domingo, 29 de mayo de 2011

BIZANCIO CONTRA ROMA




Desde su creación a manos de los inefables Stan Lee y Jack Kirby, "Los Vengadores" han sido uno de los buques insignias de la editorial de cómics Marvel. Su origen está claro, Lee estaba buscando contrarrestar el éxito de la Liga de la Justicia de su archi-rival, DC. Durante una partida de golf, comenzaba un ejercicio destinado a sacar dinero, aprovechando el atractivo que tendría para los jóvenes lectores/as tener a Thor, Iron Man o Hulk en las mismas 20 páginas.




Con muchas décadas transcurridas desde esa Edad de Plata del género, la colección había pasado por muchas andaduras. Guionistas y dibujantes de heterogénea calidad y continuidad habían pasado por sus páginas, alternando momentos inspirados con otros de interés muy bajo. Como fuere, en el 2004, la serie estaba en las experimentadas manos de Kurt Busiek, gran guionista que además contaba con los lápices del legendario George Pérez.



Muy convencidos de que Busiek era la persona idónea para devolver a "Los Vengadores" a su grandeza, con aventuras trepidantes pero no exentas de calidad, se le propusó una mini-serie con esos mismos personajes que tan bien conocida. Como Pérez estaba ya con una edad y su increíble talento debía focalizarse en las sagas actuales, los editores le comunicaron que Carlos Pacheco, dibujante español, había dado muestras de estar interesado en participar en algún proyecto sobre el súper-grupo. Busiek no lo dudó, como tampoco puso objecciones a que Jesús Merino le entintase. Merino era también castellano y tiene una sensibilidad muy especial con los dibujos de Pacheco.




Busiek quería tirar la casa por la ventana y propusó una trama de líneas temporales, alternando Vengadores de una y otra época. Los dos villanos serían Kang El Conquistador e Immortus. El primero era un ser del futuro que con su tecnología y conocimientos se había convertido en una especie de Alejandro Magno con la ventaja de poder trasladarse de un dominio de Cronos a otro. El segundo, era un yo aún más futuro de Kang, que, cansado de conquistas y derramar sangre, se había convertido en un erudito reflexivo que vigilaba las bifurcasiones temporales para evitar la creación del caos. Como vemos, hasta aquí, algo muy sencillo.




Lo que Busiek pensó con acierto es que Kang era el Doctor Doom de la serie y que era una pena que al final, los lectores supieran que se iba a convertir en el bizantino Immortus. ¿Y si él se rebelase contra aquel destino? Esto llevaría a una guerra no ya fraticida, sino casi suicida, entre los dos hombres, con el grupo y Rick Jones entre medias (sí, ese joven que ha estado involucrado en el 120% de las aventuras espaciales del Universo Marvel).


El cómic es una freakada, pero desde luego una freakada deliciosa. El dibujo es genial de principio a fin y además, da la sensación de que Pacheco homenajea a dibujantes del pasado en algunos de los flasbacks, así vemos cositas de Jack Kirby, de Don Heck, de Neal Adams... Roger Stern, el veterano y legendario guionista, fue el asesor del equipo, ya que su tremendo conocimiento de los cómics del pasado le permitió supervisar los diálogos para adecuarlos a la esencia de los personajes. Busiek siempre se ha mostrado muy agradecido a Stern por ello y creo que es el primer cómic de aventuras que he visto en mi vida con notas a pie de página, con la notable excepción de "From Hell", que recordemos, no es de aventuras, sino un cómic más serio y que maneja hipótesis históricas en un registro mucho más serio.





No solamente hay que tener presentes decenas de aventuras previas de Los Vengadores, sino que incluso hay guiños históricos, como usar a un Capitán América muy desmotivado por haber sido sacado de los días del escándalo Watergate. O trasladar la paranoia anti-comunista de la caza de brujas a la persecución de los Skull durante la Carrera Espacial, con varios juegos que muestran un poquito de cómo ha sigo la generación estadounidense a través de las viñetas.



Asimismo hay un curioso juego de presentar la evolución de los personajes femeninos. Una Janet Van Dyne que empezó de la mano de Stan Lee siendo la damisela en apuros y que terminó siendo líder del equipo de aventureros en varias ocasiones. Esto se refleja muy bien en las vestimentas suyas y de Géminis durante su estancia en los años 50, puro homenaje a los Clark Kent y la Lois Lane más clásicos.




La labor de recreación de los puntos más oscuros de las antiguas historias es muy meritoria. Immortus es presentado como un Ulises que piensa que es mucho mejor engañar que atacar, pues aquél que ha sido convencido con ardides, no tiene necesidad de vengarse. Ese carácter maquiavélico le lleva a Busiek a aprovecharlo para explicar algunos de los cómics más incongruentes del pasado del grupo de héroes. Con precisión de cirujano, algunos de los tebeos más flojos de la saga alcanzan una re-lectura, en un gran juego que acaba con toda la épica que podríamos esperar.




Batallas que tienen el sello romano de Kang, muy espectaculares y para el lujo de Pacheco y Merino, a campo abierto y con una nobleza brutal. El único inconveniente de esta macro-saga es que está orientada solamente al público que guste de este grupo de aventureros, preferentemente si se han criado con ellos y han consumido la Biblioteca Marvel de los mismos...



Si es así, la disfrutarán enormemente, si no... No me atrevería a recomendarla con el 100% de seguridad. Eso sí, a los que conozcan la colección, se van a meter en una divertida montaña rusa.



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