domingo, 22 de octubre de 2017

ÁNGELES ENTERRADOS EN NIEVE: BLADE RUNNER 2049


La llegada (2016) era su gran aval. Quedaba claro que Denis Villeneuve era un director con estilo y capaz de sumergirse con originalidad en los cánones del género de la ciencia ficción. Sin embargo, el siguiente reto era una roca formidable: tocar un mito, aquellas lágrimas en la lluvia que dirigió Ridley Scott con mano maestra en 1982. Blade Runner era algo más que una excelente cinta, se trataba de un clásico con legiones de fans que escudriñarían de modo severo cualquier intento de secuela de la adaptación a gran pantalla de la novela de Philip K. Dick.  



La trama nos sitúa en el año 2049, justo treinta años después de que Rick Deckard desapareciera del mapa en misteriosas circunstancias. Existían dudas acerca de si Harrison Ford vendría a hacer un cameo nostálgico o con ganas de jugar más con un personaje icónico. El resultado es satisfactorio, sin bien no tiene tanto metraje como nos gustaría, sus escenas son intensas, vinculantes para el guión y con algunos de los momentos más emocionantes en el film. Quizás su presencia debió reservarse y no aparecer en los trailers, porque habría sido una sorpresa y carta ganadora para la audiencia. 



Una atmósfera gris y de lluvia insana baña estos Ángeles irreconocibles, un futuro de cambio climático constatado, repleto de macro-ciudades donde apenas hay gente. Ryan Gosling da vida a K, el simple nombre que recibe un eficaz Blade Runner, quien, al igual que en la anterior entrega, se va a topar con un caso que irá complicándose. Eso sí, Michael Green y Hampton Fancher hacen algo más que una repetición de estructura en la historia, si de algo no se puede acusar a Blade Runner 2049 es de no renunciar a aportar algo al universo, no contentarse con una contemplación beatífica de días mejores para el séptimo arte.  


La papeleta no resultaba nada fácil para Gosling. Sin embargo, es un actor que cada vez está escogiendo mejor sus papeles (por ejemplo, La La Land (2016); cierto que tiene un rictus que a veces es inexpresivo, pero en no pocas ocasiones termina empleando esa característica como ventaja. Su protagonista será una tentación para las exageraciones y los gestos hiperbólicos, por ello es tan interesante la contención si está bien llevada, dejando para el recuerdo algunos planos realmente desoladores. 



Y es que en medio de una epopeya de ciencia ficción con empaque, salpicada de noire, tenemos asimismo una historia de amor atípica y hermosa, basada en la tecnología (sorprendente Ana de Armas) que ya dio tanto rédito en Her (2013). Los guiños y referencias a este film son constantes en este universo, incluyendo una escena clave para entender la evolución del personaje. Un tipo de servicio amoroso que, por cierto, ya intuyó de manera preclara la magnífica serie Futurama. Pero no nos desviemos de la cuestión. 



Todos los detalles están cuidados, incluyendo una fotografía espectacular y una banda sonora precisa, elegante y que no quiere estorbar nunca, siempre puesta al servicio del drama que se está viviendo. El casting incluye aciertos tan notables como Robin Wright, actriz capaz de dotar de fortaleza a todo lo que se le presente. Sin alguien de su calibre, la superior de K podría terminar siendo un hecho transitorio, gracia a ella adquiere relieve. Vaya lo mismo para Sylvia Hoeks.  


En tan buen envoltorio, el tercer acto se antoja fundamental. En un mundo donde las corporaciones han logrado ser el nuevo demiurgo (que vendría a ser el personaje de Jared Leto) sería fácil caer en clichés, si bien Blade Runner 2049 se complica la vida a sí misma, con la audacia de pretender tener voz propia y no vivir de su brillante hermana mayor. Pistas traicioneras y una trama densa (163 minutos de metraje para fijar la atención en cada detalle) para, igual que sucedía en La llegada, buscar fórmulas atípicas para la resolución del conflicto. 



Un trasfondo bíblico de ángeles y demonios caídos, de complejos mesiánicos y búsqueda desesperada por milagros divinos. Villeneuve y su equipo lanzan una apuesta muy importante en el casino de Las Vegas, un asalto a la banca con la locura (y genialidad) que caracteriza las misiones audaces. Recibió un tesoro con el material original, aquí se pretende expandir ese universo, enriquecer lo que parecía que no podía ser mejorado. 



Habrá quienes salga totalmente convencidos. Otras personas tendrán legítimas dudas. De cualquier modo, apartando nostalgias, proyectos como este o Mad Max Fury Road (2015) demuestran que hay vida más allá del remake prefabricado o la secuela industrial. Se siguen enterrando tesoros en la nieve.  



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-http://www.slashfilm.com/blade-runner-2049-trailer-breakdown/2/



-http://collider.com/blade-runner-2049-new-images-roger-deakins/



-https://www.espinof.com/criticas/blade-runner-2049-te-atrapa-pero-no-llega-al-nivel-de-la-original-critica-sin-spoilers

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