Dime cuáles son tus influencias, y te diré cuál es el tipo de serie qué podrías crear. Lovecraft, Nietzsche, Hammet, Schopenhauer, Bolaño... Una lista heteorogénea, diferentes estilos y formas de enfocar la narración, la filosofía y hasta la vida. Sin embargo, todos encajan, o eso pretenden conseguir Iván de los Ríos y Rubén Hernández en un libro muy particular, un rito iniciático para los amantes de las series: True Detective: Antología de lecturas no obligatorias. Una obra a la que abordamos este domingo.
El proyecto se enmarca en la línea editorial Errata Naturae, la cual ha regalado ya varios e interesantes trabajos de corte similar para series de culto como puedan ser Breaking Bad, Los Soprano, Mad Men o Juego de Tronos. Ya iba siendo hora de que le tocase al sórdido y oscuro mundo de la creación de Nic Pizzolatto, del cual se nos incluye una jugosa entrevista, donde habla de su pareja de detectives protagonistas de la primera temporada y el tan controvertido final de la trama (por supuesto, no haremos ninguna mención de ello en esta entrada, por respeto al público que todavía quede pendiente de disfrutar de dicha maravilla por primera vez).
No es la única primicia que ofrece el volumen, ya que también se dan datos de la indagación periodística de Ethan Brown, cuyos resultados inspiraron a Pizzolatto para el caso criminal que presentaba su ficción. Prostitución, desapariciones, departamentos de policías corruptos, gente adinerada en busca de extrañas formas de placer... Leyendo los avatares de Brown y la gente que entrevistó, no cabe duda de que, como casi siempre, la realidad es más terrorífica que cualquier ficción. Pero True Detective va más allá de una aguda mirada a un caso policial real, es un terreno lúdico y de entretenimiento que lleva a reflexiones como la de estos autores, quienes se turnan para desgranar parte de una compleja madeja.
Como suele suceder en esta línea de estudios de algo lúdico, algunas interpretaciones convencerán más que otras. En cualquier caso, el propio Pizzolatto deja constancia de su sorpresa ante las visiones que algunos tienen de su creación, pero todas son bien recibidas. De hecho, el fenómeno de esta primera temporada y su contexto metafísico ha sido una losa pesada (y un tanto injusta) de su secuela, la cual vamos a intentar presentar dentro de dos semanas.
En una agradable excusa para acompañar el discurso, se nos incluyen fragmentos y hasta cuentos completos de algunos de los inspiradores de la atmósfera de una Louisiana como nunca antes había sido presentada. Volver a leer la llamada de Cthulhu o ver la manera de hablar de Zaratustra son un acompañamiento delicioso y reflexivo a unas páginas amenas y que harán las delicias de los aficionados al programa.
A fin de cuentas Dashiell Hammett y su personal estilo de hacer novela negra fueron una de las grandes inspiraciones de Matthew McConaughey en su particular y nihilista detective, uno de los papeles más recordados (y justamente reverenciado) de este actor que ha elegido con mismo los últimos papeles que le han hecho estar tocado por la varita. Lo único, poniéndome un poco de abogado del diablo, es que a esta Antología de lecturas no obligatorias le vendría, de tanto en cuando, un poco bien la terrenalidad del personaje de Marty (interpretado por el gran Woody Harrelson).
Una de las citas del libro es a Thomas Ligotti, quien advertía de que merecía la pena echarse unas risas a costa de un universo viejo y rancio. True Detective, a su manera, logra hacer un poco de eso. Mete un caso espeluznante, crímenes que involucran a las más altas esferas y autoridades, pero también deja una rendija a la esperanza... Un camino que permite que el show pueda ser objeto de atención de esta pareja de autores a los que, de justicia es reconocerlo, no se les puede acusar de no haberla visto mil veces y haber disfrutado de cada uno de esos 8 episodios.
Personalmente, considero que el laberinto metaficcional que nos proponen es un juego ingenioso, un honesto entretenimiento para un fin de semana pasado por lluvia, desde Vallecas hasta Carcosa, una mirada reflexiva para que movamos un poco esas células grises a las que solía acudir Hércules Poirot para hacer sus deducciones.
Y, a todo esto, hemos evitado en esta crítica usar el esnobismo de que el mejor cine se está haciendo en televisión. Así habló Zaratustra, así lo escribió Pizzolato.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
http://www.casadellibro.com/libro-true-detective-antologia-de-lecturas-no-obligatorias/9788415217770/2373264
http://www.tor.com/2014/03/07/has-true-detective-seen-the-yellow-sign/
http://www.vulture.com/2014/03/true-detective-questions-unanswered-before-finale.html