sábado, 6 de octubre de 2018

LAS LLAVES DEL REINO


Uno de los tics más peligrosos que se detectan en los últimos tiempos en el cine español que quiere hacer thriller es caer en la impostura. Es decir, cintas de buena factura y presupuesto razonable pero que caen en lo artificioso, queriendo parecerse a las cintas de otras nacionalidades. Eso permite desprenderse de lo excesivamente castizo, aunque también se pierde la originalidad, el sabor de que algo es genuino, ese atractivo que tiene para el público local de que estén hablando en su idioma y que a las salas extranjeras les atraiga por ser un tono distinto. 



Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen han meditado sobre esto y nos han traído El reino (2018). Apenas llevamos cinco minutos de metraje y ya suspiramos en plegaria de que esta magnífica película no sea una excepción a la regla. Un retrato de la corrupción política y social contada a nuestra manera pero sin chusquería, con bisturí de cirujano y sin caer en la moralina barata. Su protagonista, Manuel, una figura muy bien colocada en la línea sucesoria autonómica de un poderoso partido, nos atrapa desde el primer instante, sabiendo que esto va en serio. 



El actor no es otro que Antonio de la Torre, una presencia camaleónica (Balada triste de trompeta, Que Dios nos perdone, Una tarde para la ira, etc.) y que aquí cuaja, tal vez, el mejor trabajo de su carrera. Un personaje desagradable, el fiel reflejo de la cultura del pelotazo y mirar para otro lado en aras de ascender por el cursus honorum. De la Torre, además, tiene el don del carisma, estamos ante un villano pero del que queremos saber más, especialmente porque no es ni peor ni mejor que el resto de sus colegas/adversarios políticos. Su única diferencia, la que le hace apreciado por las cabezas rectoras, es el instinto de supervivencia. 


Un despliegue actoral de primer nivel que podría siendo un arma de doble filo. Pero para no caer en el exceso de individualismo, El reino busca rodear al malagueño con lo que mejor que puede ofrecer el casting patrio. Podríamos comenzar con el gran José María Pou, quien da quilates en cada una de sus escenas como el mentor/protector de Manuel, un político con muchos gatos en la barriga. Por su presencia y aura, Pou ejerce aquí un rol muy similar al de José Bódalo en las cintas de José Luis Garci. No sale en exceso, aunque sabes que cada escena que tenga va a ser importante e hipnótica. 



Otro nombre que no necesita presentación es Nacho Fresneda, merecidamente popular desde su desempeño en El ministerio del tiempo. Y así podríamos seguir en un distinguido y largo etcétera de esas actuaciones mal llamadas secundarias, que son las que permiten lucir al protagonista y dar cohesión a todo este universo. Y, lujo de lujos, la colaboración especial de Bárbara Lennie, aquella mirada incierta que deslumbró en Magical Girl (2014). 



Lennie encarna una figura que es muy reconocible hoy en España, una profesional de los medios de comunicación que dirige con pericia un programa de rabiosa actualidad, caldeando los ánimos ante el clima de escepticismo en las autoridades públicas. Peña y Sorogoyen no son guionistas perezosos, esta no es una historia de luz blanca contra la oscuridad, las preguntas son profundas sobre cómo hemos llegado a esto y algunas respuestas nos las mandan de deberes para casa. 


Estamos ante un metraje intenso, una película frenética donde hay un punto noir que le sienta muy bien. El maestro Scorsese afirmaba que una de las cuestiones en las que más insistía en sus películas sobre mafia era en las fotografías de las celebraciones. Gente que se abraza y comparte buena mesa en bodas, bautizos y comuniones. A los pocos años, alguno de los comensales habría matado directamente o indirectamente a otro de los miembros de la mesa. Nicolás Maquiavelo podría ser devuelto a la vida y no sufriría para identificar las formas de hacer negocios de estas personalidades que tejen el partido sin nombre. 



Igual que acontece en esa experiencia tan grata que fue El hombre de las mil caras (2016), sentimos que hay mucho estudio detrás de cada toma. El asesoramiento en las cloacas del poder es el preciso para transmitir verosimilitud. Al final, hay un reflejo de ambiciones y decrepitud del que ya nos habló Shakespeare cuando tocó los tronos de poder, añadiendo para no ser mera copia un aroma a realidad cercana y cotidiana a la España actual. 



Cuando se entra en las llaves del reino, no importan los cuerpos alrededor, hay que cerrar con candado para que no entre un privilegiado más... y quedarte con una copia en el bolsillo por si algún día tú debes huir. 



FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:



-https://cine.atresmedia.com/peliculas/el-reino/trailer/primer-trailer-de-el-reino-el-nuevo-largometraje-de-rodrigo-sorogoyen-protagonizado-por-antonio-de-la-torre-ana-wagener-luis-zahera-y-barbara-lennie_201804235adde2420cf26e616d223add.html



-https://cine.atresmedia.com/peliculas/el-reino/clip-el-reino/clip-de-el-reino-lo-nuevo-de-rodrigo-sorogoyen-con-antonio-de-la-torre-nacho-fresneda-y-jose-maria-pou_201808295b868fcf0cf29b7c9caf2ce1.html



-https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-09-22/reino-sorogoyen-antonio-de-la-torre_1618564/

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