Moriarty es un apellido que suele ir asociado a cierta Némesis de Sherlock Holmes. Sin embargo, hay una comunidad lectora que también evoca a otra personalidad inteligente y capaz de planear crímenes con habilidad, aunque, por fortuna, en el caso de Liane Moriarty lo hace a través de la ficción literaria. Un material de primera con el que David E. Kelley firmó una adaptación más que sobresaliente para que la prestigiosa HBO sacase un producto que ha cosechado un triunfo incontestable en los Globos de Oro: Big Little Lies. ¿Cuáles son los secretos que esconde este éxito casi perfecto?
En primer lugar, hay un hecho innegable: los misterios atrapan. Intentar ser más perspicaces que nadie y resolver una duda es una satisfacción para las células grises que genera adicción. Un apacible lugar del norte de California ofrecerá bastantes de ellos en abundancia. Bajo la apariencia de impecables vidas familiares y éxitos profesionales, un grupo de madres tienen más secretos de los que nadie en la vecindad podría pensar. El casting para darles vida asusta con un simple recitado de la alineación: Nicole Kidman (Celeste), Reese Whiterspoon (Madeline), Shailene Woodley (Jane), Laura Dern (Renata Klein), Zoë Kravitz (Bonnie Carlson), etc.
Un Dream Team potentísimo que no es tan fácil que cuaje en una mini-serie como lo ha hecho en esta ocasión. Pensemos que cualquiera de estas actrices podría ser estrella de función en cualquier película que le propongan. Lograr química, armonía y compartir focos habla de una solidaridad atípica y más que elogiable. El beneficiado es el resto del conjunto, por supuesto. Unas damas complicadas a quien un suceso escabroso va a tener que obligarlas a bucear en lo más hondo de ellas mismas. La reconstrucción de acontecimientos que llevan al desenlace no tienen desperdicio.
La música de Susan Jacobs ya abre las persianas de ventanas que dan el aspecto de haber estado bajadas demasiado tiempo. La cámara logra meternos en la intimidad de hogares y en temas mundanos que suenan muy comunes (compatibilizar horarios, el matrimonio que va perdiendo chispa, la difícil relación con los ex, etc.). Todo muy cotidiano y altamente interesante si se sabe contar con la precisión y habilidad que tiene Big Little Lies.
Se ahonda en los microcosmos. Por ejemplo, la escuela. Porque hay se empieza a diferenciar y ver que existen clases y clases. No es lo mismo la madre soltera recién llegada que las encargadas de organizar los mejores cumpleaños. Tampoco equitativa la defensa que pueden plantear unos padres u otros de su prole según sus recursos socioeconómicos. No pierdan ripio, incluso lo más trivial termina siendo una pista necesaria.
Dentro de las subtramas, una sobresale con rabiosa actualidad que termina salpicándolo todo. Y es la del personaje de Celeste. Nicole Kidman hace un trabajo muy difícil y sale indemne del proceso. Aparentemente es una mujer que lo tiene todo (proyectos laborales, una familia estable, belleza, etc.), no obstante, ha terminado normalizando lo que no lo es. A través de su círculo más íntimo de amistades y la terapia va a ver la espiral de violencia que rodea su matrimonio. Lo peor de su maltrato es su capacidad de asumirlo, de otorgarle una importancia escasa y relativizada. Alexander Skarsgard es una elección muy acertada porque desmitifica la estética tradicional del villano, puesto que puede tener hechuras de galán. Es capaz de ser simpático, encantador y detallista en ocasiones puntuales. Mecanismos que pueden servir de perfectos instrumentos de control y manipulación.
Hay mucho conocimiento de distintas facetas de "la vida moderna" (y no, no hacemos en esta ocasión alusión a un magnífico programa de radio). Reese Whiterspoon da chispa y ángel a Madeline. Está muy bien llevado su arco porque toca una cuestión que ya se veía en Madame Bovary, la insatisfacción y la búsqueda de algo más, del enfado con los demás por algo que probablemente venga de la frustración con uno mismo. De las cicatrices que quedan de antiguas relaciones, del deseo de aventura y la ingratitud que, de forma inconsciente, podemos tener por quien nos ayuda en el día a día sin esperar nada a cambio. Su química con el personaje de Adam Scott es sencillamente magnífica.
Luego hay lujos y florituras que solamente se explican en una maquinaria como la que hoy representa la cadena HBO. Tener de secundaria de lujo a gente del talento de Laura Dern habla claramente del empaque de un proyecto. Se trata de una intérprete que puede hacer de todo (y todo bien), quien en un par de minutos puede fortalecer una escena a unos niveles increíbles. Y así podríamos dar mil ejemplos en el casting. Indudablemente, se trata de la fuente del éxito de este show.
Con todo, tal vez haya un desinfle al final. En un argumento tan pulido se fuerzan algunas coincidencias que chirrían con respecto al sólido entramado anterior. No se suspira por esa futurible segunda temporada. Deja la sensación de que todo ha quedado bien cerrado y sería un error volver a esta paraíso californiano. Como mini-serie, Big Little Lies se granjea el más grato de los recuerdos. Continuar la andadura podría llevar a lo terrenal una cuestión que el tremendo esfuerzo de esta primera entrega no merece.
FOTOGRAFÍAS EXTRAÍDAS DE LOS SIGUIENTES ENLACES:
-http://www.publico.es/culturas/big-little-lies-gran-protagonista-televisiva-globos-oro.html
-http://www.mytalk1071.com/much-big-little-lies-homes-cost/
-http://www.sensacine.com/actores/actor-20645/fotos/detalle/?cmediafile=21376394