jueves, 24 de septiembre de 2009


BENDITOS BASTARDOS


Título: Malditos bastardos (Ingorious Bastards).


Duración: 153 minutos.


Director: Quentin Tarantino.


Guión: Quentin Tarantino.


Fotografía: Robert Richardson.


Montaje: Sally Menke.


Vestuario: Anne B. Sheppard


Distribución: Wenstein Company y Universal Pictures.


Efectos especiales: Greg Nicotero.


Reparto: Brad Pitt, Christop Waltz, Diane Kruger, Eli Roth, Daniel Brühl, Martin Wuttke, Mélanie Laurent, Rod Taylor, Til Schweiger, Denis Menochet, Jacky Ido, Julie Dreyfyus, Samuel L. Jackson


Ir al cine un domingo por la mañana había dejado de serme habitual desde que era un crío y Disney inventaba películas como Aladín o el Rey León (que puedo haber visto sin exagerar seis veces en el cine gracias a la sacrosanta paciencia de mis progenitores). Sin embargo, haciendo un esfuerzo cumplí mi palabra para con un triunvirato de amigos mucho más versados en Tarantino que yo. Cualquier resquemor que pudiera tener de haberme quedado en casa durmiendo o sencillamente a la sopa boba se rompe con el arranque demoledor de esta película. Aunque la II Guerra Mundial es un tema muy sobado, el espectador/a queda petrificado ante un ejercicio de atención que pide Tarantino, que en el genial capítulo 1 nos hace creer que estamo en un western de Sergio Leone. El conmovedor arranque además presenta al carismático Christop Waltz, oficial de la SS y lobo con piel de cordero, protagonista de pleno derecho si es que esta obra coral (a veces hasta el exceso) tiene un personaje principal.


El capítulo dos directamente hace que quedes pegado a tu butaca. Conoces a un comando muy al uso que tantas y tantas veces hemos visto en el cine bélico. Un puñado de hombres que deben adentrarse en el corazón de la Francia ocupada por los alemanes... pero hay un gran matiz, son unos auténticos sanguinarios (probablemente tanto como los nazis aunque al meno mejores en sus motivaciones, cuanto menos al inicio) y del mando de su peculiar capitán, Aldo (encarnado por un muy creíble Brad Pitt, un actor del que podríamos hablar mucho, bueno y malo), experto en la guerra de guerrillas y en muchos sentidos amigo de las estrategias de los pieles rojas (especialmente inspirado en Jerónimo). Aunque Tarantino, cual cicatrices del Joker, no deja claro de dónde son las marcas de Aldo, nada que objetar a su sapiencia, mejor un origen a libre albedrío. Lo importante, y aquí si creo que se podía haber esmerado más, es que Aldo desaparecerá en los capítulos centrales y la avalancha de personajes (entre lo más nutridos del cine americano y europeo) llega a ser incluso un poco caótico.


Como de costumbre en otras películas de este autor, las canciones y banda sonora son exquisitamente elegidos, mientras que para la versión original, ha contado con el privilegio de que Samuel L. Jackson (que se hizo grande en Pulp Fiction) narre la desventura de nuestros peculiares protagonistas (especialmente recomendable el desertor alemán, un curioso miembro de la compañía al que quizás no se saque todo el juego que puede dar). También, preparense para un toque gore que puede resultar por momentos muy desagradable. Me llamó la atención la presencia de algunos grupos de chavales muy jóvenes con sus padres y creo que no era la mejor elección para un fin de semana en familia. Estoy en contra de la censura indiscriminada, pero creo que recomendar esta película como para menores de trece años es tirar por lo corto... sinceramente.


Disfrutaremos eso sí de la riqueza y omnisapiencia de Tarantino y su equipo del cine aleman de esa época, la archi-famosa UFA (ahora bien, tampoco es el primero que lo hace, Fernando Trueba hizo también cosas interesantes con dichos conceptos) y será un reto para los cinéfilos tratar de ver las mútiples fuentes de las que bebe Tarantino. Es indudable que ha visto mucho cine (del bueno y el malo, desde la serie A al sótano de la serie Z) y que muchas veces sabe cómo emplearlo. En cuanto a una de sus virtudes, los díálogos cotidianos y las escenas de gente cotidiana, que tan bien le quedan por ejemplo en Reservoir Dogs (gran cinta suya donde además no se le detectaba la violencia tan explícita que sí empapa esta película), aquí a veces no pegan ni con cola. Retó a cualquiera a permanecer tranquilo en la escena de la taberna con el juego de las cartas, donde lo único que nos alegra la vista es el exquisito decorado y una Diane Kruger desaprovechada como actriz alemana al servicio de los Aliados.


Finalmente, uniendo tres vectores (las desventuras de los bastardos y cómo se convierten en la pesadilla de los nazis, la historia de una niña superviviente que ahora se refugia en un cine y los progresos del macabro oficial de la SS), Tarantino nos brinda un final dramático que vuelve a captar toda nuestra atención. No sabe uno con qué quedarse, si con la espléndida química en pantalla (perfectos los responsables de casting) de Daniel Rühl (un personaje que por momentos creía que ia a ser parecido a cierto héroe de guerra alemán que sale en "La noche de los generales", pero en realidad no tiene casi nada que ver) y Mélanie Laurent (preciosa, víctima, indefensa y poco a poco vengadora terrible y ejecutora de sus propios verdugos) o con preguntas tales como, Esta escena es muy divertida, pero, ¿no es un poco fuerte poner estos diálogos cuando en realidad estamos hablando de uno de los peores episodios de la humanidad?


