BENDITOS BASTARDOS
Título: Malditos bastardos (Ingorious Bastards).
Duración: 153 minutos.
Director: Quentin Tarantino.
Guión: Quentin Tarantino.
Fotografía: Robert Richardson.
Montaje: Sally Menke.
Vestuario: Anne B. Sheppard
Distribución: Wenstein Company y Universal Pictures.
Efectos especiales: Greg Nicotero.
Reparto: Brad Pitt, Christop Waltz, Diane Kruger, Eli Roth, Daniel Brühl, Martin Wuttke, Mélanie Laurent, Rod Taylor, Til Schweiger, Denis Menochet, Jacky Ido, Julie Dreyfyus, Samuel L. Jackson
Ir al cine un domingo por la mañana había dejado de serme habitual desde que era un crío y Disney inventaba películas como Aladín o el Rey León (que puedo haber visto sin exagerar seis veces en el cine gracias a la sacrosanta paciencia de mis progenitores). Sin embargo, haciendo un esfuerzo cumplí mi palabra para con un triunvirato de amigos mucho más versados en Tarantino que yo. Cualquier resquemor que pudiera tener de haberme quedado en casa durmiendo o sencillamente a la sopa boba se rompe con el arranque demoledor de esta película. Aunque la II Guerra Mundial es un tema muy sobado, el espectador/a queda petrificado ante un ejercicio de atención que pide Tarantino, que en el genial capítulo 1 nos hace creer que estamo en un western de Sergio Leone. El conmovedor arranque además presenta al carismático Christop Waltz, oficial de la SS y lobo con piel de cordero, protagonista de pleno derecho si es que esta obra coral (a veces hasta el exceso) tiene un personaje principal.
El capítulo dos directamente hace que quedes pegado a tu butaca. Conoces a un comando muy al uso que tantas y tantas veces hemos visto en el cine bélico. Un puñado de hombres que deben adentrarse en el corazón de la Francia ocupada por los alemanes... pero hay un gran matiz, son unos auténticos sanguinarios (probablemente tanto como los nazis aunque al meno mejores en sus motivaciones, cuanto menos al inicio) y del mando de su peculiar capitán, Aldo (encarnado por un muy creíble Brad Pitt, un actor del que podríamos hablar mucho, bueno y malo), experto en la guerra de guerrillas y en muchos sentidos amigo de las estrategias de los pieles rojas (especialmente inspirado en Jerónimo). Aunque Tarantino, cual cicatrices del Joker, no deja claro de dónde son las marcas de Aldo, nada que objetar a su sapiencia, mejor un origen a libre albedrío. Lo importante, y aquí si creo que se podía haber esmerado más, es que Aldo desaparecerá en los capítulos centrales y la avalancha de personajes (entre lo más nutridos del cine americano y europeo) llega a ser incluso un poco caótico.
Como de costumbre en otras películas de este autor, las canciones y banda sonora son exquisitamente elegidos, mientras que para la versión original, ha contado con el privilegio de que Samuel L. Jackson (que se hizo grande en Pulp Fiction) narre la desventura de nuestros peculiares protagonistas (especialmente recomendable el desertor alemán, un curioso miembro de la compañía al que quizás no se saque todo el juego que puede dar). También, preparense para un toque gore que puede resultar por momentos muy desagradable. Me llamó la atención la presencia de algunos grupos de chavales muy jóvenes con sus padres y creo que no era la mejor elección para un fin de semana en familia. Estoy en contra de la censura indiscriminada, pero creo que recomendar esta película como para menores de trece años es tirar por lo corto... sinceramente.
