domingo, 15 de octubre de 2017

SUERTE DE UN LETRADO (BETTER CALL SAUL, PRIMERA TEMPORADA)



Eran aguas peligrosas. Breaking Bad había dejado algo digno de recordarse, casi legendario. Por ello, la noticia de que Vince Gilligan y Peter Gould iban a poner la maquinaria a funcionar de nuevo para un spin off sonaba a arma de doble filo. Sí, Saul Goodman (Bob Odenkirk) fue uno de los secundarios más queridos del show, un personaje de quiebre en Alburquerque plagado de carisma. Sin embargo, ¿funcionarían sus desventuras en solitario? ¿No serían los espectros de míster White y Jesse demasiado poderosos? 



La aventura comenzó en 2015. Desde su primera escena en sórdidos casos de poca monta, entendemos que Odenkirk no ha perdido ni un ápice de pulso al protagonista. Eso sí, el riesgo era evidente. Un tremendo actor y un personaje goloso que, además, se gana la vida hablando, usando un piquito de oro para vender neveras en el Polo Norte. ¿Cómo evitar que aquello se tornase en un hábil monólogo? ¿Cuáles eran los mecanismos para que el letrado más en el filo de la ley pudiera salir ileso de semejantes cruces? 



La primera apuesta era clara. Better Call Saul comenzaría seis años antes de los acontecimientos de la serie madre. De inmediato, nos sorprende descubrir que el verdadero nombre de Saul era Jimmy McGill, un pobre y talentoso diablo que se labra el porvenir de busca-vidas. Resultaría muy sencillo imaginarle como un potencial recluta del hábil plan que Paul Newman y Robert Redford trazan en El golpe (1973). Algunos de los inicios de los diez episodios de esta primera temporada harán homenajes a ese instinto de supervivencia, la famosa picaresca que tantos ratos dio a la literatura hispano-italiana. 


Así, el staff de guionistas del show no se permite caer en la tentación de colocar todos sus cimientos en el indudable carisma de Odenkirk. No, paulatinamente las tramas se van enriqueciendo con secundarios que sean capaces de resultar tan interesante como el leguleyo, beneficiándose todo el conjunto del programa. Hay algunos guiños de altura, como las apariciones de Tuco Salamanca (Raymond Cruz). Forzado el encuentro en un inicio, el carisma y la violencia del brutal capo derivarán en consecuencias muy importantes para unir dos destinos: el de Jimmy con Mike. 



Como todas las personas fieles a Breaking Bad saben, Mike no puede ser otro que Jonathan Banks, fenomenal intérprete que ha encontrado en este complejo personaje un filón incalculable. Gilligan parece tener una debilidad especial por él, regalando al antiguo policía de Filadelfia un capítulo para él solo: "Five-O", el sexto episodio de esta entrega. Sinceramente, si se hubiera rodado en blanco y negro hace unas décadas, sospecho que hoy esa trama sería considerada una de las joyas del noire. Un agente retirado en extrañas circunstancias vive con su nuera y nieta, sabemos que el padre murió en un asunto turbio de drogas. Cuando el pasado vuelve a sacudirles, nos encontramos ante una historia absorbente y para permanecer con los ojos pegados ante el televisor. 



Mientras avanzan esas vidas paralelas destinadas a cruzarse, observamos cuál fue el entorno familiar de Jimmy antes de convertirse en el logo más reconocible de las carreteras del valle. Michael McKean caracteriza a Chuck McGill, irónicamente el verdadero lince en derecho del clan familiar, un abogado que logró crear casi de la nada un afamado bufete. No obstante, Chuck tiene varios problemas de salud que, a medida que avance la serie, irán mostrando distintas aristas, así como una relación de mutua dependencia entre ambos hermanos. 


Una señal del cuidado argumento es que nunca hay personajes gratuitos. El cameo de Tuco sirve para abrirle la puerta a Nacho (Michael Mando), un lugarteniente con ideas propias que aspira a más dentro de los ilegales negocios de su superior. De igual forma, el bufete de Chuck abre las puertas al que será el gran interés romántico de Jimmy: Kim Wexler. Una presencia extraña en este universo de carteles y gente en la frontera de la legalidad, aunque el gran talento de Rhea Seehorn logra solventar de manera excepcional la papeleta. 



Su química con Odenkirk es visible desde el primer momento, además de ser una pareja atípica, un romance más adulto del que mandan los cánones del género. Kim y Jimmy viven en mundos estresantes, aunque por motivos diferentes, encontrando un oasis de respiro en sus respectivas vidas en la compañía del otro. Lejos de caer en los clichés de cenas bajo las velas, muchas veces veremos escenas tan íntimas y cotidianas como compartir un rato juntos en el sofá ante una peli clásica o, sorprendente pero efectivo, ver que incluso la abogada participa con audacia y talento en algunos de los trucos de "Slipping" Jimmy, mostrándose como la mejor compañera posible para él, si bien no siempre será fácil. 



Otra delicia es Marco (Mel Rodríguez); un antiguo socio de fechorías del protagonista, dotado de una tremenda humanidad y a quien debemos uno de los momentos más emotivos de Better Call Saul. En resumen, desde el punto de partida de un listón muy alto, el show logra arrancar como una precuela repleta de dignidad y fuerza, capaz de respetar el legado original con excelentes añadidos. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.nybooks.com/daily/2016/04/22/better-call-saul-season-two-ballad-slippin-jimmy/



-http://www.ibtimes.com/better-call-saul-season-1-spoilers-what-will-happen-mike-episode-6-five-o-synopsis-1834288



-http://www.newsweek.com/better-call-saul-season-finale-amc-breaking-bad-jimmy-mcgill-bob-odenkirk-kim-440569

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