lunes, 2 de noviembre de 2009

EL ÚLTIMO POETA



Volvemos a tener por los kioskos la magnífica selección de historias que la polémica (pero que de no haber existido habríamos tenido que inventar) revista "El Jueves"hizo aparecer para la colección "Golden", sobre el famoso chorizo que Ivà creó allá por 1.986.

Probablemente junto con el genial Vázquez, Ivà ha sido el autor español que más ha hecho con menos esfuerzo, en el sentido no de guiones, siempre ácidos, malencarados y desafiantes, sino que con sencillos trazos, enemigo acérrimo de la regla y el cartabón, le sirvieron para recrear el barrio chino. La propia vida personal de aquel grandullón que fue Ivà y sus experiencias en La Rambla le permitieron conocer ese mundo de picoletos y prostitutas, curiosamente los oficios de los padres del Maki, "El Picaó" y "La Maru".

Además, junto con otro puñado de series míticas, Makinavaja y sus secuaces (El Moro, El Popi, El Pirata...) pueden presumir haber recreado y captado un lenguaje, una señora indiosingracia de un momento muy concreto. Contrario a lo que se cree, la vida editorial de Maki fue mucho más efímera de lo que parece, cuanto menos en material nuevo, ya que Ivà nos deja en 1.993. Pero la buena acogida que tiene en la revista le ha garantizado re-ediciones, versiones para televisión (encarnado el protagonista por el malogrado Pepe Rubianes y con excelentes secundarios, entre ellos, Florinda Chica), dos largometrajes (con Andrés Pajarés como el delincuente y Jesús Bonilla como el eterno Popi) y hasta adaptaciones al teatro.

¿Cuál es el encanto de ese lugar barcelonés? Si Anacleto tuvo el despacho del jefe y el desierto, Maki tuvo desde entonces el bar del Pirata, las callejuelas del chino, ciertos bancos y por supuesto, la cárcel de La Modeló. No se puede negar que Ivà carecía de pelos en la lengua, lo cual hizo que sus cómics tuvieran una dosis de violencia nad desdeñable, donde se lanzaban dardos sin piedad patronal y obreros, a las minorías marginados, donde todos son tan cabrones como aparentan... Maki, a su imperfecta manera, reflejaba ese desengaño y aprovecharse de la trampa, algo que pocas veces quedó más claro que en la delirante ruleta rusa con la que se reta con un desconocido.

Ivà fue un mastro en el diálogo. Aunque no sea de Makinavaja, la mejor muestra fue la inolvidable tira que él mismo protagoniza cuando le demandan por haberse metido con la Guardia Civil en un cómic de Maki, precisamente. Sin salir de su despacho con un teléfono, cual Gila, logra construir unas viñetas inolvidables y muy desternillantes. Toca la fibra, por talento y savoir faire, el duro descubrimiento de Mohammed y Popi de la dura vida honrada, cuando deciden volvera ser chorizos tras estar un día currando en los albañiles. Además, que el humor negro de la serie no oscurezca que como toda season que se precie, no se hayan obviado unos muy particulares episodios navideños, uno en especial, donde los reclusos de todas las cárceles diseñan una genial treta para juntarse a cenar en el lugar de El Pirata.

Quienes piensen que todo esto puede estar demasiado orientado a seguidores de un género concreto, se sorprenderán en cuanto produnficen en muchas de las cosas que se suceden. Sin perder la sonrisa pero aterrando, como los mejores Berlanga y Azcona, Ivà recrea los sinsabores de mandar una persona al asilo, con el mítico abuelillo del Maki, donde además, tendremos varios episodios imborrabes en el lugar de retiro de las monjitas y es que a estos sinvergüenzas nunca los amedrentó una tiara coronada. Por eso, si algún día el anciano Matías quiere contarles la historia dela cuchara de palo, permitan que se desahgue.

En el juego de las Némesis, cabe preguntaros que fue de la policía, ¿qué visión deja de ella el autor? Lo cierto es que no son ni peores ni mejores que los tipos que detienen en las redadas en El Chino, especial atención a un antiguo franquista, El Cheka, quien se sabe adaptar muy bien a los nuevos tiempos que corren. Como fuere, siempre me ha llamado la atención la crudeza que había tras estos dibujitos y narices rechonchas, igual que en una película de Tarantino o Scorsese, un tiro es un tiro aquí o en Pekín. Me marcó de crío (se supone que yo no tenía edad para leer esas cosas, pero mi tío tenía la colección de "Pendones del Humor" y me gustaba, qué diablos) cuado en una huida después de un atraco, el Maki termina abatiendo a un segurata que hasta hacía cinco minutos había estado hablando con él de colegueo sobre los sinsabores del cargo y lo poco que cobraba. "Me cago en la leche, explotados, currantes de tinta... ¡pero oye, a la hora de la verdad cumplidores hasta el final!" protesta casi sin ganas.

El elenco de secundarios fue circulando a una velocidad (El Pitufo, descerebrado sobrino del Maki, La Manoli...) asombrosa, pues a pesar de compaginarlo con otras aventuras (en las que sobresale "Historias de la Puta Mili"), Ivà tenía una velocidad de producción asombrosa, algo que agradecemos, pues su prematura muerte no impidó que dejase muchas historietas cortas que siguen asombrando. Por buscarle las cosquillas y puntos negativos, decir que como por ejemplo otro gran provocador, Seth Macfarlane, Ivà caía en ocasiones en la tentación del gracioso de la clase, que no estab contento si no mojaba la oreja de temas polémicos, obviando si era consecuente o no hacerlo en ese momento. En especial me refiero a determinados capítulos donde desfilan comentarios sobre etarras o los Grapo, no siempre de buen gusto.

Donde siempre sobresalió fue a la hora de tratar temas tan tabúes como universales en estos barrios de Dios que conocía como la palma de su mano, el sexo, la prostitución, el alcohol, las drogas... Ivà colocaba a sus personajes en esas tesituras, sin perder nunca el sentido del humor, pero soltando verdades como puños.

A nivel de futuro, ¿qué lugar le espera oupar a estas historias? A veces lo he pensado, pero en esta reseña no he obtenido la respuesta. Makinavaja fue algo provocador, fresco, divertido y muy chabacano en su composición, un estilo único, caricaturesco y simplista, que con muchos otros personajes hubiera quedado fatal pero que en su contexto era ideal, una dosis de violencia más propia de los pulps norteamericanos, salpicada de ironía de un viejo idealista derrotado, de un desengañado que se ha dado cuenta que la libertad está más tocada que el culo de La Manoi, que la Esperanza es una loca que va vestida de verde, que en las calles sobra ciencia y lo que falta se inventa... Aunque no haya sido tan longevo como otros, Maki and cía son por meritocracia los últimos poetas y profetas de un modo de ver la Barceloneta.

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