Disfrutaremos eso sí de la riqueza y omnisapiencia de Tarantino y su equipo del cine aleman de esa época, la archi-famosa UFA (ahora bien, tampoco es el primero que lo hace, Fernando Trueba hizo también cosas interesantes con dichos conceptos) y será un reto para los cinéfilos tratar de ver las mútiples fuentes de las que bebe Tarantino. Es indudable que ha visto mucho cine (del bueno y el malo, desde la serie A al sótano de la serie Z) y que muchas veces sabe cómo emplearlo. En cuanto a una de sus virtudes, los díálogos cotidianos y las escenas de gente cotidiana, que tan bien le quedan por ejemplo en Reservoir Dogs (gran cinta suya donde además no se le detectaba la violencia tan explícita que sí empapa esta película), aquí a veces no pegan ni con cola. Retó a cualquiera a permanecer tranquilo en la escena de la taberna con el juego de las cartas, donde lo único que nos alegra la vista es el exquisito decorado y una Diane Kruger desaprovechada como actriz alemana al servicio de los Aliados.
Finalmente, uniendo tres vectores (las desventuras de los bastardos y cómo se convierten en la pesadilla de los nazis, la historia de una niña superviviente que ahora se refugia en un cine y los progresos del macabro oficial de la SS), Tarantino nos brinda un final dramático que vuelve a captar toda nuestra atención. No sabe uno con qué quedarse, si con la espléndida química en pantalla (perfectos los responsables de casting) de Daniel Rühl (un personaje que por momentos creía que ia a ser parecido a cierto héroe de guerra alemán que sale en "La noche de los generales", pero en realidad no tiene casi nada que ver) y Mélanie Laurent (preciosa, víctima, indefensa y poco a poco vengadora terrible y ejecutora de sus propios verdugos) o con preguntas tales como, Esta escena es muy divertida, pero, ¿no es un poco fuerte poner estos diálogos cuando en realidad estamos hablando de uno de los peores episodios de la humanidad?
Otros hechos me invitan a ver esta obra tan interesante varias veces. ¿Por qué Hitler (espléndida caracterización) ríe ante la espiral de violencia en su cine como nosotros hacemos muchas veces, precisamente con directores como Tarantino? ¿Estamos ante una alegoría del poder del cine como destructor de todo tipo de censura, de control, de falta de imaginación...? También tengo que entonar el mea culpa (sí, pocas veces me oiréis decir eso), pero creo que en realidad le pasa a mucha gente más. Si el guionista hubiera sido un tío empeñado en hacer este what if y no le conocemos me hubiera puesto farruco y hubiera dicho que no, que la película históricamente está fatal y que... como es Tarantino todos estamos dispuestos a tragar. Cuidado, que veo muy bien que un tío que nos haya hecho disfrutar tanto merezca mil oportunidades aunque haya tenido algún patinazo. Lo que me gustaría es que seamos tan "empáticos" con la gente que está empezando.
El final (del que no debo decir nada significativo por respecto a los que aún no la hayan visto), podrá parecer de todo, desde apología de la masacre bajo un disfraz artístico que no engaña los disparos y explosiones propios de las peores películas americanas, genial metáfora, provocadora, agresiva, inteligente, de mal gusto, por ratos aburrida, por ratos desagradable, con instantes sublime... A Tarantino desde luego le ha salido muy bien la jugada (asimismo hay que añadir que es una idea a la llevaba dando vueltas desde hacía años) y es sin duda su estreno más taquillero tras una leve época de vacas flacas.
Mi humilde opinión es que tiene un 10 en ideas, pero un cinquillo en algunas de las partes llevadas a la práctica. Y para terminar, citando al personaje de Waltz, ¿qué es lo que dirán los libros de Historia? Pues, ¿qué dirá la historia del cine de esta obra de Tarantino? Dentro de 2 décadas me muero de ganas de volver a revisarla, a sorprenderme, a asquearme, a aplaudir y a tener rabia... Así que poquito después de un tiempo prudencial, otra reseña sobre estos benditos bastardos.
He de verla, como sea y cuando sea, por tres factores:
ResponderEliminar1- La forma en que dices que está tratada (y la que creo usará Tarantino) se acerca al Peckinpah de "La Cruz de Hierro".
2- "Jackie Brown" está bastante bien aunque fuera algo larguilla.
3- Quentin Tarantino es EL cinéfilo.
Un triunvirato potentísimo, querido Franchesk. PD: El próximo sábado por la mañana tedrás tu libro de Narciso,que por cierto me ha encantado.
ResponderEliminarGracias por la paciencia