Desafortunadamente La Banda de Magliana existió y, apuesto a que no era nada agradable haber sido vecino de "El Libanés" y los suyos. Quede esto como declaración de intenciones, al hablar de los personajes y los hechos, el juicio se basa solo en un producto televisivo, en un recorrido histórico salpicado de cine negro de altura.
Basada en la novela de Giancarlo de Cataldo, narra el auge inesperado de una pequeña banda de jovenzuelos que en la coyuntura de la Italia de los 70, verdaderamente se hicieron con el emporio delictivo de la Ciudad Eterna. Previamente se había hecho una película, pero, obviamente, esta producción italiana que arrancó en 2008 tuvo la ventaja de poder recrearse en los detalles, contando todos los prolegómenos desde el principio.
Y es que Sky Italia ha hecho una apuesta de valientes. Han creado una serie de episodios al estilo del mejor cine, sin escamitar en gastos y en esfuerzos. La música está especialmente ambientada para la época y la fotografía (a cargo de Paolo Carnera) traslada a otro tiempo. En concreto, los días donde unos imberbes secuestradores tuvieron más suerte de la que merecían y se hicieron con un buen botín. En vez de fundírselo en copas y mujeres como tantas otras veces, un tipo apodado "El Libanés" convenció a los otros para conservarlo, buscando crear un fondo común que a largo plazo les hiciera marcar la diferencia con las otras bandas o, la mismísimas familias.
Es el punto de arranque de doce episodios vertiginosos, de lo mejorcito que haya traído el país mediterráneo últimamente en materia de entretenimiento. Superando los primeros episodios, donde se asientan las bases y conocemos a los personajes (aunque se redunda mucho en la relación Patrizia-El Dandi, repitiéndose), llega un momento donde la trama atrapa y no existe vuelta atrás.
Especialmente digno de mención en su evolución es el personaje de El Libanés (perfectamente encarnado por Francesco Montanari), en un principio parece un tópico con patas, continuamente con cara de mosqueo. Los flasback, el propio talento del actor y momentos como el re-encuentro con su antigua novia, nos van humanizando a un se abyecto, pero terriblemente interesante como carácter ficticio. Su liderazgo es el pegamento que mantiene unido a un triunvirato que debe vérselas con un puñado de niñatos (aunque sean mocosos muy peligrosos), siendo los otros dos en discordia El Frío (Vinicio Marchioni, un tipo tranquilo y con las ideas claras) y El Dandi (Alessandro Rojo, con mucha química en pantalla con la sensual Daniela Virgilio, la cortesana de lujo de los criminales romanos, Patrizia, todo un Marco Antonio de los nuevos emperadores).
Afortunadamente, entre tanto delincuente, hay un paréntesis que por ejemplo se hubiera agradecido mucho en Los Soprano y es, la vista desde el otro lado, para que no estemos tanto tiempo con tan malas compañías. Stefano Sollima, que dirige todo a la perfección, focaliza mucho en el comisario Scialoja (un gran Marco Bocci, recuerda al Jim Gordon del gran Gary Oldman), heterodoxo en sus métodos y sospechoso por su familia de ser un "comunista" infiltrado en el Departamento Policial. El único defecto es que en un principio, como ocurre sin ir más lejos en "American gángsters", es que hasta que las dos vidas paralelas no se entrelazan, parece faltar algo. Conforme avance, su vinculación y odio hacia lo que representan El Libanés y estos reyes de Roma se va haciendo más y más personal, especialmente por Patrizia, el elemento que se sale de la ecuación.
Verdaderamente, tras el épico final que proporciona la primera temporada, es una gran noticia que el show haya recibido luz verde para continuar. Esta pequeña joya italiana ha roto con la hegemonía de las series norteamericanas como las únicas que supuestamente aspiraban a hacer productos de este tipo. Estamos de verdadera enhorabuena y son muchos los interrogantes que dejan la docena inicial de platos presentados, aunque el círculo de cierra de forma maravillosa.
Hay mucha inteligencia dramática, especialmente hay un manejo del tempo de perro resabiado, con unos acordes por parte de Pasquale Catalano evocadores y unos actores en estado de gracia. Desde que A.Moore metió a Rorschach en la cárcel o cuando Juan Oliver conoció a Malamadre, no disfrutábamos tanto de una estancia en presidio como cuando El Libanés y los suyos se sumergen en una hora angustiante donde la policía y La Vieja Guardia parecen proponerse que esos pretenciosos cachorros no se salgan con la suya. Los silencios y los diálogos son asimismo extraordinarios.
Absolutamente recomendable.
Ya me has hablado alguna vez de esta magnífica obra. Tendré que sacar tiempo para degustarla a fondo por lo que veo.
ResponderEliminarBocado de cardenal, amigo Easmo. Merece la pena cada instante, buena excusa para usar el DVD en Navidades
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