Otros hechos me invitan a ver esta obra tan interesante varias veces. ¿Por qué Hitler (espléndida caracterización) ríe ante la espiral de violencia en su cine como nosotros hacemos muchas veces, precisamente con directores como Tarantino? ¿Estamos ante una alegoría del poder del cine como destructor de todo tipo de censura, de control, de falta de imaginación...? También tengo que entonar el mea culpa (sí, pocas veces me oiréis decir eso), pero creo que en realidad le pasa a mucha gente más. Si el guionista hubiera sido un tío empeñado en hacer este what if y no le conocemos me hubiera puesto farruco y hubiera dicho que no, que la película históricamente está fatal y que... como es Tarantino todos estamos dispuestos a tragar. Cuidado, que veo muy bien que un tío que nos haya hecho disfrutar tanto merezca mil oportunidades aunque haya tenido algún patinazo. Lo que me gustaría es que seamos tan "empáticos" con la gente que está empezando.



El final (del que no debo decir nada significativo por respecto a los que aún no la hayan visto), podrá parecer de todo, desde apología de la masacre bajo un disfraz artístico que no engaña los disparos y explosiones propios de las peores películas americanas, genial metáfora, provocadora, agresiva, inteligente, de mal gusto, por ratos aburrida, por ratos desagradable, con instantes sublime... A Tarantino desde luego le ha salido muy bien la jugada (asimismo hay que añadir que es una idea a la llevaba dando vueltas desde hacía años) y es sin duda su estreno más taquillero tras una leve época de vacas flacas.

Mi humilde opinión es que tiene un 10 en ideas, pero un cinquillo en algunas de las partes llevadas a la práctica. Y para terminar, citando al personaje de Waltz, ¿qué es lo que dirán los libros de Historia? Pues, ¿qué dirá la historia del cine de esta obra de Tarantino? Dentro de 2 décadas me muero de ganas de volver a revisarla, a sorprenderme, a asquearme, a aplaudir y a tener rabia... Así que poquito después de un tiempo prudencial, otra reseña sobre estos benditos bastardos.

martes, 22 de septiembre de 2009

SERIE UNIVERSITARIA



Título: Under Grads (Años Universitarios).

Creador: Pete Williams.

Primera fecha de emisión: MTV (USA). Verano 2.001.

De todas las series que se han comentado en este blog sin lugar a dudas ésta será la más desconocida para el gran público. Su trayectoria en España se cimentó básicamente en emisiones irregulares del Canal Buzz. En realidad, creo que es el único show del que hemos hablado que ha sido cancelado por motivos de baja audiencia. Entonces, ¿cómo es posible que nos detengamos en ella? ¿Qué extraño poder de seducción tienen Nitz, Gimpy, Rocko y Cal?

En primer lugar creo que la serie fue un soplo de aire fresco para la televisión adulta animada. Siendo además perfectamente conscientes de que una buena comedia en serie nunca debe excederse de los 22 minutos, nos saltaba del peligroso tópico de que todo cartoon animado tuviera que versar sobre una familia. En este caso lo hacía sobre cuatro amigo heterogéneos (Nitz es un chico tímido y con dos dedos de frente aunque con problemas en su vida social, Gimpy sería un tío genial y un genio informático de no ser por su absoluto freakismo y su manía de no salir del cuarto, Rocko aspiraría filósofo incomprendido de no ser por su legendario alcoholismo y Cal es un misterioso bobo que tiene todas las llaves del mundo para ser la reencarnación de don Juan Tenorio), colegas desde el instituto, deberán vérselas y deseárselas para prosperar en sus estudios superiores sin perder el contacto.

Esta simple premisa nos traerá humor absurdo pero inteligente (a medio camino entre el desenfreno amoral de Padre de Familia y la sofisticación de Los Simpson), episodios míticos en los hechos más mundanos. Destaca la apocalíptica partida al Risk, el apasionante dilema moral de Nitz (¿qué es mejor, enamorarte de tu mejor amiga o al fin lograr algo con tu icono platónico del pasado), los problemas de adaptación de Rocko a su nueva hermandad, el grupo de incondicionales inadaptados de Gimoy, la incertidumbre de Cal sobre su personalidad, etc.

Gracias a un buen amigo pude conocer esta serie y con las ya hoy añejas cintas VHS, comprobé una misteriosa sensación que solamente pasa con las cosas realmente buenas, me dio pena que se acabase la grabación y hasta rebobinaba hacia atrás esperando que hubiera accidentalmente perdió algún episodio. Mi asombro fue mayúsculo cuando además mi amigo y su hermano (fan también incondicional de la serie) me dijeron que no había más que aquellas poco más que docenas de capítulos. Se habló de un intento de relanzar la serie de Williams que fracasó. He comprobado documentándome para esta ficha algún foro americano y he observado con optimismo que varios foristas consideran que es un programa muy infravalorado. Quizás salió en mal momento o tuvo pésima suerte, que sé yo. Pero el público es soberano.

Curiosamente la en ocasiones dura crítica no ha sido nunca cruel con este producto. No están para nada mal dibujados (al estilo caricaturesco sí, pero con realismo, a ver si me explico, un poco como Ibáñez o Jan, un maravilloso espejo que resalta y acentúa el costumbrismo de nuestros detalles, atención al ojo de Gimpy), los guiones son simples pero divertidos y los diálogos constituyen su punto fuerte. Además, particularmente no puedo negar que hay una buena dosis de debilidad personal por estas situaciones, pocos placeres hay como reírse de nosotros mismos cuando se hace sin crueldad y con mucho, mucho talento. El micro-cosmos universitario despedazado y al servicio de la comedia situación hacen muy buenas migas y como vaticinaba algún especialista en la serie, se podía esperar mucho de la trama en futuras temporadas.

También me gustaría haber podido cruzar unas palabras amistosas mientras nos tomábamos un café con el señor Pete Williams. El tipo parece un todoterreno, conoce bien de lo qué tiene que hablar y cuenta con muy buen equipo (los dobladores que al menos he visto en inglés, España y América Latina son buenísimos, de verdad, caviar puro). Es una lástima que esta intentona admirable no haya funcionado, aunque al menos nos ha dejado un regalo. Otro amigo (son un tesoro, ¿verdad?), infinitamente más ducho que yo en informática logró pillarme la serie y desde entonces, un modesto disco con apenas trece capítulos luce la estantería al lado de grandes series consagradas en preciosos estuches.

Pero a mí me sigue pareciendo que luce con orgullo y no desentona para nada en la habitación.



miércoles, 16 de septiembre de 2009

¿POR QUÉ UNA OBRA MAESTRA SE QUEDÓ EN UN GRAN CÓMIC?



Guión: Roy Thomas.





Dibujantes: Barry Windsor-Smith y John Buscema.





Entintadores: Sal Buscema, Barr Windsor Smith, Dan Adkins y Ernie Chan.





Números: Conan The Barbarian, números 19, 20, 21, 23, 24, 25 y 26.



Pocos personajes en la historia del cómic tienen la relevancia y la popularidad que suscita Conan El Bárbaro. Indudablmente el cimmerio es un personaje muy bien caracterizado, perfectamente reconocible y simple en sus líneas generales desde que lo escribió el gran y malogrado Robert E. Howard.



Cuando la colección ya llevaba los años de iniciación, su guionista y alma de la adaptacion de Conan a las viñetas, Roy Thomas, quisó pasar a otra escala. Gran admirador de La Ilíada de Homero, quería colocar al bárbaro, que hasta entonces había vivido trepidantes pero efímeras aventuras de un número a otro, en un marco violento de un conflicto de grandes proporciones. Todo comienza cuando Kharam Akkad, Sumo Sacerdote, mago y verdadero (recuerda un poco al Yafar de Aladín) gobernante de un rey amable pero títere de Makkelet, decide secuestrar al Tarim Viviente. Éste es un ser sagrado con tintes mesiánicos, heredero de un personaje mítico desde hacía siglos, que solamente confraterniza con los de su condición y de enlaces endogámicos al estilo de los faraones de Egipto. El problema es que la adoración por el Tarim es compartida por muchas ciudades, entre ellos los turanios, una poderosísima potencia con un ambicioso príncipe conquistador, Yezdigerd. Bajo el mando de este hombre joven, sanguinario y ambicioso, una poderosísima flota zapar con el pretexto de recuperar al dios sagrado. Naturalmente, Makkelet es la gran rival comercial.
Conan y su amigo Fafnir, un entrañable gigantón a quien conoce desde hace muchos números y con el que ha trabado una sincera amistad tras empezar como rivales por problemas tribales, terminan recogidos de un naufragio (aventura anterior) por Yezdigerd. Aunque los apestosos bárbaros son unos irreverentes de culto a divinidades mucho más simples, el príncipe turanio decide hacerlos mercenarios porque aunque: "Sé que la plegaria y el rezo les conmueve, pero ellos (los dioses) tienen tendencia a ayudar a los hombres y voluntades más fuertes".
Makkelet es una ciudad costera que bajo los lápices del extravagante (pero absolutamente genial una vez se quitó el encorsetamiento de Jack Kirby a quien adoraba), Barry Windsor Smith, presenta un aspecto precioso y tristemente siniestro. La ciudad tiene espléndidos jardines y palacios, pero pronto serán inundados por flechas, combates y calles doradas que esconden puñales. Conan y Fafnir, pese a su habilidad, tampoco permanecerán ajenos. Un proyéctil en la distancia, una mala caída y agua sucia bastan para que el formidable Fafnir pase a ser manco. Así de simple y de rápido, como en la vida misma.
Lo único malo de estos episodios es el minucioso detalle del británico, excelente y perfeccionista, su estilo casi de pintar más que de narrar obligó a llegar con las fechas justas y entintadores y coloristas tuvieron páginas para olvidar tras andar muy pillado por el toro. Probablemente de haber sido un tomo de prestigio sin prisa mensual, la Guerra del Tarim hubiera terminado siendo el mejor cómic de la trayectoria del cimmerio. Pero hay que conformarse con lo que hay y debemos de reconocer que hubo instantes menos acordes con la épica del momento.
Como desde el principio tenía pensado, Thomas hará cambiar por un hecho inesperado (y maravillosamente narrado, casi en verso y con la fuerza de las imágenes de la nave principal de Yezdigerd) a Conan de bando, pues quiere hacerlo militar en el ejército perdedor. Allí encontrará inciertos conocidos: una preciosa mujer-niña llamada Caissa, que tras su apariencia de prostituta del templo es la reina consorte, al siniestro Kharam Arad, obsesionado por una profecia que le liga al bárbaro, El Buitre (que gran trabajo hizo con él Sal Buscema), un asesino a sueldo de los turanios y por encima de todos... Red-Sonya. Igual que Troya, Makkelet llama a sus aliados, que no responden precisamente a las expectativas, como fuere, una de las guerras de fortuna que aparecen es Sonya. Pelirroja al estilo Sofía Loren pero con la mirada dura de quien ha matado, bajo la pluma de Smith, "La Canción de Red Son-Ya" es uno de los mejores del inglés, aunque le jugó alguna mala pasada a Thomas con determinados términos y metáforas de sexualidad que sorprendetmenete el conservador Comics Code ni siquiera olió. Fue una pena que después le pusieran esa especie de bikini metálico a Son-Ya (probablemente por el voto masculino, digo yo) porque el original de Smith era mucho más realita y ella un gran personaje, más allá de ser el objeto de deseo del protagonista.
Poco después, Smith abandonó la colección. Cuenta el propio Thomas que los jefazos de Marvel, Stan Lee y Martin Goodman le preguntaron cómo iría la serie de Fantasía Heroica sin el dibujante extreña, siendo reemplazado por un veterano de lujo, John Buscema. "Ganaremos menos premios pero venderemos más cómics". Respeto a Thomas como un genio organizador (ha leído muchísimo, bebe de infinitas fuentes y sabe hacerlo funcionar en sus historias), pero creo que el comentario no es del todo justo. Conan empezaba a ser muy conocido, las ventas subían y la calidad de Smith (menos cuando le daba por tardar siglos en hacer una escena determinada) garantizaba pública. Y el eficaz y artesano Buscema, no estaba para nada exento de filigranas artísticas (aunque particularmente lo demostró más en la Saga de Belit que en ésta).
Con una imagen propia de una cárátula de película, vemos a Kharam mirando desde una especie de diamente la figura del bárbaro. A pesar del prometedor inicio, Big John Buscema no sabía dibujar con la finura de Smith, casi molesta en la trama ver de repente a ese Conan tan hiper-musculado y las figuras más toscos de todos, incluso las damas parecen menos hermosas y elegantes, pero sí mas voluptuosas. Eso sí, Thomas fue muy listo y aprovechó para dar un salo en el tiempo. Si el Conan de Smith era el cimmerio de joven, conforme más trabajó y más cómodo estuvo con Buscema, hizo llegar a Conan a la madurez y en este sentido, no hay mejor artista para plasmarle (sobre todo si cuenta con la tinta del filipino Ernie Chan) que Buscema, con varios cuerpos de ventaja.
La Guerra del Tarim, con tanto cambio de artista y problemas de maquetación, queda en una deliciosa sinfonía inconclusa. Las tremendas críticas a la Cruzada y la yihad son tan finas y subterráneas como perfectas. Además, la rudeza (que no simplicidad como han hecho en ocasiones erróneamente con el cimmerio) de Conan choca muy bien con figuras como Balthaz, el fanático turanio con el que está obligado a compartir aventura. El final eso sí es soberbio, porque Conan, al contrario que en muchas otras ocasiones no triunfa. El ejército más fuerte conquista la ciudad, así de simple, por muy bárbaro que él sea. Quizás molesta alguno de los monstruos propios de este género que a veces entorpecen la narración (sobre todo en el último número, en los otros no están mal), pero todo compensa por el fracaso de los dos gallitos, Yezdigerd (atentos al repulsivo consejero que Buscema clava, siempre sentado a su derecha, experto en agasajar reyes, pero sobre todo a futuros reyes) y el bárbaro.
El primero, aunque conquista la ciudad, el dinero y el Tarim (con sorpresa final), recibe una cicatriz por parte del odiado bárbaro que le afea e rostro, un recordatorio de que incluso un soberano de soberano es mortal. El cimmerio, ni conseguirá a la chica ni ganará nada, será obligado a huir como Eneas, con la única promesa de luchar otro día y ser un superviviente. Que no es poco en una guerra que devora hasta el trono. Asimismo, la pérdida de los amigos de Conan (y la pena que le entra realmente insólita en un personaje que muchas veces parece un armario empotrado cuando mata a algunos turanios o mercenarios que conocía cuando luchaba para ellos), algo que Thomas y Smith ya habian logrado con la conmovedora ejecución de Taurus Príncipe de los Ladrones.
Sabed, oh, principes y princesas, que hubo una época no soñada en la que un simple personaje podía hacer la mayor de las críticas en una aventura divertida, profunda y casi poética.

lunes, 14 de septiembre de 2009

ALFREDO... ¿MAGNO?

Autor: Marcos Ordóñez.

Título: Alfredo El Grande: Memoria de un cómico.

Pocos personajes han estado tan identificados con un nombre como nuestro protagonista como "el landismo". Dotado de una fisonomía muy concreta, durante mucho tiempo perfil del españolito medio, con sus anhelos y mediocridades, leer su biografía ha sido un incierto viaje que pude realizar gracias a la generosidad de un buen amigo que me la brindó para uso y disfrute. Conocedor de la legendaria falta de tacto del navarro, sabía que me iba a encontrar con no pocos momentos duros y comentarios quizás políticamente incorrectos. Ordóñez, buen escritor y sabedor de que así se vende más, no parece interesado en cortarle la lengua.
En primer lugar decir que hay momentos que realmente le dejan a uno anonadado. Pondría el acento en las polémicas con Pilar Bardem, su enjuiciamiento a la trayectoria final de Gracita Morales, su valoración de Mariano Ozores como director, sus discusiones... Con todo, leyendo otros análisis de Landa, me quiero rebelar contra un estereotipo, que es infravalorarle como un actor sobrevalorado en una época de boom pero rápido fiasco de nuestro cine. No estoy de acuerdo, el señor Alfredo ha sido un actor que ha pensado como actor y vivido como actor. Eso dice mucho, citaré un ejemplo que me dejó impresionado.
En "Los Santos Inocentes", Landa, a esta maravillosa obra de Miguel Delibes, perfectamente adaptada por Mario Camus, creo que Landa ha demostrado que todo es mejorable, incluso esta joya. Hablando del personaje del señorito Iván (soberbio Juan Diego) y de Paco El Bajo (Landa), nuestro actor dice que aunque estaba muy bien, se habían omitido unos detalles que hubieran dignificado aún más la película. Se refería a la relación de infancia de los dos, como quizás, hubo un momento en el que Iván de verdad fue amigo de Paco, que no siempre fue un hijo de su madre... que quizás eso ponía en un debate con tratar de salvar a su pobre hijo de esa quema y su fidelidad mal entendida a Iván. Tras demostrarnos que es un tipo minucioso trabajando su perfil psicológico con sus encarnaciones en pantalla, vuelve a ganarme el recelo por su falta de fair play, en vez de disfrutar de compartir el Oso de Oro con Paco Rabal, tiene que poner sus puntillas.
De todas maneras hay cosas que no se le pueden negar. Es cierto que su célebre pájara en la entrega de los premos Goya, conmovió a mucha gente, quizás con aquella metedura de pata le vimos su faceta más entrañable, lejos del altivo porte que a veces toma. Ese carácter le ha metido en muchos problemas, también cosas extra-artísticas que le restan puntos, desde luego, creo que en "Lleno, por favor", jamás tuvo que prepararse el papel, creo sinceramente que él tendría un credo: "Yo solamente creo en tres cosas: Dios, Franco y Santiago Bernabeu". Desde luego a mí personalmente el discurso político tradicional que desprende Landa no me seduce para nada, sí lo ha hecho, eso sí, su capacidad de cabrearse en una escena y alguna metamorfosis increíble (el trabajo que hizo en "El crack" fue para quitarse el sombrero, pasar de ser un perseguidor de suecas piscneras a un introductor con Garci en el cine negro nacional, faceta que tenemos muy discutida).
Lo que sí me parece es que su capacidad de rencor no le ayuda. Por ejemplo, su discusión con José Luis López Vázquez, "El Morito (como le apodan entre los colegas de profesión). No quiero destripar la obra, resumamos en que (siempre si la versión de Landa es totalmente cierta) López Vázquez pretendió robarle un papel. Al parecer, mucho tiempo después, coincidiendo en un rodaje, El Morito le pide perdon y Landa lo acepta, pero muy curioso, pese a haber sido camaradas en tantas batallas, apenas se le menciona en esos renglones, solamente un lacónico "me parece un actor estupendo".
Pero López Vázquez e incluso el añorado Fernando Fernán Gómez, pueden darse por contentos, puesto que la imagen de Gracita Morales o del productor Dibildos queda muy, muy dañada... De Gracita, una actriz cómica básica del panorama nacional, hablaremos en el futuro cuando toquemos una biografía muy interesante de Mariano Ozores, pero lo de Dibildos hará creer al lector/a que se encuentra en una trama de cine negro, donde Dibildos (con algo de ayuda de Tony Leblanc, que merece un monumento por las carcajadas que nos ha provocado y una multa por alguna peliculita como "Los hippies" o "Los subdesarrollados"), hizo morder a Landa un contrato espantoso. Para más IMRI, Landa tuvo que aguantar en esas cintas a Manolo Gómez Bur, quien a pesar de que también le pidió disculpas, no se libra de haberle querido robar cámara.
¿Momentos tiernos? Muchos, conmueven los momentos que le dedica al legendario José Isbert, me gusta como humaniza y a la vez elogia a figuras como José Bódalo, Paco Martínez Soria o L. Somoza. Asimismo hay mucha gratitud a su familia o a eternas compañeras como Concha Velasco. Quizás lo que siempre le hemos juzgado como un producto conservador prefabricado debamos leer esta obra y conocerle en otros puntos. Porque guste o no, a la supuesta gente experta de la crítica, Landa no tuvo ningún problema en el rodaje de una producción en el peligroso barrio chino de Barcelona (donde transcurrían también las desventuras de Makinavaja de IVA), por la simple adoración y cariño que despertaban sus andanzas a la gente común. "Vente a Alemania, Pepe" no me parece la mejor película de la historia de España, ni de lejos, pero fue el reflejo de una época, ojo.
En último sentido destacar como la causa de su éxito y asimismo de sus problemas, la ambición. Le duele no haber podido estar disponible para Plácido, se le remueve el orgullo por el sencillo pero sincero piropo que le dedicó Berlanga (a pesar de p...los literalmente en el rodaje de "La vaquilla")... Una especie de orgullo enfermizo que le obligaba a echar pulsos con gente a la que aprecia tanto como José Sacristán por ser la cabeza de cártel en los créditos y sobre todo... José Luis Garci. Se deben mucho, pero también es cierto que la deuda es mutua.
De hecho, es uno de los grandes atractivos del libro, si quieren saber más, lean, lean... y sí, por supuesto, algunas cosas les parecen barbaridades, pero eso sí, admitamos que... otras no está mal, pero que nada mal

viernes, 11 de septiembre de 2009

CINEASTA BUSCA PISITO

Título: El pisito (1.959)

Duración: 87 minutos.

Directores: Marco Ferreri e Isidoro M. Ferry.

Guión: Rafael Azcona y Marco Ferreri.

Reparto: José Luis López Vázquez, Mary Carrillo, Concha López Silva, Celia Conde, José Cordero, María Luisa Ponte, Ángel Álvarez, Andrea Moro, etc.

Fotografía: Francisco Sempere.

Música: Federico Contreras.

Productora: Documento Films.







Todos sabemos que ya está en la cartelera de los teatros una nueva versión de la clásica obra “El pisito”, donde los principales caracteres serán interpretados por Pepe Viyuela y Tete Delgado. Esto me ha animado a recordar una de las películas españolas (aunque hay mucho de cine italiano en ella) que más y mejor han representado un problema ancestral (burbuja inmobiliaria y búsqueda de vivienda) con una dosis de humor negro impresionante.
En primer lugar decir que el motor de esta producción fue desde el primer momento la pluma de Azcona, probablemente el mejor guionista hispano a la hora de captar y deformar tragicómicamente la realidad que le rodea. Rodolfo (impresionante López Vázquez) lleva más de diez años de noviazgo con Petrita (una Mary Carrillo que tiene una permanente decepción en los ojos que trasmite muchísima energía, a la sensación de una época mejor que se escapa), pero no se deciden a dar el paso de matrimonio hasta lograr encontrar un piso.
Quizás si su marco fuera más agradable, la búsqueda no sería tan suicida, pero realmente ambos se encuentran en viviendas míseras. Rodolfo vive en una pensión de personajes variopintos mientras que Petrita lo hace con su hermana (la gran María Luisa Ponte) y su panda de niños bárbaros (que se entretienen entre otras cosas en amenazar con tirar de las escaleras a un vecino paralítico que tienen) en una corrala muy ruidosa. Por ello, la pareja (especialmente ella) deciden tomar una estrategia radical.

Destacar en sus visitas a posibles vendedores, un cameo del propio Ferreri, que hace un papel de lo más extravagante, con una enfermedad de las bien denominadas curiosas. Entonces, Petrita piensa una cosa, al saber que la dueña de la pensión de Rodolfo (una Concha López Silva realmente encaprichada de López Vázquez, tanto como nieto predilecto como marido) es una mujer muy mayor en ese piso de renta antigua, hay una posibilidad de que cuando ella pase a mejor vida, el chico herede el piso. Nada menos que casarse con la anciana.
Como es lógico, Rodolfo se resistirá a semejante situación dantesca, pero la posibilidad de perder a su novia (¿no creen que el mejor juego de pies para los desplantes en la historia del cine nacional lo ha tenido El Morito?) y dejarse mangonear, que todo hay que decirlo, irá haciéndole ceder, lenta, pero inexorablemente, a una de las bodas más raras del siglo (con una preciosa fotografía que resume todo sin decir nada). Igual que Nino Manfredi en El Verdugo o Cassen en Plácido, el personaje principal (aunque Mary Carrillo puede ser considerada también la protagonista) irá deambulando en la opinión de los demás, buscando consejos de gente que ni le va ni le viene…

Entre los peores consejeros sobresale Don Dimas (delirante José Cordero “El Bombonero”) y uno de sus compañeros de trabajo (el veterano de lujo Ángel Álvarez). También el jefe de Rodolfo, encarnado por Gregoria Saugar, quien es un tipo extraño que regenta un cine y parece complacido en tratar a sus empleados como si fuera niños de cinco años, incluso al pobre chico de los recados, un crecidito Tiburcio Cámara que pese a todo tiene que llevar a su anciana mamá a que el jefe le pegue una bronca por su mal rendimiento en la empresa.

En el nudo de la película, en una de las escenas más antológicas que jamás se han visto, mezcla de humor, picaresca y negra acidez, permitirá a la pareja conseguir la ansiada vivienda. El problema moral es que hay otros inquilinos, en especial don Dimas y una pobre muchacha que es prostituta, una adorable Andrea Moro, ¿qué hacer con ellos? El calzonazos de Rodolfo se encontrará ahora con que su prometida y su cuñada no son como había pensado.

Si Rodolfo fuera un héroe, o quizás ni siquiera eso, si tuviera dos dedos de frente, quizás daría marcha atrás y haría valer su condición. Siempre he pensado que lo que tenía que haber hecho es largar a todo el mundo, pasar al fin de todos y, probablemente, quedarse con el personaje de Andrea Moro. Pero claro, es una película de Ferreri y Ferry, con guión d Azcona… nunca habrá final feliz.

Mucho tiempo después de su estreno, esta película sigue fascinando, repeliendo y dejando anonadado a todo el mundo. Una sonrisa amarga y un ejercicio de humor negro envidiable.



lunes, 7 de septiembre de 2009

FRIENDLY TV



Título: Friends.

Fecha de emisión: 1.994-2.004

Género: Comedia situación.

Palmarés: Dos Globos de Oro a Jennifer Aniston, varios premios Emmy, People´s Choice Awards y varios Premios del Sindicato de Actores.

Reparto: Matt Le Blanc, Jennifer Aniston, Lisa Kudrow, David Schwimmer, Coruteny Cox, Mathew Perry,

Opening: I´ll be there for you (The Rembrandts).

Cadena: NBC.

Creadores: David Crane y Marta Kauffman.

Producción ejecutiva: Kevin S. Bright, Marta Kauffman y David Crane.

Lo cierto es que el tópico es el tópico. No se dude que esta serie lo es y de los grandes. Una comedia situación al uso, un puñado de amigos, que naturalmente, al ser chicos y chicas en edad de merecer, tienen una serie de encuentros y desencuentros. Para no liar mucho a los espectadores, en los primeros episodios bastará con escenarios fácilmente reconocibles (el aparmento que comparten, la cafetería, el lugar donde trabajan...). Aparentemente todo sencillo y hasta previsible, entonces, ¿por qué diablos ha funcionado durante diez años de continuado éxito? Y es más, ¿Por qué sigue atontando espectadores por ejemplo en sus revisionados en Cuatro?

No tengo muy claro cuando arrancó de verdad.Un tío mío de exquisito gusto en el cine, me dice que fue el casting lo que la convirtió en algo tan especial. Efectivamente es un reparto de altura, ya comentaremos algo más adelante, pero creo que ni los mejores actores hubieran salvaguardado el bote per se. Lo cierto es que la primera temporada arranca algo tibia, el primer capítulo es algo apresurado, la presentación de Rachel (Jennifer Aniston) es muy forzada. No obstante, los guionistas tienen buena mano, hay mucha proyección en los personajes, por ello se les empieza a ver. Entonces, te colocas el cinturón y se advierte que se tomarán curvas.

A medida que los episodios avanzan te das cuenta de varias cosas. Que el formato, igual que pasa en los Simpsons (serie que por cierto sempre ha tenido muy buen rollo con este producto), 20 minuto que ni sobran ni se quedan cortos. En especial, conforme se profundiza en los pesonajes, les vemos más y más cómodos. En especial Chandler (el genial y polémico Mathew Perry, un cómico como la copa de un pino con demasiados incidentes en su vida privada) y Poebbes (la excéntricamente alocada Lisa Kudrow, que por cierto, tenía muy buen ojo para embarcarse, pues de no haberse metido en Friends hubiera podido acabar perfectamente en Fraisier) van a brindar momentos tremendos. En especil Kudrow, canta autora en esta serie, irá desgranándonos una vida muy curiosa. También atentos a los ligues que se busca y a su hermanastra.

Especialmente con el público estadounidense (la serie tuvo el tacto también de quitar las Torres Gemelas cuando se produjo el triste atentado, que salía en el opening fue total) y rompiendo el tópico, muchos pensaban que cuando se hablaba de "Son un grupo de amigos que se juntan todas las semanas para echar unas risas", haciendo reír a todo un país, hemos de añadir. Además, la exportación del producto ha sido muy buena y hasta copiada descaradamente en otras zonas, eso sí, rara vez con la magia de la original.

Un hecho más polémico son las estrellas invitadas. En ocasiones, sobre todo a medida que la serie avanzaba, cuando podía relanzar tu carrera aparecer en un episodio, hubo un desfile descarado. Esto no quita que en ocasiones haya habido cameos absolutamente sensacionales, por ejemplo cuando Joey, que es un actor en busca de su oportunidad ( interpetrado por el carismático Matt Le Blanc, que sin embargo no ha conseguido repetir éxito con Joey a secas, una spin off) al fin actúa con un intéprete que le encanta (que encarna el magnífico Gary Oldman), pero que tiene un problema... que acribilla a perdigones cuando habla. Con esta sencilla premisa montaron gags muy, muy buenos y me sorprendió que un actor tan exquisito como Oldman se plegase a un papel de tan poco lustre (en apariencia) y lo hiciera tan divertido. También destacó la aparición de Brad Pitt (recordemos la polémica de la prensa rosa con Aniston) o Bruce Willis (muy amigo de Mathew Perry).

Se detectan también ciertas deudas. Courteney Cox (quizás el personaje más consistente de toda la serie a lo largo de todas las temporadas) tiene cositas del maniático Jack Lemmon de "La extraña pareja". Del mismo modo, el triángulo amoroso eterno de la serie siempe será el de Rachel (Aniston) y Ross (David Schwimmer), alternando el otro vértice, con competidores/as, un poco al estilo (salvando distancias geográficas) al que tuvo "Aquí no hay quien viva" con Belén y Emilio. De Ross decir que es el protagonista que mejor cae en el sentido tierno (los más divertidos son Joey y Chanler, míticas partidas de futbolín y el episodio donde tienen televisión porno gratis es para ponerle unas velas), porque desde luego su biografía no tiene desperdicio.

En definitiva, una serie de las más emblemáticas del tránsito del siglo XX al XXI, que puede presumirse de algo que solamente unas pocas pueden... haberse despedido con millones de espectadores de share y solamente porque ellos así lo quisieron.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

TIM SALE BLANCO Y NEGRO


Título: Tim Sale, Black and White. (2.005).
Autor: Richard Starkings.
Aunque llevaba tiempo tras este libro dedicado a uno de mis dibujantes favoritos de la actualidad, no fue hasta una reciente visita en agosto a Barcelona cuando me animé a hincarle el diente. Fuertemente recomendado por un amigo mío, joven excelente artista por cierto, comprobé muy rápido lo acertado de comprarlo. No solamente por hallarse muy bien de precio en una de mis tiendas favoritas de la Ciudad Condal (Continuará), sino que su contenido estaba muy bien estructurado.
El inglés R.Starkings toma el rol de entrevistador, pero en realidad es además de biógrafo de Sale, un individuo que está en el mundillo. Esto nos permitirá ver lo certero de sus preguntas que de habérselas hecho otro individuo menos versado en el arte de las viñetas, hubieran podido omitirse. Además, los dos están unidos por lazos de amistad y eso permite mayores concesiones y guiños.
Par los amantes de este tipo de obras monográficas de un autor concreta, encontrarán buenas dosis de las influencias de Sale, los que más le marcaron desde pequeño. También verán su evolución desde los primeros encargos hasta convertirse en pieza codiciada por Mavel y DC. Entre sus opiniones, notablemente sincero es su posicionamiento entre las versiones del Spiderman de Ditko y el de Romita, a la par que sus polémicas sentencias sobre el idolatrado Jim Lee podrán tener sus detractores entre los fans del coreano. Como fuere, no podremos quejarnos de que haya sido políticamnte correcto y no se haya mojado. Personalmente, yo discreparía de sus valoraciones con el genial (y extravagante) Alan Moore.
Por si no se ha dado cuenta el respetable lector o lectora, está ante un ferviente seguidor de este artista, lo cual espero, no me impida ver las faltas que le adolecen. Igual que su guionista favorito (Jeph Loeb, como todo el mundo sabe), corre el riesgo de tomar un esquema muy repetitivo (Daredevil Yellow fue un soplo de aire fresco, Spiderman Blue aceptable nostaga, Hulk Gris empezó a flojear y Capitán América White puede ser exprimir la gallina de los huevos de oro...) que lo ha alejado de trabajos más innovadores como El Largo Halloween, Victoria Oscura, o por supuesto, Las Cuatro Estaciones.
Quizás decir que podía haberse producido un mayor detenemiento en su trabajo La Hija del Diablo, un cómic original, casi película realista, que tiene además un poderoso argumento oscuro que alejó a Sale de su generalmente activo, casi caricaturesco y divertido ritmo. En cuanto a los pin-ups e ilustraciones, harán las delicias del coleccionista, especialmente si es amigo del blanco y negro. También hay pinceladas de su vida personal, de sus encuentros (y desencuentros) con el bello sexo, aunque prácticamente es un tomo dedicado a su labor profesional.
Tal vez como su grosor ya indica (apenas 160 páginas que se leen con mucha agilidad y enriquecida con los dibujos), no es una obra definitiva ni lo mejor que se va a hacer de Sale. Entrevistador y entrevistado se citan para un hipotético futuro y todo queda en el aire én la última página con el trillado (y efectivo) to be continue... En verdad, en plena madurez, aún podemos esperar mucho, y mucho bueno, del señor Tim Sale.
Mientras tanto, podemos deleitarnos con este delicioso aperitivo que es como un entrante de sus trabajos futuros. Para los que quieran saber más, no puedo resistirme a un excelente blog, titulado "Aquí huele a azufre" donde se dedicó una reseña muy bien hecha a este mismo trabajo.