Todo encajaba. Un inicio con potencial (Parte I) y un elenco consolidado (Parte II). El ambicioso proyecto de una nueva oleada de cómics centrado en el rico universo de George Lucas incluía a luminarias como Jason Aaron, Salvador Larroca, Mike Deodato y Kieron Gillen. Ahora estaban en disposición de usar una de las armas más eficaces de la industria, inmortalizada en su manejo por Marvel y DC: el crossover.
Es decir, hacer un cruce de caminos entre los protagonistas principales. Gillen, con mucha sensatez, había estado evitando que su tratamiento de Vader se viera eclipsado por Leia, Han Solo, Luke, etc. Aaron estaba haciendo lo propio con su saga. Sin embargo, era sabido, de igual forma, que el público estaba soñando con un encuentro a la altura en las viñetas. Sembrados con paciencia, los frutos llegaron bajo el título Vader Derribado.
La premisa es tan sencilla como atractiva. El guerrero más temido del imperio queda a merced de una flota rebelde. El poderoso Sith se encuentra en una situación vulnerable sin precedentes al caer su nave, sin embargo, lo más difícil en el ajedrez es obtener la victoria en una partida ganada. El miedo y la leyenda oscura generada alrededor de su figura hacen que los revolucionarios anden con mucho ojo de que el león herido todavía pueda arrancarles las tripas con un último zarpazo.
Uno de los problemas de estas alianzas es que se pueda desequilibrar el apartado gráfico, especialmente por la heterogeneidad de los estilos de dibujo. Puede dejar sensación de falta de cohesión, deslucir de alguna forma la unidad pretendida del libreto. Eso aquí no ocurre porque el brasileño Deodato y el español Larroca estaban en unos picos de forma increíbles, dejando algunos paisajes, secuencias de lucha y tensión al alcance solo de los grandes maestros.
Jugando con un tipo de relación que ya funcionó muy bien con Hannibal Lecter y Clarice Starling, el desarrollo de la trama permitirá la interacción de Vader con Leia, confirmándose la fuerza del segundo personaje, capaz de lidiar con el villano más formidable de toda la franquicia, lo cual explica su papel de liderazgo durante distintas etapas y épocas de la rebelión.
Por supuesto, Gillen y Larroca traen a su gran aportación al elenco: la doctora Aphra. Aquí pasa con sobresaliente la prueba de fuego. Encaja perfectamente, es un personaje divertido, una Indiana Jones versión picaresca dark que no tiene problemas en batirse el cobre con emblemas de la franquicia. Además, Gillen nunca comete el error de querer subrayar demasiado sus virtudes (defecto de guionistas muy buenos cuando crean un personaje nuevo) para asentarla cuanto antes. Aphra es una sinvergüenza que, en no pocas ocasiones, merece las calamidades que le ocurren. Y por eso gusta tanto.
No podemos olvidar que todo este entramado obedece a una técnica de marketing sumamente simple: hacer fusión entre las dos colecciones que mejores ventas estaban teniendo. Y nada de malo hay en semejante técnica si se respeta la esencia y los equipos artísticos se muestran en tan buena sintonía que cada página es una pequeña delicia.
Además, todo entrelaza con interés una trama que subyacía en los episodios IV y V, si bien nunca se exploraba: la conexión que Luke empieza a sentir con retazos de su pasado olvidados. Lejos de desentonar, los planes de Vader todavía dignifican más su inteligencia en El Imperio Contraataca, siendo un interludio más que adictivo.
El primer experimento de cruce de colecciones solamente podía calificarse de exitoso, además de haber alimentado a ambas para seguir sus propios cauces... sin dejar de mirar a la otra.
BIBLIOGRAFÍA:
- AARON, J., GILLEN, K., DEODATO, M. y LARROCA, S., Star Wars: Vader derribado, Planeta Cómic, Barcelona, 2017, tomo único. Recopila los cómics 1 de Star Wars Down, 13-14 de la colección Star Wars (2015) y 13-15 de la colección Darth Vader.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
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