domingo, 15 de abril de 2012

NO ES CRÍTICA PARA TIBIOS



La marca influye, más en estos tiempos que corren. Es, para todo, un factor. En la industria cinematográfica, sin duda, la firma de los hermanos Coen genera un suspiro de alivio en las productoras. Los dos hermanos venidos de la fría Minnesota, han sido durante los últimos años, una garantía que ha combinado los buenos números en taquilla, sin sacrificar nunca la inteligencia y un arte con cierto aroma de sana independencia del costumbrismo menos arriesgado de Hollywood.
En honor a la verdad, se lo han ganado. Su obra puede gustar o disgustar, pero tienen su sello de presentación y han mostrado una gran versatilidad. Si quieres un retrato naturalista tienes "Fargo", una comedia loca y quijotesca de los 90 la hallarás en "The Dude", mientras que "Muerte entre las flores" (que fue la primera entrada de este blog) supone una gran demostración de que hay vida más en el cine de mafias más allá de clonar a los Corleone.
Confieso que la noticia surgida a la altura de 2007 de que los dos directores se ponían a trabajar en la adaptación de una novela de Cormac McCarthy, ambientada en una violenta frontera texana en la década de los 80, hizo generar muchas esperanzas en una nueva muesca de un revólver que, indudablemente terminará siendo legendario. El reparto que posteriormente se anunció confirmaba los mejores augurios, Tommy Lee Jones, Javier Bardem, Josh Brolin, Kelly Mcdonald o Woody Harrelson, no necesitan presentación dentro del panorama de artistas estadounidenses y el fichaje de un espléndido actor español.
De cualquier modo, he de admitir que nunca he logrado que esta cinta colmase las expectativas que, probablemente, habían sido excesivas, debida a la alta consideración que me merecen sus dos autores y que me habrá colocado un listón difícil de sortear con el pragmatismo de la realidad. El poderoso relato oscuro que se propone cuando Llewelyn Moss (Brolin) encuentra accidentalmente cerca del río Grande los restos de una lucha entre traficantes de heroína y un botín ensangrentado de dos millones de dólares; tanto la novela original como el film adoptan cierta semejanza a "La perla" de Steinbeck, el afortunado hallazgo se irá convirtiendo en el germen de una espiral de desastres que amenazará con engullirlo todo un tornado.
En primer lugar, decir que los elementos externos de "No es país para viejos" son inconfundibles del detallado sistema de los Coen y su equipo (salvo que echamos de menos que en esta ocasión no encontrasen un papel para el omnipresente Steve Buscemi en su filmografía), la fotografía es excelente y el ritmo trepidante del inicio de la persecución de los narcotraficantes al modesto cazador de antílopes texano, no obstante, a medida que se busca profundizar en las telas de los ropajes de este emperador, uno corre el riesgo de darse cuenta de que la sustancia está vacía, más allá de la fanfarría y las elogiosas críticas que recibió a lo largo de todo el globo.
Uno de los primeros puntos de conflicto donde admito que me suelo desmarcar bastante de la respetable mayoría, es la hora de hablar del personaje interpretado por Bardem, por decirlo de alguna manera, el principal asesino y ejecutor de los señores del negocio de la heroína que le mandan a encargarse del asunto. Saludada como una caracterización muy aguda de un ambivalente villano y con tremendas aristas, he de decir que, más allá de su corte de pelo, el único rasgo diferenciador del antihéroe (la moneda y sus concepciones de lo efímero de la suerte) no dejan de ser un remedo texano y simplificador del personaje de Harvey Dent, creado en los cómics de Batman hace ya más de medio siglo.
Admitiendo desde primera hora que Bardem me parece un actor con mayúsculas (su creación de Santa fue fantástica, o su representación de un afrancesado en "Los fantasmas de Goya", estando incluso muy bien en su pequeño cameo para "Colateral"), creo que aquí estamos ante uno de los papeles que menos le han debido costar, porque, bombona de butano a cuestas al margen, su personaje desfila en su búsqueda de sangre, generando unas reflexiones muy complicadas de las autoridades y viejos rivales (Woody Harrelson, increíblemente desaprovechado en el metraje), que verdaderamente hacen mucho onanismo mental a la hora de explicarse a este sujeto bastante más simple de lo que creen.
Todo en este testimonio es una sucesión de metáforas, algunas afortunadas (el viejo cowboy en esa silla de ruedas) y la gran mayoría siempre precisando de notas a pie de página, mientras un sheriff a punto de retirarse (Tommy Lee Jones), intenta poner algo de orden y salvar a la inesperada presa y su familia. La elección de casting no podía ser más acertada, verdadero asiduo en películas policíacas y de acción, usar a Jones para un protagonista crepuscular cuyos mejores días han pasado, estaría muy bien, pero a diferencia del Eastwood de "Gran Torino", es complicado que el público se proyecte en este agente de la ley más preocupado por su mundo onírico que por ser minínamente eficaz, más que compadecer su destino y ocaso, uno casi lamenta su falta de eficacia, o, cuanto menos interés por el caso.
De todos los personajes presentados, uno salvaría encantado al de McDonald, quien hace de la esposa del "afortunado" descubridor del hallazgo (aunque, desgraciadamente, el arco del personaje va decayendo, pese a buen hacer de Brolin). Complicada, emocionalmente creíble y muy bien interpretado, McDonald es uno de los hallazgos verdaderos del film, curiosamente poco potenciada por los seguidores de esta diablura de los Coen, o quizás es que este domingo me encuentro buscando desesperadamente ponerme en fuera de juego auto-impuesto.
Ni mucho diría que "No es país para viejos" sea una mala película, pero, al igual que en su novela (de la cual voy a recomendar una crítica muy atinada titulada "Vislumbres del Apocalipsis", escrita por Juan Manuel de Prada), creo que ha sido más importante lo ambicioso de lo que se quería contar que lo finalmente plasmado, que el propio torbellino termina engullendo las necesidades narrativas, creando una inquietante atmósfera, que, a diferencia de muchísimas otras creaciones de los Coen, precisa muchas notas a pie de página, cuando las otras se explican y prevalecen sin ninguna de ellas.
Dicho lo cual, no descarta que vuelva a darle una oportunidad en un futuro, pues Minnesota, bien vale dos visionados.

3 comentarios:

  1. Pues ese revisionado suena a cine doble sesión con "Muerte entre las flores", porque a todo esto no he visto ni la una ni la otra.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Pues mira, no saldría mal plan de ese propósito. Mucha mejor opinión tengo a la más antigua, pero ambas merecen revisionado.

    ResponderEliminar
  3. Me apunto al revisionado... de Miller´s Crossing. A la de no es país para lolailos le dan por el orto XDD qué mala por dios.

    ResponderEliminar