Alex de la Iglesia es una persona interesante. Actualmente director de la Academia, en los pasados Goya logró coronar sus piezas en el tablero trayéndose a Pedro Almodóvar, enemistado con ciertos sectores del estamento al final de la ceremonia y del que parecía nunca podríamos disfrutar de su presencia en el acto. Y es que, básicamente, de la Iglesia es un enamorado del cine.
Cuando llegó a la gran pantalla, 800 bals podía ser desconocida, pero no así su director. El vasco había mostrado una capacidad provocadora sin precedentes con "El día de la bestia" y se había desmarcado con las maravillosa "Comunidad". Por ello, el listón estaba elevado, los 120 minutos de metraje fueron evaluados con lupa por crítica y público.
Jorge Guerricaechevarría y Alex escribieron una historia con código, que solamente se puede comprender si se ha degustado el famoso género de spaghetti western, el desierto almeriense abrasador, el poncho de Clint Eastwood o la música de Sergio Leone (aquí disfrazado del genial Roque Baños). Muchos le han acusado de haber hecho una historia demasiado personal, un homenaje personal al género.
Lo cierto es que aunque es evidente que 800 balas se nutre de la parodia y el estilo de las más clásicas cintas del Oeste, es también una historia de lo que hay en bambalinas, de los héroes anónimos y los perdedores cotidianos. Carlos (Luis Castro), el pequeño hijo de una ejecutiva (una Carmen Maura ciertamente desaprovechada, a diferencia de otras películas donde ha salido con Alex) descubre que su abuelo paterno, fue especialista y doble de algunas de las grandes estrellas del cine.
El abuelo no es otro que Julián, un impresionante Sancho Gracia que rebosa carisma en una actuación por momentos hiperbólica, pero que sin duda sustenta buena parte del metraje, de la misma forma que su personaje es quien mantiene a duras penas un triste y nostálgico poblado del Far West, donde ya apenas llegará algún puñado de japoneses o un alemán extraviado.
Allí, el muchacho se encontrará con un puñado de individuos excéntricos, como pudiera serlo E.Gómez (El Ahorcado), Ángel de Andrés (Cheyenne, condenado a ser el eterno segundón del show) o Luciano Federico (El Enterrador, muy al estilo del que salía en las tiras de Lucky Luke).
Aunque en un principio todo es una juerga de saloon, hay varias cosas que no encajan en la historia de Julián, no se explica que haya sido tan famoso y codeado con personajes de tanto copete en la industria y ahora su vida sea tan desastrosa, de borrachera en borrachera y con muchos fantasmas del pasado...uno de ellos que incumbe a su propio hijo, fallecido en misteriosas circunstancias durante un rodaje.
Cimentándose en muy buenos secundarios (Manuel Tallafé, Terele Pávez, Eduardo Antuña...) la trama avanza con momentos muy logrados y otros de tremenda irregularidad. A título de anécdota, recordar su premio nacional por mejor empleo de efectos especiales, algo que no precisamente abunda en nuestras fronteras.
La bonita fotografía de Flavio Labiano, narra cómo ese viejo mundo de Julián, se va enfrentando al nuevo y la última opción que les quedará será quemar sus naves. 800 balas en un último enfrentamiento de un marco carcomido, de viejas fotos cuiertas de polvo... pero a su manera, entrañable. Sorpresa final incluída y exuberante heroína (Yoima Valdés) entre medias, el viaje de Carlos llega a su épico final.
Discutible en muchos aspectos, terriblemente original, bien interpretada y dirigida con oficio, 800 balas es una pequeña rareza de videoclub que no deja indiferente a nadie.
me encantó la pelicula y me encantó la interpretación de sancho gracia, un grandisimo actor
ResponderEliminarCiertamente, creo que destacar a Sancho Gracia es básico, sin lugar a dudas el alma de la película, una interpretación soberbia.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario, Nuri
perteneciente al punto álgido de la carrera de "La Señora Mayor" (como se conoce a Alex en sus blogs, entre sus überfans). No dio un duro, tal vez la gente no estaba preparada para ver algo tan personal, pero ellos se lo perdían. Tuvo que ver la distribución mierdosa de Sogepaq. Pero a mí la peli me gusta un huevo. Y es que los actores de la "factoría Alex" siempre están inmensos. Además, que está llena de sentimiento y amor por el cine y por todo. Esta película rebosa cine. Esperemos que para la próxima se le haya quitado un poco el humor gilipollas de "Plutón Verbenero" (que hasta es superado por "Abelardo Lamecardos", y no llega a los niveles de surrealismo de "La isla de los nominados"), esté pensando menos en sus "musas" (véase "pibones que suele meter en sus películas, a menudo follando", uséase Kira Miró, Leonor Watling, Carolina Bang), se le haya ido lacorrección política (el "Plutón" o "Oxford" carecen de la frescura y mala hostia de cualquier otra cosa de Alex),piense menos en los putos überfans que se dedican a chuparle la polla en el blog, y más en sí mismo. En su público, no, como ya he dicho, y en el público general tampoco que no le hace falta, porque él es el más ávido espectador de todos. "800 balas" lo demuestra perfectamente.
ResponderEliminarya me he puesto otra vez a hablar de todo menos de la película, hay que ver!
ResponderEliminarClaro que has hablado, amigo Franchesk. Has puntualizado el gran amor de Alex por el cine, pieza básica para comprender 800 balas... sin ella nada se entiende.
ResponderEliminarComo siempre, gracias por tus inspirados comentarios