José Luis López Vázquez ha hecho en cierto sentido, las cosas como hay que hacerlas. Una vida de 87 años no está mal en estos tiempos que corren, ha recorrido varios campos, profesionales y privados, dejando una hoja de servicios que probablemente tiene contados casos equiparables en el cine nacional.
Igual que otros actores peninsulares como por ejemplo Alfredo Landa, ha tenido unas condiciones físicas que le hacían una perfecta muestra del españolito medio, algo que, bien te lo dirán en los castings, te imposibilita hacer de Marco Antonio en una obra de Shakespeare. Sin embargo, tus facilidades para hacerte querer por el público serán mayores si les pareces uno más, alguien que en cierta medida refleja sus sinsabores, sus agridulces victorias y sus cotidianas derrotas.
Pero no quisiera caer en derrotismos, precisamente en este día de luto. Los medios y la opinión pública, en general, suelen dar más importancia a lo que nunca ocurrió que a lo que aconteció, aunque lo que pasó película por película, año tras año, estuvo muy cercano a la grandeza. Desde la época de Belanga contra la censura hasta el destape, López Vázquez, alternando papeles protagonistas como secundario con mínimas frases, siempre estuvo allí, en el pie del cañón. En la agradable cotidianeidad de tener una cara querida en tu piso, corres el riesgo de empezar a valorar más lo de fuera. Supongo que a la gente le pasó eso, aunque era un actor como una casa, El Morito, como le apodaban sus colegas de profesión, era un tipo que siempre cumplía, el correcto sobre de la paga que llegaba sin retrasos ni adornos fuera.
En su ámbito privado, él mismo reconocía que a mucha gente le sorprendía su seriedad. Costaba imaginar al tipo que tantos diálogos disparatados había realizado con Gracita Morales siquiera hablando formal cinco minutos, claro que quizás allí estaba el problema. El encasillamiento. Daba igual que "En mi querida señorita", hiciera un clinic y consiguiera que Mariano Ozores, entre muchos otros, se rindieran a lo que había sido una barbaridad de dignidad y patetismo a la vez, en un papel imposible de repetir, para muchos, López Vázquez era el simpático individuo del bigote que perseguía suecas. Él, que había sido de los pocos que había tuteado a Paco Martínez Soria en "El Turismo es un gran invento", sin dejarse comer nunca, porque era sencillamente gracioso de natural, se defendía: "Hasta para correr detrás de un bikini hay que saber hacerlo".
Es curioso que si alguien tenía dudas de su calidad artística, entre los profesionales jamás se disputase que su nombre no merecía estar entre los grandes. José Luis Garci dijo de él en su añorado programa de la 2 que nadie se había quedado como él plantado, parecía una chorrada, pero si ves "El Pisito", el momento en el que se queda solo y sin novia en el puesto de castañas, te das cuenta exactamente de eso. Matt Groening se dio cuenta de que los tartazos de Krusty solamente tienen gracia si los recibe alguien tan digno como Bob El Actor Secundario, y El Morito, ya fuera como el despreciable heredero de los Leguineche o como el hijo de papá en "Plácido", siempre fue el payaso serio, el papel más díficil, ingrato y absolutamente fundamental en una comedia que se precie. Otros como Forqué no dudaron en darle la voz cantante en "Atraco a las 3", había nombres aterradores en aquel reparto, monstruos de la comedia (Cassen, Gracita, Agustín González, Landa...) pero la apuesta fue por él como hilo conductor y la pasó con nota. Berlanga, por su parte, siempre que pudo le colocó en primera línea y cuentan, que suspiró mucho porque la productora italiana no le aceptó para "El Verdugo", aunque al menos tuvo fortuna con el sustituto, Nino Manfredi.
En televisión también fue uno de los fijos y no dudó en pasarse a otro género con "La Cabina", una historia simple y directa pero que hizo que los españolitos pusieran un pie en la puerta antes de llamar por teléfono aquellos días posteriores al estreno. Asimismo inventaba y creaba estereotipos como el gángster "Palillos" en "Sabían demasiado", donde brindó grandes momentos con otro cómico como Tony Leblanc e hizo uno de los más peculiares interrogatorios que se recuerdan con Concha Velasco. Pero quizás nadie como Alberto Closas (buen actor, galán, alto...), un dueto totalmente necesario que dignificó comedias que quizás hubieran sido menores sin su capacidad de discutir y explotar los contrastes.
Y luego llegó el destape, una sociedad necesitada de autocensurarse pero acomplejada, recién descubierto que lo verde empezaba por los Pirineos... y López Vázquez no se salvó. Fue uno más en peliculitas que muchas de ellas no resisten ni un revisionado, era lo que había y punto, algún gag bueno y poco más. Muchos vaticinaban que allí se acababa todo, que el artista, que el tipo que había estado a las órdenes de Ferreri, Mercero, Berlanga, Forqué y cía estaba frito, pero no fue así, siempre que se le dio un papel digno, su nivel se desplegó a las cotas más altas. Campanella apostó por él para ese cine argentino agudizado por la crisis, no lo tenía fácil su modesto don Aquiles al lado del emergente Ricardo Darín, pero una vez más no necesitaba nada más que una cama de hospital para volver a demostrar que seguía siendo el de siempre, que a él no le oscurecía nadie en una escena y que segía haciendo partícipe al público de lo que ocurría.
