"La única evidencia que veo del diablo es el deseo de todos de que esté aquí"- Fray Guillermo de Baskerville, El nombre de la rosa (1986), película basada en la novela del mismo titulo, escrita por Umberto Eco.
A pesar de ser un agradable trayecto en ferry el que separa Boston de Salem, una extraña sensación de inquietud suele apoderarse de quienes contemplan este paisaje. No es sorprendente que Martin Scorsese, uno de los grandes directores de siempre, escogiese esa ubicación para las primeras escenas de la perturbadora Shutter Island (2010), película donde muchas cosas no son como parecen a simple vista. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la ciudad ubicada en el condado de Essex comparte ese hábito.
En la plaza principal de Salem hay una estatua que les sonará mucho. De inmediato, debido a las connotaciones del lugar, esa figura cubierta por sombrero nos abre las puertas de la imaginación. Desde inquisidor a mortífago, estaríamos dispuestos a admitir cualquier oficio en este personaje que tuviera que ver con la hechicería o su erradicación. Es la maldición que porta el pobre Roger Conant, uno de los primeros y más activos colonos del lugar. Si bien no tenía nada que ver con asuntos posteriores a su muerte, es el precio a pagar por estar tan próximo al museo que nos lleva a un concepto que seguro alguna vez escucharon: las brujas de Salem.
Un lugar como otro cualquiera hasta febrero de 1692. Desde esa fecha y hasta mayo de 1693, aquel espacio se convirtió en una histeria colectiva, un trágico episodio que simbolizaría todo el mal que puede hacer una sociedad cuando se deja gobernar por el fanatismo. En el museo de las brujas hallamos una explicación bastante teatral y lograda con juegos de sombras, una explicación de los inquietantes sucesos desencadenados por lo que era poco menos que una chiquillada.
"Este libro sigue a seis personas, todas mujeres, porque en la cultura occidental la brujería se asociaba a ese sexo. Aunque en 1692 hubo algunos acusados varones de hechicería, buena parte de las acusadoras, las supuestas brujas y las víctimas fueron mujeres"- Marilynne K. Roach.
Toda esta misteriosa trama comienza con una mujer venida a Salem desde tierras lejanas, Tituba. Algunas voces afirman que llegó desde las Barbados, otras, que era de origen indio. Sea como fuere, privada de su libertad, estaba encargada de cuidar a la familia y amigas de su amo, el reverendo Samuel Parris. Como cualquier persona que trabaja con gente tan joven y tiene un poco de inventiva, Tituba aprovechó las cosas que conocía para narrar exóticas historias a las muchachas, quienes, lógicamente, quedaron encantadas con los relatos.
En una edad impresionable y en un marco de educación puritana, algunas de las recetas, frases y gestos que imitaron de Tituba llevaron a las muchachas a ser severamente interrogadas por Parris. La situación llegó a ser especialmente grave para su hija, Betty, y sobrina, Abigail Williams. A juzgar por los hechos posteriores, la segunda demostraría ser la más carismática y líder del grupo de amigas. Al denunciar a la esclava, colocaron a su cuidadora en severos interrogatorios y presiones. En un micro-cosmos machista y donde solamente podían esperar que se les lograse un buen matrimonio, aquellas muchachas vieron que inculpando a otras personalidades de Salem no solamente se salvaguardaban; de repente, tenían un protagonismo que ni habrían soñado.
Lo que era menos que una trivialidad fue una sucesión de disparatados procesos de una Salem que en aquellos días tenía tensiones con las tribus indígenas de sus alrededores, las malas cosechas y el riesgo de las incursiones francesas. Siglos después, un escritor con talento llamado Arthur Miller decidió escribir una pieza teatral llamada Las brujas de Salem, que luego reconvertiría en novela, donde alteró algunos hechos pero mantuvo intacta la esencia. El dramaturgo tiene la ventaja sobre los historiadores/as de poder imaginar aquellos vacíos de las fuentes. Con instinto, pensó que muchas de aquellas acusaciones escondían revanchas personales, desamores, disputas familiares, etc. La obra tenía doble lectura, puesto que Miller equiparaba la persecución puritana a la que él mismo y otras personalidades del espectáculo estaban sufriendo con el senador Joseph McCarthy, un furibundo buscador de comunistas en suelo americano.
