domingo, 13 de enero de 2019

LA CRUZADA DE LOS NIÑOS


Las Cruzadas siempre fueron un asunto turbio. Cualquier guerra por fe lo es. No obstante, dentro de las expediciones organizadas a Tierra Santa durante la Edad Media, una tiene más sombras que que las demás: la Cruzada de los Niños. Un suceso extraño que llevó a centenares de jóvenes en europeos a embarcarse con el propósito de ayudar a su religión a ganar a fuerza de su fe. De cualquier modo, el destino de aquel cuerpo de voluntarios no sería otro que la venta como esclavos en puertos como Alejandría. Todavía hoy la historiografía debate sobre qué fue verdaderamente aquello, pero ese título sirve incluso hoy como metáfora de aprovechar la inocencia con fines perversos. 



Con esa referencia histórica en mente titula Allan Heinberg un proyecto muy ambicioso para Marvel: Jóvenes Vengadores: La Cruzada de los Niños, una saga que vincularía a los protagonistas con grupos como la Patrulla X, los Vengadores y con pesos pesados como Víctor Von Muerto o Magneto. El dibujante no sería otro que Jim Cheung, uno de los narradores gráficos más solventes de los últimos tiempos. 



Heinberg, con una amplia experiencia como guionista televisivo, había encontrado con los Jóvenes Vengadores un proyecto que fue un soplo de aire fresco tras los dramáticos acontecimientos de Desunidos, el ambicioso proyecto de Brian Michael Bendis donde dejó por un breve lapso de tiempo al universo Marvel sin la agrupación superheroica más poderosa. Un vacío que fue ocupado por una nueva camada desconocida (pero con más vínculos de los que parecían con el grupo original) que intentaban mantener la llama (Wiccan, una nueva Ojo de Halcón, Hulking, Patriota, Iron Lad, etc.). 


La mini-serie tiene como punto de arranque las dudas de dos muchachos: Wiccan y Veloz, quienes empiezan a sospechar (además de ser inducidos a ello) que su verdadera madre no es otra que Wanda Maximoff, más conocida como la Bruja Escarlata. La más poderosa hechicera mutante que había sido pieza central de la etapa de Bendis en Los Vengadores, especialmente en Dinastía de M, donde nuevamente quedaba claro que era uno de los personajes con más capacidad para alterar el delicado tejido espacio-tiempo de la Casa de las Ideas. 



Una búsqueda que les llevará por algunos de los rincones más míticos de este marco de ficción, con especial mención a Wundagore. No obstante, el previsible plato fuerte conforme avanzan las páginas es la proximidad que las pesquisas sobre su paradero empiezan a conectar fuertemente a Wanda con el reino de Lavteria. Entre medias, la figura de Magneto comenzará a cobrar fuerza, puesto que es el único dispuesto a acompañar a los jóvenes héroes con sus propios propósitos, alarmando a las contrapartidas mayores de los Vengadores. 



Heinberg aprovecha a su dibujante estrella (también hay participaciones estelares como la de Alan Davis u Olivier Coipel) para hacer muchos guiños al pasado más reciente de la franquicia, incluyendo también a décadas anteriores (en especial Secret Wars). Con buen ritmo y choques generacionales, se trata de una aventura auto-conclusiva que surgió en un 2010 donde se demandaba que Heinberg  y Cheung volviera a contar algo de este grupo juvenil plagado de confusas paradojas temporales. 

Todo redunda en un cóctel donde es casi misión imposible que hay equilibrio de personajes, puesto que pasan muchos rostros y se suceden las típicas batallas entre grupos del género. De cualquier forma, el argumento sabe pulsar las teclas precisas para mantener siempre nuestra atención e intentar aclarar algunas (de las muchas) dudas que en aquellos años oscilaban como espada de Damocles sobre mutantes y no mutantes de Marvel. 



Las presencias de Muerte y Magneto dan empaque a la trama porque, indudablemente, son los dos villanos con más carisma de los surgidos de la fértil mente de Stan Lee y Jack Kirby. Ambos intentarán manipular a las demás voluntades en el tablero para conseguir sus propósitos, aunque ante las posturas extremas de gente como Logan o Summers, el público se verá tentado de pensar quiénes son los verdaderos fanáticos sobre la cuestión de administrar justicia sobre la Bruja Escarlata. 



Sinceramente, el regreso del equipo creativo original que ideó a los Jóvenes Vengadores tuvo un trabajo a revindicar que trajo algunos de los ingredientes predilectos de una buena epopeya marvelita. Y, por encima de todo, una Wanda Maximoff muy maltratada en aquellos días pero siempre un personaje capaz de buscar nuevas fuentes de redención.  



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