesto, ganó el concurso. Paco Bezerra (argumento) y Luis Luque (dirección) se han interrogado sobre cómo era aquella primera versión, desaparecida hoy día, aquella transgresión que llevó a los "hombres buenos" de su tiempo, veladores del comportamiento de la polis, a censurarla sin piedad. 



Como resultado viene un ambicioso proyecto que nos traslada a los días de la reina cretense, una consorte raptada años atrás por el audaz Teseo, ahora confinada en palacio mientras el soberano sigue navegando por las islas y teniendo los lances amorosos que le plazcan en el proceso. Lolita Flores encarna a la soberana, una mujer en su madurez que está confinada en una jaula de oro. Por su lado, Juan Fernández da voz y presencia a un monarca preocupado porque su primogénito, tenido en un anterior matrimonio, asuma las responsabilidades de gobierno en su ausencia. Lolita y Fernández han trabajado juntos en el pasado y eso redunda de forma positiva en la obra, dando una sensación de vieja complicidad.


Nunca un viaje al interior de un volcán dio tanto juego. Críspulo Cabezas da prestación al joven Hipólito, un príncipe bastante atípico para la tradicional literatura helena, donde siempre realeza y demás deidades tienen un capricho sexual desenfrenado que satisfacer sin importar no ser correspondidos. Introvertido, extraño y refugiado en el bosque antes que en palacio, es un personaje de gran nobleza pero también complicado de entender por el resto en su aislamiento.



El reparto se da lujos como tener a una Tina Sáinz que labra en plata cada frase que dice. Un aporte fundamental para dar vida a Enone, consejera y confesora de Fedra, una relación con bastantes matices, puesto que tanto en Eurípides como en esta versión ningún o ninguna protagonista está libre de caer en la maldad aunque su causa sea legítima. Fruto del rechazo, la reina será asesorada para cobrar la peor de las venganzas posibles, la falsa denuncia del despecho.



Para ello será precisa la última pieza de rompe-cabezas, el príncipe Acamante (Eneko Sagardoy). Hijo de Fedra, los inesperados acontecimientos le permitirían albergar esperanzas de convertirse en el sucesor del trono. Acamante ejemplifica la hipocresía de la mentalidad patriarcal de la época. Con muchas amantes, su moralidad se vuelve intachable cuando se trata de las mujeres de su casa, a las que exige un comportamiento y decoro de los que él carece. Existe un vínculo evidente también con piezas de siglos posteriores como El médico de su honra.



La puesta en escena aprovecha sin problemas la particular atmósfera que da el teatro de Mérida a este tipo de representaciones. La boca del lobo y el volcán, todo en uno, el reflejo de nuestros deseos más ocultos y el precio que se debería pagar por ellos. Una reflexión sobre el amor y la pasión que comulgaría bastante con el llanto de Pleberio, esa eterna advertencia del goce y sufrimiento extremo que traen aparejadas estas cuestiones.



Como decía Mozart en Amadeus, uno de los problemas cuando evocamos el pasado clásico es pensar que todo era mármol y sobriedad aburrida. Más complace pensar en un joven Eurípides que escuchó alguna noche el mito de Fedra e imaginó alguien bien distinto a una villana: probablemente, proyecto una mujer madura, hermosa, compleja, vulnerable, digna de compasión y también capaz de cometer crímenes. Un retrato más complicado de lo que los censores de la moral pública estaban dispuestos a comprender. 



Bezerra y Luque nos vuelven a recordar que Eurípides sigue de rigurosa moda. Que en esa Grecia remota sigue habiendo muchas lecciones para abrirnos la sesera y comprender que no vivimos en un mundo de blanco y negro. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-Teatro Romano de Mérida. 64 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Función de Fedra correspondiente al 4 de agosto de 2018. [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Teatro Romano de Mérida. 64 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Función de Fedra correspondiente al 4 de agosto de 2018. [Fotografía realizada por el autor del blog]



-Teatro Romano de Mérida. 64 Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Función de Fedra correspondiente al 4 de agosto de 2018. [Fotografía realizada por el autor del blog]



NOTICIA DE INTERÉS EN EL BLOG: Con motivo de las vacaciones de verano, el blog Amarcord se tomará un pequeño descanso hasta el mes de septiembre. A partir de esa fecha volverá con la periodicidad normal dominical. Como siempre, agradecer a los lectores/as del blog haber acompañado al blog este curso. 

domingo, 5 de agosto de 2018

U.S.S. CALLISTER: LOS LADOS DEL ESPEJO


Es una marca registrada y de prestigio. Black Mirror dibuja una sonrisa en la persona aficionada a las series. Un producto bien envasado que, además, presenta la ventaja de poder consumirse cada capítulo de forma independiente. Da igual iniciarse en la tercera temporada que en la primera. Por ello, resultan comprensibles las expectativas generadas con el estreno de su cuarta entrega, bien promocionada como una mezcla de la ciencia ficción más clásica y esos inquietantes futuros próximos que se suelen presentar en el show. 



Como de costumbre, el casting se reflejaba sumamente cuidado. Cristin Milioti y Jesse Plemons ostentarían los dos principales papeles de la función. La primera sería Nanette Cole, una talentosa recién llegada a una compañía próspera en el mundo de las redes. Buena parte de la bonanza vendría de la genialidad de Robert Daly (Plemons), quien desarrolló un popular juego en línea. No obstante, pese a que la propia Cole ansiaba conocerle, quedará sorprendida por lo inadaptado del programador, quien vive bastante ignorado por su socio en la firma y es considerado por el resto de personas empleadas como poco menos que un paria excéntrico. 