Juez: ¡Os acusamos de brujería irredenta... a todos! ¡Seréis colgados al alba! ¡Que Dios esté con vosotros!
John Proctor: Siempre lo está, mi señor... es por vuestras almas y las de estas pobres niñas por las que temo.
Marvel Team-Up, # 43 (Marzo de 1976)
La fascinación que ejerció aquella cacería en la cultura americana llegaría incluso a los cómics, destacando la labor del guionista Bill Mantlo y el dibujante Sal Buscema en la célebre saga "El viaje en el tiempo", publicada por Marvel en 1976, donde Spiderman y un puñado de acompañantes selectos revivían aquel sangriento episodio. Buscema era un narrador muy sólido y logró en apenas unas viñetas explicar como pocos las verdaderas motivaciones que aquellas "brujas" y "salvadores" puritanos encontraron para llevar a todo su mundo a la deriva. Dentro de una amplia producción historiográfica, una buena manera de iniciarse son los apasionados trabajos de Marilynne K. Roach, quien ha llegado a analizar día por días aquellos escandalosos juicios, además de profundizar en las mujeres de la comunidad de Salem en su día a día.
No es el único hito literario-histórico del lugar. Otra visita recomendable es La Casa de los Siete Tejados. En efecto, aquella casa en el centro de la ciudad que narró Nathaniel Hawthorne en la novela del mismo título, una construcción propia del realismo mágico que habla de la evolución de una familia y más allá, casi una radiografía de toda una época. Nuevamente, sería un marco donde algunos ilustres iconos se dejaron caer. En la Edad de Oro del Cómic Wonder Woman se las vería contra los nazis en este mítico emplazamiento.
A pesar de ser un agradable trayecto en ferry el que separa Boston de Salem, una extraña sensación de inquietud suele apoderarse de quienes contemplan este paisaje. No es sorprendente que Martin Scorsese, uno de los grandes directores de siempre, escogiese esa ubicación para las primeras escenas de la perturbadora Shutter Island (2010), película donde muchas cosas no son como parecen a simple vista. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la ciudad ubicada en el condado de Essex comparte ese hábito.
En la plaza principal de Salem hay una estatua que les sonará mucho. De inmediato, debido a las connotaciones del lugar, esa figura cubierta por sombrero nos abre las puertas de la imaginación. Desde inquisidor a mortífago, estaríamos dispuestos a admitir cualquier oficio en este personaje que tuviera que ver con la hechicería o su erradicación. Es la maldición que porta el pobre Roger Conant, uno de los primeros y más activos colonos del lugar. Si bien no tenía nada que ver con asuntos posteriores a su muerte, es el precio a pagar por estar tan próximo al museo que nos lleva a un concepto que seguro alguna vez escucharon: las brujas de Salem.
Un lugar como otro cualquiera hasta febrero de 1692. Desde esa fecha y hasta mayo de 1693, aquel espacio se convirtió en una histeria colectiva, un trágico episodio que simbolizaría todo el mal que puede hacer una sociedad cuando se deja gobernar por el fanatismo. En el museo de las brujas hallamos una explicación bastante teatral y lograda con juegos de sombras, una explicación de los inquietantes sucesos desencadenados por lo que era poco menos que una chiquillada.
"Este libro sigue a seis personas, todas mujeres, porque en la cultura occidental la brujería se asociaba a ese sexo. Aunque en 1692 hubo algunos acusados varones de hechicería, buena parte de las acusadoras, las supuestas brujas y las víctimas fueron mujeres"- Marilynne K. Roach.
Toda esta misteriosa trama comienza con una mujer venida a Salem desde tierras lejanas, Tituba. Algunas voces afirman que llegó desde las Barbados, otras, que era de origen indio. Sea como fuere, privada de su libertad, estaba encargada de cuidar a la familia y amigas de su amo, el reverendo Samuel Parris. Como cualquier persona que trabaja con gente tan joven y tiene un poco de inventiva, Tituba aprovechó las cosas que conocía para narrar exóticas historias a las muchachas, quienes, lógicamente, quedaron encantadas con los relatos.