Y Berlanga no pudo dejarle de llamar, para que se pusiera coleta y sorprendiera en "Moros y cristianos", enfrentándose a Fernán Gómez (nada más y nada menos) y saliendo como siempre, coleando y sonriente del duelo. El otro día Álvaro de Luna, uno de los últimos en hablar con él, recordaba que "Era muy suyo, pero muy respetuoso", tremedamente celoso de su vida privada y como otros de su quinta, no entendía muy bien las nueva formas de popularidad y la mira en la paja del ojo ajeno. Álvaro también recordó como le ayudó cuando él debutaba y recordó a los desmoriados que sus "tonterías" en una cabina le valieron uno de los primeros premios internacionales que se llevaba la televisión española.
A partir de entonces decreció en asiduidad, aunque presumía de su salud de hierro, le dejó un regalo como actor de composición que era a Santiago Segura conel entrañable facha al que le robaban el ABC todas la mañanas en la segunda parte de Torrente. Y ahora el sueño se terminó y de él se puede decir lo que creo que es el máximo elogio que puede recibir un ser humano en estos tiempos que corren y en esta bola de barro donde todo va tan deprisa: "La vida desde luego seguirá, porque nadie es imprescindible pero si que se puede decir que a día de hoy, el mundo es un poquito menos especial porque ya no está".
Rastreando en la página de Radio Televisión Española me ha hecho mucha gracia y a la vez me ha puesto muy triste el emotivo comentario de un internauta, que creo es un cierre digno para esta modesta entrada: "Adiós... padrino búfalo. Con cariño y agradecimiento.
Mentiría si dijera que no esperaba esta entrada esta tarde. Ojalá que no hubieras tenido que escribirla, amigo Viejo, de todas formas.
ResponderEliminarEn todo caso, no nos pongamos catastrofistas. López Vázquez vivió hasta una edad no desdeñable y conoció el triunfo del trabao bien hecho.
Además, nos hizo algo más felices con sus interpretaciones. Ahora vendrán las declaraciones de políticos y académicos del cine, e incluso las alabanzas de quienes hasta ayer lo criticaban.
Allá ellos.
Se, Marcos, lo que para ti significa esta entrada. Pero bueno, seguro que el señorito ya ha encontrado asistenta que le sirva su copita allá en el otro mundo.
Creo que hasta lo estaban esperando.
Pues sí, querio amigo Chespiro, no me hubiera importado nada no tener que hacer esta entrada, pero como bien dices nuestro actor tuvo una larga vida, que no está nada mal.
ResponderEliminarEvidentemente cualquier persona que me conociera medio bien sabía que esta entrada era inevitable. Tremendamente cariñosos tus comentarios y sí, yo también imagino al señorito pidiendo la primera de las copitas.
Gracias, amigo Chespiro.
Esto es para no querer creerselo. Una pérdida horrorosa, López Vázquez era un actor de los de verdad, de los buenos. Basta cualquiera película de Berlanga, Ferreri, Mercero o quien sea para darse cuenta. Descanse en paz, figura.
ResponderEliminar(y quien quiera marcarse un homenaje, que se vea "Vivan los novios", que es grandiosísima)
Bueno, y sacando a colación el tema Ferreri, sé que con él sólo hizo dos pelis, pero fueron dos solidísimas interpretaciones.
ResponderEliminar¡Vaya! Naturalmente, "¡Vivan los novios!" es imprescindible en la filmografía de este actor. Y sí, con Ferreri muy poquito pero lo que hay para verlo con una sonrisa de oreja a oreja.Por cierto, muy entrañables los comentarios del director Alex de la Iglesia al referirse a Vázquez.
ResponderEliminarNo sé si habéis visto que en la 2 le han puesto una de las suyas, "Patrimonio Nacional". Gracias a Franchesk por estar al pie del cañón. Cinéfilos (cómo se abusa de este término) como él siempre vienen bien.
Dios, enhorabuena por el pedazo de articulo.
ResponderEliminarNo es por ser pedantillo pero demuestras que realmente sabias del curriculum del homenajeado, mas que por estar al dia de la actualidad.
Pues sí, Easmo, López Vázquez siempre ha sido una debilidad, un actor como una casa, no solamente porque ahora su desaparición sea reciente. Un monstruo.
ResponderEliminar1 abrazo
Para los muy fanes de los tristementes desaparecidos Paul Naschy & José Luis López Vázquez:
ResponderEliminarde manera insólita, el próximo jueves 04 ponen a las 23h en PopularTV la peli "Mi amigo el vagabundo" de la que estuvimos hablando un día. No sé si será buena, pero difícil de encontrar es.
Yo intentaré grabarla si los exámenes no provocan que se me olvide.