Hay un viejo dicho sobre los buenos boxeadores. Si su punto fuerte es, por ejemplo, el gancho de izquierda, sabes perfectamente cuál es el tipo de golpe que no van a emplear en primera instancia. La explicación simple a este hecho es que, normalmente, dejamos nuestra mejor baza para momentos más avanzados, cuando andemos con menos ideas.
Con esta deliciosa pieza de Fellini, rodada en 1973, ocurre algo muy parecido. Durante cierto tiempo ha sido un as en la manga, una carta marcada para cuando la partida se pusiera apurada. Justo cuando no sabía qué película presentar en el blog, este recuerdo italiano surgió en mi auxilio, era su momento y un gesto de la debida gratitud, pues a ella debemos el nombre del mismo.
En primer lugar decir que la memoria es muy peligrosa y la autobiografía aún más. Nuestro propio egocentrismo nos hace olvidarnos de los detalles, de los importantes y de los cotidianos, sin embargo, hay narradores excepcionales como Fellini que saben que incluso cuando quieren hacer un recorrido por su propia niñez, que conocen el gran secreto, como buenos titiriteros, no se centran en su marioneta, sino que hacen hablar al resto, para callar y traerlos al espectador con la sutileza de un guante de seda.
Amarcord es una vista atrás genial y preciocista, como en un sueño. Comienza la raíz en una Italia oscura, donde la sombra totalitarista del fascismo amenazaba con engullirlo todo, pese a ello, igual que en el cine de otros grandes como los malogrados Berlanga y Azcona, no hay asomo de rencor, tampoco de revancha, una simple demostración de lo qué pasó y por qué sucedió. Un collage de personajes increíbles y una puesta en escena cautivadora.
Si alguna vez bucean por la muy interesante página de Filmaffinity, entre muchas otras buenas críticas, no dejen pasar la ocasión de leer la excelente reseña del santanderino apodado Burton, quien capta a la perfección la sensibilidad del montaje de Fellini y el significado que da el director a la familia de personajes que lo componen.
Desde estilizadas figuras como la Gradisca (Magali Nöel), peluquera que escondía tras la falda una calculadora como dirían los versos sabinescos, hasta la prostituta Volpina (Josiane Tanzilli), pasando por la rolliza panadera. Una villa ingenua pero no tanto, una sensualidad que busca despertar y personajes con necesidades más humanas, una provocación edulcorada por una mirada triste.
Bruno Zanin es el excelente alter-ego del propio Fellini en la obra, que no duda en utilizar todos los elementos a su alcance para hacer una reflexión que va más allá de lo cinematográfico (la música de Nino Rota). Decían en cierta serie de dibujos animados que pocas veces sentimos más respeto por una historia que cuando ésta narra la desventura de una vieja derrota, con humanidad y desnudez del alma.
Fellini se basa en un equipo excelente para dibujarse a sí mismo y a lo que le rodeaba sin pudor, carente de cualquier deseo de dejarse seducir por la nostalgia. Esta crítica, pocas notas a pie de página puede poner a este producto redondo, a este cine elevado a arte...Veanla, de verdad, se lo recomiendo, esto, no se lo pueden perder.
¿Es cosa mia o ya reseñaste esta misma peli en una ocasión? Puede que la memoria me esté jugando una mala pasada.
ResponderEliminarPor cierto que me ha gustado que como detalle para no ceñirte sólo a la reseña, comentes los análisis de Filmaffinity. Mis aplausos al mencionado Burton: demuestra que entre tanto Film-imbécil, aún queda gente cabal.
Burton es un crítico de Film Affinity que hace reseñas muy interesantes.
ResponderEliminarNo, no he criticado previamente Amarcord, aunque siempre ha sido una referencia cinéfila (ver titulo de blog).
Saludos