domingo, 23 de diciembre de 2012

INCAPACES DE GOBERNARSE A SÍ MISMOS

 
 
Cuando un César muere, nuevos triunviros están dispuestos a bañar de sangre La Ciudad Eterna, con tal de ser nombrados sus sucesores. O, si lo prefieren, como escribiría el gran Martin, después de una tormenta de espadas, siempre está por acontecer un inmediato festín de cuervos. Hace algún tiempo, hablamos de Romanzo Criminale , una serie italiana que logró un impresionante éxito en su propio país, con números que parecían de ciencia ficción salvo para los transatlánticos de las grandes producciones norteamericanas, tipo HBO.
 
 
 
 
 
Recientemente, hemos tenido la buena fortuna de que se ha editado en DVD la segunda temporada en castellano de esta producción que está empezando a exportarse con éxito a otras regiones (la crítica francesa se ha mostrado muy favorable a su autenticidad y su reparto, tan desconocido para el gran público como sumanente eficaz y carismático), aunque quizás en España aún no sea lo suficientemente reconocida y revindicada. Con lógicas licencias buscando que el programa encuentre su ritmo, esta historia teñida en escarlata narra la ascensión de la temible banda de La Magliana, que logró colocarse como el equivalente de la Camorra napolitana o La Cosa Nostra , Il Libanese y sus compañeros lograron durante un tiempo que en el Tíber volviese a admitirse la figura de un monarca.
 
 
 
 
 
A su manera, el show permite ver también la evolución del territorio transalpino en muchos frentes, ya que los observamos evolucionar de jóvenes delincuentes marginales en la Italia que acababa de enterarse de la impactante muerte de Aldo Moro, hasta llegar a la década de los 90, cuando el país se dispone a organizar el gran panem et circensem con la celebración del Mundial de fútbol en su territorio. De camino, vamos viendo cómo el comunismo juega un papel fundamental y tenso en la evolución política del país, como siguen quedando muchas sombras de fascismo que pueden emerger en determinados lugares y la droga deja de convertirse en algo marginal para ser una lacra que, pese a ello, o precisamente por dicho hecho, es el negocio más lucrativo para quienes no tengan reparo en mancharse las manos. 
 

 
Basándose (con libertad dramática) en la interesantísima novela del juez Giancarlo de Cataldo (que nos ayuda a comprender como en un país tan fascinante desde tantos puntos de vista, especialmente el cultural, pueden darse y prosperar carreras como la de Berlusconi), los guionistas retoman a la banda justamente donde la dejaron, en unos instantes, donde, cumpliendo la máxima que entre otros, el maestro Scorsese, inmortalizó, el impresionante ascenso parece coquetear rápidamente con la autodestrucción que puede generar el enriquecimiento y las tensiones internas de sus protagonistas.
 
 
 
 
El ejercicio de casting es magnífico y se siguen manteniendo evolucionados y mejorados, pudiendo destacarse, entre otros nombres propios, a Daniela Virgilio, exponente de esa verdadera joya de actrices italianas, estilo Sofía Loren, que parecen aglutinar belleza mediterránea con carácter y una gran capacidad de dejar la cámara fijada en ellas con una presencia impagable en todos los sentidos. Francesco Montanari ejerce de El Libanés, un hombre que puede ser terrible y cruel, pero, misteriosamente, su carisma parece ser el único pegamento posible para un grupo heterogéneo de voluntades y Peter Pans con navajas y escopetas, donde sobresalen el terrenal Frío (Vincio Marchioni) y el sibarita Dandi (Alessandro Roja), haciendo las veces de Marco Antonio y Octavio en la disputa por un imperio oscuro que, durante unos años, contó con el beneplático de determinades autoridades, jueces y testigos.
 
 
 
 
Solamente quedan pequeños remansos de paz en una serie de atmósfera cada vez más violenta y que, pese a ello, al igual que ocurre en Los Soprano, sabe captar la atención desde el minuto uno al final. Uno sería el comisario Scialoja (un gran Marco Bocci), heterodoxo policía que es el único enemigo incorruptible de La Magliana y otros personajes secundarios más positivos, como la madre de El Libanés o la angelical presencia de Alesandra Mastronardi, a quien los buenos aficionados recordarán por su aparición en A Roma con amor. A nivel de dirección y realización, no son casualidad unos finales inmejorables que siempre aumentan la calidad media del episodio y dejan un sabor de boca inmejorable y expectante de la siguiente pieza. Todo ello va acompañado de la pegadiza banda sonora y el buen gusto eligiendo canciones de la época, lo cual es también otra pista para saber por qué años nos movemos.

 
Con un corte adulto y más visceral aún que la primera, obviamente estamos ante una serie no apta para todos los públicos. En definitiva, no debe confundirse lo entretenida y carismática que pueden ser presencias como la del Búfalo o El Libanés (a quienes intencionadamente se les quitan algunos aspectos de sus biografías reales, como, su primitiva concepción política de extrema derecha, algo que no resulta sorprendente en el clima de analfabetismo y precarias condiciones de sus barríadas originales), buscando lograr que en determinadas circunstancias puedan ser empáticos para el espectador... solamente para, como ocurre en la magistral Uno de los nuestros, vernos repelidos por lo que subyace.
 
 
 
 
Estas dos temporadas son un excelente reflejo de lo mejor de la televisión al otro lado de los Alpes, además de presentar algunos temas, tristemente de muy fácil traducción al turbulento contexto de nuestra actualidad...
 

7 comentarios:

  1. Interesante aporte, me lo voy a apuntar en la lista de las que debo ver.

    Un saludo

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  2. La recomiendo activamente caballero, creo que puede ser de tu estilo. 1 saludo y gracias por comentar

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  3. Hoy he visto el primer episodio y he de decir que estoy enganchado.

    Tu criterio es un plus de calidad, amigo mío.

    Un abrazo

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  4. Se agradece caballero, gracias por pasarse de visita y felices fiestas, 1 fuerte abrazo

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  5. Acabo de ver el capítulo 7 de la primera temporada.

    Sin palabras.

    Gracias por enseñarmela, feliz 2013 y un abrazo

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  6. Todo un placer. Solamente puedo desearte lo mismo, que los mejores momentos de 2012 sean los peores, en comparación, con los de 2013, que vaya todo muy bien, amigo.

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  7. Otra grandísima serie que descubrí gracias a usted. Aún no me he visto la sgeunda temporada, pero por lo que sé, es la última, y es una pena.

    Lo mejor es que evade ciertos tópicos de muchas series al estilo, como poner al típico protagonista/personaje de quiebre "chetado" que puede con todo lo que le echen hasta el punto de asquear al espectador: aquí todos tienen su papel.

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