En una edad impresionable y en un marco de educación puritana, algunas de las recetas, frases y gestos que imitaron de Tituba llevaron a las muchachas a ser severamente interrogadas por Parris. La situación llegó a ser especialmente grave para su hija, Betty, y sobrina, Abigail Williams. A juzgar por los hechos posteriores, la segunda demostraría ser la más carismática y líder del grupo de amigas. Al denunciar a la esclava, colocaron a su cuidadora en severos interrogatorios y presiones. En un micro-cosmos machista y donde solamente podían esperar que se les lograse un buen matrimonio, aquellas muchachas vieron que inculpando a otras personalidades de Salem no solamente se salvaguardaban; de repente, tenían un protagonismo que ni habrían soñado.
Lo que era menos que una trivialidad fue una sucesión de disparatados procesos de una Salem que en aquellos días tenía tensiones con las tribus indígenas de sus alrededores, las malas cosechas y el riesgo de las incursiones francesas. Siglos después, un escritor con talento llamado Arthur Miller decidió escribir una pieza teatral llamada Las brujas de Salem, que luego reconvertiría en novela, donde alteró algunos hechos pero mantuvo intacta la esencia. El dramaturgo tiene la ventaja sobre los historiadores/as de poder imaginar aquellos vacíos de las fuentes. Con instinto, pensó que muchas de aquellas acusaciones escondían revanchas personales, desamores, disputas familiares, etc. La obra tenía doble lectura, puesto que Miller equiparaba la persecución puritana a la que él mismo y otras personalidades del espectáculo estaban sufriendo con el senador Joseph McCarthy, un furibundo buscador de comunistas en suelo americano.
Juez: ¡Os acusamos de brujería irredenta... a todos! ¡Seréis colgados al alba! ¡Que Dios esté con vosotros!
John Proctor: Siempre lo está, mi señor... es por vuestras almas y las de estas pobres niñas por las que temo.
Marvel Team-Up, # 43 (Marzo de 1976)
La fascinación que ejerció aquella cacería en la cultura americana llegaría incluso a los cómics, destacando la labor del guionista Bill Mantlo y el dibujante Sal Buscema en la célebre saga "El viaje en el tiempo", publicada por Marvel en 1976, donde Spiderman y un puñado de acompañantes selectos revivían aquel sangriento episodio. Buscema era un narrador muy sólido y logró en apenas unas viñetas explicar como pocos las verdaderas motivaciones que aquellas "brujas" y "salvadores" puritanos encontraron para llevar a todo su mundo a la deriva. Dentro de una amplia producción historiográfica, una buena manera de iniciarse son los apasionados trabajos de Marilynne K. Roach, quien ha llegado a analizar día por días aquellos escandalosos juicios, además de profundizar en las mujeres de la comunidad de Salem en su día a día.
No es el único hito literario-histórico del lugar. Otra visita recomendable es La Casa de los Siete Tejados. En efecto, aquella casa en el centro de la ciudad que narró Nathaniel Hawthorne en la novela del mismo título, una construcción propia del realismo mágico que habla de la evolución de una familia y más allá, casi una radiografía de toda una época. Nuevamente, sería un marco donde algunos ilustres iconos se dejaron caer. En la Edad de Oro del Cómic Wonder Woman se las vería contra los nazis en este mítico emplazamiento.
Por último, no podemos abandonar este territorio mágico sin probar el último de sus embrujos. Junto con los locales portuarios que cultivan la especialidad del bocadillo de langosta, hay una parada obligatoria: Captain Dusty´s Icea Cream. Una delicia que no admite controversias.
- MILLER, A., Las brujas de Salem y El crisol, Maxi Tusquets Editores, Barcelona, 2013.
- ROACH, M. K., Six Women of Salem: The Untold Story of the accused and their accusers in the Salem witch trials, Da Capo Press, Boston, 2013.
- ROACH, M. K., The Salem witch trials: A day-by-day chronicle of a community under siege, Taylor Trade, Boston, 2004.
- Estudio 1: Las brujas de Salem (1965)
FILMOGRAFÍA:
- El crisol. Director: Nicholas Hytner. Reparto: Daniel Day-Lewis, Winona Ryder, Paul Scofield, Bruce Davison, etc. Año: 1996.
- Estatua de Roger Conant en Salem [Fotografía realizada por el autor del blog]
- Museo de las brujas de Salem [Fotografía realizada por el autor del blog]
- Entrada a la Casa de los Siete Tejados de Salem [Fotografía realizada por el autor del blog]
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