El director Toby Haynes sabe crear esa atmósfera laboral donde están bien delimitados los roles. Esto queda patente con la figura de Shania (Michaela Coel), quien pronto advierte a la recién llegada que se aloje todo lo posible de Daly. Resulta curioso que no la orienta en ese sentido con respecto a Walton (Jimmi Simpson), de quien admite es arrogante y hasta tocón en la oficina pero que es identificado con las señales del éxito. Este ambiente tóxico en el trabajo es la punta del iceberg de una narración de más de una hora repleta de giros. Recomendaría dejar de leer llegados a este punto a las personas que todavía no lo hayan visto para evitar destripar la trama. 


Charlie Brooker y William Bridges firman un guión donde las cosas pronto demuestran ser más complicadas de lo que aparentan. De repente, Nanette despertará en una especie de nave tipo Star Trek, donde Daly es un audaz capitán a quien toda su tripulación teme y respeta. Tardamos poco en comprender que esta Nanette no es la real, más bien se trata de un clon digital que su nuevo jefe ha logrado sacar de ella a través de su ADN. Han existido varias críticas acerca de la viabilidad científica del curioso escáner que guarda el protagonista en su casa; si bien, al ser totalmente lego en la materia, estoy dispuesto a admitirlo como un elemento más de la ciencia ficción de esta trama. 



De esa manera, mientras que es cruelmente ignorado en el mundo real, en esa versión de su propio juego de flota espacial todo está a merced de Daly. Técnicamente, no está maltratando a sus verdaderos compañeros de trabajo, aunque el dilema moral está claro al estilo Westworld. Si son capaces de sufrir dolor, emocionarse y tener sentimientos, ¿no se está convirtiendo en un sátrapa despiadado con seres humanos aunque sea en otro plano de la realidad? Y es que además sus recreaciones conservan hasta los últimos recuerdos de los originales. La crueldad del capitán se ceba especialmente con Walton, cuyo clon lleva tanto tiempo allí que ha admitido la derrota y considera a su torturador un ente invencible en esa realidad. 



A nivel de escritura, es un perfil psicológico es muy interesante. Esta claro que el programador tiene una genialidad innata, no obstante, la está desperdiciando de una forma absurda. Podría crear su propia compañía o montar otra donde le apreciasen más, contentándose con ser un dios en un micro-cosmos de pueril venganza donde puede controlar cada rincón. La parodia de la etapa clásica de Star Trek en las aventuras que vive la peculiar tripulación es bastante obvia, pudiendo discutirse si se trata de un homenaje/burla o una visión bastante superficial del asunto. Y es que para ser un fiel de la serie Space Fleet, los argumentos de este demiurgo son bastante burdos, existiendo, eso sí, elementos curiosos como haber privado de sexo a sus protagonistas en un curioso ejemplo de "moralidad".  


La recién llegada al tablero está dispuesta a plantear varios motines, no desanimándose ante los primeros fracasos. Con habilidad irá descubriendo algunas pequeñas fisuras (especialmente, las actualizaciones) que escapan al control del todopoderoso capitán. El plan más audaz incluye chantajear a la propia Nanette del mundo real para que les ayude a robar el material genético que guarda Daly. Es bastante sorprendente la rapidez con la que ella accede (recordemos que en la "dimensión real" su jefe no le ha hecho nada), incluyendo el allanamiento de morada. 



Además, cabe la pregunta de en qué podría afectar eso al protagonista, puesto que siempre tendrá más oportunidades de robar vasos de café u otras muestras de material genético de los otros empleados. Y es que bajo una apariencia de controlarlo todo, igual que le sucede a Daly, hay muchos flecos en este guión de apariencia sofisticada. De una manera bastante kafkiana y espectacular, el programador quedará accidentalmente atrapado en su propio juego, provocando una situación asfixiante, mientras su cuerpo real languidece en estado comatoso mientras tiene en su apartamento la señal de no importunar en la puerta. Se trata de un momento bastante logrado, muy en la línea de los finales de Black Mirror



Resulta curiosa la falta de aprendizaje de todos los representantes de la función. Con la única excepción de una confesión de Walton, ninguna de las recreaciones parece arrepentida por el comportamiento de sus contra-partidas en la vida real. Asimismo, Daly exhibe una tiranía sádica en su ficción, dando a entender qué tipo de cosas haría en caso de tener poder verdader. El resto de tripulantes logran sobrevivir contra todo pronóstico y parecen pronosticar nuevas aventuras fastidiando a otros usuarios/as que sueñan con ser pequeños reyezuelos de taifas en la flota espacial. 



La buena acogida del capítulo ha llevado incluso a barajar un spin off (a fin de cuentas, resultaría bastante sencillo recuperar al comandante en caso de necesidad). Más allá de que si se conserva el casting tendría un nivel actoral más que óptimo (Milioti, Plemons y Simpson, entre otros, están magníficos en sus roles), creo que la cuestión no daría para tanto y sería un chicle innecesariamente estirado. De hecho, probablemente uno de los motivos de su forma de destacar radica en lo irregular de esta cuarta temporada, en la que se alternan elementos muy prescindibles con obras maestras como Hang the DJ, del cual hablaremos la próxima vez que nos toque esta sección televisiva. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES: